Nuevos tiempos, Nueva Pantera Negra
La espera por fin ha terminado. El cuarto volumen de la recopilación en tomo del Pantera Negra de Reginald Hudlin ya está aquí. Como seguro que recordaréis, la recopilación de esta serie comenzó con el estreno de una nueva línea editorial de Panini, la línea Marvel Collection.
El espíritu de esta línea editorial, inaugurada con el primer tomo correspondiente a esta colección, no era otro que recopilar determinadas obras de la Marvel moderna, la del año 2000 en adelante, en tomos de unas trescientas o cuatrocientas páginas, en cuidada tapa dura y en formato duradero.
Por Marvel Collection no sólo ha pasado esta etapa del Rey de Wakanda, si no que también vimos la Hulka de Dan Slott, la Mística de Brian K. Vaughan, Los Nuevos Mutantes de Nunzio DeFilippis y de Christina Weir, la Spidergirl de Defalco, Frenz y Oliffe, y hasta el Investigaciones Factor-X de Peter David (cuya continuación tras el cierre de Marvel Collection todavía esperamos, aunque sabemos que Panini cumplirá).
Pero entre el coronavirus, que ha cambiado el panorama económico a peor, obligando a la editorial a readaptar sus líneas y su ritmo de publicación, las escasas ventas del formato, y el hecho de que salvo en la extensión de cada tomo Marvel Collection era muy similar a Marvel Saga o incluso al espíritu de algunos tomos Marvel Integral o Marvel Omnibus, Panini apostó por cerrar esta línea.
Sin embargo los que llevamos siguiendo la labor de la editorial con Marvel sabemos perfectamente, como ellos no se cansan de explicar en sus redes sociales, que en Panini hay muchas cosas que se crean, pero ninguna se destruye, solo se transforma. O lo que es lo mismo: Si empezaste una recopilación determinada de una colección Marvel en Panini no te preocupes, porque la terminarás. Otra cosa es que tengas que esperar más o menos tiempo.
De este modo, ya no tenemos Marvel Collection, pero dentro de ese cajón de sastre para las recopilaciones en tapa dura de extensión media que es el formato 100% Marvel HC, nos llega el cuarto volumen del Pantera Negra de Reginald Hudlin.
Si recordamos la historia hasta este punto, T’Challa y Tormenta, tras su boda, se habían ido de gira por el mundo para establecer lazos entre Wakanda y el resto de las naciones. Ello les había llevado a Attilan e incluso a Latveria. Además, el autor llevaba los problemas matrimoniales de Los Cuatro Fantásticos a raíz de la Guerra Civil Superheroica a esta colección y decidía dar un descanso a Reed y Sue para que estos volvieran a ser pareja, cediendo temporalmente el lugar de estos en el cuarteto fantástico a Ororo y T’Challa.
El resultado no era ni más ni menos que continuar con la acción que hasta ahora había discurrido por toda la etapa, para evitar que el matrimonio regio supusiera la entrada del cómic en un momento más tranquilo y anodino para este tipo de publicaciones, al tiempo que, al relacionar a Pantera Negra con otros personajes y naciones del Universo Marvel, así como con las consecuencias de eventos como Civil War, se ponía a esta colección en la primera plana de la Casa de las Ideas.
Al comienzo de este volumen, Ororo y T’Challa regresan a Wakanda, solo para encontrar que durante su ausencia, Killmonger ha hecho de las suyas, por lo que toca defender la nación de Wakanda, la herencia de Pantera Negra y luchar por lo que ambos quieren proteger.
Ello, nuevamente, supone lograr que la colección no pierda la acción que la caracteriza porque los personajes regresen a su zona de supuesto confort.
Es tras este momento en el que encontramos, a cargo de Jason Aaron, en lo que sería una de sus primeras laboras para Marvel, el cruce de la colección con Invasión Secreta, el cual no pasa de ser un cómic de encargo y relleno. Y es que, si algo lastró a una colección que sin ser perfecta, sí que resultaba muy entretenida, fue sin duda el cruzar a Pantera Negra con todos los eventos Marvelitas, por mucho que ello ayudara a otorgar protagonismo al personaje.
Por otro lado, Hudlin cierra así el volumen de su Pantera Negra y se adentra en el siguiente, también guionizado por él, y cuyo comienzo vemos aquí protagonizado por Shuri en el papel de Pantera Negra, una vez que su hermano y cuñada, resuelta la crisis se dedican en exclusiva al gobierno del país y dejan de lado la labor superheroica. Menos mal que lo de convertir a personajes femeninos de una serie en el héroe de la colección, sustituyendo al clásico era algo que solo se hacía por inclusión forzada desde hace pocos años, porque este cómic es de principios de Siglo, pero en fin.
El problema de esta etapa, es que teniendo un arranque muy bueno con John Romita a los lápices y con una historia inicial a priori fuera de continuidad, luego introducida en ésta, su excesiva cantidad de número se empieza a notar aquí.
Se ignora cada vez más la continuidad previa, las bases sentadas por Christopher Priest no solo con Killmonger si no con más personajes, y a pesar de que se consigue que el personaje sea conocido como nunca, se hace con una técnica narrativa que al principio, resulta muy fresca y novedosa pero que en este tomo no pasa de correcta.
Afortunadamente, algo se mejora con la llegada de Shuri a la colección que precisamente consigue sacar a ésta del lugar anodino en el que se encontraba. Ello sin duda ha ayudado a que autores posteriores como Ta Ne-Hisi Coates hayan podido realizar con el personaje una labor más personal y orientada a la política wakandiana, para lo que fue necesario pagar el «peaje» de la etapa de Hudlin más orientada a la acción y al cruce con grandes eventos.
En cuanto al dibujo, éste es ejecutado por una pléyade de varios autores, como Francis Porcel o Jefte Palo, artistas que sin ser talentos muy reconocibles cumplen con su labor y lograr estar a la altura.
Lo mejor
• El legado del manto del héroe a Shuri.
Lo peor
• La etapa se alarga innecesariamente y aquí flaquea muchísimo.
Guión - 6
Dibujo - 6.5
Interés - 5
5.8
Pasable
Reginald Hudlin termina un ciclo con T’Challa y se prepara para el siguiente, protagonizado por Shuri.