Para despejar cualquier duda, aquí va la definición:
distribuir.
(Del lat. distribuĕre).
1. tr. Dividir algo entre varias personas, designando lo que a cada una corresponde, según voluntad, conveniencia, regla o derecho.
2. tr. Dar a algo su oportuna colocación o el destino conveniente. U. t. c. prnl.
3. tr. Com. Entregar una mercancía a los vendedores y consumidores.
4. tr. Impr. Deshacer los moldes, repartiendo las letras en los cajetines respectivos.
Está claro. No da lugar a muchos equívocos, creo. Al menos para aquellos que dominamos el castellano a un nivel coloquial.
Supongo que las Editoriales tendrán acceso a tan compleja información o al menos alguien les podrá echar una mano en la búsqueda de la definición de distribuir.
Entonces, ¿Por qué hay librerías que nunca reciben las novedades?; ¿Qué fuerza poderosa impide que algunas regiones de España tengan acceso a cómics?; ¿Hay alguna conspiración judeomasónica para que los lectores abandonen la práctica habitual de comprar cómics?
Aunque viviendo en Madrid soy un privilegiado (decenas de tiendas de cómics surten a mis estanterías), cierto es que en pocos quioscos de calle y papelerías de centros comerciales encuentro cómics. Si que hay revistas de todo tipo, coleccionables absurdos, y un sinfín de publicaciones a las que no encuentro sentido. Cualquier persona puede acercarse al vendedor y pedirle: ¿tiene el último número de “Figuras de pan”? y el dependiente sabe perfectamente de lo que se le habla. En cambio es preguntarle yo por: “¿tienes cómics?” para que su cara cambie de color y balbucee: “¿Cómics?…No..no, no nos llega nada”.
Recuerdo que hace años, comprar cómics en un quiosco era algo habitual. Bajaba de mi casa, recorría unos metros y ya tenía ante mi vista a Spiderman, Vengadores…Y no era el único que compraba.
Con el tiempo, las remesas de material empezaron a escasear. Ni el quiosquero tenía una buena respuesta. Simplemente, ocurrió.
Una razón, pudo partir de las propias editoriales: Empezaron a sacar material exclusivo de ventas en librerías. Primer error. Un comprador esperaba la visita a la librería para comprar todo, dejando de hacerlo en el quiosco. ¿Para que hacer tantos viajes? De un golpe lo tenía todo. Así que el quiosquero, que nunca vió claro lo de los cómics, al ver que algunos le quedaban sin vender, pues empezó a no pedir nada.
Y las distribuidoras, como cualquier empresa, extrapolaron datos y de pronto te encontrabas que, aunque el quiosquero pidiera, tampoco le suministraban nada. ¿Para que iban a repartir si luego no tenían mas que devoluciones y tampoco les pedían mucho?.
El caso es que, entre unos y otros, hemos llegado a una situación en la que, comprar un cómic significa comenzar la “búsqueda del Santo Grial”. Por dos razones hago la comparación: Porque no sabes si existe de verdad y porque la tarea será titánica.
¿Tan difícil es crear una red de distribución eficiente? No lo creo, de verdad. Sólo buena voluntad y ganas de hacer las cosas bien. Algunas veces tengo la impresión de que la distribución se hace a pie y con porteadores.
Por otro lado, es incomprensible el por qué las editoriales aguantan ese trato. O bien es muy barato y por eso no se quejan, o bien es lo que les ofrecen, para un producto tan minoritario como es el cómic.
En fin, que la distribución sigue siendo una asignatura pendiente, mucho mas importante que si hay correos o si fusionan colecciones.
Porque, ¿Qué importa que unan colecciones o las cambien a placer si no tienes la oportunidad de tenerlas en tus manos?.