Alex Toth es un artista respetado y admirado por muchos de sus compañeros de gremio que, en distinta medida, le tuvieron como referente. Por contra, dicho reconocimiento no siempre alcanzó el ámbito del público, debido a circunstancias diversas entre las que cabría destacar su apuesta por un estilo que primaba la síntesis y la narratividad antes que la espectacularidad, lo errático de su devenir profesional, su propensión a situarse en los márgenes de la industria en distintos momentos de su carrera y el escaso valor argumental de la mayoría de historietas que ilustró.
Parcialmente, esa misma tensión entre la valía intrínseca de su planteamiento artístico y su contraproducente dispersión como profesional ha propiciado que, en nuestro país, la edición de sus obras se haya realizado a paso lento, en recopilatorios de distinto calibre que nuestro modesto mercado no siempre ha tenido la capacidad de digerir adecuadamente.
Como sea que, a día de hoy, son ya varios los cómics publicados en España con la inconfundible firma de Alex Toth en su interior, nos ha parecido adecuado dedicar este post a repasar algunos de esos productos, partiendo de las limitaciones de la tebeoteca propia, pero con el claro deseo de reivindicar la importancia de un enfoque artístico como el suyo, ilustrador a quien por otro lado ya dedicamos este otro post con motivo de su fallecimiento.
RESEÑAS
El Zorro, Alex Toth y otros; Azake Ediciones (año 2003); 240 págs., BN, 18,50 €.
El primer libro de gran envergadura publicado en nuestro país que se centraba en la figura de Alex Toth llegó de la mano de Azake Ediciones en el año 2003 y traducía The Complete Classic Adventures of Zorro by Alex Toth, volumen que recopilaba historietas aparecidas originalmente en los comic-books Four Color y Zorro, editados ambos por Dell Publishing y en los que Toth se mantuvo de 1958 a 1960.
Son diversos los valores de este tebeo, empezando por el hecho de que por primera y última vez encontraremos a Toth vinculado a un mismo personaje durante un periodo dilatado de tiempo. Un personaje por el que el ilustrador ha confesado que sentía un gran afecto y que, por otro lado, encajaba como un guante en la comprensión que éste tenía de las potencialidades del medio y en su filosofía de vida. En ese momento, además, la creación de Johnston McCulley disfrutaba de la popularidad que le otorgaba una serie de televisión protagonizada por Guy Williams y producida por el canal ABC, propiedad de Disney, circunstancias todas ellas que se aliaron para que un Alex Toth ya maduro como ilustrador acometiera este encargo con una ilusión sincera y entregada… durante algunos números. Como el propio autor ha confesado reiteradamente, las muchas dificultades que tuvo para entenderse con los guionistas de la serie -de hecho, los mismos guionistas del serial televisivo- acabaron provocando que se fuese desmarcando emocionalmente de su cometido hasta que, harto ya de una situación de desencuentro con el resto del equipo editorial, Toth acabó tomándose «la justicia por su mano» y adaptó algunos guiones a los requerimientos de acción y drama que él consideraba que las aventuras del Zorro debían tener, forzando de esta manera su sustitución como dibujante de la franquicia.
Todo esto da como resultado que nos hallemos ante un trabajo que el mismo Toth ha enjuiciado a veces como «de una cierta irregularidad», afirmando que «en algunos (episodios) lo único que pasa es que el dibujo es malo y el entintado es regular» al no haber podido el dibujante dar lo mejor de sí mismo por tener que trabajar con guiones de aquel tipo, donde primaban «recargados y artificiosos diálogos de televisión, extraidos directamente de la serie, redundantes textos de apoyo y aburridas escenas estáticas de varias páginas en las que sólo aparecían personajes parlanchines». En realidad, Alex Toth es un artista con un gran nivel de exigencia para consigo mismo, puesto que la serie tiene páginas de destacable calibre estético donde este autor da muestras de su -para entonces «en progreso»- maestría, si bien es cierto que otras veces su desidia para con la serie resulta tristemente manifiesta.
Sin embargo no son las páginas de mejor factura el único valor de este libro, puesto que la recopilación de Azake se completa, además de con una exhaustiva biografía escrita por Álvaro Pons, con un broche de oro para el lector español: autores patrios de la talla de Jordi Bernet, Josep Maria Beà, Rafa Fonteriz, Alfons Font, Jaime Martín, Rubén Pellejero y Jesús Yugo se dedican cada uno por su lado a desmenuzar el arte de Toth como sólo pueden hacerlo aquellos que saben como las gasta el papel en blanco y el pincel mojado… y encima regalan alguna que otra ilustración en homenaje al maestro.
House of Mystery 3. Alex Toth, Alex Toth y otros; Planeta DeAgostini (año 2010); 144 págs., BN, 11,95 €.
Siete años después de la publicación de El Zorro, sería Planeta DeAgostini la empresa que editaría un nuevo libro dedicado a Alex Toth, en este caso en su línea de Clásicos DC centrados en antologías de autores emblemáticos que hubieran trabajado en la cabecera House of Mystery en algún momento de su carrera.
Nos hallamos aquí ante unas historias de resultado dispar a nivel argumental, oscilando entre lo aceptable y lo discretamente ingenioso, pero mayormente embarrancadas en lo previsible y ramplón. No obstante, al contener historietas de Toth que abarcan desde el año 1961 al 1975, el lector puede apreciar de forma clara la evolución estilística del autor y coincidir con nosotros en que, mientras que las primeras están estupendamente dibujadas pero sin que se signifiquen de forma especial, las últimas son una maravilla de elegancia, expresividad y economía de medios.
De hecho, probablemente, todo en este cómic apele a esa misma economía, puesto que son pocas las historietas incluidas, escuetos los muy interesantes y clarividentes textos contextualizadores de Alberto García Marcos (El tío Berni) y ajustado el precio de compra. Todo ello hace precisamente de este tebeo el más apto para nuevos lectores que todavía no conozcan el trabajo de Toth, al ser con el que menos se arriesga a nivel económico y uno de los que permite contemplar con mayor nitidez la progresión de este respetado dibujante que en sus inicios recuerda a George Tuska o Michael Lark y en su cénit dejó huella evidente en gente como el ya mencionado Jordi Bernet, el argentino Oswal o el también afincado en Estados Unidos Trevor Von Eeden. Como pueden ver, una lista nada desdeñable.
Alex Toth: Las mejores historias de los años 50, Alex Toth y otros; Diábolo Ediciones (año 2012); 440 págs., color, 39’95 €.
Llegamos por fin a la que es la obra más reciente editada en España con Alex Toth como protagonista y, también, la de mayor envergadura. No sólo por el número de páginas y el hecho de recopilar una de las etapas más oscuras del autor, la que pasara antes de hacer el servicio militar en la poco conocida editorial Standard Comics a principios de los 1950, después de que su traslado a California y la incomprensión de sus editores para con su deseo de experimentar le dificultara seguir colaborando con DC Comics, sino también por la exhaustividad de las anotaciones del editor y diseñador Greg Sadowski que, historieta a historieta (¡y van 62!) analiza pormenorizadamente las conquistas de Toth en cada una de estos relatos románticos, bélicos o ligeramente fantásticos realizados entre 1952 y 1954.
El libro contiene además, aparte de una extensa entrevista al dibujante que no tiene desperdicio ninguno, los que probablemente sean los mejores guiones que Toth ilustró si dejamos de lado su escasa obra como autor completo. En palabras del propio Toth, «Kim Aamodt (era) un guionista estupendo que sabía contar historias (…) Eran historias simples y bien estructuradas con giros muy inteligentes y diálogos muy cuidados. Escribía visualmente. Lo que hacía que sus historias funcionasen eran las reacciones de los personajes. Reacciones sutiles. (…) Kim tenía un talento enorme y yo trabajé mucho para estar a la altura.» Cabe añadir todavía que Aamodt, en las sencillas historietas románticas que escribe para Toth, hace gala de una facilidad pasmosa para construir situaciones dilemáticas, al estilo de autores tan emblemáticos como Héctor G. Oesterheld u Osamu Tezuka. Aunque sus relatos, en ocasiones, se manejen en escenarios de género sujetos a férreas condiciones formales, este guionista se las apaña brillantemente para introducir encrucijadas morales en el corazón de cada uno de sus cuentos y hacer que, de esta manera, rebosen humanidad a pesar de lo maniqueo de algunas situaciones. En todas sus historias románticas, Aamodt trasciende hábilmente el típico planteamiento del triángulo amoroso, enriqueciéndolo con aquel matiz que dota de profundidad y autenticidad al personaje protagonista y provoca que empaticemos rápidamente con él.
Así, aunque el libro recopile una etapa de las más tempranas en la carrera de Toth, cuando éste se encontraba todavía lejos del nivel de estilización que alcanzaría posteriormente, el empeño que el dibujante demuestra por explorar los mecanismos del lenguaje del cómic y la gran motivación que le proveen los guiones de Aamodt (que desgracidamente son sólo una parte de los incluidos en el volumen) provocan que Greg Sadowski descubra en estas historietas muchos detalles que «anotar», haciendo que Alex Toth: Las mejores historias de los años 50 se convierta en un manual de referencia para todos aquellos que gustan de aprender sobre los resortes del Noveno Arte, manejados aquí por Toth con una discreción y sutilidad envidiables.
Superman vol. 1, nº 7, Alex Toth, Terry Austin y Elliot S. Maggin; Ediciones Zinco (año 1984); 38 págs. color, descatalogado.
El último cómic de Alex Toth en el que nos detendremos fue publicado por Ediciones Zinco en la primera serie que esta editorial le dedicó al Hombre de Acero, concretamente en su número 7, donde los lectores españoles pudimos disfrutar de una aventurilla urdida en 1983 por Elliot S. Maggin para el Superman Annual nº9.
Y digo «disfrutar» y «aventurilla» porque el tono del relato roza la travesura simpática mientras que su factura rebosa encanto por los cuatro costados. Que a nadie llame a error la excepcional portada que Gil Kane realizó para este número, preñada de dramatismo: dentro encontraremos una dinámica aventura autoconclusiva de Los Mejores del Mundo (Bats y Supes) contra Lex Luthor que bebe a las claras del espíritu desenfadado que Richard Donner confirió al Hombre del Mañana en su primera película, allá por 1978. Muy lejos estamos del Superman de John Byrne y el Lex Luthor que aparece en esta historia bien podría haber sido interpretado por Gene Hackman.
¡Pero qué bien le sienta este tipo de narraciones a Alex Toth!
Incluso a pesar de que la personalidad de un entintador tan fuerte como Terry Austin diríase poco adecuada para el estilo de Toth, siempre presto a explotar los contrastes del claroscuro, el acabado gráfico de esta historieta resulta espléndido. No sólo eso, sino que, dejando de lado la explotación de las masas de negro que aquí se encuentran ausentes, esta aventura se convierte en un excepcional compendio de muchas de las virtudes de Alex Toth como narrador gráfico: composiciones de gran dinamismo, profusión de onomatopeyas de utilidad tan narrativa como estética y unos personajes y una plasmación de la realidad que desprenden una contagiosa simpatía. No es extraño pues que, al terminar de leer este tebeo, nos sintamos como más ligeros 🙂
OTRAS COSAS
Por supuesto, no son estas las únicas muestras que tenemos del trabajo de Toth en España, aunque sí que el resto de su producción publicada entre nosotros resulta bastante menos accesible.
Sobre todo, deberíamos destacar su principal obra como autor completo, la serie Bravo for Adventure publicada aquí en los primeros números de la revista K.O. Comics bajo el título Bravo por la aventura. Ambientada en el Hollywood de 1935, explica las vicisitudes de un ex-piloto del Ejercito que ofrece un servicio de vuelos charter al tiempo que se alquila como especialista para la industria cinematográfica. Bellas damiselas, apuestos galanes, terroristas con poca paciencia y perdedores entrañables, junto con un Toth en la cúspide de su carrera, explican que -como apunta Álvaro Pons– este trabajo publicado por primera vez en 1980 en la revista Rook de Jim Warren sea «considerada por muchos como su obra maestra y la mejor serie publicada jamás por Warren«. No son palabras menores.
También me gustaría traer a colación, además, una breve historieta titulada Dirty Job publicada por Ediciones Zinco en el número 14 de su cabecera Clásicos DC y que puede leerse entera (pero en inglés) en este enlace. En ella, Alex Toth da toda una lección cargada de fuerza sobre cómo construir una atmósfera con mínimos recursos.
Para el resto, pueden ustedes acudir al estupendo artículo que le dedicaron a este autor en Tebeosfera hará algunos años o guiarse por el listado sobre su obra publicada entre nosotros también en la misma página.
Uno de los mejores dibujantes del medio.
También hay historias dibujadas por Toth en el tomo de Blazing Combat, editado por norma, y en los primeros números de Creepy. Y suyo es el dibujo de las dos primeras historias de Torpedo.
Enhorabuena por este especial. Alex Toth era uno de los más grandes dibujantes del cómic, y nunca será suficientemente alabado. Increíble lo que era capaz de transmitir con unos pocos trazos (ni una línea de más y ni una de menos); dotando siempre a sus personajes de una vida y una verosimilitud increíbles, y qué decir de su dominio de las expresiones, faciales y corporales… Un genio. Así de simple.
Cierto es que en la entrevista que completa el tomo de Diábolo hay algún momento en el que se muestra un tanto altanero… pero alguien con semejante talento bien podía permitírselo.
Un gran trabajo, como siempre, Toni 😉
No hace mucho leí ese tomo de House of Mystery de Alex Thot y concuerdo con tu opinión, lo interesante es ver la evolución de este artista.
Aparte de lo mencionado por Retranqueiro, así a bote pronto me vienen a la cabeza un par de cosillas más de Alex Toth publicadas en España, aunque hoy difícilmente encontrables; por un lado la historia de BATMAN incluida en el primer volumen de LAS MEJORES HISTORIAS DE BATMAN, con guión de ARCHIE GOODWIN, y por otro otra historia,no recuerdo si de GREEN LANTERN O DE LA JSA, incluida en el tomo de LAS MEJORES HISTORIAS DE LA EDAD DE ORO, también de ZINCO.
En números de CREEPY, edición española y publicados por TOUTAIN, hay además varias historias de él. De hecho, en WARREN estuvo en dos épocas; una primera en los primeros años, donde colabora sobre todo con ARCHIE GOODWIN, y una segunda pasada ya unos años, donde hace historias con guiones propios, entinta a otros autores (como CARMINE INFANTINO O LEO DURADOLA) y comparte cartel con dibujantes españoles, donde supongo inicia una relación con TOUTAIN que le haría dibujar los primeros dos episodios de TORPEDO (Por cierto, cambiando cosas del guión sin el permiso ni conocimiento del guionista, especialmente cosas de índole moral como desnudos y tal..).
En todo caso un autor excelente. Sin embargo, me extraña que no se haya mencionado su clara y muy notoria influencia en autores como DAVID MAZUCHELLI, cuyo BATMAN AÑO UNO no es más que una transcripción moderna del estilo de ALEX TOTH.
El tomo de DIABOLO EDICIONES, por cierto, una maravilla…
En fin, y por último pero no por ello menos importante, mis felicitaciones al autor por el artículo y dar cabida a este tipo de reseñas de autores que se salen un poco del manesmestrean.
A la «caza del tesoro» añado que dibujó un número de los primeros X-Men, cuando el Juggernaut ataca la Mansión (aunque entre los bocetos previos de Kirby y el entintado de otro tío no quedaba muy reconocible)
Sí era más reconocible en uno de los tebeos de Green Lantern exiliado en el espacio, que es la saga con la que arrancó la serie de Zinco. No recuerdo el número exacto, pero sería a la altura del 12 más o menos
Me gustaría saber si en el tomo de Diabolo hay reducción respecto a la edición USA. Pregunto porque este tipo de cosas, por desgracia suele pasar en nuestro país.
Hola Eduardo. ¿Te refieres a reducción de tamaño?
Al resto, muchas gracias por enriquecer con vuestras tebeotecas lo que ofrecía el artículo. Ese tebeo del Juggie fue el primero que me compré, EmeA. Mi primer tebeo. Y desde entonces soy fan de esa encarnación de la Patrulla X, claro. Como tú dices, en ese cómic a Toth casi ni se le reconocé porque creo que le cae encima Colletta (hablo de memoria), pero en los rostros de Xavier y Cain de jóvenes sí que hay algo de su gracia para caracterizar.
Spirit, tienes razón en lo de Mazzucchelli. Se me pasó. Del resto de historietas que mencionas, sólo he visto las de Torpedo. Pero como tú creo que das a entender, diría que no está entre los mejores trabajos de Toth, lágrima de arrepentimiento de Luca Torelli incluida.
Cierto, Retranqueiro, se lo tiene un poco creido.. con razón. Por momentos me recordaba a Howard Chaykin, otro de sus discipulos ahora que lo pienso. Si es que la lista sería interminable.
X-Men número 12. Fué el tercer o cuarto tebeo «de mayores» que compré, aunque me imagino que no en la misma versión que Toni: la mía era el número 6 del volumen 1 de Vertice.
Si alguien tiene curiosidad por ver el destrozo que hizo Coletta sobre los lápices de Toth la edición mas reciente es la del segundo Masterworks que publicó Panini.
Sobre el tocho de Diábolo, estoy a la espera de un saldo o segunda mano. Mis principios se han impuesto y he decidido que no voy a gastar ni un solo duro en seguir subvencionando ediciones reducidas.
El mío también era de Vertice, pero del segundo volumen 🙂 Y yo que creía mayor que tú.
«Me gustaría saber si en el tomo de Diabolo hay reducción respecto a la edición USA»
Vamos a ver si el tío Google nos ayuda. Este es el de Diábolo y este es el original:
-El de Diábolo: Product Dimensions:
9.4 x 6.8 x 1.4 inches
-El original: Product Dimensions:
7.5 x 1.1 x 10.5 inches
Vamos, que sí hay reducción: 1’1 pulgadas de alto de diferencia (2’8cm) y 0’7 de ancho (1’7cm)
Toth dejó Torpedo, si no recuerdo mal porque no le parecía moral ni ético que un personaje así fuese el protagonista de un cómic, pero aún siendo Toth mucho Toth no creo que Luca Torelli llorase su marcha, ya que la consecuencia fué la llegada de Bernet. Y Torpedo, en otras manos que no fuesen las del maestro Bernet podría haber sido muchas cosas (incluso un gran cómic, igualmente), pero no sería Torpedo.
Decía lo de la lágrima porque Toth, saltándose las indicaciones del guión, creyó que debía ponerle una lágrima de remordimiento a Luca al final de una de sus dos historietas. No podía ser que fuese tan cabrón y si las hacía tan grandes, al menos luego debía arrepentirse. Claro, Abulí y Toutain no compartieron ese punto de vista.
¡Joder, es verdad, tienes toda la razón! Ha sido leer tu comentario y venírseme la viñeta a la memoria… Disculpa el lapsus y el malentendido. (A esto, mi abuela lo llamaba oir campanas y no saber donde.). Desde luego, no pretendía ir de listillo ni polemizar. ( Yo y mi bocaza… ja, ja… y con esto voy a ver si hay sitio debajo de la cama para esconderme un rato.)
Pues a comprar la edición USA. Yo ya no paso ni una. He decidido no comprar NADA que esté reducido respecto a su edición original. Y más aun cuando hablo de compras cuyo especial interés es disfrutar del talento del dibujante, como es este caso.