100 Balas: Crónicas de un submundo urbano

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Edición original: ago. 1999/abr. 2009; Vertigo (DC Comics).
Edición España: I Norma editorial (2000); II Planeta (dic. 2005 y jun. 2006/oct. 2009); III Planeta (abr. 2011/oct. 2011); IV ECC Ediciones (dic. 2013/-).
Guión: Brian Azzarello.
Dibujo: Eduardo Risso.
Entintado: Eduardo Risso.
Portadas: Dave Johnson.
Color: Grant Goleash / Patricia Mulvihill.
Precio: 10 tomos a 19,95 € c/u (Rústica, alrededor 200 páginas c/u). Otras ediciones descatalogadas.

 

Hacia 1997, un guionista con apenas un puñado de títulos en su haber llamado Brian Azzarello estaba con el editor de la línea Vertigo Axel Alonso fumándose unos puros y bebiendo bourbon. Entre sorbos de alcohol y volutas de humo, el guionista oriundo de Cleveland le propuso a su editor sacar adelante una ambiciosa serie regular que llevaría por título 100 Balas, y cuya premisa estaría basada en una reciente experiencia al volante del escritor. Sin embargo, por aquel entonces Vertigo era una suerte de lugar insular con un equipo estable de guionistas que contaban cierto tipo de historias, por lo general de corte fantástico; una dinámica que si bien Alonso luchaba por cambiar, imposibilitaba acometer el proyecto tal y como estaba planteado. No obstante, el editor –viendo el entusiasmo de Azzarello– le dio a elegir a cambio a nuestro hombre entre dos miniseries destinadas a reinventar material de archivo: Blanco Humano –que acabaría en manos de Peter Milligan– y un Jonny Double que acabó siendo del gusto del guionista. Durante la búsqueda de un dibujante para sacar adelante esta última, Azzarello recibió tres faxes con posibles candidatos; tres faxes de los que sólo llegó a ver el primero: embelesado por el estupendo trabajo de un dibujante argentino de nombre Eduardo Risso (que aún a día de hoy entiende los guiones gracias a un amigo bilingüe), el de Ohio no llegó siquiera a mirar las otras dos posibilidades. Y con el tándem ya formado, el resto vino rodado: tras el relativo éxito de Jonny Double, Alonso le propuso dos años después a la todopoderosa Karen Berger lanzar 100 Balas como serie regular, el proyecto fue aprobado y rápidamente se convirtió en todo un éxito de crítica y ventas auspiciado por un año, como fue el de 1999, en el que el plantel de grandes éxitos que mediatizaron la línea durante bastante tiempo (de The Sandman a Predicador) habían ya terminado. Para las portadas se contó desde el primer momento con un Dave Johnson que llegó a la colección recomendado precisamente por el portadista de Jonny Double Mark Chiarello, quien se vio incapaz de adoptar el exigente ritmo de una colección mensual. Como curiosidad comentar que el pobre Johnson –feliz por trascender el género superheroico– tuvo que contentarse para la creación de las portadas con el trabajo de Risso sin tener ni idea del argumento… hasta que un buen día se hartó y le rogó a Brian que, por favor, le dijera qué demonios estaba escribiendo. Johnson lo recuerda hoy en día no sin cierta ironía: “Algunas de las mejores portadas se hicieron sin tener ni idea de lo que [Brian] iba a escribir. Es una forma bastante rara de trabajar. Realmente rara”. Sea como fuere, y tal y como hemos dicho, la serie se convirtió rápidamente en uno de los emblemas del sello Vertigo. Crítica, público y premios la acompañaron prácticamente desde su nacimiento hasta una finalización que tuvo lugar en julio de 2009 (con el programado y emblemático número #100), y aún hoy en día sus recopilatorios tienen en el mercado estadounidense una salud envidiable en lo referente a ventas. Suficiente como para que, en pleno 2013, ante la creciente debacle del sello Vertigo en EEUU, se haya tenido que recurrir de nuevo a 100 Balas para insuflar un poco de vida a sus ventas: en plena ECCC ’13, se anunció que Azzarello y Risso volverían al mundo del Agente Graves & Co. con una miniserie de 8 números titulada Brother Lono y dedicada, como es lógico, al personaje homónimo. Pero eso es otra historia…

Respecto a su edición española, decir que nos movemos en un terreno complejo. La primera casa en traer a España la colección fue Norma Editorial, que la comenzó con su tradicional política de tomos prestigio (pequeños volúmenes de dos o tres números USA) siguiendo escrupulosamente los arcos originales. Más tarde, y viendo el espaldarazo conseguido en el mercado patrio, la empresa optó por continuar la colección a golpe de recopilatorio grueso (no necesariamente ligado al TPB americano correspondiente), al tiempo que empezaba a reeditar los primeros números en el mismo formato. Este plan de publicación se vio interrumpido cuando a mediados de la primera década del siglo XXI los derechos editoriales de DC Comics –y de su sello adulto– pasaron a Planeta DeAgostini. La nueva patria editorial de Superman & Co. decidió en un primer momento llevar adelante dos ediciones paralelas de la obra: una mensual, a razón de dos números americanos por número español, y otra ciñéndose religiosamente los TPB para continuar la serie allí donde la había dejado Norma. Sin embargo, con el tiempo, la primera de estas ediciones se vio clausurada por bajas ventas, no así una segunda opción que continuó hasta el final de la colección en octubre de 2009. La guía de lectura resultante sería la que sigue:

  • Primer disparo #1-2 [#1-5 USA] (2000). Nueva recopilación en noviembre de 2004.
  • Segunda oportunidad #1-2 [#6-11 USA] (2001).
  • Parlez Kung-vous [#12-14 USA] (2001).
  • Colgando de un hilo #1-3 [#15-20 USA] (2002).
  • Mañana robado #1-3 [#21-26 USA] (2002).
  • ¡Contrabandolero! [#27-30 USA] (2002).
  • El falso detective #1-3 [#31-36 USA] (2003). Nueva recopilación en marzo de 2005.
  • Seis palmos bajo plomo [#37-42 USA] (enero/2004). Reeditada por Planeta DeAgostini en marzo de 2008.
  • Samurai [#43-49 USA] (junio/2008). Publicación a cargo de Planeta DeAgostini que sustituye a los descatalogados tomos de Norma Editorial Un fiambre en el horno [#43-46 USA] e Instinto [#47-50 USA].
  • Por las malas [#50-58 USA] (diciembre/2005). Marca el comienzo de la etapa Planeta como editorial de DC comics en España.
  • Vidas de estricnina [#59-67 USA] (octubre/2006).
  • Corrupto [#68-75 USA] (junio/2007).
  • Érase una vez un crimen [#76-83 USA] (diciembre/2007).
  • Sucio [#84-88 USA] (abril/2009).
  • El Declive [#89-100 USA] (octubre/2009).

Como curiosidad, nótese el guiño que realiza Azzarello en los recopilatorios americanos enlazando sus títulos con el número de orden correspondiente: First shot, last call (1), Split second chance (2), Hang up on the hang low (posible alusión masónica al número tres), A Foregone tomorrow (4), The counterfifth detective (5), Six feet under the gun (6), Samurai (7, como en la película de Kurosawa), The hard way (8, como en el juego de azar), Strychnine lives (9), Decayed (10), Once upon a time (11, un guiño al hispanohablante Risso), Dirty (12, como en la película Dirty Dozen o, en español, Doce del patíbulo), y Wilt (13, como el jugador de baloncesto Wilt Chamberlain, que jugaba con ese mismo número y se hizo famoso por anotar cien puntos en un solo partido). Juegos de palabras que, como comprobará el lector, son recurrentes a lo largo de una colección que Planeta DeAgostini reeditó durante 2011 (abril, junio, agosto y octubre) en cuatro tomos integrales de 25 números USA cada uno que también pudieron adquirirse conjuntamente en una réplica del maletín que reciben los protagonistas durante la serie.


Un vistazo a la edición maletín de 100 Balas

¿Qué tal esta reedición? Pues bien, la revisión que realizamos sobre el primero de estos volúmenes nos permitió observar un trabajo muy concienzudo por parte de la editorial: un tomo compacto que conjuga bien su voluntad recopilatoria con la comodidad de lectura y que, además, es estéticamente solvente. Las tapas blancas resultan elegantes, el encuadernado en cartoné es resistente (cosido y con cabezadas) y se incluye una cinta de lectura en tela granate que combina con la plástica mancha de sangre en portada. En la contra, un telón que va bajando de volumen en volumen. ¿Factura técnica? El tomo –en papel estucado de gramaje adecuado– se lee sin ningún problema de traducción o de reproducción aparente… como comparar página por página y frase por frase es imposible, se llevó a cabo una comparación al azar de 40 páginas con los originales y todo parece en orden. Nada sorprendente, teniendo en cuenta que profesionales tan competentes como Santiago García y Raúl Sastre son los encargados de trasladar las complejas expresiones originales –por la abundancia de slang y dobles sentidos– a nuestro idioma. ¿Contenido? Un artículo introductorio de tres páginas, los veinticinco primeros números y sus portadas (al final del recopilatorio, no intercaladas), y la historia corta del Winter’s Edge #3 (intercalado). De hecho es lo único que sorprendente: la ausencia de más extras. ¿Conclusión? Una edición excelente para el que no posea la obra, muy atractiva también para el mitómano del trabajo de Azzarello y Risso –como un servidor–, y que compensará a quien ya tenga el material en casa pero opine que necesita valores añadidos.

Sea como fuere, tras la pérdida de los derechos de publicación de DC Comics en nuestro país en favor de ECC Ediciones, la edición de Planeta DeAgostini fue descatalogada. En su lugar, la nueva licenciataria inicia en diciembre de 2013 la publicación de la colección desde el principio en 10 tomos en rústica a 19,95 € el ejemplar. Estos volúmenes, que recopilan 10 números USA cada uno, resultan en conjunto sensiblemente más caros que la edición precedente (40-50 € más, dependiendo de si se compara con los tomos sueltos o con el maletín, respectivamente), amén de que a veces cercenan la unidad de los arcos argumentales originales.

Ya para finalizar este apartado introductorio, comentar que durante un tiempo se rumoreó que Acclaim lanzaría un videojuego adaptando la obra para PC, PS2 y XBox; un producto que si bien llegó a ser testeado, publicitado e incluso vendido en algunos países europeos en una versión inconclusa, acabó siendo cancelado tras la bancarrota de la empresa. Tras estos acontecimientos, se corrió la voz de que D3 Publisher retomaría el testigo en el asunto del juego e incluso se especuló con una supuesta adaptación al cine o a la televisión. Finalmente, y tras barajar la HBO, todo parecía indicar que el canal de cable premium Showtime (patria de Dexter, entre otras) sería el encargado de llevar a la pequeña pantalla la historia del agente Graves y sus compañeros, con David S. Goyer (El Caballero Oscuro, Blade: Trinity, FlashForward) como productor ejecutivo y principal guionista. Sin embargo, en palabras del propio Goyer, el canal se asustó por la reciente oleada de tiroteos indiscriminados en el país y congeló el proyecto.

Argumento

Cuando la joven Isabelle «Dizzy» Cordova sale de la cárcel lo único que se encuentra es una vida deshecha: u marido y su hijo han muerto sin que ella pudiera mover un dedo entre rejas, y el mundo que conocía ha seguido viviendo sin esperarla. Totalmente desclasada, un misterioso desconocido que se hacer llamar agente Graves le ofrecerá una salida a su existencia suburbial: un maletín con balas irrastreables, pruebas que incriminan a unos policías corruptos en el asesinato de su familia y la posibilidad de vengarse y quedar impune. Una posibilidad sobre la que Dizzy podrá decidir atendiendo únicamente a la moralidad con la que juzgue sus propios actos y nada más: sin bofia, sin abogados, sin periódicos, sin cárcel. Matar y salir libre… o no matar. He ahí el dilema.


Pero, más allá de esta coyuntura… ¿quién es ese desconocido y qué quiere? ¿en base a qué posee tanto poder? Y tal vez lo más importante ¿cuántos maletines está repartiendo y a quién? La historia de Dizzy, así como otras muchas de similar cariz que vendrán después de la suya, nos harán darnos cuenta con relativa prontitud de que no estamos ante una historia de género negro al uso, sino que los protagonistas de la serie –coral en este sentido– están a punto de verse inmersos en una trama que recorre siglos de Historia, y en la que serán centro de un peligroso equilibrio de fuerzas en la sombra. Bienvenido al mundo de 100 Balas.

Palabra de Azzarello

Sobre la curiosa génesis de la colección: «Todo empezó en el coche con mi colega Sung Koo. Estaba conduciendo y nos encontramos con un capullo que no seguía las normas de tráfico, y me puse muy cabreado y empecé a despotricar acerca de cómo me gustaría matar al muy jodido. Sung me preguntó entonces si realmente lo mataría de poder hacerlo. Y por supuesto dije que no, pero entonces empezamos a hablar profundamente acerca del asunto; acerca de qué podría realmente empujar a alguien a asesinar a otra persona. Y pronto empezamos a hablar de un tipo –que acabó siendo el Agente Graves– que podría merodear ofreciendo penas de muerte e inmunidad para el ejecutor. Estaba este viejo programa de televisión llamado El Millonario en el que un hombre misterioso daba un millón de dólares a un personaje diferente cada semana, y el episodio se centraba en cómo el dinero cambiaba la vida de la persona. Lo mismo con 100 Balas. Sólo que realmente más oscuro. El Agente Graves no facilita dinero, facilita la manera, los medios, y carta blanca e inmunidad para vengarte de alguien que te ha hecho verdadero daño en el pasado. Así que, ¿qué haces? Ése es el dilema de nuestros personajes».

Sobre la premisa de la serie: «No pasa un día sin que piense en matar a alguien. Y mi economía me dice que a la mayoría de vosotros os ocurre lo mismo […] Joder, si los cajeros automáticos fueran humanos, todos seríamos asesinos en serie. ¿Acaso nos convierte en seres malvados el hecho de pensar en hacer pagar a estos inútiles? No creo, ya que conocemos la diferencia entre el bien y el mal, y no está bien cargarse a la gente sólo porque nos complique un poco más la vida. Pero ¿y si te han destrozado la vida por completo? ¿Qué ocurre si hay alguien suelto por ahí que te ha hecho algo tan malo, tan devastador, que te ha cambiado la vida? ¿Qué ocurre entonces? […] ¿qué ocurriría si tuvieras la certeza total de que no te pillarían? Hablar es muy fácil, pero ¿si tuvieras una pistola entre las manos con el dedo en el gatillo, lo apretarías? ¿Tendrías agallas para hacerlo o, por qué no, para no hacerlo? En pocas palabras, de esto va 100 Balas«.

Sobre la documentación para la colección: «Siempre he encontrado seductor el lado más sórdido de la vida, así que diría que mi documentación se ha estado acumulando durante treinta años. Cuando era un niño, mi padre sacó el libro Bloodletters and Badmen de la biblioteca, y no estoy seguro de si lo leyó, pero yo no pude dejarlo. Yo era demasiado joven como para tener un carnet de biblioteca, así que lo tuve sacando el libro una y otra vez y finalmente terminó comprándome un ejemplar (que todavía tengo). Mi piedra Rosetta. He tenido mis propias disputas con la ley incluso; he pasado más de una noche en la cárcel a lo largo de mi vida. Mierda de bajo calado, nada más. Nada que vaya a admitir, en cualquier caso. Me he leído todos los libros baratos de género negro. Hay algo fascinante en la naturaleza del crimen y la moral relativista que apareja. Cómo hacer algo incorrecto puede constituir la decisión acertada cuando te juegas el cuello».


Sobre sus sensaciones antes de lanzar el título: «Honestamente, no se percibe de una forma distinta que cuando se escribe un cómic como Jonny Double, que no tenía absolutamente a nadie esperándolo. Eduardo y yo sorprendimos a gente con esa serie, que estaba bien, pero que apuntaba muy bajo. Esta vez apuntamos más alto con nuestro modesto mejor golpe y con el hecho de que es una serie regular. Pero estoy bastante confiado de que lo haremos todo bien; hemos conseguido una premisa llamativa de la que todo el mundo puede hablar. Creo que este cómic generará un montón de discusiones; hay cosas que ocurren en las que los personajes no serán morales, y soy muy consciente de no estar siendo moralista en mi retrato de ellos. El relativismo moral de nuevo. Ya veremos. La gente podría odiarlo. O peor… podrían no comprarlo».

Sobre Risso: «Es un gran artista, y quiero decir realmente grande. Ha traído tanta textura al cómic, tiene un sentido del diseño tan fantástico, que realmente lo encuentro increíble. Cuando obtengo sus páginas y veo cómo ha interpretado el guión me quedo noqueado. Me siento muy afortunado de estar trabajando con él. Afortunadamente, esto es el principio de una larga y próspera relación».

Sobre escuchar música para inspirarse: «Depende totalmente de la historia en la que esté trabajando… tengo esta cosa de sumergirme en el mismo ambiente que mis personajes ¿profundizar, empatizar? Supongo que cada historia en la que trabajo tiene su particular banda sonora para mí, así como los personajes tienen su forma particular de hablar. Todo va acerca del ritmo. La mayor parte de las veces escucho jazz; soy un tonto del jazz, especialmente del sonido jazz/funk de finales de los sesenta y principios de los setenta. El jazz italiano de los setenta es también genial; suena a música de series policiacas, con los saxos tenor y la percusión». Sobre viajar a ciudades para recrear la ambientación: “Lo último que quería era escribir un diálogo y que no sonara veraz […] hay cierta poesía en la forma que tiene la gente de hablar, y soy muy pero que muy consciente de ello”.

Análisis conceptual I: La trama

¿Qué nos impide matar? ¿nuestra conciencia o la inquietud por las consecuencias? ¿mataríamos si se nos asegurase la impunidad? Cuando uno comienza a leer 100 balas, la impresión es que está delante de una serie de arcos autoconclusivos unidos mediante el nexo común de un misterioso hombre trajeado que, siendo presentado como un demiurgo parcialmente omnipotente, resulta capaz de proporcionar la excusa perfecta para sugerir al lector un debate ético: el que plantean las relevantes preguntas que abren este párrafo. Unas cuestiones ciertamente inmortales que se desarrollan en lo que John Cunningham, vicepresidente de Marketing de DC Comics, ha tenido a bien definir como «lo más cercano a la gran novela americana que tenemos ahora mismo [gracias a ingredientes como] el poder, la violencia, la conspiración, la venganza, la riqueza, la pobreza, el sexo, la Historia y el destino de America» y que el guionista, casado con nada más y nada menos que Jill Thompson, no duda en calificar como un noir postmoderno influenciado por autores como Raymond Chandler, Jim Thompson o Samuel Fuller (y me atrevería a meter en el saco a Jean Pierre Melville y su Le Samuraï, dado que reniega de Tarantino).


El punto de partida para plantear el debate es sorprendentemente audaz: el susodicho desconocido, que responde al nombre de agente Graves (mezcla referencial de Lee Marvin y del abuelo de Azzarello, policía en Massachusetts), entrega a una persona cualquiera un maletín con cien balas irrastreables, pruebas sobre la culpabilidad de alguien que le arruinó la vida y la promesa de impunidad legal. El núcleo de gran parte de las historias de 100 balas se encuentra en discernir si lo que nos impide matar son nuestros valores y nuestra moral o las complicaciones sociales de afrontar un acto que no tendríamos reparos en ejecutar. Para potenciar el dilema aparece además Mr. Shepherd, una segunda figura que funciona como antagonista de Graves a nivel conceptual y que tutoriza en el primer arco argumental a Dizzy Cordova, centro de la trama en el mismo. Dizzy es así la persona escogida, el sujeto que deberá elegir entre ceder a una necesidad vital de venganza o seguir unos valores morales, auspiciados además por creencias religiosas. En cierta forma, la historia podría leerse como la apuesta de dos personajes (Graves y Shepherd) que quisieran demostrar algo con la elección moral de un tercero.

Pero justo cuando todo parece haber acabado, tras haberse consumado la elección de Dizzy, una limusina llega a la escena de la acción y recoge a nuestra protagonista. Y entonces entendemos que las historias autoconclusivas no eran más que una ilusión diseñada para colocar piezas de un puzzle mayor. En ese momento ya estamos absortos y pase lo que pase necesitaremos más, pero también surge otra invevitable pregunta: ¿Quién es Graves y quiénes son los destinatarios de los maletines? Como buen lector de novela negra uno se plantea si Graves está escogiendo los objetivos, en vez de los destinatarios, abriéndose así otro punto de debate, en este caso social. La serie establece la certeza de que todos hemos sido alguna vez infieles, desleales, traidores o inhumanos… que todos hemos hecho daño a alguien y que, en cierta forma, no hay que buscar demasiado para encontrar a esa persona y ofrecerle motivos por los que debería odiarnos y querer matarnos. Nadie está a salvo, y aunque la noción que tengamos del alcance de nuestros actos sea mínima, nunca sabremos cuánto mal pudimos llegar a ocasionar. Parafraseando al villano de la maravillosa Oldboy “sea un grano de arena o una roca, en el agua se hunde igual”.

De esta forma, concebida desde su nacimiento por Azzarello como una serie cerrada de cien números, hasta el ecuador de la misma toda la fuerza reside en las pequeñas historias que, de forma similar a la de Dizzy, se van presentando. Tramas duras (a veces melancólicas, muchas veces sórdidas) que casi siempre provocan en el lector efectos similares al de un puñetazo seco en el estómago, pero que gozan de suficiente realismo como para no resultar un diseño artificioso de situaciones trágicas. Ese retrato social, que se desliza entre la imagen burguesa que tenemos de las ciudades estadounidenses; ese submundo opresivo poblado por toda suerte de supervivientes, que cobra forma tras una fachada de autocomplacencia, es uno de los puntos fuertes de la serie. Serie que debe ser definida como netamente urbana pues rara vez encontramos paisajes rurales o residenciales entre sus páginas. En 100 balas cada urbe tiene su color, su fauna, su estética… y su encanto. Asistimos a una clase brutal de demografía y urbanismo en la que aprenderemos a conocer la sustancia misma que las conforma. Y por más enrarecido que se plantee el ambiente, uno llega a enamorarse de esas colmenas humanas que nos engullen, silenciándonos, entre una bruma de superpoblación. De cada garito, de cada discoteca, de cada club de jazz, de cada voluta de humo y de cada trago solitario de bourbon o tequila. De cada alma perdida.


Mientras tanto, entre líneas, estas tramas descubren un tablero donde se disponen una serie de elementos en los que se intuye cierta jerarquía. En efecto, asistimos a una partida de ajedrez descomunal que se desarrolla desde hace más tiempo del que esperábamos entre Graves y sus antiguos superiores. Pero estas piezas tienen peculiaridades muy importantes: no sabemos su color (es más, a veces, todas se tornan grises), no sabemos su función y, lo que es mejor, no sabemos qué se están jugando ni por qué se enfrentan. No les contaré gran cosa, sólo que cada pregunta tiene su respuesta y que estas, cuando llegan, convencen. Una relectura de toda los números desde el principio les persuadirá además de que no son en absoluto soluciones aleatorias: todo tiene su porqué en un juego de conspiraciones que, inspirado por el Club Bilderberg entre otros, hace a la colección trascender lo que habría sido una estructura limitante si simplemente se hubiera tratado de «la historia de venganza del mes».

Análisis conceptual II: La estética

Los personajes de Azzarello en 100 Balas podrían ser acusados de estar estereotipados, y mi opinión al respecto es un poco ambigua: en efecto, puede considerarse que lo están, pero no pueden ni deben ser de otra manera. Justo cuando los conceptos entre héroe, antihéroe y villano más difuminados están –en el cómic, en la política, en la Historia con mayúscula– el guionista de Cleveland nos recuerda algo sencillo: que si esos conceptos resultan difusos es porque lo icónico ha trascendido lo moral. Ya no importa escoger lo bueno, sino lo atractivo. Personal, cultural, social y, por qué no decirlo, físicamente hablando. Y, consiguientemente, los antihéroes nos atraen porque esa admiración ya no se cimenta en unos valores a los que aspirar sino en una imagen o, más aún incluso, en valores radicalmente distintos que se filtran a través de esa misma imagen. En este sentido Azzarello plaga 100 balas de imágenes icónicas por más que a veces tiendan al estereotipo. Lo es Cole Burns. Y Wylie Times. Y Milo Garret (el preferido de Azzarello, por cierto). Por incorrección política, por su comportamiento duro y despreocupado (casi fatalista), por la experiencia que una vida intensa les aporta y por su forma de actuar y sobrevivir, estos personajes han de ser clichés o no ser. Bogart es en Casablanca un puro cliché ambulante pero aún así, un cliché soberbio. Colocar una chaqueta, beberse un trago de tequila con lima, encender un cigarrillo… los personajes de 100 Balas hablan a través de unos actos que son los que los definen y les dan forma, pese a que la base sea la misma ambigüedad moral de siempre: lo suficientemente intensa como para que pensemos que son auténticos hijos de perra y, al mismo tiempo, provocarnos la sonrisa e incluso la admiración.

En otro orden de cosas, a nivel argumental y en muchas líneas de diálogo, Azzarello posee numerosos referentes: el Tarantino de Pulp Fiction y Reservoir Dogs (la estética de los milicianos y los diálogos así lo evidencian, aunque reniegue del cineasta como inspiración), el Bryan Singer de Sospechosos habituales (la mezcla entre puzzle y serie negra), el Guy Ritchie de Lock & Stock o Snatch, cerdos y diamantes (la escena de la Desert Eagle 5.0), el Coppola de El Padrino o el Scorsese de Uno de los nuestros (las traiciones y las lealtades en el mundo del hampa), el videojuego Max Payne, David Mamet e incluso las novelas de Dashiell Hammet, Elmore Leonard o James Ellroy. Pero refunda todas estas fuentes con soltura, riesgo y buen hacer para obtener una base homogénea y genuina de serie negra, hardboiled, crítica social, corrupción política y conspiraciones sobre la que desarrollar una trama que engancha y nos hace querer más y más casi sin descansos para coger resuello.


A un nivel más formal, la construcción de los guiones resulta altamente eficaz, permitiendo el seguimiento de la serie número a número pero al mismo tiempo ofreciendo segundas lecturas muy gratificantes que nos hacen apreciar los detalles y descubrir conexiones en la trama que antes habíamos pasado por alto. De hecho, si hay algo de lo que advertir al lector es que cualquier detalle, por nimio que sea, puede tener trascendencia más adelante. Además las triangulaciones son profusas y muy desarrolladas, dado que tienen que acompasarse un número ingente de personajes, cada uno influyendo con sus acciones y decisiones en la vida del otro. Se percibe así cierta estructura coral, aunque ésta no va en detrimento de la profundidad en el desarrollo de los caracteres principales (posible gracias a la gran duración de la serie) y no desdibuja a unos secundarios bien definidos a partir de pinceladas certeras. A ello contribuyen tanto las largas conversaciones como las reflexiones interiores, éstas últimas solventadas introduciéndolas en cartelas ad hoc mientras se nos muestran acciones relacionadas que complementan o son introducidas por lo que se cuenta. Azzarello suele abusar de este recurso, pero a la serie le va muy bien y proporciona un grado de complejidad agradable, pues obliga al lector a mostrarse especialmente atento. No obstante, conviene recalcar que no sólo hay líneas de guión complejas en 100 balas y que el lector disfrutará también de diálogos hirientes, afilados y a menudo chispeantes.

Ya por último, como recursos narrativos, tenemos que destacar en primer lugar el flashback, en especial para ponernos en situación respecto a algunos personajes o informarnos de hechos importantes en la trama (usando más bien un racconto, figura que es introducida más pausadamente que el flashback). Además, también hay muchísimo gusto por la anacronía, o ruptura del orden temporal lineal. Y, para terminar, igualmente deben mentarse el uso del cliffhanger y de la narración fuera de campo visual para mantener la tensión del lector, o para crear una situación intrigante antes incluso de la puesta en escena, respectivamente.

Análisis técnico I: El dibujo

Lo primero que hay que decir de 100 Balas es que es una serie con alta densidad de viñetas por página (de siete a ocho) y que ésta suele mantenerse constante o incluso aumentar cuando las variaciones en la expresión de los personajes condicionan la tensión de la escena, bien para permitir identificar la más nimia de esas diferencias como para enlentecer el ritmo y potenciar así el clímax. Paralelamente, la dimensión de las viñetas suele ser desigual y aparentemente desordenada, al tiempo que la estructura rara vez se repite. No obstante, la composición de la página es armoniosa y equilibrada, lo que permite que cada una de ellas funcione como una unidad al tiempo que favorece una integración total entre estilo narrativo (entrecortado, rítmico, rápido) y visual, caracterizados ambos por su dinamismo. Este diseño de página tan elaborado alcanza su culmen cuando Risso (o tal vez Azzarello) usan planos atípicos para algunas escenas, ofreciendo muestras de auténtico virtuosismo e incluso de poesía visual. También en el terreno compositivo, es frecuente el uso de un dibujo estático en segundo plano que ocupe toda la página (superviñeta, como la llamara Eisner) y del que se destaca una sola escena que suele estar descentrada, dejándose el resto sin definir al objeto de superponer sobre el mismo viñetas más pequeñas para subrayar el carácter central que tienen los acontecimientos de esa primera ilustración. Rara vez la composición ocupa toda o gran parte de la página cuando está destinada a la acción de un personaje, aunque a veces se usa este recurso para potenciar el efecto emocional (acompañándose de una onomatopeya perfectamente integrada).


Sea como fuere donde realmente destaca Risso es en la creación de ambientes y en la caracterización, sirviéndose fundamentalmente de la simplificación tanto a nivel compositivo como de ejecución gráfica propiamente dicha, para lo que utiliza tres recursos formales de manera recurrente: la esquematización de la linea, el empleo de tintas planas y el forzado del contraste lumínico. El arma de Risso para definir los personajes es la línea, cuya simplificación le permite marcar la expresividad de los mismos y proporcionar identidad propia a todos los caracteres de 100 balas, con un estilo a veces grotesco e incluso me atrevería a decir que feísta. Pero no queda ahí: su dominio sobre la línea le permite definir la psicología y el temperamento de sus creaciones, rara vez ausentes de tensión, en una suerte de agresividad expresiva para con el lector que se hace patente en especial con los primeros planos. De este empleo esquemático de la línea pasa a otro más intenso, en el que ésta se convierte en mancha, resolviendo la composición a base de grandes masas de tintas planas, en las que el color aparece sólo donde la ausencia de tinta negra se lo permite. Por tanto, la forma de iluminar determina en gran medida la composición, pues prácticamente con dos grandes masas (una negra y otra de color) es capaz de resolver tanto planos generales de una viñeta como primeros planos de un rostro en un efecto lumínico que evoca notablemente la cartelización.


Es, en resumen, un uso peculiar del claroscuro rozando lo tenebrista, muy matizado por colores cálidos y el referido empleo de tintas planas (a mi gusto ligeramente superiores cuando los aplica Patricia Mulvihill que cuando lo hace Grant Goleash). Todo ello facilita la construcción gráfica de ambientes de acusada plasticidad, que sumergen al lector en un intenso mundo de potentes cargas sinestésicas con el jazz y el blues. Las imágenes que nos asaltan son agresivas, sórdidas; huelen a tabaco espeso y saben a tequila o a vodka (las bebidas preferidas de Cole y Graves). Y ya como experiencia de arte total, prueben a escuchar la excepcional banda sonora de Jerry Goldsmith para L.A. Confidential o la que firmó Theodore Shapiro para El último golpe leyendo este cómic.

Análisis técnico II: Las portadas

Respecto a las portadas de Dave Johnson, destacar especialmente su carácter estilizado y dinámico. A veces usa una composición muy racional donde los espacios están muy bien definidos y estructurados, en los que se pueden percibir claras asimetrías compensadas por los distintos elementos presentes (figurativos y cromáticos). Aquí la importancia compositiva de la geometría es fundamental para el efecto que se pretende.


Otras veces ejecuta portadas elegantes, con espacios donde predomina un diseño muy elaborado. La hegemonía de la línea es acusada, y se advierte un uso esquemático e integrado de la tipografía cercano al racionalismo. El caso que nos ocupa bien podría definirse como un bodegón moderno, en el que la perspectiva oblicua acentuada por las sombras proyectadas crea tensión visual. Todo ello se equilibra por la serenidad que provoca la horizontalidad de la composición en su zona inferior, así como por el uso preponderante de un color frío, quebrado en un juego de espejos por el punto rojo que semeja una diana.


Más allá de este estilo, a veces los homenajes son claramente patentes, como en la portada en la que se inspira en la figura mitológica de Atlas. Sólo cuando usa la fotografía como base se queda en el notable, al observarse cierta deficiencia en la composición y una ruptura notablemente chocante con la unidad estética de la obra. Por cierto… si os apetece seguir leyendo análisis de las portadas de la colección, tuvimos la oportunidad de comentarlas con el propio Dave Johnson con motivo del 29º Salón del Cómic de Barcelona.


Y por último, una pequeña mención a las espléndidas portadas (exclusivas para nuestro mercado) de la nueva edición en tomos de Planeta, ya comentadas en el apartado inicial pero que destacan por su elegancia en el rojo sobre blanco que gozan de un diseño que ha sido aprobado por el mismísimo Mark Chiarello, y que forman un mapa de Estados Unidos si se unen en mosaico las manchas de sangre de las cuatro entregas. El diseño está inspirado claramente en el undécimo TPB americano, aunque casual e involuntariamente recuerda al de las cubiertas de la Trilogía Americana de James Ellroy. Y tanto uno como otro, recuerdan a su vez a las portadas de El Ángel Caído. Curiosa serendipia. O puede que no, ¿quién sabe?

Valoración personal

Un cómic de argumento sobresaliente con una potente carga expresiva en su dibujo y un argumento repleto de ritmo, intriga y tensiones psicológicas. Un retrato social descarnado; una canción de amor a lo urbano. Un puzzle magnífico y una historia absorbente para una obra que podría definirse en dos palabras: “diferente” y “moderna”. Su único problema es que la trama tal vez se alargue demasiado para lo simple que resulta en realidad. Y es que aunque en mi opinión las historias de género negro deben tener muchas ramificaciones para lograr un efecto dramático adecuado –quedándose cuando no lo hacen en historias potentes pero menores al fin y al cabo (Jonny Double, La Escena del Crimen)–, no asistimos en esta serie tanto a un alargamiento como a una trama ralentizada y poco dosificada, con arcos argumentales que no avanzan casi nada en los temas principales y otros que resuelven muchas dudas con excesiva celeridad.


De lo que no hay duda es de que no puede hablarse aquí de serialización… Azzarello y Risso construyen una única historia que no aparece fragmentada ni compartimentalizada. No hay arcos o números, sino capítulos de una única obra que no tiene nada que ver con magnicidios y organizaciones secretas, sino con esos pequeños dramas cotidianos que nos cuenta; con Cole Burns, con Wylie Times, con Victor Ray, con Philip Graves, con Milo Garrett y con todos los tequilas que se toman entre frías notas de jazz y densas volutas de humo. Con esas ciudades que no son un mero escenario, sino que devienen en un ente pasional, vivo y palpitante. ¿El resto? El resto es simplemente la excusa argumental que permite sumergirse en un océano de sensaciones y emociones poblado por magnéticas mujeres fatales y elegantes antihéroes para un nuevo siglo. Un océano más tumultuoso cuanto más cerca está de esa realidad capaz de transmitir lo que la mejor de las ficciones sólo roza: Verdad.

Enlaces recomendados

Entrada de la serie en la Wikipedia en inglés, artículo monográfico en Guía del cómic y ficha en Comic Book Database. Además, la guinda del pastel: la mejor fuente de información sobre 100 Balas en la red, con análisis de personajes, tomos, arcos argumentales, etc. Impresionante y muy completa.

Página oficial de Eduardo Risso, con numerosos originales. También podéis echarle un ojo a la página del portadista Dave Johnson a la de Patricia Mulvihill o al MySpace de Brian Azzarello.

Entrevistas al guionista en la propia Zona Negativa, en Sequential Tart (a raíz del comienzo de la serie), por partida doble en Newsarama (1 y 2) y a propósito de la finalización de la colección en Comic Book Resources y Wired. Además, con motivo del 29º Salón del Cómic de Barcelona, pudimos analizar las portadas de la serie junto a Dave Johnson; por otra parte, con motivo del 32º Salón del Cómic de Barcelona, entrevistamos a Eduardo Risso.

Análisis a mi cargo a propósito del final de la serie en España, repleto de curiosidades sobre la gestación del cómic y también con considerables spoilers. Además, aquí tienes los comentarios originales de esta entrada.

Última actualización de este artículo: 29 de mayo de 2014

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josecles
josecles
Lector
9 abril, 2011 10:31

La empecé a hacer cuando la empezó a publicar planeta. Me la leí entera una vez se completó. Si es verdad que tiene una atmosfera única y muy lograda, me gustó la historía, pero es verdad que se alarga demasiado en exceso, y tengo que releermela otra vez porque la verdad es que el final no me quedo claro. Con la fama que tenía esta publicación sinceramente me esperaba más.

JackHawksmoor
JackHawksmoor
Lector
9 abril, 2011 13:21

Gran serie. Un final controvertido, que no me dejó del todo satisfecho, pero eso no quita lo que disfruté por el camino. Risso está espectacular con ese juego de sombras y ese dibujo tan limpio y natural. Y Azz a los guiones se sacó una historia irrepetible, que ojalá repita con el nuevo trabajo que van a realizar juntos, pero sólo por esta serie está entre los guionistas más importantes de la historia del cómic.
En esta serie coges mucho cariño a los personajes, son todos unos cabronazos muy simpáticos, pero yo me quedo con Remi Rome por encima de todos, y después con Willie Times, Burns y Milo a partes iguales. Qué buenos tiempos, una serie que debería ser lectura obligada para todo aficionado al noveno arte, joder.

edgarion
edgarion
9 abril, 2011 13:34

JackHawksmoor coincido con todo excepto con lo del final de la serie, a mi parecer la historia es perfecta porque esta hecha a partir de historias cortas como fringe pero con una temática genial, con respecto al final este tipo de historias con tantos hilos son muy difíciles de cerrar, el tratamiento de los personajes me recordó a Naoki Urasawa y me encandilo sobretodo Burns que es el puto amo!!!!x2
La mejor serie del genero que me he leido

nenoskoda
nenoskoda
Lector
9 abril, 2011 14:15

Estupendos guiones de Azzarello, estupendos dibujos de Risso. Estupendos personajes. Magnífica serie.

demanio
demanio
Lector
9 abril, 2011 15:49

enhorabuena por otro grandísimo artículo, no sé si lo valoro tanto  porque son fan absoluto de esta serie, pero es que me parece genial.
Aún recuerdo que este comic me ha hecho sentir distintas emociones conforme avanzaba la trama, y eso no es fácil de conseguir. había momentos que deseaba que ganara un bando, luego otro, me simpatizaban ciertos personajes y odiaba a otros, tenia miedo de que murieran mis preferidos ya que sabái que Azz era capaz de matar a cualquiera en cualquier momento, nadie es imprescindible, y un disparo mortal, es un muerte definitiva en este cómic.  Pero veía como alguna de esas muertes justificaba acciones para otros personajes, y todo tenía cierta coherencia.
descubrí la serie en la trama «el falso detective» donde encontramos a MIlo Garret, me encantó la historia pero tenía muchas dudas sobre algunos aspectos, como la crisis de identidad del protagonista, así que rápidamente me hice con lso números anteriores y descubrí a  Graves, Dizzy, Shepperd, loop o Lono. Había un periodista cagado de miedo por lo que había averiguado y que había huído a Paris, Un anciano con un maletin que ofrecía una oportunidad única de vengarse sin consecuencias, con el debate moral que eso conlleva, un tipo con gabardina a la sombra que a veces parecía estar al lado de Graves y otras al lado del grupo conspirador. Descubrí las pequeñas y redondas historias, al bueno de Willie Times, a  Cole Burns, a Victor y tantos buenos personajes secundarios. arcos redondos como el desarrollado en Nueva Orleans, en Ciudad Juarez, asi como recorrer grandes urbes, sus bares, sus gentes, todo bajo el formidable dibujod de Risso. me gustó la sensación de que no hubiera ganadores en la historia, los supervivientes lo son porque se rinden y abandonan el juego, el resto se consume dando fin al Trust como a los milicianos para siempre, es un final redondo y trágico como debía ser.
 
 

Marco Nunan
Marco Nunan
9 abril, 2011 16:45

Patricia Mulvihill hace ganar muchos puntso puntos a la serie con su trabajo como colorista. El fina me parecio muy decepcionante

static
static
9 abril, 2011 20:15

Será porque siento debilidad por los villanos, pero mi personaje favorito de la serie es el brutal Lono. Ahora a esperar que me toque la lotería, porque el maletín con todos los números mola y hay un hueco en mi estantería en el que quedaría de cine… ¡Pero son 150 euros! ¡DIOOOOOOOOOOXXXX!
 
🙂

Rob!
9 abril, 2011 21:13

Bestial el artículo, José. Gracias; ayuda a hacerse una idea de por donde tira esta serie, y para los que como yo (tres o cuatro, imagino) no la hemos leido, sirve mucho de orientación. Me lo estoy planteando seriamente, aunque «por fascículos», que el maletín así de una es mucho para mi economía.

Elokoyo
Elokoyo
Lector
9 abril, 2011 22:39

Tengo la colección completa entre los «fascículos» de Norma y los tomos de Planeta. Me la leí del tirón cuando me compré todos los tomos y tengo una sensación contrarictoria. Por un lado me encanta la serie como empieza, el ambiente, el dibujo, los dialogos, etc… pero a medida que avanza la serie se desinfla, se alarga demasiado y el final me decepcionó… mucho.
En principio quería deshacerme de la serie y venderla, pero tal vez cuando la leí no me pilló en un buen momento y sería cuestión de releerla más adelante y con más calma. Es cierto que cada vez que pienso en ella me gusta más… pero la trama alargada de más y el final oscurecen el resultado final.
Desde luego, aunque la serie me hubiera gustado mucho, pero mucho mucho mucho mucho y mucho… no me vuelvo a gastar 150 € por una colección que ya tengo. Aunque venga con un maletín-replica de la serie.
Y lo que voy a expresar ahora es sólo una opinión personal y subjetiva. NADA MÁS. Que nadie se sienta ofendido por lo que voy a decir.
Creo que ésta edición de coleccionista con el maletín de «100 Balas» es «demasiado» para el comic que es. Creo que el comic no está a la altura de dicha edición y lo encuentro muy exagerado. Sandman se lo merece. Swamp Thing de Alan Moore se lo merece. Transmetropolitan de Warren Ellis se merece una edición como ésa y no los tomitos que sacaron hace tiempo. Starman se lo merece. Predicador se lo merece (aunque no me convence como está editado el 3er tomo de Planeta y por éso aún conservo el de Norma). Animal Man se la merece. Lucifer se la merece.
Ahora podéis coger las antorchas y quemarme… pero «Y, El Último Hombre» tampoco se merece una edición tan «descomunal» como 100 Balas. Es un comic cuya última 4ª parte está muy precipitada y se resuelve muy torpemente.
En cambio una colección que se merece una reedición en tapa dura de lujo con muchos extras y demas es: HELLBLAZER. Me parece una serie que se merece más y que daría mucho juego en una edición de lujo. Se odría escribir tanto acerca de ella…
Evidentemente son opiniones personales y nada más. Pero a veces tanto volumen de lujo desprestigia también si cualquier comic un poco decente se publica en éste formato.
Al final se va a colapsar el mercado con tanto volumen de lujo y tochales para obras que no lo merecen tanto, que con una edición más sencilla podrían pasar, no encarecemos tanto y tantos títulos de forma innecesaria y hacemos más accesibles los comics para el público en general.
Porque sinceramente, el tochal de «Los Perdedores» ¿era realmente necesario sacarlo en ése formato y a ése precio?

Madrox
Madrox
10 abril, 2011 14:11

A mí también me gusta mucho más 100 Balas que Predicador. Es más, no veo que Transmetropolitan sí deba tener una edición así y 100 Balas. Para gustos, colores. Creo que 100 Balas sí puede competir de tú a tú con Sandman o La cosa del pantano, no llega al nivel, pero en algunos casos los supera (como por ejemplo, gráficamente, gana de goleada a algunos arcos argumentales de Sandman). El final puede desilusionar o no, pero es una obra redonda. De Vertigo, salvo estas tres, no creo que ninguna otra se acerque (y sí, incluyo Predicador).

Huckleberry
Huckleberry
10 abril, 2011 14:55

Durante un tiempo, 100 Balas fue la serie que con más ganas (y ansía) esperaba cada mes (bueno, cada dos o tres, que no tenía cadencia mensual). Pero luego… El final me parecio chapucero y poco claro. Más aún si pensamos que tuvo cien númeracos para prepararlo. La verdad, todavía no he entendido muy bien que tejemaneje se traían Graves y el padre de Benito.
Y luego están los diálogos molones, que terminan por convertirse en estúpidos de tan crípticos como son, todo para no desvelar al lector lo que en realidad está pasando. Además de que la traducción cutresalchichera de Planeta no ayuda demasiado a entender ciertos momentos.
En definitiva, lo que todos dicen, una serie con un principio brutal, que comienza a desinflarse más o menos por la mitad (en todo caso, 50 números cojonudos son muchos números) y que se dedica a bambolear estirando la trama, para terminar como si, de pronto, le faltará tiempo para contar las cosas. En mi opinión, es el suspense eterno el que mata a cien balas.
Ah, y nunca entendí que, con dos años de entrenamiento (su periodo en la cárcel), Dizzy saliera hecha la puta ama, experta en las treinta mil artes formas de romper la tibia de los malosos. Pero eso ya es más frikismo que otra cosa.

Anung-Un-Rama
Anung-Un-Rama
10 abril, 2011 15:13

¿Sigue existiendo la oferta del maletin de aquella pagina web que aparecia en esta pagina en forma de anuncio hace una semana o asi? Es que no doy con ella y queria mirar mejor esa oferta antes de que se acabe.

curioso
curioso
Lector
10 abril, 2011 15:20

vimos como Dizzy también se sorprendió así misma al ver que sabía artes marciales.,  el bueno del señor branch se lo había olido, a Dizzy le habían hecho el mismo proceso hipnótico que a los demás milicianos en algún momento de su vida. este aspecto azz no se ha molestado en mostrarlo al lector, es otra de las cosas que deja abierta a la interpretación de los lectores. un miliaciano como Willie Times en su periodo de hibernación no se atreve a entrar en acción cuando hay peligro, luego cuando por fin oye la palabra para activarle, croatoa, ahí ya es capaz de disparar con precisión y le sobra valentía.  Dizzy no era consciente que ya se habían fijado en ella antes de salir de la cárcel, que ya su entrenamiento había comenzado antes de lo que pensábamos, incluso que le habían programado para matar a Graves y sustituirle cuando fuera necesario.

Raul Lopez
Admin
10 abril, 2011 17:32

La oferta sigue, es hasta el día 13 según indican en su web, el enlace es este: http://www.planetacomic.net/comics_detalle.aspx?Id=24122

Elokoyo
Elokoyo
Lector
11 abril, 2011 15:51

José Torralba comentó: Desde luego si ponemos el listón de calidad necesario para conocer una edición de lujo en The Sandman o La cosa del pantano, muy pocas se publicarían así.
A eso mismo me refiero, creo que las ediciones de lujo hay que hacerlas con perspectiva y cuando ha pasado un cierto tiempo y se puede ver la calidad con la que ha sobrevivido con el paso del tiempo. Sé que es una utopía y los negocios son los negocios, pero tanta edición de lujo, a mi entender sobra.
José Torralba comentó: Pero lo cierto es que esta serie de ediciones no se “conceden” como premio a la calidad o al respaldo crítico, sino que se hacen para vender. Se tiene un producto y se cree que tal o cual formato puede venir bien para su comercialización. Simplemente eso.
Desde luego, pero el último tomo publicado en España de 100 balas es de Octubre del 2009. La edición de lujo sale en Abril del 2011. ¡¡¡1 año y medio más tarde!!! Habrá gente que debe de estar tirándose de los pelos en éste momento.
Y me alegro por los fans de 100 Balas porque se van a llevar una edición cojonuda… pero mantengo mi opinión… el comic no lo merece -lo cual no quiere decir que otros no puedan disfrutarlo, ojo- pero creo que las ediciones de lujo hay que guradarlas para los comics que marcaron época o sentaron cátedra. Y para mí 100 Balas no es de esos comics. Ni Los Perdedores para sacarlo en Omibus… y la lista puede ser muy larga.
José Torralba comentó:  Dicho lo cual, 100 Balas es a mi juicio una serie notable y cojonuda… no está al nivel de las antedichas, pero es un producto dignísimo, muy bien llevado (aunque no tan bien terminado como me hubiera gustado), con un apartado gráfico de auténtico infarto y con muchas muestras, aquí y allá, de gran historieta. Y encima vende bien. Así que si Planeta la quiere publicar así, que la publique.
Me parece una opinión muy respetable y bien argumentada. Entiendo que Planeta la quiera sacar así para vender más. Pero creo que tanto volumen de lujo, tanta saturación va en su contra y en la de todos, porque estan editando casi «cualquier cosa» en tomo chachi-guay y encarecemos las cosas innecesariamente.
Seguramente estará mejor informado que yo. Estoy convencido. Tengo una pregunta que no sé si sabrás responderme. No la hago para ofender, sino para ver por donde va la estrategia de Planeta.
¿Planeta va a seguir reeditando los tomos en tapa blanda de 100 Balas?
O por el contrario, ¿a partir de ahora todo aquel que quiera 100 Balas habrá de pasar por la edición de lujo -sí o sí- una vez se agoten los «trade-paperback» y no los reediten más?
¿Habrá una única edición de lujo de 100 Balas en el futuro o habrán 2 ediciones en el mercado como alternativa para aquellos que no puedan gastarse 150-160 €?
José Torralba comentó: Por otra parte, a mí 100 Balas me parece mejor (y me gusta más) que Predicador, por ejemplo.
Aquí ya entramos en un terreno de gustos y opiniones personales en las que cada uno tendrá razón defendiendo su punto de vista. Evidentemente estoy en desacuerdo totalmente, pero me parece totalmente respetable y sería un debate muy largo en la que ninguno acabaría convenciendo al otro de lo contrario.
José Torralba comentó: Y sobre Y el último hombre me sorprende que menciones un bajón en el último cuarto de la colección cuando, precisamente, tras el bajón de su tramo medio lo que la salva por completo y la redime es su emocionante final. Pocas, muy pocas series he visto así de bien terminadas.
Lo comentado anteriormente. Me parece una muy buena serie, pero para mi gusto -siempre personal y subjetivo, ojo- el final se precipita muy rápidamente y «la solución del enigma» no me fue muy satisfactorio.
Opino que es de lo mejorcito que ha sacado Vertigo en los últimos años, muy buen comic pero desde luego no es una Obra Maestra. Ya entiendes a que me refiero.
José Torralba comentó: Y Hellblazer por contra me parece impracticable para una edición así: serie regular en curso, 250 números (10 recopilatorios de 25 números a 40 euros… 400 €, ahí es nada) y con unos equipos creativos no siempre afinados. No sé…
Pues estan recopilándola en tapas blandas y por etapas de guionistas. ¿Por qué no aderezarla con algunos extras interesantes? Han pasado muchos autores y muy buenos. Otra cosa es la huella que han dejado en la colección. Azzarello entre ellos… jejejeje
Que sea una serie regular en curso no me parece excusa. Panini está sacando los Marvel Deluxe de Los Nuevos Vengadores (serie abierta), Capitán América de Brubaker (serie abierta) y otros más.
 

Txewaka
Txewaka
11 abril, 2011 19:38

Lo 1º: ENHORABUENA POR EL ARTÍCULO.
Siempre he querido que cayese en mis manos esta serie pero por A (presupuesto, compro mucho y esto iba a ser demasiado), B (edicion) o C (remitiendome a las 2 anteriores, se me había olvidado que existía) ha sido justo, cuando la han sacado en este formato que definitivamente queda apuntada para este verano.
Tenía ganas de leerla (apenas he leido unos 5 numeros) pero las criticas eran muy buenas, asi que lo dicho, este veranito cae.

Juanen
Juanen
12 abril, 2011 10:31

«¿Habrá una única edición de lujo de 100 Balas en el futuro o habrán 2 ediciones en el mercado como alternativa para aquellos que no puedan gastarse 150-160 €?»
Pero si la de 150-160€ es la economica. La de los tomos en tapa blanda sale a mas de 200€ (suponiendo que fuese a 2€ el comic x 100 comics = 200€). ¿Para que van a reeditar unos tomos en tapa blanda que salen mas caros? Si no puedes pagar 40 € de golpe, ahorras 20 meses a 2€ (que es a lo que saldria la grapa) y cuando los tengas lo compras y te lees un numero al mes. el resultado final es el mismo.

Jaennation21
Jaennation21
31 enero, 2012 17:39

Me acabo de terminar toda la historia y me ha parecido genial. Si es verdad que a veces puede resultar pesado pero la profundidad de los personajes es sublime y el enfoque mafioso igual. En definitiva, un gran comic.

Lucas
Lucas
15 marzo, 2012 12:30

Gran serie.
Para leer y releer, y sacarle más jugo con cada relectura dado que uno va entendiendo más cosas, pillando más detalles y encajando más piezas. Y una gozada visual tanto desde el punto de vista de las ilustraciones, como con el ritmo narrativo que los dibujos y las páginas de Risso dotan a la obra.

dejotabe
dejotabe
Lector
9 diciembre, 2012 14:00

 Pues yo me compré el maletín hace ya casi dos años y por no tener tiempo me lo he leído en este puente y me ha parecido, siendo generosos, una basura.

En ningún momento se dan muestras del poder del Trust, los personajes podrían matarse entre ellos mas de 100 veces durante la serie, y cuando lo quieren hacer no lo hacen, y cuando no quieren lo hacen……Graves al principio dá una imagen de que lleva un control milimétrico de la situación y qué va las cosas suceden porque sí, la Echo Memoria entra y sale de escena cuando le sale de las narices a Azzarello, el cuadro, que a mediada la acción parece superimportante al final….¿no lo quiere nadie?, no sé o yo soy muy tonto o esto es lo que he entendido del comic……en fin.

Azzarello, no compro un tebeo tuyo ni de Blas, pues no te queda nada que aprender de un maestro como Brubaker.

PD: Eso sí, es una basura muy bonita y muy bien dibujada, a Risso le pongo un 10, no tanto así como a Dave Johnson, que algunas portadas parece que las  haga con una desidia tremenda.

ulmman4
ulmman4
Lector
1 enero, 2013 12:35

 La he terminado hace un par de días y me ha parecido en líneas generales sobresaliente. Los últimos 12 números con un ritmo trepidante, que desde luego consigue lo que quería Azzarelo en sus propias palabras derrumbar a velocidad frenética las piezas de dominó que el había colocado.

Si que es cierto que hacia la mitad de la serie, ésta se hace un poco lenta ya que la información relevante aportada en esos números, es más bien escasa. Pero, en mi opinión, eso ayuda a que los últimos números nos den esa sensación vertiginosa de dirigirnos sin freno hacia el fin…

El dibujo, una gozada.