Edición original: Marvel comics – diciembre 1993 – febrero 1994 Edición España: Comics Forum – enero 1995 Guión: Terry Kavanagh Dibujo: Jae Lee Entintado: Jae Lee Color: Kevin Tinsley Portada: Jae Lee Precio: 795 pesetas (tomo en formato prestigio de 72 páginas)
El segundo número del segundo volumen de la colección Prestigio de Forum se dedicó a la socorrida tarea de recopilar un arco argumental de una colección que no tenía acomodo regular en los quioscos y librerías. Spider-Man (a secas) era la serie que Marvel había otorgado a Todd McFarlane para que matara el gusanillo de ser autor completo y vender una cabecera con el gancho de tener al ilustrador como hombre orquesta. Los dos millones de ejemplares vendidos justificaron la continuidad de una cabecera cuya calidad artística era, cuando menos, cuestionable. El canadiense tenía ese peculiar estilo gráfico que hacía del defecto virtud (la imagen de Spidey con dos manos izquierdas es memorable) pero sus guiones dejaban muchísimo que desear. No obstante, su tirón fue suficiente para que el sello de Planeta dedicara a aquel experimento un formato especial (el prestigio “otoñal” por la debilidad de sus pegamentos), una cadencia bimestral y un margen respecto de la edición original más que corto. La apuesta continuó cuando McFarlane fue sustituido por Erik Larsen (y su estilo gráfico emulador de su predecesor) que era mejor guionista (o mejor dicho, era un guionista o aparentaba serlo). Cuando el futuro creador de Savage Dragon se fue con la música a otra parte, la colección se convirtió en una antología donde la calidad era directamente proporcional a la del equipo creativo de turno. Las historias se publicaron aquí y allá, hasta que Forum decidió agrupar las cuatro colecciones arácnidas yanquis en dos españolas y posteriormente reunirlas todas en un tomo de cadencia mensual (formato que se ha mantenido hasta la actualidad). Uno de los arcos argumentales que contó con una publicación independiente fue Señales de tormenta, una historia en tres entregas que reunía al Hombre Araña con un viejo conocido: Puño de Hierro.
Pongámonos en situación: a mediados de los ochenta, Daniel Rand, el artista marcial de K’un L’un, había pasado a engrosar las filas de caídos por la patria marveliana, después de un proceso de “corrupción” que recordaba la evolución de Fénix en Fénix oscura varios años antes. Sin embargo, es menester recordar que las puertas del más allá en Marvel son giratorias (salvo para los casos de Ben Parker, Gwen Stacy y el Capitán Marvel, y a veces ni en ellos). Sólo faltaban un autor con una idea y carta blanca editorial y ambas cosas llegaron de la mano de John Byrne. El prolífico, ubicuo y polémico autor había dibujado las aventuras de Rand en sus inicios en Marvel, por lo que tenía por el personaje cierto aprecio. Después de su periplo “supermanesco” maese Byrne había retornado a la casa de las ideas para desarrollar diversos proyectos de tono igualmente diverso: Hulka, los Vengadores y Namor fueron sucesivamente los elegidos y, con éste (y en la que probablemente ha sido la mejor colección protagonizada por el Hombre Submarino) aprovecharía para recuperar para la causa y el mundo de los vivos a Puño de Hierro. El largo arco argumental construido para la ocasión permitió a “Pataletas” Byrne tomar elementos de su paso por otras colecciones (Alpha Flight, Los Cuatro Fantásticos) y terminar borrando la memoria a Namor y despidiéndose de la parte gráfica de la colección. Sus últimos episodios en la serie recibieron a un joven dibujante cuyo estilo estaba llamado a dar mucho que hablar: Jae Lee.
El oscuro y siniestro dibujo de don Jae permitió a don John contar una historias que, basadas en premisas tan ridículas como la del Doctor Muerte como pescador, transmitían las oportunas dosis de terror y opresión que se reflejaban en las versiones que Lee había diseñado de héroes y villanos. Namor lucía aterrador; Doom era más temible que nunca; las profundidades del océano albergaban horrores innominados que evocaban los relatos de H. P. Lovecraft. Puño de Hierro, convertido en secundario de la colección, se benefició de esta situación y se vio plasmado con tal éxito que en Marvel tontearon seriamente con la posibilidad de que Jae Lee se encargara de ilustrar una nueva colección protagonizada por el trigueño artista marcial. La cosa quedó en un reencuentro en la colección antológica arácnida que escribiría el inefable y nefando Terry Kavanagh.
La historia contada en esos tres números recopilados en este tomo no es nada del otro viernes: Spider-Man y Puño de Hierro deben (después de enfrentarse, como mandan los cánones) hacer frente a la amenaza común que supone una nueva organización dedicada a la fabricación de armas. Su último invento parece ser la herramienta definitiva para que los malos puedan imponerse a los buenos. La batalla entre los dos héroes y estos arribistas de la villanía es observada en la distancia por gerifaltes de diversas organizaciones, países y hasta dimensiones. El resto ya se lo pueden imaginar ustedes, porque se trata de uno de tantos productos arácnidos de casa Kavanagh: premisa manida, desarrollo intrascendente y conclusión que no conmueve otra cosa que el bostezo. El único interés de esta recopilación es ver en acción a un Jae Lee en los inicios de su carrera, cuando su estilo aún estaba en fase de evolución. Pronto llegarían los cantos de sirena de Image Comics, pero antes de que terminara el siglo, el caballero volvería a Marvel para poner imagen a proyectos que habrían de contar con el favor de crítica y público. Pero ésa, amigos míos, es otra historia.
Edición original: Marvel comics – diciembre 1993 – febrero 1994 Edición España: Comics Forum – enero 1995 Guión: Terry Kavanagh Dibujo: Jae Lee Entintado: Jae Lee Color: Kevin Tinsley Portada: Jae Lee Precio: 795 pesetas (tomo en formato prestigio de 72 páginas) El segundo número del segundo volumen…
De verdad que admiro la capacidad de aguante que hay que tener para no sólo releerse esta cosa, sino además analizarla. Cada vez que acabo uno de estos artículos me entran ganas de ofrecerle un caldo caliente y una manta al redactor.
Pues mira que yo agradezco esta serie de reseñas. Es un repaso a los cómics de la época, principios de los 90, en la que empecé en serio a coleccionar y que me permite recordar autores y personajes que estaban en boga en aquellos años.
A mi este Jae Lee me gustaba mucho. Después su estilo se hizo más sintético hasta resultarme un tanto aburrido. Ojalá algún día Panini reedite la etapa de John Byrne en Namor y podamos recuperar los números ilustrados por Lee.
De verdad que admiro la capacidad de aguante que hay que tener para no sólo releerse esta cosa, sino además analizarla. Cada vez que acabo uno de estos artículos me entran ganas de ofrecerle un caldo caliente y una manta al redactor.
Pues mira que yo agradezco esta serie de reseñas. Es un repaso a los cómics de la época, principios de los 90, en la que empecé en serio a coleccionar y que me permite recordar autores y personajes que estaban en boga en aquellos años.
A mi este Jae Lee me gustaba mucho. Después su estilo se hizo más sintético hasta resultarme un tanto aburrido. Ojalá algún día Panini reedite la etapa de John Byrne en Namor y podamos recuperar los números ilustrados por Lee.