La venta de Floro (vols. I a IV)

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Edición España: Ediciones IDEA – 2004-2007
Guión: Patricio G. Ducha
Dibujo: Eduardo González
Entintado: Eduardo González
Portada: Eduardo González
Precio: 11,49 euros c / u (cuatro tomos en rústica de 120 páginas)

 

A lo largo de la década comprendida entre 2000 y 2009 los lectores del diario La Opinión de Tenerife pudieron disfrutar de las aventuras y desventuras de un singular personaje y del mundo que le rodeaba. La venta de Floro fue una tira de prensa en la que sus autores, Patricio G. Ducha y Eduardo González, explicaron la actualidad a través de la mirada de Floro, el propietario de una venta de las de “chochos y moscas” en un mercado municipal de la isla de Tenerife.

El tacto de Floro
Floro en carnaval

Floro es presentado como un pícaro vendedor que, siempre a la caza y captura del negocio que le permita dar el pelotazo definitivo (eran aquéllos los días de vino y rosas del un crecimiento económico que parecía no tener fin) se embarca en todo tipo de disparatados proyectos de los que sale sistemáticamente escaldado, fiel a su condición de eterno perdedor de una vida que, no obstante, le brinda pequeños momentos de gloria. Los autores presentan al protagonista como depositario de los estereotipos del chicharrero recalcitrante: carnavalero militante (a través de su estrafalaria murga “Los Recovos”), hincha futbolero del C. D. Tenerife (el “Tete”) y enemigo declarado del canarión (el habitante de Las Palmas de Gran Canaria y por extensión, de toda la isla vecina y sin embargo rival).

Floro ante el 15-M
Floro y su sentido del negocio

Alrededor de Floro va surgiendo un elenco de personajes que con el tiempo acaban tomando su propia cuota de protagonismo y ganándose el favor del público. La familia más próxima del ventero, compuesta por su sufrida cónyuge Rosa (testigo y castigo de las trapisondas de un esposo bastante sinvergüenza) sus hijos Jonay (a ratos reivindicativo, a ratos tan viva la virgen como su padre) y Vanesa (que irá creciendo junto a la tira y demostrando tener más sentido común que el resto de la familia) o el cuñado, siempre dispuesto a embarcar a Floro en una nueva aventura empresarial; los compañeros del mercado, con su fiel escudero Arsenio a la cabeza y la pareja de éste, Verena. Clientes como el anciano don Senén, conocidos como el chorizo Julito “el ruina”, el inmigrante Mojamé… Eduardo y Patricio van poblando la venta de personajes que, desgraciadamente, no pueden desarrollarse en apenas tres viñetas diarias, por mucho que al cabo del año se publiquen más de trescientas, pero en cada una de las mismas se van estableciendo los detalles que permiten detectar algo que no es muy común en las tiras de prensa: los personajes cambian, evolucionan y envejecen. Esto es resultado de la decisión consciente del dibujante, el cual decide hacer crecer al ritmo de la tira a los personajes más jóvenes (especialmente a la hija de Floro, que en la última interacción entre autor y personajes aparece ya como una adolescente talluda que ha desarrollado un preocupante gusto por la música basurera del reguetón). Como el propio Eduardo González se encarga de repetir (pensando en los niños de Peanuts) “un niño que después de varias décadas sigue siendo un niño y no crece tiene un problema”.

Retomando al personaje
Tira navideña 2012-2013 de Floro

Los cuatro tomos recopilatorios publicados por IDEA recogen un poco más de la mitad de la historia de Floro y su venta. Una lectura completa permite conocer el terreno en el que el autor de Dentro de la noche se fogueó durante casi diez años.

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