Edición nacional / España: Junio 2013, Norma Editorial.
Edición original: 2012, Archaia Entertainment LCC, The Jim Henson Company.
Guión: Jim Henson, Jerry Juhl
Dibujo, tinta y color: Ramón K. Pérez
Formato: 208 páginas a color editadas en cartoné.
Precio: 24,95 €.
La traslación a imágenes de un guión jamás filmado no es algo para nada descabellado. De hecho, la elaboración de storyboards previos al rodaje no deja de ser una suerte de cómic en sí mismo, que si está bien narrado, debería contar la secuencia a filmar. Por supuesto, la ausencia de bocadillos certifica la falta de diálogos, con lo que la trama cojearía. De todas formas, un story suele ser esbozado, más que dibujado. Y los fondos apenas se representan, primando la acción y el tiro de cámara. ¿Es Cuento de Arena un storyboard con ínfulas? Desde luego que no. Es una obra por propio derecho.
Cuento de arena es la adaptación gráfica de un guión cinematográfico escrito a cuatro manos por Jerry Juhl, guionista de gran cantidad de películas de los Teleñecos y del mismo Jim Henson, el genio detrás de Barrio Sésamo y los propios Muppets y director de Dentro del Laberinto y Cristal Oscuro, dos piezas canónicas del fantastique mainstream de los años ochenta. Así que desenterrar una pieza perdida y convertirla en realidad es algo digno del mayor de los aplausos. Y dado el éxito obtenido –con montañas de premios y nominaciones allende los mares-, el aplauso ha sido atronador. Si bien la obra lo vale, bien es cierto que adolece de ciertas cojeras, que aún siendo rasgos característicos de la misma, impiden que estemos ante una obra redonda.
Pero centrémonos primero en lo bueno que ésta tiene, que es mucho. Esta es de las obras donde es vital no saltarse el prólogo, donde se nos pone en los antecedentes citados respecto a la procedencia del material a adaptar. Un guión cinematográfico no es una obra literaria en sí misma, por más que un buen número de profesionales del medio y otras lumbreras traten de hacernos creer. Un guión es una herramienta de una obra que está por hacer, es un mapa, una brújula que cuanto más precisa sea, mejor afinará en sus resultados, mejor nos llevará a esa película que se rodará. Pero no es una obra en sí misma. No debe leerse como algo cerrado, sino como parte de una obra en proceso de creación. Esta opinión categórica viene a cuento ya que si bien Cuento de Arena, la adaptación, logra narrarnos la historia planteada por el guión original, se queda a unos pasos de llegar a la meta en algunos planteamientos. A pesar del esfuerzo llevado a cabo, a pesar del tremendo talento visual que confirma el trabajo de Ramón Pérez. Esto es así por un factor importantísimo en un medio, el audiovisual, que suele obviar –sobretodo en España- la parte llamada “audio”. El guión original de Henson y Juhl apenas disponía de diálogos. Es decir, la trama se resolvía fundamentalmente a base de narrativa eminentemente visual. Pero las acotaciones sonoras eran de vital importancia. La música jugaba un papel fundamental, tanto desde una perspectiva emocional como narrativa. Y los efectos de sonido eran subrayados no sólo para enfatizar lo que sucedía en pantalla, sino para crear contrapuntos narrativos, aliteraciones visuales y transiciones argumentales en forma de solapamientos, exabruptos y elipsis sonoras. Todo un logro, que fomentaba los aciertos visuales que bebían del slapstick del mudo, así como del surrealismo e incluso del realismo mágico. Estas características visuales son desarrolladas con gusto y maestría por Pérez, nuevo director de esta película en viñetas, a través de una narrativa rítmica, que no descansa, y que se beneficia de su evidente capacidad para crear bellas ilustraciones. El dinamismo de sus diseños y personajes, la eficacia al plasmar los paisajes desérticos, el vuelo de la ropa y la redondez de los objetos, no hacen sino llevarnos de la mano hacia el final de la historia de manera eficaz y con empaque visual de calidad. El trazo de Pérez es redondo, suelto, sus viñetas están diseñadas para narrar tanto como para engatusar el ojo del lector. Y eso es lo que aúpa la obra y la aleja de la mediocridad.
Pero existe en el cómic algo menos evocador que en el cine. Y esa ausencia de sonido es fundamental para entender lo anterior. Si este guión hubiera sido filmado, la partitura musical y los efectos sonoros hubieran logrado, si la alquimia fílmica hubiese funcionado, que eso ya es otro cantar, que una historia algo insípida como la contada, hubiera resultado más evocadora. Pues el guión de Henson y Juhl juega con las emociones, pero apenas con el intelecto. No trata de contar una historia lineal, sino de sugerir estados de ánimo, que se ven potenciados por la reflexión que acompaña a lo que se desvela al final. No voy a jorobaros con spoilers, tranquilos. Por poner un ejemplo sencillo, es como tratar de hacer una adaptación en tebeo de una película de Lynch –salvando las distancias-. El genio director cuida la paleta sonora tanto como la visual, de ahí que llegue a jugar con sonidos subliminales o disociaciones sonoras. Imaginad entonces una película como Carretera Perdida trasladada a novela gráfica. Sería evocadora, pero sería insuficiente. Algo parecido le pasa a este Cuento de Arena. Aún sin saber que es la adaptación de un guión para cine, su lectura queda lastrada. Algo falta. A pesar del enorme talento invertido, un talento que es evidente y que sólo por la calidad de las planchas merece la pena su adquisición.
Repito, algo de culpa tiene el guión de Henson y Juhl, que no trata de contar una historia al uso, sino que busca sorprender, epatar al lector, con ese imaginario surrealista, pero falto de cierta complicidad. Seguimos las vicisitudes del personaje principal mientras huye por el desierto, perseguido por un tipo elegante, pero tan sólo se logra la empatía del Correcaminos en su persecución constante con el Coyote. Esto no es malo, desde luego. Es divertido, tiene mucho ritmo, pero faltan los ganchos del interés emocional, ya que el objetivo del protagonista no se conoce, así como no se conoce su personalidad.
En definitiva, un placer para los sentidos, pero quizá no para las emociones. Eso no quita para que la obra sea disfrutable a ese nivel concreto. Desde luego, sólo por el interés que supone descubrir lo que pasaba por la cabeza del genio Henson durante sus años mozos, la compra de este tebeo ya está justificada.
Tiene una pinta muy chula. Este Jim Henson es wl de los Teleñecos?
La edición de Norma está chula, pero no entiendo la necesidad de que cada hoja sea como una cartulina.
Lo único que ha evitado que compre este cómic es el precio.
Cada vez que lo tengo en las manos y estoy dispuesto a llevármelo me arrepiento… Es que es casi todo el presupuesto del mes en un único cómic.
Sé que vale la pena, pero es que precio me parece excesivo, se pudo haber «recortado» en el papel (de alto gramaje), las tapas (de carton grueso) y el añadido del guión original (porque no son 208 páginas a color de comic, al menos 1/3 es de guión) , y tendríamos un producto igual de bueno, pero mucho más comercial. O al menos sacar una versión en rústica sin extras por unos 13-15€.
Pues eso, una lástima, porque lo quería…
Shut up and take my money, haré un esfuerzo, lo quiero…
Pero no tiene nada nada de texto? Lo digo porque si ademas del precio, que no es precisamente barato luego te lo «lees» en nada pues por muy bonito que sea como que da palo.
batlander
Si que tiene textos, yo lo he ojeado, y si que tienes dialogos.
Pero no os guieis por ese numero de páginas, ya que unas 60 serán de bocetos de personajes, biografia de autores, un epílogo de Lisa Henson, y el guión original.
Pero me da que de lectura serán unos 20 minutos ^^
cite=»Este Jim Henson es wl de los Teleñecos?»>
Pues si, es el mismo. Se trata de un guión que Henson escribió con el otro tipo a finales de los 60 y que quedó en el olvido.
El comic en si tiene 120 page (creo).
lo estuve ojeando el otro dia en la fnac y, visualmente, tiene una pinta acongojante; alguien más que se lo haya pillado y opine, please, que estoy en un mar de dudas