Green Arrow: Año Uno

 

Edición original: Green Arrow: Year One USA
Edición nacional/ España: ECC Ediciones
Guión: Andy Diggle
Dibujo: Jock
Entintado: Jock
Color: David Baron
Formato: Cartoné, 152 págs. A color.
Precio: 16,50 euros

 

Las obras que exploran o pretenden explorar el primer año de un personaje resultan cuanto menos interesantes por sentar la cimentación sobre la que se construye al mismo. Puede que asuma la forma de un origen o de las primeras andanzas como vigilante, pero sea como sea es un principio, un primer paso que no se ha de dar necesariamente al principio de la carrera del personaje. Este es el caso del tomo que nos ocupa. Green Arrow tiene un origen muy definido, pero que necesitaba ser revisitado, revisado y adecuadamente modernizado a los tiempos que corren.

Oliver Queen siempre ha sido el inconformista, la conciencia del hombre de a pie dentro de la Liga. Un millonario que se encontraba a si mismo al quedar varado en una isla desierta. La necesidad de alimentarse hace que deba recurrir al uso de un arco y como dice el manido dicho, el resto es historia.

Tal cual se cuenta, uno no tarda mucho en darse cuenta de que Oliver Queen presenta muchos más matices que exigen un acercamiento más detallado que expliquen la personalidad de uno de los personajes más tridimensionales del universo DC. Asumiendo ese reto toca centrar los esfuerzos narrativos y creativos en desentrañar si en aquella isla hubo más acontecimientos que los que hasta ahora se conocían.

Este Año Uno dedicado a Green Arrow llega, además, con el estigma de ser la fuente de inspiración de la actual serie de televisión Arrow, ya que algunos de los puntos que Andy Diggle añade a la historia del arquero son llevamos a la pequeña pantalla y magnificados con el fin de añadir mucha más presión ambiental al enfoque televisivo del personaje de Oliver Queen.

Con todo esto bajo el brazo estamos frente a una miniserie de 6 números, recopilada en un tomo por parte de ECC, en la que Oliver Queen intenta encontrarse a si mismo enfrentándose a situaciones absurdamente peligrosas. Nada nuevo, nada que no sepamos ya, pero Diggle arranca con una puesta en escena silenciosa, donde las imágenes hablan por sí mismas, cediendo protagonismo a los lápices de Jock que realiza un trabajo excelente en todos los sentidos. Jock es capaz de llenar el vacío con una perfecta narrativa a la que añade los fondos justos y necesarios, en todo un alarde de talento donde la economía del trazo para nada lastra al conjunto de este trabajo. Si hay dibujantes que parecen más ilustradores por esa falta de profundidad, Jock es capaz de hacernos olvidar esa nada que parece envolver a los personajes para que nuestra atención se centre en lo que de verdad importa.

Green Arrow Año Uno te atrapa desde la primera página y no te suelta hasta que llegas a la última y te detienes unos instantes antes de cerrar el tomo. Puede, que si se ha visto la serie se pueda pensar, equivocadamente, que ya sabemos lo que va a pasar, pero la verdad es que la historia aporta mucho al personaje, más allá de lo que se puede ver en televisión. Diggle no necesita de farragosos textos de apoyo, dejando que las frases aisladas y las imágenes nos vayan dibujando a ese nuevo Oliver Queen. El perfil psicológico que Diggle es capaz de mostrar enriquece a un personaje ya de por si lleno de matices.

En esta edición de ECC se ha añadido al final una parte del guion de Diggle, que permite poder hacerse una idea de cómo el guionista había concebido este trabajo. Sus indicaciones no se limitan a detallar lo que en cada viñeta se ha de dibujar o a añadir los textos. Diggle asume un control total incluso sobre la labor del colorista y el rotulista, aconsejando donde deben incluirse los créditos y como se ha de aplicar el color en cada parte de la historia. Algo que puede resultar tan trivial a primera vista, asume una enorme importancia a la hora de que la historia, el dibujo, la rotulación y color sean un todo unificado.

Por tanto estamos ante un trabajo brillante, con más luces que sombras, ya que no deja de ser un guion efectivista y con momentos predecibles, pero escrito y tratado con la suficiente maestría como para poder pasarlo por alto en una primera lectura. Dos puntos flacos que para nada ensombrecen el conjunto y que demuestran que no siempre es necesario tener entre manos una enorme historia, sino ser capaz de contarla de forma que resulte algo fresco, interesante y como no puede ser de otra forma, atractiva.

Un trabajo elegante y bien ejecutado. Una obra que añade nuevos conceptos al personaje, pero sin asfixiarlo, sin transmutar su esencia, la matriz con la que un día fue creado. Ahí está el talento y buen hacer de este cómic. Una sorpresa en muchos sentidos. Sus autores no caen en el peligroso juego de querer cambiar demasiado para dejar una nueva huella creativa. Diggle no sucumbe a su ego y construye nuevos muros sin necesidad de derrumbar otros. Moderniza lo conocido, actualiza la historia y consigue profundizar más entre las grietas y vacíos que siempre acarrean personajes del peso e importancia de Green Arrow.

Flechas, sangre, sudor y salitre. Un coctel que permite a los lectores de siempre no sentirse traicionados y a los nuevos descubrir la enormidad de este arquero callejero capaz de seguir con los pies en el suelo aunque se codea con los héroes más grandes del mundo.