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El Villano, el reverso tenebroso de lo correcto. Esa figura que nos causa fascinación y rechazo a partes iguales. Lo cierto es que su acción es fundamental en la narrativa superheroica y no pocos autores han centrado sus esfuerzos en destacar sus personalidades y sus motivaciones hasta el punto de dedicarles historias en solitario. Y eso es lo que han recuperado el binomio SD Distribuciones y Panini en este nuevo volumen de Marvel Limited Edition, una de las primeras colecciones dedicada de forma íntegra al mundo del supervillano. La cabecera que nos ocupa nos hace participe, básicamente, de la alianza entre el Doctor Muerte y Namor, sin especificar muy bien para qué, a pesar de su título genérico de Super Villain Team-up, aunque conforme avancen los números se añadirán nuevos malvados a la fiesta. Tanto Doom como el Príncipe Submarino tienen en común ser antagonistas del héroe por antonomasia de la Silver Age marvelita, Reed Richards, y sus caminos en esa rivalidad terminaron por cruzarse en las páginas de los 4 Fantásticos ( Fantastic Four#6). Aun así, son personajes con evidentes diferencias. Víctor von Muerte fue una creación de Stan Lee y Jack Kirby, consiguiendo el dúo creativo un caracter inolvidable para los aficionados. Su porte aristocrático, su retorcida nobleza, lo alejaban del malo de manual, a pesar de ser un villano con todas las de la ley. Él solo buscaba ser mejor que Reed, superarle en su terreno, y pondría todos sus recursos en marcha para conseguirlo. El atlante Namor es un creación de la Golden Age, de la era Timely concretamente. Bill Everett fue el encargado de dar forma y diseño a este ser, mezcla de humano y ente submarino, como uno de los tres grandes héroes de los años cuarenta en la editorial, junto a la Antorcha Humana original y el Capitán América. Los mismos Lee y Kirby lo trajeron de vuelta a la actualidad Marvel en Fantastic Four#4, dando comienzo a una relación de amor-odio con la Primera Familia. El porte regio, pues los dos son soberanos de grandes reinos, Latveria y Atlantis, una personalidad orgullosa y el persistente enfrentamiento con los Fantásticos son algunos de los rasgos que los unen. Como hemos dicho, dos personajes con diferencias y similitudes, siendo la definitiva de estas últimas el interés en ambos de un miembro vital del bullpen a mediados de los setenta, Roy Thomas.
Thomas, sucesor natural en las tareas de edición tras el abandono del trabajo mundano de Stan Lee, llevaba fogueándose en los guiones desde su entrada en Marvel Comics allá por 1965. Había paseado su talento por la práctica totalidad de las cabeceras de la editorial, siendo el encargado de abrir un volumen muy especial para él en los inicios del año 68. Como enamorado de la Golden Age, Roy tenía un aprecio significativo por todo personaje surgido de aquella ferviente época y Namor era digno representante de la misma. Aprovechando un team-up entre el Príncipe Submarino y el Hombre de Hierro, a cargo de Archie Goodwin, Thomas cogió parte de esa trama para iniciar una fructífera cabecera con Namor como protagonista (Sub-Mariner), con un tono totalmente heroico, recuperando el espíritu de sus aventuras en los años cuarenta. Ayudado de un gran John Buscema en los comienzos de la serie, el guionista nos ofrece aventuras en el fondo de los océanos y de paso nos contextualiza al héroe, adaptándolo al nuevo panorama Marvel, otorgando al atlante un origen adecuado. De aquí sacaremos una importante galería de enemigos, además de secundarios específicos. Y no se puede negar que no disfrutara de la tarea pues se mantuvo en la serie por más de cuarenta números, sustituido por Gerry Conway cuando sus labores comenzaron a crecer a nivel editorial. También se pudo dar el gustazo de contar las primeras historias individuales del Dr. Muerte, tanto en Marvel Super-Heroes#20 (fecha de portada 1969), en colaboración con Larry Lieber, como en Astonishing Tales#1 y #2 (fecha de portada 1970), serial compartido con Ka-zar, cuyo material se ha editado recientemente en MLE. De todas esas experiencias, Thomas sacó en claro que podía ser una buena idea juntar a estos dos personajes y cuando tuvo el influjo suficiente se dispuso a dar un impulso definitivo a esa idea.
El bueno de Roy accede al máximo puesto de Editor Jefe en 1972 y lo abandona a finales de 1974, más interesado en labores creativas que de edición. Los años setenta fueron un periodo de experimentación y expansión en la Casa de las Ideas, no solo a nivel de tramas y personajes, sino también de formatos. El propio Stan, con motivo del décimo aniversario Marvel en 1971, auspició unos números especiales de mayor extensión que se convirtieron en un éxito inmediato. Ese sería el germen del llamado formato Giant-Size, unos cómics especiales de periodicidad trimestral que no alterarían la forma de publicación del comic-book estándar. En definitiva, un acontecimiento que el lector esperaría ansioso ya que recibirían una ración extra de su medicina preferida, a un precio más elevado hay que decir. A Thomas lo tocó gestionar todo este entramado de Giant-Size varios y el año 1974 se pobló de un buen puñado de ellos, tanto en personajes punteros (Spiderman o los 4 Fantásticos), como de marginales (Drácula o el Hombre-Cosa, por citar dos únicos ejemplos). Los dos máximos responsables del momento, Roy Thomas y Stan Lee, se dieron cuenta de la trascendencia del formato, por lo que pronto acariciaron la posibilidad de utilizarlo para lanzar nuevas cabeceras, tal y como mostraron al recuperar el concepto de la Patrulla X con renovados integrantes o lanzar otro proyecto muy personal de Thomas, Los Invasores. Sobra decir que el bueno de Roy propulsó y fue el principal artífice de la salida de un Giant-Size especial protagonizado por Muerte y Namor, el Giant-Size Super Villain Team-Up en 1975. En aquella época circulaba con éxito tanto el llamado Marvel Team-Up, historias de Spiderman junto a diversos héroes de la casa, y Marvel Two-in-One, que funcionaba igual cambiando al trepamuros por la Cosa de los 4F. El título daba a entender esa alianza entre sus protagonistas vista en ocasiones anteriores.
El primer número, justamente como mucho material publicado en aquellos Giant-Size, sería una mezcla de algunas aventuras previas de los protagonistas, reajustadas y adaptadas para la ocasión, contando en su mayor parte con el arte de un pletórico John Buscema. El soberano de Latveria se precipita a la Tierra después de la lucha con el Darkoth, vista en Fantastic Four#155. En un planeta cubierto al 70% de agua es fácil que acabase cayendo en territorio marítimo, ecosistema donde habita el legendario Sub-Mariner. Éste rescata a Muerte y le recuerda viejas palabras de alianza. Comienza entonces un relato en varias partes donde se recupera el Sub-Mariner#20, uno de sus más destacados encuentros, y Marvel Super-Heroes#20, donde Víctor era chantajeado por Diablo, el Alquimista Español, utilizando a una persona muy especial para Muerte, su amor de juventud, Valeria. Tras mostrar en viñetas esos recuerdos, el tratado de colaboración no fructifica y separan sus caminos…para volver a encontrarse en el Giant-Size#2. Regresa Thomas a los guiones, pero no Big John, sustituido por un horrendo Mike Sekowsky. En este segundo número ya tenemos material original, con una vuelta de tuerca a lo visto previamente, ya que vemos al Dr. Muerte suplicar una alianza con el atlante y para ello lo lleva a su Latveria natal donde Namor verá de primera mano los avances científicos de la nación bajo dominio de Doom. Solo que no contaban con Andro (conocido previamente como el Hombre Muerte, uno de los pocos villanos novedosos de la época de Astonishing Tales) y su ejército de androides, que lo veneran como un dios. Tras solventar esta papeleta Roy Thomas desaparece para nunca regresar. La buena acogida de los dos especiales posibilita la salida de la serie regular con el mismo nombre. Otros guionistas serán los encargados de capitanear la nave en su ausencia pero, tal y como reconoce Bill Mantlo en la carta de despedida tras su primer cierre, este Super Villain Team-Up nunca hubiera sido posible sin el impulso de Roy.
Y es este impulso algo que notamos a faltar pues la serie adolece de una dirección clara, con un discontinuo ir y venir de Muerte y Namor sin dejar claras las intenciones de la cabecera. Muchos escritores pasean por la colección y cada uno parece ir a su bola. Autores como Tony Isabella, Jim Shooter, Steve Englehart, Gerry Conway y Bill Mantlo intentan otorgar un sentido a la alianza entre Doom y el Sub-Mariner. Encontronazos entre nuestros protagonistas, propiciados por sus evidentes diferencias, son habituales en la serie. También se añaden elementos conocidos de cada uno de ellos, como enemigos declarados de Namor tal que Tiburón Tigre, Attuma o Doctor Orcas, clásicos como los 4 Fantásticos, personajes novedosos como Simon Ryker (nada menos que el creador del proyecto Deathlock) o creados ex profeso como Mortaja. Conforme avanzan los números observamos la aparición estelar de una mayor cantidad de malosos, como el Circo del Crimen, Magneto o Cráneo Rojo, siendo estos dos últimos parte destacada en los postreros instantes de la colección, cuando se adivinaba a lo lejos su más que segura cancelación. Y es que hablamos de un cómics con una clara falta de punch, con unas historias romas, que apenas tocan las motivaciones de los supuestos malvados, lo que reduce las tramas a una simple toma de posiciones para que empiecen los mamporros de rigor. No es de extrañar que el aficionado Marvel terminase por darle la espalda, a pesar de contar con sendos cruces con los Campeones y con los Vengadores, recogidos, como no podía ser de otra forma, en este tomo. Super Villain Team-up#14 supone el cierre a esta primera andadura (fecha de portada 1977). Quizás todavía no era el momento para villanos, como han demostrado cabeceras posteriores con malvados de protagonistas. De todas formas, el poso dejado fue considerable pues hubo un intento de recuperar el concepto dos años después, con Peter B. Gillis como principal responsable, aunque duraron escasamente dos números. En ellos, el guionista tira de pura maldad con personalidades como Cráneo Rojo, el Dr. Zola o el Aborrecedor (ya saben, un clon del mismísimo Adolf Hitler) demostrando que con un poco de margen, de esta cabecera se podían haber sacado cosas interesantes.
Si en el aspecto literario la obra no es como para tirar cohetes, en la vertiente gráfica el panorama es más desolador si cabe. Quitando el inicio, con algún destello Buscema, el resto roza la barrera de lo permisible, cuando no es directamente infumable. Artistas como Mike Sekowsky, Herb Trimpe, Jim Shooter (sí, el famoso Shooter también hizo pinitos con los lápices), Bob Hall, un primerizo Keith Giffen o George Evans dan para lo que dan, así que ya se puede decir abiertamente que el apartado artístico es flojo tirando a deficiente.
Como resultado de todo esto tenemos un volumen ciertamente difícil de recomendar. Advertir pues al lector que esto está dedicado única y exclusivamente para seguidores hardcore de la Casa de las Ideas. Que en un principio parece ser el target de estos Marvel Limited Edition. En este caso, el que escribe estas líneas opina que unos cómics con tan poco a destacar son impropios de una línea de alta calidad y precio elitista. No son unos cómics horrendos, pues hay historias con su indudable valor, pero sí son impropios para un formato de lujo.
No querría despedirme sin antes hacer un pequeño balance de este primer año de andadura de los MLE. La llegada de un formato con altas calidades y tirada limitada, enfocado a un público coleccionista, hacía que muchos miraran con suspicacia esta nueva línea creada por un acuerdo entre Panini y SD. ¿Había mercado para un producto tan específico? Parece ser que la iniciativa ha contado con el respaldo necesario pues tras un año donde hemos podido disfrutar de una edición acorde a su valía de productos como La Tumba de Drácula de Marv Wolfman y Gene Colan, Eternos y Pantera Negra de Jack Kirby junto a obras con su innegable encanto tales como Inhumanos, Campeones o Nova, tras el avance de clásicos desvelado por la editorial italiana, el año que viene se promete glorioso. Y es que anuncios como Invasores, Sargento Furia, Hombre-Cosa o Howard el Pato presuponen un salto de calidad importante y una apuesta, parece que definitiva, por este formato. Solo nos queda frotarnos las manos antes las posibilidades que nos ofrecen y esperar posibles sorpresas, pues la línea Marvel Limited Edition ha venido para quedarse.
Guion - 5
Dibujo - 4
Interés - 4
4.3
Valoración Global
Historias muy flojitas que no necesitan para nada un formato de lujo. Solo para fans, muy fans.
Precisamente esta mañana, mirando cosas en mi tienda de tebeos habitual, vi el comic que reseñáis aquí. La portada me llamó la atención (con ese título de «Supervillanos Unidos» y, el Doctor Muerte), pero el precio fuera de mis posibilidades hizo que se quedara definitivamente en la tienda.
Después de leer el artículo, me alegro de haber dejado el comic en la librería, ya que el material no es, como decís, de la calidad que cabría esperar.
Sobre lo que comentáis del formato, yo creo (y esto es una opinión totalmente subjetiva) que quizás lo hayan elegido así porque va dirigido a un público muy específico, coleccionistas que adquieren este tebeo como una «rareza», porque dudo mucho que lo volvamos a ver publicado en mucho tiempo. Aunque quizás, por la calidad del material, hubiera sido mejor otro formato (en vez de un tomo grande, varios volúmenes en formato Marvel Gold, de pasta blanda con solapas).
Una reseña muy interesante. Siempre he sido muy fan de los villanos de comic (los de verdad, megalómanos con aires de grandeza), y no tenía ni idea de que existiera esta colección.
Vaya ojo Leo! Bajo mi punto de vista, ha ido a fijarte en el más flojo de los MLE publicados hasta la fecha. Y eso que el tomo tiene sus puntos, tales como la historia de Thomas que recupera al Hombre Muerte y esa especie de culto en las I.A. o varias tramas de Englehart, donde recupera a Henry Kissinger y la problemática de la Guerra Fría o la creación de Mortaja( por cierto, vaya sobrada ver al buen Doctor paseando por Latveria con sus perros y entrar en una casa al azar para ejercer su derecho de pernada, así a lo bruto). Lo bueno que hay es un oasis de medio de una mediocridad absoluta. Una colección sin rumbo que no es digna de figurar en un formato de lujo.
Un saludo y gracias por comentar
Buen resumen, señor Porras. Ya veo que tiene usted tanto estilo repartiendo palos como alabando obras. Buen trabajo. Por mi parte espero mas del MLE de los Invasores.
Muchas gracias amigo Dynamo por sus palabras. Otro que espera con ganas los Invasores. Tanto que, como sale en dos volúmenes, tengo pensado algo especial, por lo que en Enero no habrá reseña en sí del primer tomo…….seguiremos informando
Un saludo
¿Cuántas veces ha puesto Doom a los héroes a sus pies? (¿Y cuántas veces ha terminado fracasando?)
No llevo la cuenta, pero supongo que tanto como cualquier otro villano, no?
Todas y cada una de ellas. Es su sino y su grandeza, pues conseguir que parezca una amenaza terrible en cada nueva ocasión es todo un logro. Por cierto, las historias que más se han acercado al éxito han sido las sendas Secret Wars (la actual y la de 1985) y la Novela Gráfica Emperador Muerte, con la ayuda involuntaria de Killgrave y la colaboración, una vez más, de Namor
P.D. Feliz año a toda la comunidad de ZN y gracias por sus comentarios, no por este post, sino en general. Saludos
¿Por qué las portadas en este formato son tan horribles?
Estimados Arturo y amigos:
perfecta. Es lo que me parece tu crítica. Por el contexto que das a la obra, por el ajustado comentario del contenido y, lo más importante para mí, por la valoración personal. En tu caso, educada, razonada, honrada y valiente. Lo dicho al principio: perfecta.
Gracias, enhorabuena, y Feliz Año Nuevo.
articulistas como arturo son los que dan nivel a esta página.
un crack.
Muchas gracias Montaigne y Drummer por sus palabras. No creó que haya nada perfecto, todo es mejorable, siempre.
Un saludo
Yo también veo aquí, aparte de una estupenda reseña/artículo, un gran ejercicio de objetividad ante esta obra por parte de Arturo. Con el que estoy totalmente de acuerdo.
En mis estanterías tengo los dos tomos que sacó hace unos añitos Panini en formato BM y, sinceramente, ya me están bien. Comentar que he disfrutado esta historia en un par de lecturas sin obviar, eso sí, su más que notable irregularidad.
Así que esos 42 eurakos quedan reservados para el primer MLE de Los Invasores.
Y aquí estaremos Arturo, esperando ese «algo especial» al que haces referencia en tu cambio de impresiones con el amigo Dynamo 😉
Rockeros Saludos.