Historia de una geisha

 

Edición nacional/ España: ECC Cómics
Autor: Kazuo Kamimura
Formato: Rústica sin solapas. 360 páginas. B/N
Precio: 19.95€

 

Kazuo Kamimura es uno de los autores más injustamente ignorados en occidente; no solo su obra es abundante y de calidad sino que es uno de los dibujantes más influyentes y transgresores de los años 70 y 80. Y es que muchos habrán leído a Kamimura o conocerán su creación más famosa sin apenas darse cuenta: Kamimura es autor, junto a Kazuo Koike, de la mítica obra Lady Snowblood (Planeta Cómic, 2006). Esta historia protagonizada por una mujer en busca de venganza fue adaptada en 1973 a la gran pantalla por Toshiya Fujita y es esta misma película la que servió a Quentin Tarantino para crear la saga Kill Bill. Me parece injusto empezar esta reseña comentando un hecho tan conocido y tan ajeno a esta obra, pero me sirve como introducción para hacer ver cómo esa obra ha distorsionado la imagen de la obra de un autor que ha sido poco a poco olvidado. El talento de Kamimura está lejos de quedarse únicamente en Lady Snowblood y de esta obra lo único que podemos encontrar en el resto de su producción son, además de su sentido de la narrativa y un estilo muy personal, unos personajes femeninos complejos y totalmente realistas si los comparamos con la producción gekiga de la época, que a pesar de dirigirse a un público adulto, seguía retratando mayormente a las mujeres de una manera muy superficial.

Descubrí su obra en Mangaland, el blog de Marc Bernabé, en el que se reseñaba La época en la que vivíamos juntos, la historia de dos amantes en el Japón de principios de los años 70, época en la que vivir junto a tu pareja sin estar casado seguía estando mal visto. Esta obra es un viaje poético por la relación de dos personas que están poco a poco descubriéndose los unos a los otros y descubriendo a su vez lo bonito y duro que es el amor. Me sorprendió ver un cambio de registro tan abismal en un autor al que conocía por una obra de acción y violencia cuya sinopsis es básicamente la de una venganza. Es por eso que digo que «descubrí» al autor, porque en realidad fue la primera vez que pude ver en qué consistía la verdadera esencia de un autor que nos estábamos perdiendo y que parecíamos destinados a poder leer únicamente mediante la óptica de una obra que poco tiene que ver con el resto de su producción.

Historia de una geisha, publicado por ECC Cómics en octubre del año pasado, es el primer acercamiento que tenemos en España a esas obras que no son Lady Snowblood, que tratan mayormente de amor, de mujeres en Japón lidiando una situación insostenible y siempre en desventaja por su condición femenina. En este relato, Tsuru es una joven que trabaja como ayudante de geisha para una famosa okiya (burdel) de Tokio. Su aspiración es convertirse ella misma en una geisha y para ello tendrá que trabajar duro al servicio de las geishas mayores y su la jefa de la casa. Y es este punto especialmente interesante. Tsuru fue vendida por sus padres a la okiya en la que está trabajando. En esta casa a Tsuru se le dará una educación y se la formará con el fin de servir a las geishas y poder al final convertirse en una. La obra nos muestra el oscuro mundo del tráfico humano de la época: cómo vender a muchachas jóvenes no era algo raro, cómo se las educaba y cómo posteriormente se vendía su virginidad como un tesoro y se ofrecían sus servicios a quien pudiera permitírselos. Lo que tenemos por tanto es la historia de un mujer que ha sido rechazada (por el motivo que sea) por su familia y condenada a una vida de trabajo en el mundo de las geishas. El error más importante que podría encontrarse llegado este punto es que Kamimura cayera en la trampa del sentimentalismo, que se apiadase de Tsuru y convirtiera la historia en un drama de redención, amor o salvación. Como apunta Bartolomé Fernández García en el blog El lector bicéfalo, «por fortuna, el personaje de Tsuru acepta su destino, es más, desea ser una geisha de renombre, lo que dirige la historia hasta las últimas consecuencias profesionales y vitales de dicha profesión». Es importante entender esto para entender el tratamiento de Kamimura de la profesión de geisha: no son prostitutas por el mero hecho de que las prostitutas y las geishas, aunque compartieran ciertos oficios, pues desempeñaban un papel distinto y el trato que recibían y la importancia en la sociedad que tenían eran completamente distintas. Tsuru es esclava de su profesión pero puede elegir cómo vivir la vida que le ha tocado. Ha tenido la suerte de ser la más bella de las geishas y se puede permitir intentar se la mejor en lo suyo. Y es aquí donde nos encontramos ante el epítome de representación de la mujer en la obra de Kamimura. Sus personajes femeninos no son un mero juguete del hombre; no son su apoyo moral; no son, al fin y al cabo, aquellas que ayudan a que el hombre cumpla con su cometido en la historia. Pero Kamimura tampoco hace un intento de integración de la mujer en la ficción de una manera forzada y superficial, como podemos ver que actualmente sucede en obras comerciales actuales como la nueva película de Star Wars, donde se presenta a una mujer fuerte que intenta subvertir los roles establecidos pero con una personalidad plana y en absoluto compleja. Kamimura llega al tercer nivel en la representación de las minorías y nos muestra mujeres normales y corrientes: mujeres complejas, con personalidad, contradicciones; cada mujer es un mundo y no un mero arquetipo.

Historia de una geisha nos muestra, a modo de pequeños capítulos más o menos autoconclusivos, pequeñas historias dentro del mundo de las geishas en Japón entre la Guerra de Manchuria y el principio de la Segunda Guerra Mundial, además de acercarnos a la sensibilidad de un autor tan importante como Kazuo Kamimura, que en países como Francia ha sido ampliamente publicado y es uno de los autores de referencia junto a Osamu Tezuka o Shotaro Ishinomori en cuanto a manga clásico. Una obra repleta de sensibilidad y de naturalidad que nos sumerge en un mundo de valores y costumbres muy distintos a los nuestros y que por lo tanto hace necesario leer obras como esta, donde se tratan temas tan delicados como la prostitución en países tan distintos como Japón, con el cuidado que supone que cada uno extraiga sus propias conclusiones.