Multiverso: Mundo Trueno

 

Edición original: Multiversity: Thunderworld USA
Edición nacional/ España: ECC Ediciones
Guión: Grant Morrison
Dibujo: Cameron Stewart
Entintado: Cameron Stewart
Color: Hathan Fairbairn
Formato: Grapa, 48 págs. A color.
Precio: 3,50 euros

 

Entre todos los números que componen la miniserie del Multiverso, hay uno que destaca por su tono desenfadado, deudor de las viejas historias de los años 50, donde la inocencia del lector y la de los personajes creaba una atmósfera de algodón de azúcar en la que los villanos eran muy villanos y los héroes muy héroes. Y si hay un personaje que encarne a la perfección toda esa inocencia es el Capitán Marvel, el Gran Queso Rojo, rescatado por Morrison para llevarlo a él y a toda su familia a Tierra 5 y encarar una historia donde la imaginación del guionista vuelve a demostrar que en esto de escribir comics no hay límite alguno.

Toca continuar desmenuzando esta serie, compromiso que adquirimos el mes pasado con Paxamericana, y que se refuerza con la llegada de este nuevo texto en el que pretendemos poder diseccionar esta nueva entrega de la miniserie Multiverso.

Si en el anterior número Morrison nos mostraba un prisma fractal, ahora entra de lleno a desarrollar una historia donde el tiempo, o mejor dicho su flexibilidad y concepto, es analizado al detalle. El tiempo, ese invento que hemos decidido que existe desde el gran Big Bang que creó el universo, es una manera de medir nuestra propia existencia, de determinar donde empezamos, donde estamos y donde acabamos. Un principio y un fin para todo. Un signo de nuestra obsesión por medirlo todo.

El tiempo es fascinante.

Sivana, el villano de la función, crea un nuevo día, uno que añade a los siete de la semana. Algo tan loco, tan estrambótico que funciona a la perfección. Sivana es un científico loco, un megalomaniaco ciego por dominar el mundo y vencer a su eterno enemigo. Sus planes son disparatados y absurdos, pero siempre son capaces de poner contra las cuerdas a nuestro héroe.

Sivana retuerce el tiempo y extrae ideas de un cómic. Todo vale. Esa parece ser la premisa de Morrison a la hora de abordar esta historia. Y es precisamente en este punto donde Morrison demuestra su valía. En cada número hemos ido viendo diferentes escenarios, con diferentes personajes y en todos ellos hay algo que los define. En Mundo Trueno Morrison no solo define a la perfección a todos los personajes, sino que es capaz de edulcorarlo todo para que sintamos que entre nuestras manos tenemos un cómic de los años 50.

Aquí no hay experimentos narrativos, ni diálogos profundos, ni conceptos metafísicos. Aquí solo hay un villano y un héroe enfrentados en su enésimo combate, en el que el villano demuestra su enorme potencial al ser capaz de enfrentarse a la magia a través de la ciencia. Dos conceptos tan diametralmente opuestos que Morrison decide unirlos para demostrarnos que bajo ciertas circunstancias pueden ser casi lo mismo. El Capitán Marvel se enfrenta con aguerrida pericia a su enemigo, o mejor deberíamos hablar de enemigos, porque no debemos olvidar que estamos en el Multiverso y eso deja la puerta abierta a poder jugar con múltiples versiones de Sivana. Y es lo que Morrison hace al buscar el ingrediente final a este cóctel tan peculiar que huele a nostalgia y modernidad por partes iguales.

Y es que todo se reduce a tener tiempo.

Una historia ligera, tal vez la que más hasta ahora, donde recuperamos a toda la familia Marvel en su encarnación más pura, flanqueados por otros personajes secundarios del particular universo del Capitán Marvel. Tanto se retrae Morrison al pasado del personaje que recupera la nomenclatura con la que se le denomina y que actualmente no se usa en DC por temas de derechos. Morrison no se refiere al Capitán como Shazam, dejando este apelativo al mago que reside en la roca de la Eternidad y al grito que desencadena la transformación mágica de Billy en el mortal más poderoso del mundo. Por tanto está claro que el guionista busca y consigue llevarnos a los tiempos primigenios del personaje que llegó a ser más popular que el mismísimo Superman.

Mundo Trueno es por tanto un homenaje a aquellos comics de antaño en los que todo podía pasar.

Para adornar este guion tenemos a los lápices a Cameron Stewart, conocido por su trabajo en Los Siete Soldados de la Victoria, también con Morrison, en el que su trazo se aligera para recordarnos al dibujo original del dibujante, Clarence Charles Beck. Su dinámica narrativa, composición de página y el lenguaje no verbal que imprime a la historia, refuerzan ese tono dulzón que se pretende conseguir. Stewart consigue dibujar de manera que vemos el pasado pero al mismo tiempo podamos sentir el presente, ya que su dibujo para nada se muestra ajado o carcomido por el intento de evocar aquel estilo parco y rígido tan particular de aquellos comics.

En definitiva un número que se queda muy en tierra de nadie, que satisface plenamente, de lectura fácil, en comparación a los números anteriores, pero que sienta conceptos que a posteriori van a regresar en este entramado y complejo tapiz que Morrison ha imaginado en su mente.

Tal vez por su aparente menor complejidad, más viniendo del excelente número anterior, pueda desconcertar al lector en su primea lectura, pero si se le concede una segunda oportunidad demuestra que tras esa primera capa de ingenuidad hay mucho donde rascar y disfrutar. Un paso más hacia la conclusión de una serie que no deja indiferente a nadie.