Hace poco un buen amigo, ante la recomendación de que se leyera Golden Age, el soberbio cómic obra de James Robinson y Paul Smith, me decía:
«El Golden Age lo tengo y empecé a leerlo, el problema es que me volvía loco
con tanto personaje y lo dejé un poco de lado. Le daré otra oportunidad y te
cuento. Como no domino mucho el tema de los superhéroes temo no enterarme de
algunas referencias a otras épocas y cómics.»
Debo avanzar que cuando leí por primera vez esta obra tampoco conocía a muchos de sus personajes. Pero en ningún momento eso fue impedimento para que pudiera disfrutar de este fenomenal trabajo.
Cuando yo era crío, en mi ciudad, había una tienda de comics de segunda mano. Allí podía leer todo lo que salía de Vértice, pero vaya usted a saber en qué orden. La cosa, con Bruguera, más bien empeoró. Porque el orden cronológico con el que esta editorial publicaba los comics de superhéroes era del todo inexistente.
Pero aquí me tienen. Pasándomelo bien con los tebeos. En esos años descubrí a la Legión de Superhéroes de la mano de Novaro. A Lobezno, Coloso y Rondador Nocturno luchando contra el hermanastro del Juggernaut. Y a la Sociedad de la Justicia de América. Y a los Siete Soldados de la Victoria. Y cada nuevo personaje no era un interrogante incomodo, una molestia para el sublime gozo de la lectura. Al contrario, promesa de nuevas aventuras y de rincones aún inexplorados. Nuevos héroes, nuevas ciudades, nuevos misterios.
Hoy todo aquello parece haberse perdido. El coleccionismo y el completismo nos encasillan hasta el absurdo. Condenándonos a topar siempre con los mismos personajes, aunque no nos interesen ya sus aventuras, pero incapaces de probar algo nuevo si cada uno de sus detalles no viene acompañado de un desglose informativo riguroso.
No se confundan, no estoy criticando que los comics lleven artículos informativos de complemento. Me parece algo conveniente y, cuando se hace bien, hasta interesante. Pero lo que quiero dejar claro es que el verdadero valor de cada cómic está en el propio cómic. No en los tropecientos números que le precedieron. Conocer la continuidad de una serie aporta siempre un plus a lo que leemos. Pero desconocerla nunca debería excluir que podamos disfrutar un tanto de la historia. Y cuando un cómic está bien hecho, no lo hace.
Golden Age, en cierta manera, podría ser Watchmen. Watchmen presenta personajes completamente desconocidos. Y lo hace sin demasiadas explicaciones. Nos sumergimos en la trama sin apenas saber quién es quién. Sólo lo iremos descubriendo a medida que avanzan los números y sólo en el grado que conviene a la historia.
A ese nivel, la única diferencia entre Watchmen y Golden Age es que, en la obra de Robinson y Smith, sabemos que los personajes no son de nueva creación. Pero, de muchos de ellos, no sabemos nada. Y “saber que no sabemos” nos incomoda. Cuando en realidad la historia está construida sobre la premisa de que “no sabemos”… y buena parte de la magia de su argumento está, precisamente, en descubrir a estos nuevos personajes. Pero nos puede la incomodidad. La necesidad de controlar aquello que vamos a leer desde su primera página. Sabiendo de quién es hijo cada cual y en qué cama se acuesta. Y, cuando sabemos que no sabemos, decidimos no arriesgarnos a aprenderlo. Dejando así de descubrir nuevos héroes, nuevas ciudades, nuevos misterios.
>>incapaces de probar algo nuevo si cada uno de sus >>detalles no viene acompañado de un desglose informativo >>riguroso.
Lo has clavado.
Lo malo es cuando el autor se apoya demasiado en historias pasadas y te es imposible seguir la historia, como suele ocurrir en determinadas series que se alargan hasta la «suciedad». Deduzco que no es el caso.
Bien decía Giffen, que no importa tanto la continuidad, sino la consistencia del personaje.
Esto es como lo de Lobezno. Se estuvo la tira de tiempo dando indicios de su pasado. Pero como se sabía que ese pasado no se había contado, eso era motivo de que el personaje tuviera mayor carisma.
Cuando eso lo hace Darwyn Cooke en New Frontier con Hal Jordan o Barry Allen, la gente que no los conoce a fondo cree estar perdiéndose algo y se ponen nerviosos. Cuando en realidad no se están perdiendo apenas nada. Y aunque así fuera, si el personaje está presentado con carisma, poco importa que lo conozcas todo de él. Como dice Álvaro, es una cuestión de consistencia del personaje pero no de que lo conozcas todo de él.
Yo me leí La Edad de Oro. De hecho, lo leí gracias a la reseña de David Fernán. Y me gustó, pero también es cierto que la sensación de que te estás perdiendo algo (que en esta obra supongo que no dejarán de ser guiños) incomoda.
Supongo que el problema de fondo es el que tiene DC para asentarse en nuestro país: no hay una base sólida de conocimientos sobre la cronología de los personajes, lo que hace que muchos lectores se sientan… ¿intimidados? ante una colección de DC (exceptuando quizás a Bats y Supes).
Excelente artículo Toni. Como siempre. Y es que no creo que yo lo pudiera haber expresado mejor. No me canso de repetir que la gente lea DC. Que se deje de prejuicios o desconocimiento de los personajes. Que da igual la continuidad. Que hay que tener la mente abierta y disfrutar de lo que te cuentan. Y si te gusta un personaje, ponte a buscar más cosas de él. Eso es una de las cosas más bonitas de los comics. El rebuscar en el pasado y sumergirte por las librerías en busca del comic perdido. Llevar tu listita y ir tachando.
El mayor problema de nuestro país, es la falta de continuidad en la edición de DC. Y se nota que existe una base pequeña de gente que nos gusta DC y que la hemos seguido a duras penas, o bien hemos dado el salto al comic de importación. Esperemos que con las ediciones de Planeta, la situación cambie en poco tiempo.
Me sumo a lo que dices, Delon. Pero también repito en otras palabras, para Ricky, lo que ya dice el artículo. Dc se permite revisitar momentos de su pasado porque la manera de contar las historias de ahora es tan distinta de la de entonces que alrededor de un mismo hecho se pueden construir historias totalmente diferentes. Eso es porque antes apenas se trabajaba en el trasfondo de los personajes. Los protagonistas de los títulos vivían mil aventuras distintas, pero apenas cambiaba nada en su vida y apenas sabíamos nada de esa vida privada suya.
Con lo cual, cuando hoy en día un guionista se pone a trabajar con esos personajes, es casi como si construyera de cero… y lo que los no-iniciados pueden tomar por guiño al pasado es algo totalmente novedoso.
Acabo de caer en la cuenta de que por eso mismo su Firearm( incompleto en nuestro pais) era tan bueno. Por que no sabiamos mucho. Lo mismo se puede aplicar a su Starman….y, divago: ¿ Por eso se ocupó del primer arco del Batman OYL?
Curioso.
Y aunque os de rabia: Tengo los 4 prestigios originales de la Golden Age aquí mismito….ahh que olor.
Yo siempre lo digo: cuando empecé a leer Spiderman llevaba más de 20 años en danza, y más aún Batman, y ningún problema. Al contrario, el ir descubriendo fue una de las cosas que me maravilló de los cómics a una muy tierna edad.
Hay que olvidarse un poco de los personajes (sin caer en la incoherencia, claro) y centrarse en las historias. Cuando un lector hace esto, disfruta más. Cuando lo hace un autor, salen obras redondas.
¡Cuánta razón, Berni! Si es que es eso, estamos obsesionados por los sin-papeles y no nos preocupamos de convivir con ellos.
Toni, que yo ya he diho que he podido disfrutar de Golden Age. Y lo he hecho conociendo sólamente, y como quien dice de vista, a Jay Garrick y Allan Scott.
Lo que pasa es que el hecho de saber que esos personajes tienen una historia previa, da la sensación de que te estás perdiendo guiños, homenajes o cómo quiera llamársele. Sensación que puede ser más imaginaria que real, pero que produce el efecto a no conseguir sacar una palabra que tenemos en la punta de la lengua, o saber que nos olvidamos de algo pero no conseguimos recordarlo.
Después, dependiendo de lo maniático que sea cada uno, esa sensación incomodará más o menos.
Por poner un ejemplo, yo no soy un gran seguidor de la historia de los Vengadores (de las colecciones clásicas de Marvel es en la que tengo, de lejos, más lagunas) pero al leer siempre Vengadores, esta misma sensación ya desapareció con los artículos que forum puso al final, haciendo mención a las referencias. Habrá quién a esto no le sirva, pero a mi sí. Y creo que tampoco pido mucho.
Gracias por la aclaración, Ricky. Estoy de acuerdo contigo en que esos complementos informativos son tremendamente interesantes y que facilitan esa profundización en la comprensión de la historia, a veces, y en el seguimiento de un determinado personaje, pero en algunos cómics su necesidad es relativa y su ausencia no debe echarnos para atrás.
Me identifico plenamente con esta frase de Sergio:
«Al contrario, el ir descubriendo fue una de las cosas que me maravilló de los cómics»
Efectivamente, cuando de niño, empezaba a leer un comic, una de las cosas que me encantaba descubrir era las relaciones entre los distintos protagonistas…
De hecho, es algo que sigo apreciando ahora, y uno de los motivos por los que ahora mismo prefiero leer DC (de la que tengo mayor desconocimiento) a leer Marvel:
Dinastia de M puede estar bien, no lo sé, pero ya es el mundo alternatico número tropecientosmil que leo de mutantes, y por ese mismo motivo no me atrae en absoluto. ¿Qué muere Fenix, Magneto o el Profesor Xavier? Pues vale, empezemos las apuestas de cuando volveran…
En cambio, con la JSA, por ejemplo, no me ocurre eso. Es cierto que conozco a los héroes principales, y que he leido todo lo que se ha publicado en España, pero no tengo la misma sensación…¿Qué viene el Ultrahumanita y cambia el mundo conocido? El concepto es el mismo, pero yo no sé como puede afectar eso a los héroes. ¿Qué muere Sandman? Pues no tengo claro si resucitará, algún otro heredará su legado o si simplemente permanecerá muerto.
Claro, que es cierto que eso mismo que comenta el articulo me ha pasado a mi: le deje a una amiga el primer tomo del Sandman de Gaiman (uno de los mejores comics para dejar a los no iniciados, EMMO) y, como ella conocia más o menos a los personajes de DC, le deje también el primer tomo de la JSA. Con Sandman está completamente enganchada pero con la JSA tenía la sensación de que había cosas que no pillaba…
Además de todo lo dicho….
El caso es que ahora está de moda el frikismo (friki es un adjetivo que se usa demasiado a la ligera) o, como dice un friki en «New X-Men», «lo cutre está de moda». Así que ahora las series de superhéroes son más difíciles de seguir. La continuidad es más tocapelotas que nunca en muchos aspectos, y las historias e hacen pensando en que tienes que saber quién es ese tío.
Eso es lo que nos hace dudar más de lo que debríamos.
Buen artículo, x cierto