Morir en Crime Alley

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La farola, que encierra en un círculo de luz los cuerpos de mis padres y una infancia de rodillas...

Recuerdo aquella noche de muchas maneras.

Una de ellas es una sucesión de luces. El fulgor nervioso de la espada de Douglas Fairbanks en la pantalla. El brillo del vestíbulo del cine al salir. La amenazadora brasa del cigarro cayendo al suelo. El reflejo del collar de mamá perdiendo su hilvanada coherencia. El terrible doble resplandor del arma. La farola que encierra en un círculo de luz los cuerpos de mis padres y una infancia de rodillas.

Una de ellas es una sucesión de sombras. El aleteo de la capa del Zorro a lomos de Tornado. La oscuridad de la calle al salir. La oscuridad de los ojos bajo la gorra. La espalda de papá protegiendo mi asustada realidad. Las dos figuras en el suelo. La noche, que fuera de la farola, es el único refugio contra el horror que quedó dentro de ella.

Una de ellas es una sucesión de voces. La apocada charla de Don Diego de la Vega. El murmullo del público entusiasmado. La rasposa amenaza tras la pistola. Los dos gritos cortados a la mitad. Mi propia voz llamándoles, aun a sabiendas de que no habría respuesta.

Una de ellas es una sucesión de silencios. El mutismo de Bernardo. La callada preocupación de mi padre al no encontrar un taxi. La pausa que precede a los disparos. Las dos bocas calladas para siempre. El silencio, que fuera de la farola, promete refugio contra el llanto que quedó dentro de ella.

Una de ellas es una sucesión de lamentos. El quejido de los soldados del Gobernador al ser atravesados por la espada. El suspiro preocupado de mi madre cuando afrontamos la oscuridad. Las dos lágrimas que lloraron mis padres, una cada uno, mientras me decían adiós. Y de nuevo el llanto bajo la farola.

Una de ellas es una sucesión de promesas. La promesa de hacerme fuerte como el Zorro. La promesa de que Gotham no será una amenaza. La promesa de que la oscuridad no vomitará monstruos. La doble promesa de que honraré su memoria. La promesa que no habrá más lágrimas bajo las farolas.

Luz, voz, lamento. Bruce ha muerto.

Sombra, silencio, promesa. Seré un murcielago.

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Dedicado a Toni Boix, cuyo espectacular comentario sobre las figuras paternas en Batman Begins (ved más abajo) ha inspirado éste mini relato.

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alfredo leonardo vila
alfredo leonardo vila
24 junio, 2006 2:51

hola no te enojes pero creo que bruce wayne no vio el zorro version disney vio la de douglas fairbanks ahi no aparece bernardo como vos decis entendes??saludos y averigua encima el personaje se llamaba don diego pulido no de la vega perdon y ERA MUDA!!!no era sonora!!