El pasado Salón del Cómic de Barcelona 2017 tuvo como uno de sus invitados al máximo exponente de la animación hecha en Cuba, el ilustrador, guionista y director de cine Juan Padrón, conocido en el mundo de la animación por su largo ¡Vampiros en La Habana! y personajes míticos como Elpidio Valdés. Padrón participó en el Salón con una conferencia llamada “La animación según Juan Padrón”, aparte de una sesión de firmas de su último libro Crónicas de La Habana. Un gallego en la Cuba socialista, escrito junto a Mauricio Vicent, sobre la visita de este último a la isla en los años 80 antes de la eclosión del turismo. Ha salido recientemente de la mano de Astiberri.
El autor cubano en el Salón de este año y la portada de su nuevo cómic
El objetivo de la conferencia, presentada por
Jaume Vidal, era hacer un repaso a la historia de la animación cubana desde mediados del siglo pasado. Primero vimos un vídeo resumen de la carrera de
Padrón, en su vertiente animada, abarcando sus trabajos más conocidos como las dos cintas de los Vampiros en la capital o su trabajo con
Quino hasta los
Filminutos. Fue un vídeo ameno y bien construído, mezclando épocas y estilos concatenando escenas de distintos trabajos pero con aspectos en común (alguien sale por una puerta y entra por otra de otra película, se sube en un coche y se baja en otro de otra producción, etc). Abarcó trabajos de juventud y también sus creaciones infantiles. Destacó su visión del descubrimiento de América y la matanza de indígenas. También vimos fotografías y vídeos de su infancia.
El grueso de la charla se dedicó a comentar por encima la historia de la animación cubana en el sXX. En los años 40 existieron agencias de publicidad que trabajaban para clientes extranjeros creando pequeñas muestras de animación para anuncios para TV. Desde el punto de vista español recuerda al trabajo de agencia para varios países europeos desarrollado por Carlos Giménez, Beà, Gin, López Espí entre otros en Selecciones Ilustradas. En los años 50, los anunciantes de los Estados Unidos tomaban Cuba como banco de prueba de sus anuncios para luego expandirlos por la América Latina.
El 1959 se fundó el ICAIC, Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, pocas semanas después del inicio de la Revolución Cubana. Esto se debió a que los dirigentes de la Revolución se percataron del poder y potencia de transmitir sus mensajes a través de imágenes. Una de sus primeras acciones fue fundar la sección de animación. Durante los primeros años enviaban los materiales a Madrid Films para el proceso de filmación, muchas veces costoso. Por ejemplo, el uso de ciertos efectos especiales como los reflejos en ventanas o coches estaba bastante limitado, ya que requería un montaje de cámaras difícil y solo se hacía si era indispensable para el desarrollo del guión. Los años 70 fueron protagonizados por pequeñas películas didácticas para el pueblo cubano (y se supone que con mensaje político añadido), como por ejemplo cómo sembrar correctamente. Esa misma época vio nacer los primeros cortos en color, estando totalmente aceptados entrados los 80. El primer largo se filmó en 1979 y el gran éxito de Padrón, ¡Vampiros en La Habana! llegó el 1985. Se creó una segunda parte más en clave aventura y el mismo Padrón avanzó que se estaba trabajando en una tercera parte actual, volviendo a las raíces de la primera, narrando cómo se originaron los hechos.
Los 80 y 90 fueron marcados por un gran éxito de la animación cubana y eso comportó la creación de muchos estudios de animación. Cuando Rusia dejó de enviar dinero debido a la caída del comunismo, muchos de estos desaparecieron. Para seguir trabajando se adoptó el modelo de varias décadas antes, trabajar para clientes externos, en este caso Europa. El cambio de siglo vino con la intención del gobierno cubano de fomentar la animación una vez más. Las producciones no requerían grandes inversiones pero el equipamiento estaba obsoleto, por lo que se reemplazó con lo más nuevo en tecnología. Esto permitió alcanzar las cifras actuales de 200 minutos anuales de animación en total. Actualmente, el
ICAIC explora la isla para encontrar nuevos valores dentro de la animación para el relevo generacional.
El turno de preguntas y respuestas empezó con la figura de Elpidio Valdés, personaje de unas tiras de historietas de Padrón y posteriormente de cortos y largos animados, siendo los primeros auspiciados por el ICAIC. Trata de las aventuras de un coronel cubano luchando contra el colonialismo español. Su origen humilde, forjado en el campo, hizo que se uniera a esclavos para derrotar el ejército español. Protagonista de múltiples libros, historietas, cortos y largos, es un personaje altamente querido en la isla por aficionados de todas las edades, ya que el conflicto armado está narrado de forma infantil pero los adultos también encuentran explicaciones históricas de contiendas con plasmaciones fidedignas de los movimientos militares.
Posteriormente se le preguntó por los rasgos característicos de la animación cubana.
Padrón los concretó en un ritmo rápido, endiablado, heredado de los cartoons clásicos de la
Warner Bros y muy distinto a la típica animación estática rusa, de planos mucho más largos. En cuanto al sonido,
Padrón se refirió a una BSO con sonidos fuertes y bandas sonoras grabadas por la orquesta nacional de Cuba.
Cuestionado por el éxito de
¡Vampiros en La Habana!, el autor cubano recordó que es una película que fue comprada por muchos países. Esto da una idea de la universalidad de la historia pese a ocurrir en un sitio muy concreto, unas formas muy delimitadas y un ambiente típicamente cubano. Padrón cree que
Vampiros gusta por el diseño de personajes, alejado del
Disney de la época y también del mangaanime actual. El doblaje y la producción de sonido también atraen y son muy representativos de la animación de esos años. Incluso hoy en día,
Padrón se encuentra jóvenes que repiten diálogos de la película de memoria, constatando así como se ha ido transfiriendo de generación en generación, una cinta muy arraigada al pueblo cubano.
Padrón diferenció el carácter de comedia de la misma con el tono más aventurero de su segunda parte.
Más vampiros en La Habana(2003) se creó gracias al éxito de la primera, pero no sin esfuerzo: se tuvieron que rehacer muchos de sus planos al no dominar el estudio las nuevas técnicas digitales de la época. Y avanzó que están trabajando en una tercera parte, que debería estar lista en un par de años como máximo, volviendo a los orígenes de la historia original.
Habiendo dibujado durante años de revolución y gobiernos cambiantes, se le cuestionó si había sufrido la censura alguna vez. Pese a que la primera respuesta fue negar ninguna presión, Padrón acabó recordando como un censor consiguió evitar que un personaje con piojos apareciese en las tiras de humor, ya que no podían concebir cómo un país con un alto dominio de la medicina como Cuba pudiese permitirse tener gente con piojos y mala higiene. El censor consiguió que esa tira no se publicase más.
Página de Crónicas en La Habana tomada de la web de la editorial
La influencia de la animación americana y japonesa fue salpicando toda la conferencia de
Padrón. El director comentó que ambas tendencias consiguen gran éxito en la isla, y personalmente no los ve como un enemigo sino productos más comerciales, con más presupuesto que atraen más al público. El mangaanime suele tener mala prensa en boca de autores y directores de otras latitudes que ven como lo foráneo les come el terreno, o crean productos mucho más apetecibles con mucha más facilidad que ellos. En cambio,
Padrón no tuvo ni una mala palabra para la producción nipona animada. Es más, confesó que le encantaba
Ghibli y que cuando vio
Hols, el Príncipe del Sol no sabía que era
“de Miyazaki” (de hecho está dirigida por
Isao Takahata en los años pre-
Ghibli). Siendo director de animación, le cautivó la forma de hacer el dibujo.
Con unas palabras de despedida, la conferencia finalizó. No fue excesivamente larga,unos 40 minutos, y se podría haber complementado hablando del nuevo libro, ya que tengo la impresión de que no se ha publicitado demasiado. Pero sirvió para dar una visión general a una parte de la producción filmada de Cuba, en la que por momentos se entendió que la animación puede transmitir mensajes a la población, de ánimo, consejo o propagandísticos. O simplemente narrar una aventura con la que maravillar a todas las generaciones. Vosotros, ¿habéis visto alguna producción de Padrón? Hubo pases de ¡Vampiros en La Habana! por Canal+ hace bastantes años, junto con los Filminutos. ¿O quizás descubristeis a Mafalda con la serie que juntó a los dos genios, Quino y Padrón? En todo caso, esperamos que esa tercera parte de Vampiros vea la luz y podamos disfrutar de una animación marca de la casa y muy apegada al país de donde proviene.