Visión y Bruja Escarlata Año 2
«Solo Billy y Tommy, y Wanda y Visión. Nuestra familia»
Como a muchos aficionados al cómic Marvel en España, me encantaría conocer las cifras exactas de ventas de todo lo que publica Panini. Todos tenemos, yo también, mis ideas acerca de lo que vende mejor o peor, algunas de dichas ideas más o menos confirmadas por entrevistas o comentarios de la editorial en redes sociales. Porque realmente hay decisiones de publicación que deben basarse en un cierto nivel de ventas como en el caso de lo que ha ocurrido en el último año con la Visión y la Bruja Escarlata. Primero tuvimos la reedición de su boda y primera miniserie de 1982 escrita por Bill Mantlo. Hoy hablamos de la reedición de la maxiserie de 12 números que se publicó originalmente en 1985. Y en febrero de 2022, Panini va a publicar otro tomo, en este caso con historias sueltas de la época en la que todavía eran matrimonio. ¿Tanto impacto ha tenido en ventas la serie de Disney+ dedicada a los personajes? Parece claro, a tenor de lo visto, que algo habrá tenido que ver.
Reflexiones de mercado aparte, hoy venimos a hablar de una de las historias fundamentales para entender el atractivo que para muchos fans (y no tan fans) sigue teniendo un matrimonio entre la Visión y la Bruja Escarlata. Nos situamos en 1985. Tras un largo periplo como vengadores, Visión y Wanda Maximoff contraen matrimonio en Giant-Size Avengers #4 y a partir de ese momento no hay muchos guionistas que sepan qué hacer con ellos como pareja. En 1982, Marvel publicó una serie limitada de cuatro números que pretendía presentar un nuevo estatus para el matrimonio, viviendo en una casa en un suburbio de Nueva Jersey. Sin embargo, el guionista Bill Mantlo prefiere narrar aventuras de clásico aroma superheroico y jugar con la continuidad de ambos vengadores, especialmente la identidad del padre de Wanda. La miniserie, ya reseñada en ZN, peca de demasiado formulaica, y de los problemas de Mantlo para encontrar el tono y la voz de dos personajes tan particulares.
Un par de años después, en 1984, Roger Stern pone a la Visión en una situación, como poco, peliaguda. El sintozoide planea insertarse en la red y hacerse, virtualmente, con el control del planeta. Visión es, claro, derrotado por los Vengadores y apartado del equipo, lo que sentaba las bases para poder desarrollarlo fuera de los focos de la colección de los Héroes más poderosos de la tierra. Sin tener el brillo de héroes como Spiderman o los 4 Fantásticos, Marvel es perfectamente consciente de que Visión y la Bruja Escarlata son muy queridos por los aficionados y planea darles una colección que se inicie como limitada pero con la posibilidad de convertirse en regular. Y no puede elegir a nadie más adecuado para escribir dicha colección: Steve Englehart.
Tras su paso por la Marvel de los 70 y dejarnos unos cuantos clásicos en Los Vengadores, Capitán América y Los Defensores, entre otros; Englehart abandonó Marvel en 1976 y, de hecho, se apartó temporalmente del mundo del cómic. Gracias a la insistencia de Jenette Kahn, Englehart acabó escribiendo una también muy recordada (pero no muy extensa) etapa en Batman además de otros cómics como la JLA. Saltamos a mediados de los 80, casi 10 años después de dejar Marvel, y el hijo pródigo prepara su regreso a la Casa de las Ideas. Marvel le encarga a Englehart dos tareas prioritarias: la segunda colección de los Vengadores, Vengadores Costa Oeste; y la nueva serie de la Visión y la Bruja Escarlata.
La trama central de los 12 números que acabó teniendo la serie es el embarazo de la Bruja Escarlata y la creación de un hogar y una dinámica familiar entre ella y su marido durante lo que se supone es un año en sus vidas. Englehart aprovecha que guionista ambas series para cruzar Vengadores Costa Oeste con los dos primeros números de la maxiserie, con una enfrentamiento conjunto contra el Segador, Nekra, Ultron y Goliat, nada menos. Aunque está dedicado principalmente a la acción, en estos primeros números también queda registrado que Visión y Wanda se vuelven a mudar a Leonia, la comunidad residencial donde ya habían vivido brevemente y que acabó con el incendio intencionado, por parte de sus vecinos, de su casa en Los Vengadores #252. En el #3, un aquelarre de seres mágicos, los Siete, secuestran a los héroes y son derrotados por Wanda ayudada por el espíritu de Agatha Harkness. La propia Agatha es la que le da la idea a Wanda de que puede “engendrar” un hijo gracias a sus poderes mágicos. En el #4 el Doctor Extraño confirma el embarazo de la Bruja Escarlata a la vez que nuestra heroina evita un enfrentamiento contra unos vecinos violentos apelando a su capacidad de oratoria antes que a sus poderes. Los Siete regresan en el #5 y atacan a los héroes con personajes “muertos” (¿todavía no se habían dado cuenta los guionistas que teniendo en cuenta lo temporal de la muerte en Marvel, esta clase de ideas son malas ideas?) como Jean Grey o el Barón von Strucker que, oh sorpresa, no están realmente muertos.
Llegamos al ecuador de la serie con el mejor número, el 6, con la cena de acción de gracias, en la que se reúnen familiares, amigos y Magneto. Englehart intenta presentar a Sapo como una amenaza real (Rey Sapo) gracias a la tecnología del Extraño (que nos retrotrae a los primeros meses de la colección de La Patrulla X en los años 60) pero no acaba de funcionar. En el #7, Visión va al espacio y lucha contra Sapo; mientras que en el #8 derrotan a un demonio con la ayuda de Luke Cage. Entramos en la zona telenovela puesto que en el #9, la Encantadora seduce con un hechizo a Visión para que robe una joya (lo que despertará los celos de Wanda) y en el #10 la acción se trasladará a Atilán para cerrar la subtramas en la que Cristal engaña a su marido Mercurio con un agente inmobiliario llamado Norm. Spiderman será el invitado en el #11 donde Englehart trata de conciliar su visión del Rey Sapo con la de un Sapo lamentable que habían presentado Tom DeFalco y Ron Frenz pocos meses antes en El Asombroso Spiderman. Para terminar el #12 presenta una pelea entre Wonder Man y Magneto contra un Segador zombificado y Nekra, pelea que sirve como excusa para que el número tenga el doble de páginas ya que lo importante es Wanda dando a luz a sus mellizos, William y Thomas.
A pesar de que no dejamos de hablar de cómics de superhéroes, estas historias son un tanto diferentes a lo que se podía encontrar en la Marvel de la época. Estamos hablando del intento más serio de convertir a unos personajes protagonistas en una familia, al menos desde la presentación de los 4 Fantásticos en 1961. El concepto de familia casi siempre se ha considerado anatema en el cómic de superhéroes mainstream. Pensemos solamente en los problemas que le generaba a autores y editores un Peter Parker casado o, Dios no lo quiera, PADRE. Lo cierto es que no hay nada inherentemente antiheroico en formar una familia o en hacer de la familia el centro de un cómic de superhéroes (cof cof Invencible cof cof). Y la idea está bien desarrollada por Englehart, con el toque justo de telenovela sin ser cansino. Wanda se muestra como una mujer madura y proactiva. La Visión acepta por completo a Simon Williams como su hermano y presenciamos el innegable carácter humano de su persona. De ahí que por momentos (breves) parezca un cómic que entronca más con la tradición del género romántico que con el de superhéroes.
Curiosamente, el drama matrimonial no viene de la pareja protagonista sino de Cristal (con su infidelidad) y Mercurio. Lo cierto es que Cristal no es un personaje demasiado bien tratado por Englehart que lo seguiría utilizando más como un mecanismo de la trama que como un personaje real en su etapa en Los 4 Fantásticos; allí intentando boicotear el matrimonio de la Antorcha Humana y Alicia Masters. Por otro lado, teniendo en cuenta que estamos hablando de un nexo fundamental del Universo Marvel, ya que a través de Visión o de Wanda, enlazamos con vengadores, mutantes, inhumanos, invasores, etc., los 12 números se sienten un tanto “pequeños”, con tan solo dos números que exploran su identidad familiar (#2 y 6). No todo en este caso es responsabilidad de Englehart. Era conocido el desdén que el patriarca mutante, Chris Claremont, sentía por todo aquel autor que “osaba” utilizar a “sus” personajes. Así, no es raro que el acercamiento de Magneto a sus hijos fuera algo inexistente tanto en La Patrulla X como en Los Nuevos Mutantes, donde el amo del magnetismo iba a tener gran protagonismo hasta finales de los 80. Es precisamente el #6 el más redondo de la serie, con unos diálogos brillantes y en ocasiones muy divertidos, donde Englehart puede lucir la mejor parte de su gran conocimiento de la continuidad de estos personajes.
Por lo demás, da la sensación de que el guionista tiene buenas ideas pero no acaba de resolverlas satisfactoriamente. La joven vecina Holly, aprendiz de bruja con Wanda, desaparece sin más. La relación entre Cristal y Norm ocurre casi por completo fuera de cámara por lo que la reacción final de la inhumana es difícil de procesar para el lector (¿suicidio? ¿en serio?). Englehart no es capaz de coordinarse consigo mismo en el cross-over con Los Vengadores Costa Oeste y la pelea contra el Segador y Ultron es un desastre narrativo. Mención aparte merece el truco de utilizar una fiesta para casi cada número de la serie lo que, al contrario que en El Largo Halloween, supone un lastre más que un incentivo. El episodio de Acción de Gracias funciona bien pero otros como el del día de Martin Luther King Jr. o el del Tax Day (el último día para entregar el borrador de la renta en EE.UU.), el enganche con la festividad es puramente anecdótico.
El tiempo no había pasado en balde y aunque Englehart seguía siendo un caudal de ideas, muchas de ellas bastante locas, esta maxiserie se siente mal estructurada y que hubiera necesitado un par de reescrituras en los guiones. No ayuda tampoco el dibujante que le tocó en suerte al escritor, Richard Howell, más conocido como crítico de la revista The Cómics Journal que por su labor artística. Howell tiene un estilo muy acartonado y estático, que recuerda a Al Milgrom (no es un halago) y con el que, además, yerra el tono en varios momentos fundamentales como cuando Wanda le dice a Visión que está embarazada, resuelto por el dibujante en un excesivo estilo cartoon.
La Visión y la Bruja Escarlata se casaron en 1975 y John Byrne destruyó su matrimonio en 1989, mientras que Mr. Bendis le prendió fuego a los restos en 2004. Ya hemos mencionado aquí cómo Byrne deshizo todo el trabajo hecho por guionistas como Englehart cuando tomó las riendas de Los Vengadores Costa Oeste. El propio Englehart nunca ha escondido su desprecio por Byrne como cuando dijo en una entrevista que “si no respetas los personajes o los autores que llegaron antes que tú, ¿por qué estás en este negocio?”. El matrimonio ya no existe pero su recuerdo permanece y ha llegado hasta el siglo XXI nada menos que en forma de serie para televisión. Ojalá congelar el tiempo y volver a 1986, al final de este tomo, con Wanda y Visión abrazando a sus hijos y pensar que, por una vez, los héroes sí que pueden tener un final feliz.
Lo mejor
• El intento de contar una historia diferente, la creación de una familia tan improbable como emblemática
Lo peor
• La parte artística a cargo de Richard Howell
Guion - 6
Dibujo - 4.5
Interés - 7
5.8
Una maxiserie muy justa de calidad pero que ha dejado una honda huella en el Universo Marvel
Este es uno de estos comics que siempre que voy a la tienda, lo cojo y es candidato a venirse a casa, pero siempre lo acabo dejando. Lo primero por el dibujo, que efectivamente es un suspenso y luego me entra la duda de si el guion lo compensaría. Ya veo que no, así que seguirá quedándose en la librería.
Yo estaba como tú en la época de Wandavision,me llamó la atención poco antes de que saliera, lo ojeé en la tienda y al ver el dibujo lo dejé inmediatamente, aparte de que el Englehart de esa época tampoco daba muchas garantías.
Este cómic ya era malo en su época y ha envejecido fatal. Como algo raruno tiene su razón de estar en la cole de un coleccionista pero no desde luego con la edición de Panini, carísima porque la calidad de la historia no está en armonía con calidad-precio de la edición. A quien le interese mucho que busque las grapas, que siempre han sido fáciles de encontrar y baratas.
Pues me estoy terminando de leer el Green Lantern de Englehart (hasta el 200 USA) y tiene ese punto de que aunque son comics entretenidos, que pasan cosas continuamente y quizás sean las historias más ambiciosas que había tenido la colección hasta ese momento, tienen cosas que hacen que salvo la saga de la cuenta atrás haya envejecido reguleramente. Y aun esa saga tiene el handicap de ser una trama menor de las Crisis. Lo que en los 70 eran sus trademarks y sus virtudes (las ideacas y la reverencia a la continuidad) aquí le jugaban malas pasadas (tema Zafiro Estelar). Aunque sólo por la actalización que Englehart hace de Guy Gardner ya vale la pena.
Es una pena que el que había sido una especie de Morrison-Millar versión años setenta no encontrase la tecla en los 80 y sus comics sufran tanto en la relectura adulta. Con todo, leídos de niño sus Nuevos Vengadores o Green Lantern eran muy disfrutables. A veces hay productos que pueden disfrutar mucho los niños, pero no los adultos, y esto no es necesariamente malo. Malo es lo que no disfrutas ni de niño ni de adulto. Con todo Visión y Bruja escarlata, sólo leí un número en su momento y ya me pareció mediocre de niño, tiene toda la pinta de que esta colección fue el patito feo del Englehart ochentero. Pero pasan cosas y es entretenido, no hará tampoco daño al completista y, como se señala, es el origen de muchísimas tramas.