Edición original: Marvel Comics – 1987
Edición España: Panini Comics – febrero 2013
Guión: David Michelinie
Dibujo: Bob Hall
Entintado: Bill Oakley
Color: Bob Hall
Portada: Bob Hall
Precio: 9,95 euros. Tomo en tapa dura de la línea de novelas gráficas Marvel de sesenta y cuatro páginas
En su política de recuperación de comics de otros tiempos Panini está rescatando obras de las más variopintas calificaciones. Desde clásicos memorables republicados hasta la saciedad hasta obras inéditas, pasando por tebeos olvidados que contaron en el mejor de los casos con una edición en España en la forma de una socorrida conversión a la grapa como especiales o improvisadas miniseries de ese útil cajón de sastre que fue la colección Marvel Héroes. Las novelas gráficas de finales de los ochenta del siglo pasado vieron la luz en nuestro país a través de esos trucos del almendruco. Forum había apostado fuerte en esa década por el formato y los más viejos del lugar así como los que rebuscan en salones comiqueros, librerías de segunda mano o trasteros poco recomendables tendrán en la memoria aquellas novelas en tapa dura que poco o nada tenían que envidiar a los álbumes europeos. Sin embargo, desde un punto de vista económico la aventura no fue lo que se dice rentable y hubo que esperar hasta 1990 para que las novelas gráficas marvelianas volvieran a publicarse como tales. Entre tanto, el formato ideado por Shooter para lanzar publicaciones según los estándares del viejo continente continuó adelante y albergó proyectos de lo más variado, dando a determinados autores la oportunidad de contar historias más largas y, de vez en cuando, más profundas, con más páginas, mejor papel y una mayor calidad en las impresiones. Uno de los equipos que se embarcó en una labor de esas características fue el compuesto por David Michelinie y Bob Hall, los cuales se encargaron de contestar una pregunta que llevaba veinticinco años pendiente: ¿y si el Doctor Muerte lograra el poder absoluto?
Aunque la novela gráfica menciona en su título a los Vengadores y éstos aparecen bastante en la misma, el protagonista indiscutible de la historia es el Doctor Víctor von Doom. El monarca latveriano ejecuta uno de sus consabidos planes para llevar a cabo una de las tres metas que definieron sus primeros veinticinco años como gran villano de Marvel: dominar el mundo, rescatar el alma de su madre de las garras de Mefisto y ajustar cuentas con Reed Richards. Curiosamente sería en dos novelas gráficas donde lograría cumplir con las dos primeras metas, en tanto que la tercera no se ha saldado con una victoria concluyente (si bien es cierto que el buen Doctor ha sido determinante en algún dilema al que Richards no parecía hacer frente). En Emperador Muerte tenemos ocasión de asistir al ascenso del príncipe gitano como gobernante supremo del planeta Tierra.
Don Víctor se plantea la conquista del mundo de una manera pacífica y usando para ello a la Organización de las Naciones Unidas. Serán los jerarcas terrestres los que le proclamen emperador por unanimidad, de modo que Muerte no tendrá que pegar un solo tiro. Nada difícil si se aprovecha para ello el poder del Hombre Púrpura para doblegar la voluntad de los seres humanos. Namor de Atlantis será una vez más su aliado –y la víctima de sus arteras maquinaciones- demostrando que el hombre, aunque sea submarino, es el único bicho que tropieza dos veces en una misma piedra. Mientras el rey de Latveria hace de las suyas Simon Williams, el Hombre Maravilla, hace de conejillo de indias en un experimento de Tony Stark, en base al cual debe pasar un mes en un compartimento estanco y desprovisto de cualquier estímulo sensorial. Total ¿qué de malo podría pasar en treinta días? Cuando pasa el período de la prueba Muerte ya es emperador y Williams, que por su fisiología iónica resulta inmune a la influencia de Killgrave, se encuentra con un enemigo en el poder y con unos amigos que, al ser alertados, responden atacándole. Siendo probablemente la última persona libre el Hombre Maravilla decide desaparecer de escena.
El tiempo pasa y el Doctor Muerte pasa las jornadas absorbido por la burocracia que genera el dominio global. Las tropas soviéticas se retiran de Afganistán (no lo harían hasta dos años más tarde, en 1989); el apartheid es abolido en Sudáfrica y su representación ante las Naciones Unidas es asumida por una persona de piel negra (algo que no acontecería hasta 1994 con la victoria de Nelson Mandela); Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Fidel Castro votan a favor del empoderamiento de Doom… Desde un punto de vista histórico la novela es un fiel testimonio de las preocupaciones de la población mundial hace un cuarto de siglo: la guerra fría, la política de bloques, el riesgo de una conflagración nuclear… La Tierra se rige por una monarquía absoluta pero el monarca resulta ser un dictador que ha eliminado el libre albedrío y ha dado en su lugar estabilidad y seguridad. Es la bondadosa figura paternal de varios miles de millones de marionetas. Si se le derroca la humanidad recuperará las libertades de las que gozaba antes de la toma del poder por parte del latveriano pero también volverá a estar al borde de la destrucción. Cuando Williams decide dejar de ocultarse habrá de plantearse cuál de los dos bienes, cuál de los dos males es aquél, son aquéllos con los que la humanidad habrá de pechar.
Releída la novela con la perspectiva que dan veinticinco años resulta paradójico comprobar como, pese a los evidentes cambios derivados de la evolución histórica, la disyuntiva sigue estando presente a día de hoy, con la diferencia de que el poder no está detentado por un tipo con un traje de lata y unos ropajes y modos más propios de la Edad Media y el asunto no se está planteando en términos de intercambio. En nombre de la seguridad hemos ido perdiendo lentamente derechos ganados y pagados a precio de sangre por las generaciones precedentes. Porque es “por nuestro bien” o “porque no se nos puede dejar solos” o “porque hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” hemos de ver recortadas libertades y servicios vitales. Cuando además se habla de cambiar diversas instituciones –la Justicia, la Universidad, las corporaciones locales…- y se comprueba que el camino trazado pasa por la pérdida de autonomía, de independencia o de cuotas de participación democrática y donde la contrapartida no es la mejora de las mismas sino probablemente la restricción de su acceso en la forma de privatizaciones más o menos encubiertas, queda patente que la disyuntiva entre mayores libertades y mayores seguridades no es tal cuando el poder o quienes lo detentan no se plantean el ejercicio del mismo como un fin –como sucede con el imperial Doctor Muerte de la novela gráfica- sino como un medio para cambiar la sociedad y recordarnos que siempre ha habido clases. Víctor von Doom se aburre en su trono porque en realidad no tiene un plan para gobernar. ¿Conquistar el mundo? Ya está hecho pero ¿y después? Cuando toda la población se pliega al más nimio de sus deseos llega el hastío, pero el gran villano demuestra ser un pésimo estadista al no haberse percatado previamente de que la mayor parte del gobierno consiste en gestionar y llevar a cabo tareas burocráticas. Es lo que tiene ser un personaje de los Cuatro Fantásticos de Lee y Kirby y no uno de El Ala Oeste de la Casa Blanca de Aaron Sorkin, pero no hay que olvidar que estamos ante un cómic de superhéroes concebido como historia cerrada, con todo lo que ello implica.
Desde el punto de vista artístico hay que hacer especial mención al trabajo desempeñado por Bob Hall. El dibujante, secundado a las tintas por Bill Oakley, realiza en esta novela gráfica y en la miniserie dedicada a la fundación de los Vengadores Costa Oeste los que probablemente son sus mejores trabajos. Es esa etapa de los años ochenta una época de proyectos interesantes para Hall, pues también se encargará de los primeros números de la maxiserie del Escuadrón Supremo, precursora en muchos aspectos de Kingdom Come. Poco tiempo después abandonaría el trabajo como dibujante de comics para dedicarse a su otra gran afición, el teatro (o al menos eso cuentan las crónicas de la época). Por su parte David Michelinie, que todavía hoy sigue haciendo cosillas aquí, allá y acullá (sobre todo con Iron Man) hace también un buen trabajo haciendo un uso más que correcto de los personajes implicados y dejando para la posteridad una historia que, sin ser la repanocha en patinete, sigue siendo legible veinticinco años después de su concepción. Nada mal, si tenemos en cuenta que en los tebeos de superhéroes abunda más lo de usar y tirar. En cuanto a comics y en cuanto a autores.
¡Salve, Muerte!
Le tengo muchas ganas a este cómic, pero de momento me reservo para el Triunfo y Tormento que me llama bastante más(tanto por temático como por autores implicados). Si eso, cuando pille las novedades que quiero, la montaña de cómics pendientes, y si no he gastado todo mi cash por el camino, ya veremos.
Kravinoff no hay color entre ambas obras. Triunfo y Tormento es uno de los grandes comics publicados por Marvel en su historia, mientras que Emperador Muerte, al estilo de la noventera La Boveda Trampa Mortal (por citar otra novela gráfica de los vengadores), es una historia autoconclusiva entretenida, nada más.
Eso desde mi punto de vista que la leí hace mil años y en inglés, si es la repanocha para la afición de zn le daré otra oportunidad…
Triunfo y tormento es una de las mejores novelas gráficas que se han publicado por parte de Marvel. Una gran historia sobre Muerte, con el Doctor Extraño casi como secundario. Emperador Muerte está bien, pero no llega a su nivel.
Pues estoy de acuerdo contigo, Duma, entretenida, se deja leer, pero no mucho más.
Y es otra de esas sagas homenajeadas en los dibujos de «Earth’s Mightiest Heroes», así como curiosidad.
Sí, la verdad es que los comentarios que he leído sobre esta son más bien tibios(pero soy fan de Muerte y la pondré igualmente en mi lista de cómics pendientes). Triunfo y Tormento es mi prioridad para abril, aunque no sabía que era tan «trascendente», ahora le tengo más ganas aún. Por cierto que será lo primero que lea de Mignola, lo único que temo es que me entre la imperiosa necesidad de gastar mis leuros en Hellboys y AIDPs varios.
No temas gastarte el dinero en Mignola, lo chungo sería que te lo gastaras en Marat Michaels!
Muerte es la mejor creación de Lee y Kirby para Marvel. El nivel de la pasión con la actúa y lleva a cabo sus fechorías atentan contra su intelecto. Pero lo increíble es que han pasado 50 años y aún me parece que este gran personaje siempre ha quedado relegado a segundo plano, porque si lo comparo con Magneto; Thanos o ya Norman Osborn, parece un villano de tercera.
Es una lástima como escritores y editores no supieron sacarle partido a Muerte. En los comics de los 4F siempre es derrotado de manera absurda, incluso en la era de Byrne el villano cae preso de sus errores ante los héroes.
Shooster, fue el único que vio potencial en el personaje y tuvimos este y otros comics memorables con el personaje, pero desde entonces nada parece atractivo… ¿Qué pasó con el mundo que gobernaba tras Heroes Return? ¿Millar realmente en que estaba pensando para dejarlo morir en manos de sus maestros? (la cosa más idiota que leído jamás ya que Doom es egocéntrico y su narcisismo le haría imposible pedir ayuda)….
Ya es hora de que Latveria sea destruida por un experimento fallido del doctor y este se mude a vivir con los 4F y desde ahí intente enmendarse… Le de unas largas vacaciones a Reed (que cada vez me cae peor) con su esposa e hijo, y se convierta en líder del cuarteto con Hulka como miembro femenino…
Y porque ahora es bueno, porque Muerte si no hubiese sido por Richards nunca se habría convertido en lo que es, nunca hubiese gobernado un reino, viajado al espacio, acceder a las artes místicas, etc… De verdad que después de tantos años creen que Doom odia al Hombre Elástico por haberlo deformado (cosa imposible ya que existe cirugías, la Bruja Escarlata, etc.. para volver a recuperar su rostro); para mi lo odia porque sin su intervención nunca se hubiese convertido en el Dr. Doom.
La novela esta de emperador doom es simpática, pero totalmente prescindible. Entretenida pero algo ñoña, con una premisa ingeniosa pero que no se atreve a ir más allá, etc…Vamos, un tebeo entre malo y del montón, dependiendo del cristal con que se mire. Lo que pasa es que estamos tan faltos de buenos cómics, que se entiendan por sí mismos, que cuenten cosas con principio, nudo y desenlace en pocas páginas, que no sean fuegos de artificio, etc…que las obras del montón de los 80, aunque sean casi a finales, nos saben a gloria. Hoy en día una cosa así sería el evento anual, con mega cross overs, mega teasers de promoción, Quesada asegurando que nada sería igual, etc….y en cambio aquí el amigo Michelle (muy bien acompañado de Hall) hace con buen oficio una historia correcta que da cien patadas a cualquier cómic actual.
fhaspoint; hombre, yo creo que Muerte sí que ha sido bien tratado de forma general en los cómics Marvel. Ya desde la etapa Lee/ Kirby se aprovechó bastante su potencial, y el tratamiento que le hizo Byrne a mí me parece de lo mejor de su etapa, especialmente en el especial aquel de aniversario. También me gustó mucho el tratamiento que hizo Waid en su etapa, y tan sólo me chirría un poco el de Millar (que además incide en sus múltiples derrotas). No obstante, creo que el mejor tratamiento es el de JMS en Spiderman; todavía me río al recordar la escena de Muerte pasando por el detector de metales del aeropuerto.
Leí este tbo de chaval y me encantó de principio a fin, por el peso que se le da a Wonder Man (del que soy fan desde entonces) y, sobre todo, el dibujazo que tiene.
Se lee rápido, pero todo lo que cuenta lo cuenta bien y queda muy digna; hoy en día habrían hecho un macro evento y estirado trama, etc… creo que así queda muy bien y no cuesta nada releerla las veces que se quiera.
Toda una sorpresa cuando lo vi en la librería.
Hombre, la jerarquía de Muerte como villano nunca quedó más clara que durante las Sectret Wars, donde está tan bien tratado como mal la Patrulla X.
Es verdad que hay autores que no han sabido sacarle partido, pero incluso con guionistas ajenos, como Starlin escribiendo la Guerra del Infinito sobre su fetiche Thanos, supieron darle una importancia adecuada persiguiendo al Magus siempre un paso delante de los héroes, o siendo parte del último intento de ataque durante el Guantelete.
Es cierto que recientemente no ha pasado por sus mejores momentos: Bendis lo utilizó de sparring del Vigía y lo reconvirtió en un mago con armadura medieval, aunque terminando los Vengadores Oscuros supo reivindicarlo frente a Osborn.
Por su parte, Hickman le dio una vuelta de tuerca con la pérdida de intelecto, pero como no he terminado de leer su etapa no me atrevo a comentar si estuvo bien tratado o no.
En definitiva, uno de los grandes villanos del comic!
64 páginas 10 eurazos. ZASCA!!!
250 peseticas (euro y medio) en portada de Marvel Héroes creo recordar (por una caja andará metido), especial verano? especial navidad?…..
No, en serio, 64 páginas 10 euros…jujujajijeje
Ni Magneto, ni Joker, ni Luthor, ni Thanos, ni Osborn… El mejor supervillano, el más representativo, siempre ha sido y será el Dr. Doom.
La historia es entretenida y tiene alguna idea interesante pero el formato de Novela Gráfica me parece excesivo para esta historia. Encaja más como un Annual o un especial de Verano.
Suscribo lo dicho por Spirit, es tan bajo el nivel de muchos comics de supers de hoy en día, que cualquier cosa pasada nos parece una maravilla aunque no pase de ser una obra correctita. A este paso empezaremos a alabar lo que se hizo en los 90 y todo.
Una reedición de Youngblood en tapa dura con marcapáginas de seda y letras en oro en los lomos a 60 pavos sería pitufante.
Ey, ey, ey. Que el «Muerte tonto» no es cosa de Hickman, le vino así del pifostio de Loeb en Hulk, él fue el que lo restauró. De hecho, ese es el motivo
de que ayudara a Valeria. Ella le ayudaba a recuperar la inteligencia y el se cruspía a los Reeds alternativos. Que luego la niña se la jugó, sí, pero es más mérito de Val que demérito del tito Muerte, que a mí si me gusto como lo uso al final.
En realidad fue Pak, con la coña de que fue su propia ansia de poder y sabiduría lo que le hizo ‘lobotomizarse’ a él mismo.
Hickman realmente tampoco hizo demasiado con el personaje salvo arreglar esto y
enfrentarlo a los Celestiales y ganar. Eso, y crear el universo tras convertirse en Dios
¿Millar realmente en que estaba pensando para dejarlo morir en manos de sus maestros?
¿Y remover cielo y tierra, atravesando millones de años y montando una alambicada estrategia que implicaba usar a los 4Fs como peones solo para vengarse? Puro muerte.
De todas formas, todavía está lejos el día en que alguien iguale la saga de Stan Lee y Jack Kirby en la que Muerte se hacía con los poderes de Estela Plateada. Da igual lo ‘fuerte’ o chungo que hayan intentado hacerle guionistas posteriores. Nunca se ha palpado la sensación de indefensión y de ‘no podemos hacer una puta mierda’ que transmitía el cuarteto en esa saga
Este post me viene totalmente al hilo: qué tal está «el maestro de muerte» que se ha reeditado este mes? 25 euros parecen bastantes. Preguntado por alguien que adora al Doctor Muerte genial y contrapartida oscura de Reed. Triunfo y Tormento caerá, pero entre la historia de este post y la que comento..?