Seth Fisher Presenta: The Brave and the Bold

 

Edición original: The Flash: Time Flies USA, Green Lantern: WillWorld USA
Edición nacional/ España: ECC Ediciones
Guión: J.M. DeMatteis, John Rozum
Dibujo: Seth Fisher
Entintado:Seth Fisher
Color: Christopher Chuckry
Formato: Cartoné, 160 págs. A color.
Precio: 16,95 euros

 

Todos los meses en nuestro país se publican decenas de comics. Novedades, reediciones, segundas ediciones… pueblan las estanterías de las tiendas especializadas para disfrute de todos los aficionados al noveno arte. Entre toda esa oleada mensual de papel encuadernado aparece un cómic diferente, tanto por su enfoque, como por su estilo. Aparentemente se trata de un cómic de superhéroes, pero en el fondo cuando uno termina de leerlo no sabe muy bien que es exactamente lo que acaba de pasar por sus manos.

En The Brave and The Bold tenemos implicados a tres autores. Dos guionistas y un solo dibujante, que responden al nombre de John Rozum, J.M. De Matteis y Seth Fisher, para dar forma a un tomo capaz de revolvernos las neuronas, no solo por el planteamiento, sino por el deslumbrante despliegue de diseño pirotécnico del que hace gala Fisher.

Estamos frente a dos historias totalmente independientes cuyo único nexo de unión es el dibujante Seth Fisher. Por un lado el tomo empieza con Flash como protagonista, para ceder el testigo a Green Lantern.

La primera buena noticia es que Flash es Wally West. Se trata de una historia no muy extensa en la que Rozum nos lanza de bruces contra el tiempo. Así, de golpe, sin preámbulos, sin presentaciones, arrancamos a la misma velocidad a la que corre Flash y nos adentramos en un mundo futuro que poco o nada tiene que ver con el que alguna vez hayamos podido imaginar.

La historia va del tiempo. De cómo ese concepto tan aplastante como intangible nos empuja siempre hacia delante sin nosotros quererlo. No es una historia especialmente original, pero se nota, casi excesivamente, que está al servicio del dibujante. Hay pinceladas que hacen que resulte muy interesante, sobre todo por cómo se reflexiona sobre el tiempo, pero en esencia se trata de dar espacio para que Fisher deje salir de su mente un festival de composiciones, diseños y conceptos que se ven profundamente influenciados por grandes arquitectos y artistas de la talla de Gaudí o Dalí. Su trabajo de diseño es elaborado, no solo arquitectónicamente, donde todo parece formar parte de un enorme conjunto orgánico de proporciones colosales, sino también se deja llevar a la hora de plasmar a los personajes de ese futuro tan peculiar.

En resumen estamos frente a un relato de Flash diferente, con una puesta en escena detallista y original, que sirve de excusa para crear una atmósfera que rompe con los planteamientos más conservadores del personaje. Un deleite visual que se adereza con una historia correcta tanto por concepto como por desarrollo, en la que la física e incluso la metafísica se dan la mano para romper con los convencionalismos del género.

El segundo relato está escrito por J.M.DeMatteis, un guionista de sobrada solvencia, eficaz, con años de experiencia que se dejan notar al ser capaz de concretar una historia mucho más sólida, que se aprovecha de las peculiares capacidades de Fisher a la hora de plasmar e imaginar nuevos mundos.

En esta historia se vuelve a sacar al héroe, en este caso Hal Jordan, de su entorno habitual y se le lanza a un viaje donde nada parece tener sentido, aunque en el fondo hay más orden del que aparentemente se pueda percibir. Estamos frente a un Hal amnésico, intentando encontrar sentido a esa nueva realidad que le rodea y que por peculiar no deja de ser fascinante. Aquí es donde Fisher se deja llevar y suelta toda su artillería visual, viñeta a viñeta, con todo un despliegue de herramientas narrativas, un nivel de detalle y una imaginación que obligan a detenerse un instante a analizar y empaparse del conjunto de cada página.

Esta historia de autoconocimiento, de superación, enmarcada en un Mundo de OZ reimaginado, vitaminado hasta el extremo, permite a DeMatteis profundizar sobre las eternas preguntas de lo que somos y a dónde vamos. Con la voluntad como conductor eterno de nuestras vidas, DeMatteis construye un reto para Hal de proporciones cósmicas, llevándolo hasta un punto en el que lo importante es lo que uno cree de sí mismo.

Se trata por tanto de un recorrido por el lado más metafísico y filosófico del concepto de los Green Lanterns, para reflexionar en lo que de verdad significa ser elegido para portar el anillo de energía verde.

Dos historias extraordinarias desde un punto de vista artístico, con un sinfín de matices que las palabras ni siquiera pueden aspirar a describir. Un mosaico multicolor de imágenes de trazo claro, limpio y fluido, con momentos abrumadores por la inmensa cantidad de ideas que hay contenidas en cada viñeta. Dos historias de desigual resultado, siendo le trabajo de DeMatteis más brillante que el desarrollado por Rozum que se muestra mucho más limitado en el concepto y en la idea.

Un tomo muy disfrutable para los amantes de las historias con enfoques diferentes, deseosos de regalar a sus ojos un abanico infinito de diseños, con el que disfrutarán sin duda alguna de un binomio de muy interesante factura.