Thanos (2016-) #1, de Jeff Lemire y Mike Deodato

 

Edición original: Marvel Comics.
Guión: Jeff Lemire.
Dibujo: Mike Deodato.
Color: Frank Martin.
Formato: Grapa, 24 páginas.
Precio: $3.9

 

Admitamos un hecho en mi opinión irrefutable. El mejor Thanos siempre lo escribirá Jim Starlin. En cambio, déjalo en manos de un Brian Michael Bendis y los resultados serán desastrosos. No obstante, eso no significa que otros autores no puedan hacer algo interesante con el Titán Loco. Quizás estoy solo sufriendo las consecuencias de rebajar mis expectativas –cualquier caracterización me parecerá mejor que la de Bendis–, pero creo que esta nueva serie de Thanos puede ser un buen ejemplo.

Jeff Lemire ya avisaba de que el Darth Vader de Kieron Gillen y Salvador Larroca era su principal inspiración para la serie. Lo que no esperaba es que Thanos fuera a ser una secuela espiritual de esa serie. Lemire escribe con un estilo sospechosamente similar al de Gillen, empezando por ese ritmo pausado y esa narrativa «cinematográfica». Como si la editorial le hubiera encomendado una serie de Star Wars que en el último momento fue reconvertida a la que estoy reseñando. El Thanos de la escena de apertura se comporta prácticamente como Anakin Skywalker, y no me cabe duda de ello. La forma de hablar de los personajes secundarios me recuerda un poco a la de la Doctora Aphra o Cylo IV. No niego que puedo estar forzando las comparaciones, pero me cuesta no ver similitudes.

Dicho eso, beber tanto de Darth Vader no ha sido mala elección. Tras años de degradación en las series mainstream, da gusto que Lemire, tomando a Gillen como ejemplo, ponga tanto énfasis en retratar a su protagonista como un ser imbatible, despiadado y amoral. Este el Thanos que mató sin remordimientos a su madre. Nada que ver con el de Bendis, que cae derrotado a la primera. Y, por encima de todo, el guion no lo trata como un estúpido que grita que le den su cubo cósmico. No me gusta tanto que Lemire recupere ciertas cosas que introdujo Jonathan Hickman, pero, afortunadamente, no parece que vayan a ser permanentes o importantes.

Respecto al argumento, mejor no spoilear nada. Estamos ante el típico número uno que introduce parte de la premisa y empieza a poner en marcha los acontecimientos. A duras penas comienza la historia al terminar el número, pero introduce unos cuantos giros inesperados que pueden dar mucho de sí. Igual de destacable es que recupera a ciertos personajes ligados a Thanos bastante tiempo ignorados. Lemire tiene en mente una historia bastante oscura que se ha ganado mi interés.

El dibujo de Mike Deodato no podría ser más irregular. Su estilo encaja a la perfección con la clase de historia que quiere contar Lemire. En sus mejores momentos, su habilidad para las sombras y su fondos generados por ordenador, apoyados por el excelente coloreado de Frank Martin, crean una atmósfera tétrica e inquietante. En sus peores momentos, reaparecen sus vicios: mismas poses y caras, abuso de Photoshop, y cierto estatismo. Sin embargo, creo que las virtudes del dibujo de Deodato son claramente superiores a sus defectos.

En líneas generales, el primer número de Thanos me ha sorprendido gratamente. Tiene mimbres para ser un interesante capítulo en la trayectoria del Titán Loco.

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