«¡Qué rápido se olvida uno de las desgracias ajenas!»
El llamado Cinturón de Fuego del Pacífico es una zona de intensa actividad sísmica y volcánica que abraza las costas del océano Pacífico. La tectónica de placas hace que el 90 % de los terremotos del mundo tengan lugar en los territorios y países que se encuentran a lo largo de esta zona. Este es el caso de Japón que en 2011 padeció un brutal seismo de magnitud 9,0 MW, el cuarto más potente de todos los medidos hasta la fecha, y un posterior tsunami que generó olas de más de 40 metros. El suceso acabó con la vida de numerosas personas y con la destrucción de ciudades enteras. También provocó un daño significativo en la central nuclear de Fukushima que tuvo que declarar el estado de emergencia en sus instalaciones. El desastre medioambiental, solo comparable al de Chernóbil en 1986, fue uno de los mayores de nuestra historia reciente. Una experiencia traumática que hizo todavía más conscientes a los japoneses de una realidad a la que llevan décadas adaptados.
Es normal que este acontecimiento haya marcado al país en los últimos años. Lo podemos apreciar incluso en el manga, un medio que siempre ha estado abierto a todo tipo de propuestas. Ahí tenemos una obra reciente como Ichi Efu de Kazuto Tatsuta, un relato centrado en la labor de los trabajadores de la central nuclear de Fukushima después del accidente en el reactor. Pero este título, publicado en España por Norma Editorial, no es un caso excepcional en el cómic japonés. La realidad con la que viven a diario los japoneses se ha tratado en obras anteriores, ya en 1988 Ryoko Yamagishi publicó Phaethon, un trabajo con intención pedagógica que buscaba abrir el debate en torno al uso de la energía nuclear. Este trabajo fue colgado en Internet después del terremoto de 2011 logrando más de 200.000 lecturas.
En tiempos más cercanos, en el año 2006, y en una propuesta muy diferente, el siempre inclasificable Usamaru Furuya nos narraba en 51 maneras de proteger a tu novia lo que podría ocurrir si se desatase un terremoto en el centro mismo de Tokio. La metrópolis situada en la región de Kanto alberga a más de 36 millones de habitantes, la mayor aglomeración urbana del mundo. La ciudad ya vivió el conocido como Gran terremoto de Kantō en 1923, en el que fallecieron más de 143.000 personas. La probabilidad de que un nuevo seismo afecte a la zona de Tokio es muy alta y es una cuestión que sus habitantes tienen asumida. No obstante, el debate se ha reabierto recientemente con la adjudicación de la ciudad como sede de los próximos Juegos Olímpicos de 2020. El miedo a una tragedia durante un acontecimiento de esta envergadura es un peso añadido sobre los hombros de Japón.
Pero ajeno a esto último, Usamaru Furuya quiso ofrecernos en 51 maneras de proteger a tu novia un drama que jugaba con esta terrible posibilidad. La obra publicada en la revista Comic Bunch de la editorial Shinchosha es uno de los trabajos más sencillos de este autor, pero no por ello carente de interés. La historia cuenta la relación de Jin Mishima, profesor de instituto, y Nanako Okano, una joven gothic lolita obsesionada con su grupo de música favorito. Los dos habían sido compañeros de instituto y el destino ha querido reunirlos nuevamente justo antes de que Tokio sufra un terrorífico terremoto de 8.1 grados. La ciudad totalmente en ruinas, y cubierta de cuerpos y heridos, será el escenario por el que tendrán que moverse Jin y Nanako, intentando sobrevivir y redescubriéndose a sí mismos y su amistad en el camino.
En esta obra Furuya vuelve a demostrar su capacidad para sobrevivir a casi cualquier imprevisto. Esto pese a que identifiquemos 51 maneras de proteger a tu novia como uno de sus trabajos más lineales y previsibles. Lo interesante de él no es tanto lo que narra, sino la deconstrucción que la historia hace de las personalidades de sus principales protagonistas y las miserias y conflictos en los que se ven envueltos. Es este el aspecto en el que se centra Furuya que no entra a analizar cuestiones políticas, sociales y/o medioambientales. La historia aporta verosimilitud y un realismo para abordar la catástrofe de la que parte su premisa; una excusa para jugar a retratar las reacciones y sentimientos de un grupo de supervivientes.
No hemos de perder nunca la perspectiva ni el contexto en esta obra. La manera en la que se comportan sus personajes puede sorprendernos en algún caso, más allá de las licencias propias de una obra de ficción. Pero estas son fieles a la mentalidad y forma de entender el mundo de los japoneses, no necesariamente tan opuestas a la nuestra. El argumento de la obra se mueve entre la evolución y contraste de las personalidades esbozadas en Jin y Nanako; él es un joven comprometido y responsable, excesivamente recto y consciente de las reglas de la comunidad; ella una outsider, una marginada con escasas dotes sociales que se repliega sobre sí misma para evitar la dura realidad. La circunstancias les hará cambiar su forma de pensar y la prioridad que otorgan a ciertos temas.
En el apartado gráfico encontramos a Furuya haciendo lo posible con su errático trazo. La genialidad de este autor ha sido siempre el adaptar su arte a la historia a narrar. El responsable de Hikari Club, Autasasinofilia o La música de Marie, ha jugado habitualmente con trabajos en los que primaba lo cotidiano y el factor humano por encima de otros criterios. Pero a la hora de adentrarnos en la catástrofe natural que da pie a la historia de este manga Furuya da la sensación de no acabar de situarse. La premisa plantea una espectacularidad de la que su creador no puede o quiere hacerse cargo. En otras manos el entorno se podría haber convertido en un personaje más de la historia, uno que aportase mayores matices y/o lecturas.
Imágenes de 51 maneras de proteger a tu novia
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No obstante, una obra de Usamaru Furuya siempre es un aliciente por sí misma, y esta no es una excepción. 51 maneras de proteger a tu novia muestra un perfil desconocido de este mangaka, sobre todo si analizamos los títulos que nos han llegado de él a nuestro país hasta la fecha. Es un experimento más en su producción y aunque no sea el más estimulante y original atesora rasgos de su creador suficientes para una lectura entretenida. Para los seguidores incondicionales de Furuya este es un título que calmará sus ansias coleccionistas; para los que busquen acercarse a este maestro por primera no sería esta quizás la opción más apropiado. Si estas pensando en adentrarte en la boca del lobo hazlo con todas sus consecuencias y acércate a títulos como La Cruzada de los Inocentes o los ya citados Autosasinofilia y La música de Marie.
51 maneras de proteger a tu novia, de Usamaru Furuya
51 maneras de proteger a tu novia, de Usamaru Furuya
2017-09-12
Jordi T. Pardo
VALORACIÓN GLOBAL
Guión - 6.5
Dibujo - 6
Interés - 7
65
6.5
Convencional
51 maneras de proteger a tu novia no es el mejor trabajo de Usamaru Furuya, un autor más experimental y acostumbrado a los riesgos que aquí nos deja una historia algo más convencional respecto a la media de otros de sus trabajos. El interés de la propuesta radica principalmente en el contraste y evolución de sus personajes principales y la narración de una catástrofe tan real como pausible en el mismo corazón de Japón.