Dispuestos a afrontar una noche tan terrorífica como esta, un grupo variado de valientes redactores de Zona Negativa se han unido para cazar a Drácula, como podéis haber leído en la entrada anterior a esta. Pero desde el equipo de indie hemos querido darles apoyo, nos hemos bañado en agua bendita, rodeado de ajos y afilado nuestras mejores estacas para cazar a aquellos vástagos de Vlad que plagan el cómic norteamericano. Para ello hemos estudiado diez series con las que podéis disfrutar (u horrorizaros) con diferentes versiones de vampiros. Prepárense, lectoras y lectores, porque aquí habrá sangre a raudales.
30 DÍAS DE NOCHE: LA TRILOGÍA ORIGINAL
Comenzamos el viaje en compañía de las criaturas de la noche con una obra que se puede considerar entre lo mejor del vampirismo y que encumbró a su guionista Steve Niles, el cual no ha dejado de trabajar en obras de creación propia, principalmente de terror, desde entonces. Así es, 30 días de noche comenzó como una miniserie creada por él y el dibujante Ben Templesmith, pero llegaría a tener dos continuaciones, varios spin-offs, un cruce con Expediente X, novelas y hasta adaptaciones a cine y televisión.
Apareciendo en el mercado en 2002 de la mano de la editorial IDW, 30 días de noche nos lleva a las heladas tierras de Alaska, donde hay un pequeño pueblo llamado Barrow que tiene una característica especial, cada invierno se queda treinta días seguidos sin luz del sol. Cuando un antiguo vampiro lo descubre decidirá ir con su séquito para convertirlo en su terreno de caza particular, donde durante un mes no necesitarán esconderse para dormir. Solo hay dos problemas, el frío los hace más lentos y la población que sobrevive a la primera incursión no se lo piensa poner fácil.
Niles escribe una obra muy afianzada en el terror pero no exenta de dosis de acción, con un tono clásico pero ideas más modernas, en la que estudia el vampirismo en una sociedad contemporánea. Sin embargo lo que hace muy especial a esta obra es el dibujo de Templesmith, difuso, brutal y oscuro, como una obra de estas características merece. En su última edición, Norma ha recopilado en un solo tomo las historias principales, realizadas por sus creadores, en el que encontramos la serie original y las secuelas Días oscuros y Regreso a Barrow. Todo un imprescindible para los seguidores de los chupasangres.
REDNECK
Donny Cates nació en Dallas, tercera ciudad más poblada de Texas, con más de un millón de habitantes. Al igual que su colega Jason Aaron (este natural de Alabama), su condición de sureño supedita su trabajo. Si el autor de Scalped volcó en Paletos cabrones todas sus fobias sociales referidas a la América profunda, el guionista de Babyteeth hace lo propio en Redneck. Por todos es sabido que el título de este cómic hace mención al estereotipo de blanco palurdo de ideas rancias que vanagloria las políticas republicanas. Sin embargo, Cates mete un elemento sobrenatural a la historieta que le sienta estupendamente: los vampiros.
Podríamos pensar que el autor de God Country no presenta nada nuevo bajo el sol o, en este caso, bajo la luna. Sin embargo, Cates se asegura de dar un lavado de cara tomando referentes de aquí y de allá para servirnos una trama tan entretenida como bien hilada. Con cierto aire a Jeff Lemire (tanto en el contenido rural/familiar como en el dibujo de Lisandro Estherren), Redneck nos presenta a una familia de vampiros (Los Bowman) que vive en la clandestinidad mientras siguen un código que les permite continuar en el anonimato. Mientras vamos conociendo a los diferentes miembros que componen al hogar, descubriremos como hace tiempo que no toman sangre humana, así como su particular guerra con los Landry. Este conflicto, que se remonta generaciones atrás, es el verdadero motor de la historia y nos recuerda a series televisivas como Hatfields & McCoys o la reciente Outer Range, que también contaba con elementos sobrenaturales.
Redneck es una estupenda elección para pasar la noche de Halloween acompañad@ de chupasangres. ECC ha publicado hasta el momento los dos primeros volúmenes (de un total de tres) que recogen los 24 números iniciales. El fanatismo religioso, la tragedia de Waco, el western fronterizo… todos estas teclas son tocadas con acierto por un Cates cuya partitura está regada de sangre, odio y venganza.
Costas Salvajes
La historia nos presenta a Alain Pierrefont, un vampiro de Londres que es atacado por un cazador de vampiros. Aunque logra escapar, esto hace que los suyos lo envíen a “esas costas salvajes”, que no es otro lugar que Calicut. Allí se verá en problemas, siendo este punto donde se nos presenta al verdadero protagonista, Bishaan de los Zamorinos, un extraño ser que acompaña a los gobernantes del lugar. Y es que la historia, además de tener unos giros interesantes, tiene un elenco de personajes muy bien construidos para tratarse de una miniserie de tan solo cinco números.
Costas Salvajes habla mucho de la triste historia común que tienen ambas naciones, de las acciones de la Compañía de las Indias Orientales, en lo que daría lugar a la Primera Guerra Maratha, con las luchas internas de sus gobernantes provocadas por las acciones de los ingleses… algo muy bien sabido por sus autores, Ram V y Sumit Kumar, pues ambos son de la India, aunque el guionista se fuera a las islas británicas de joven.
Evidentemente este es el trasfondo en el que se desarrolla la historia de Bishaan, con vampiros, cazavampiros, militares y varios poderes implicados por medio. Con todos estos elementos se conforma una obra de amor, traiciones y venganzas que tiene un claro mensaje en contra del colonialismo, no solo de manera directa mostrando las acciones de los británicos sino mediante las representaciones de los diferentes personajes. El precioso dibujo de Kumar narra a la perfección una historia sobre monstruos de muchos tipos que no nos dejará indiferentes, reflejando de manera visual esos grises morales en los que todos ellos se mueven. Costas Salvajes es una historia de amor y violencia que nos enseña una verdad lejana pero que no se debe olvidar.
Baltimore
Si hablamos de terror y de Mike Mignola, es inevitable que acuda a nuestra mente ese grandullón rojo llamado Hellboy y su vastísimo universo de historias y personajes que no ha dejado de crecer desde hace tres décadas. Sin embargo, el legendario autor ha sabido encontrar tiempo para desarrollar otros proyectos y crear otros mundos, como el del desgraciado Lord Henry Baltimore. Fruto de la colaboración del legendario autor y su habitual compañero, el escritor Christopher Golden, el personaje vio la luz en Baltimore or The Steadfast Tin Soldier and the Vampire, una novela ilustrada que tres años después daría el salto al cómic en Dark Horse, con ambos autores encargándose del guion y Ben Stenbeck y Peter Bergting después al mando del dibujo.
Titulada con un escueto Baltimore, la serie nos presentaba a Henry Baltimore, un oficial británico de la I Guerra Mundial que desata una terrible plaga por Europa al herir a un antiguo vampiro llamado Haigus y despertarlo de su letargo. Tras sufrir una dolorosa pérdida a sus manos, Lord Baltimore jura venganza y se lanza en una infatigable misión que lo lleva por una Europa desolada por la proliferación de vampiros y otros seres demoniacos.
Baltimore no solo se alargó durante un total de ocho volúmenes, sino que supuso el comienzo del llamado outerverse o exoverso, un universo compartido que se vería ampliado por las series Joe Golem, Relatos del Exoverso y, recientemente, Lady Baltimore, todas ellas traídas a España por Norma Editorial. La serie fue evolucionando hacia unos derroteros más complejos que el de una simple plaga de vampiros, y aunque adolece de unos últimos compases muy repetitivos y carentes de ideas, sus primeros tomos son una magnífica colección de historias de terror y acción la mar de disfrutables.
Killadelphia
Esta historia de vampiros nos lleva a la Philadelphia de los años noventa para seguir a un policía que investiga una serie de desapariciones, con las que su difunto padre, también agente de la ley, está relacionado de alguna manera. Estamos ante un cómic serio donde el terror se mueve rápidamente hacia el thriller y se mezcla con elementos como la política, la sociedad e incluso el género policiaco, llegando a tontear con el noir. La serie, actualmente en curso y con dos tomos publicados en España, comenzó su andadura en Image Comics a finales de 2019, llevándose una nominación a los premios Eisner en la categoría de mejor serie nueva.
Lo primero que nos llama la atención es el realismo de Jason Shawn Alexander, que nos mete de lleno en el terror y la investigación que la obra nos propone, mucho de ello gracias a la ambientación del colorista Luís NCT, con atmósferas oscuras y tonos apagados pero sabiendo resaltar los momentos más sangrientos. Pero Rodney Barnes y su idea del vampirismo como motor de movimiento social es sin duda una propuesta interesante que se compagina con la investigación para acabar evolucionando de manera curiosa, a saber, yendo directo al corazón del país.
Killadelphia habla de temas como la pobreza, el racismo o la gentrificación. La política o la relación de los cuerpos policiales con los ciudadanos están presentes desde el principio, pero también la historia de Estados Unidos, dando protagonismo a personajes de gran relevancia desde su nacimiento como país, con un punto de vista muy interesante. Una especie de drama social y familiar con chupópteros y mucha sangre que consigue importantes apuntes de originalidad por tirar de la historia del país y de su realidad de hace pocas décadas, con temas muy vigentes a día de hoy.
Vampironica
Vamos ahora con una historia ambientada en uno de los universos compartidos más importantes del cómic independiente norteamericano: el universo Archie. Vampironica es una miniserie de cinco números con guion de Greg y Meg Smallwood, dibujo de Greg Smallwood y Greg Scott, y color de Matt Herms.
En Vampironica seguiremos la historia de Veronica Lodge tras ser mordida por un vampiro que lleva siglos morando la faz de la Tierra. Cuando Veronica comienza a sentir la sed de sangre propia de los vampiros, debe tomar una decisión clave: luchar para evitar que Riverdale acabe convirtiéndose en un paraíso para los vampiros o ceder a sus impulsos sanguinarios.
Acompañada de los personajes más característicos del universo Archie, la aventura que Veronica vivirá en este cómic mezcla los elementos más característicos del famoso universo compartido con los tropos más clásicos de las aventuras de terror adolescente. El resultado es una mezcla que encaja a la perfección desde el primer momento. Pese a lo evidentemente fantástico de su premisa, la actitud de los personajes y el tono natural de la narración aportan cierta verosimilitud a lo largo de la lectura.
Los tres primeros números están ilustrados por Greg Smallwood, cuyo dibujo encaja a la perfección con el estilo de Archie y que destaca por la expresividad de sus rostros, fundamental en esta clase de historias. Los dos números finales cuentan con dibujo de Greg Scott. Su trabajo, aunque menos llamativo en cuanto a expresividad, enfatiza el dinamismo de las escenas de acción a la vez que mantiene la coherencia visual entre artistas.
Vampironica es una historia tremendamente sencilla, que no puede ir más directa al grano y se lee en un suspiro. Si os apetece hincarle el colmillo a una historia con drama adolescente, invasiones de vampiros, pistolas de agua bendita y eructos de ajo, este es vuestro cómic.
Dark Red
Aftershock es conocida por muchas cosas, una de ellas es su tendencia a publicar historias de terror, aunque es posible que esta obra destaque más por su humor, no exento de violencia, y por su crítica. Dark Red es una co-creación de un guionista conocido y de una dibujante de la que sabemos algo menos, Tim Seeley y Corin Howell, que nos lleva a la vida de Chip, un vampiro centenario que trabaja de noche en la gasolinera de un pueblo pequeño de Estados Unidos. Se alimenta bajo consentimiento y, aunque considera que su vida es una mierda, prefiere eso antes que ir con los vampiros de la gran ciudad, a los que desprecia. No duda en quejarse de cómo el gobierno se ha olvidado de los pueblos y se siente engañado con el sueño de libertad, poniendo en su boca palabras que hemos oído muchas veces desde la parte más rural del país y que han marcado su deriva hacia la derecha. Pero todo tiene un límite y ese límite son los nazis.
Con un dibujo nada novedoso pero que sabe dar a la obra el toque que necesita para alternar terror y comedia, consiguiendo mantener siempre el toque oscuro, y unos diálogos hábiles, los autores tratan temas muy presentes en la sociedad, enfocado desde el sentir de los pueblos estadounidenses. Apelan a la ignorancia histórica (y otras cosas) para mostrar esa realidad de acercamiento a los discursos de odio por parte de personas que en otras épocas estarían subyugadas, con flashbacks de Chip en la Segunda Guerra Mundial, mientras muestran la realidad de la adquisición de riqueza como finalidad del poder establecido. Todo ello presentado bajo un prisma realmente jocoso, con un elenco de secundarios muy divertidos y mucha sangre, pues el vampirismo está continuamente presente.
Vampirella
Si alguien no podía faltar en nuestra lista era ella. Vampirella nace en la editorial Warren Publishing en 1969, de la mano de su editor James Warren y el escritor Forrest J. Ackerman, pero fue Frank Frazetta el que diseñó su icónico traje. El personaje gozó de una gran importancia en la cultura popular, siendo publicada de forma temprana en España y manteniendo siempre obras relacionadas con ella en el mercado USA, primero con Warren, luego con Harris Comics y, desde 2010, en Dynamite Entertainment. Decenas de autores como Kurt Busiek, Grant Morrison, Warren Ellis, Mark Millar o, más recientemente, Christopher Priest se han ocupado de sus aventuras en las diferentes editoriales, con mayor o menor éxito, pero siempre ahí, siempre presente. Cierto que las encarnaciones más modernas no han llegado a nuestro país, pero hace unos años Planeta recopiló en tres integrales su etapa más clásica dibujada por el español Pepe González.
Vampirella sufrió varios reboots a lo largo de su historia. Originalmente era una extraterrestre del planeta Drakulon que llega a la Tierra para luchar contra los suyos, con Drácula a la cabeza, convirtiéndose en una heroína. Con el tiempo cambiaron su origen para que fuera hija de Lilith, pero no se olvidaron de Drakulon, solo lo relegaron a ser una región del Infierno. Vampirella tiene aventuras de todo tipo, cruces con múltiples personajes y protagoniza historias variadas que van desde el terror clásico hasta la ciencia-ficción postapocalíptica, pasando por versiones superheroicas y hasta un manga llamado Vampi. Es una figura a la que merece la pena acercarse. Evidentemente no todos sus volúmenes gozan de la misma calidad, al fin y al cabo hablamos de un personaje que ya ha pasado los cincuenta años, pero que es inmortal en todos los sentidos.
Blood Stained Teeth
Vamos con una serie de rabiosa actualidad, pues Blood Stained Teeth aparece el pasado mes de abril en Image. Es lógico que no sepamos de ella por aquí pues apenas tiene cinco números publicados, que se acaban de recopilar en un primer volumen al otro lado del charco este mismo mes, lo cual no hace más que certificar que nuestros amigos chupa-sangre siguen en primera línea de fuego.
Esta serie nos plantea un mundo apegado a la actualidad donde los vampiros nacen o se crean, pero solo los que nacen pueden convertir a otros. Bajo el lema “La inmortalidad no es barata”, Atticus Sloane se dedica a compartir su don y su maldición con aquellos que tienen el suficiente dinero como para pagarle, es un tío rastrero que no duda en aprovecharse de los enfermos para conseguir pasta, cosa que no gusta al consejo vampírico. Alejada del terror en su forma más habitual, Blood Stained Teeth tontea con el neo-noir gracias a una propuesta fantástica que no duda en acercarse a obras como 100 Balas o Criminal, donde la vida en la calle y las luchas de poder toman fuerza en cada número.
Con Atticus como centro, vamos recorriendo las desdichadas vidas de aquellos a los que ha convertido de la mano de Christian Ward, autor conocido por su aclamado trabajo en Rayo Negro para Marvel o Invisible Kingdom, por la que ganó más de un Eisner, solo que aquí hace las veces de guionista, mientras el dibujo recae en Patric Reynolds, autor de corte realista que trabajó en el Mignolaverso, La Máscara o La Cosa. Si bien el dibujante hace un trabajo envidiable, la selección de colores fuertes que hace Heather Moore le dan un aire mucho más personal a una obra que se alza como diferente, cosa nada fácil teniendo en cuenta la lista de trabajos que presentamos hoy.
Black Kiss
Finalizamos con una obra no apta para todos los públicos y no solo por sus dosis de violencia, que la hay pero en menos cantidad que muchas de las anteriores, sino porque Black Kiss es una mezcla de género negro, erotismo, pornografía (con partes muy explícitas) y terror, que engancha por su trama y sus misterios aunque nos mantiene atentos gracias a sus mordaces diálogos, como es habitual en las obras de Howard Chaykin.
En la primera parte de este tomo acompañamos a una antigua estrella de cine, llamada Beverly Grove, y a su pareja, una mujer trans conocida como Dagmar Laine, en Los Ángeles de los años ochenta. Ambas guardan oscuros secretos que se irán desvelando al lector, pero será una película, que pertenece a la colección privada de El Vaticano, la que amenaza con poner su mundo patas arriba. Un músico, Cass Pollack, con lazos con la mafia debido a sus adicciones, el cine, unos cuantos asesinatos y mucho sexo completan esta curiosa y aparentemente irrepetible mezcla que no deja indiferente a nadie.
Black Kiss salió a la venta en 1988 y su idea surge a partir una conversación entre el propio Chaykin, Lou Stathis y Bill Marks, en la que estos últimos proponían al autor hacer una obra pornográfica, un poco en respuesta a los mecanismos de autocensura que practicaban las dos grandes editoriales por aquellos años. Como buen provocador, Chaykin no dudó en aceptar la propuesta, que se cristalizó en esta serie de doce números que aquí se recopila. Pero la edición que ha sacado Dolmen el pasado 2021 incluye también la continuación que el autor sacó ya dentro de Image Comics hace diez años, donde nos contaba más historias de estos peculiares vampiros a lo largo de su vida, en forma de números autoconclusivos.
Recomiendo muchísimo Costas Salvajes y Blood Stained Teeth. El primero es una pequeña joya de esas que deberían tener mayor popularidad y la segunda tiene mucho potencial y, en lo que lleva, es muy disfrutable.