Fin del experimento Capa y Puñal
«Al fin, Capa y Puñal están en casa»
Zona Negativa Obra Social os trae la reseña del que, ahora parece que sí o sí, será el último tomo de los cómics pre-siglo XXI de Capa y Puñal. Aunque nunca se sabe… En fin, mucho ha pasado desde la publicación y reseña del tomo anterior. Para empezar, se supone que en junio, el lector español ya tendrá por fin ediciones en tapa dura de todas las series de Capa y Puñal entre los 80 y los 90, pero también de los Nuevos Titanes de Marv Wolfman y George Perez. Mi comentario en la reseña anterior quedará, afortunadamente, obsoleto. Honestamente, pensaba que el resto del volumen 3 de la serie quedaría inédito por parte de Panini. No en vano, algunos llevamos esperando desde noviembre de 2018 el segundo Marvel Héroes de los Nuevos Guerreros de Fabian Nicieza y Mark Bagley. Me repito, lo sé, pero el mundo no es justo.
A nivel editorial, el tomo incluye The Mutant Misadventures of Cloak And Dagger 12-13, Cloak And Dagger 14-19, Doctor Strange 78 y la Marvel Graphic Novel: Power Pack & Cloak And Dagger. Empezamos a hablar de estos cómics y tengo buenas noticias. Este tomo es una mejora con respecto al anterior. Tampoco mucho pero una mejora al fin y al cabo. El famoso entintador Terry Austin se hizo cargo de los guiones de The Mutant Misadventures of Cloak and Dagger y el resultado fue francamente malo. El lector se encontró con constantes cambios de tono, aventuras repletas de elementos bizarros y sin sentido, y una parte gráfica horrible. Capa y Puñal entraron por entonces en cifras de venta (alrededor de 50.000 ejemplares al mes) que auguraban una futura cancelación si no se hacía algo para cambiar el rumbo de la serie. Y no se puede negar que Marvel buscara soluciones.
Los #12-13 sirven para que Austin cierre su etapa con los personajes pero si por algo destacan es por el regreso de Rick Leonardi, dibujante tanto de la primera miniserie como de los primeros números del volumen 1 de Capa y Puñal. Solo con la presencia de Leonardi, la calidad de estos cómics sube varios enteros, incluso no siendo este uno de sus mejores trabajos. El guionista parece más centrado que en números anteriores y entrega una aventura que se enfoca a narrar la batalla final entre los héroes y Mr. Jip, el principal antagonista de Capa y Puñal en los últimos años. Sigue habiendo detalles absurdos como ese avión comercial repleto de muertebots pero en general es una lectura pasable: hay acción, cierto ritmo y se resuelven tramas enquistadas desde hace años como la del Padre Delgado. Tras descubrir el lector que Capa puede tragarse un avión entero, la historia termina con la “muerte” de Mr. Jip -no sin antes devolverle sus poderes a Puñal- de una forma tan mundana que prácticamente le regalaba su resurrección al guionista que quisiera traerle de vuelta.
El #14 funciona como un soft reboot para la serie, cambio de estatus y de escritor, en este caso un Steve Gerber que se iba acercando al ocaso de su carrera. El celebérrimo creador de Howard el Pato, retornó a Marvel en los años 80 y para principios de los 90 recibió varios encargos de la Casa de las Ideas, siendo uno de ellos intentar revitalizar una serie agonizante como esta Capa y Puñal ya sin la coletilla de Mutant Misadventures. Desgraciadamente, Gerber solo estuvo 2 números como guionista y otro más como argumentista. Demasiado poco tiempo para valorar una estancia tan breve. Por lo pronto, Gerber devuelve a los héroes a su clásico entorno urbano, esa Nueva York repleta de traficantes de droga en una historia que les lleva a investigar a un grupo de neonazis relacionados con una serie de escabrosos asesinatos. El guionista deja caer varias pistas sobre una posible presencia mística dentro del grupo neonazi así como presenta brevemente a D’Spayre pero apenas tiene tiempo para desarrollar la historia puesto que es rápidamente sustituido por Terry Kavanagh, editor ascendido a escritor y que sería tristemente famoso en la década de los 90 por sus aportaciones a dos sagas, ejem, “controvertidas”: la del Clon en Spiderman y la Encrucijada en Los Vengadores. En el correo de la colección se afirmaba que Gerber abandonó la serie debido a la carga de trabajo. Podría ser cierto -en aquel momento estaba escribiendo también la serie de Hulka y una miniserie del Exterminador de Tontos- pero no tenemos información en sentido contrario.
Los #16-19 ya están escritos por Kavanagh y desconocemos hasta que punto siguió el plan que tendría Gerber para la serie. Lo cierto es que estos números finales vuelven a adentrarse en el terreno del despropósito aunque sin alcanzar el pésimo nivel del tomo anterior. El relato de los nazis asesinos acaba siendo el de Mefisto y un ejército de demonios que termina abruptamente cuando el famoso diablo se traga a los héroes y después ya no se sabe nada más de él. La trama, a la que se habían añadido de forma bastante gratuita Spiderman y el Motorista Fantasma, termina abruptamente añadiéndole un cross-over con el Guantelete del Infinito que no tiene demasiado sentido para una colección como Capa y Puñal (otro día discutimos la extrañísima política de tie-ins del Guantelete del Infinito…). Los números finales se centran ahora sí en D’yspare, que se ha convertido en narcotraficante, vendiendo en la tierra una droga llamada D-Lite y cuyos efectos en los adictos incrementan el poder del villano. Kavanagh se saca de la manga un poco de retrocontinuidad cuando D’yspare explica cómo es el causante del origen de Capa y Puñal, incluyendo una posible realidad alternativa en la que los héroes intercambiaban sus poderes -y que ocasionaba uno de los peores disfraces de superhéroe ever como era el de Capa con poderes de luz-. Los poderes de oscuridad de Capa derrotan a D’yspare, la fábrica de drogas es destruida y nuestros héroes pueden así disolverse en el olvido de los personajes secundarios olvidados de Marvel.
La serie, que ya hacía más de un año que era bimestral, cerró en el #19, tras tres volúmenes, una miniserie, y un sinfín de relanzamientos y cambios de rumbo. En los 90, todavía protagonizarían historias cortas en dos series antológicas como Marvel Comics Presents o Marvel Super-Heroes pero no volverían a tener una miniserie propia hasta 2011, casi 20 años después, dentro del evento Spider-Island. El tomo se completa con el Doctor Strange #78, inusual team-up entre el Doctor y Capa, y ya incluido en el Marvel Héroes Doctor Extraño: Relatos Extraños, y una novela gráfica en la que Capa y Puñal unen fuerzas con Power Pack para salvar a una serie de niños y adolescentes fugados (runaways) de sus casas que acaban en una falsa casa de acogida dirigida por un clon de Mojo llamado Cadaver. Este cómic, dibujado correctamente por Sal Velluto, suponía también el retorno del creador de los personajes, Bill Mantlo, a una historia de Capa y Puñal. Se supone que es un cómic-denuncia o cómic como servicio social pensado para concienciar y ayudar a chavales en la misma situación que las víctimas que aparecen en la historia. En realidad, como confesó Velluto tiempo después, se trata de una historia para la serie regular de Power Pack que el editor Carl Potts decidió convertir en Novela Gráfica y añadirle la parte de denuncia social.
Sigo pensando que Capa y Puñal son personajes con potencial dentro del universo Marvel. Quizás no para sostener una serie regular pero sí para crear cómics mejores que muchos -la mayoría- de los que se han publicado en estos 100% Marvel HC. Solo hay que ver cómo los escribió Brian K. Vaughan cuando los utilizó en Runaways. Y ahora que ya hemos terminado con Capa y Puñal, ¿puedo ya pedir que se reedite todo el Spectacular Spiderman de J.M. DeMatteis?
Lo mejor
• Los dos números de Steve Gerber. Solo los diálogos, ya están a años luz que los de Austin o Kavanagh
Lo peor
• Terry Kavanagh de principio a fin
