Cada vez disfruto más de las recuperaciones de material clásico, sobre todo del que data de los albores de la historieta y rescata autores semiolvidados de esos inicios a trompicones pero vigorosos. En 1931, cuando Mi guerra, la novela en imágenes del húngaro
La edición española del presente libro, hasta ahora inédito en castellano, coincide con la conmemoración del centenario de la Gran Guerra (1914-1918), menos mediática que su secuela de 1939, una época que parece tan lejana y que, sin embargo, como comprobamos en sus páginas, anima cualquier conflicto bélico, sea del pasado, del presente o del futuro. La obra de Szüts apareció originalmente en unos años de honda reflexión por los terribles acontecimientos. En 1929 publica
Szüts, nacido en Budapest el 7 de diciembre de 1893, se formó como artista en la Escuela de Bellas Artes de Hungría, antes de ser llamado a filas para combatir en la I Guerra Mundial. Al conflicto, que le dejará profunda huella, dedicará sus primeras exposiciones, tanto en su país natal como en el extranjero. En 1931 publica Mi guerra con la editorial londinense John Lane. Dos años después, realiza el film de animación Légi titánok. Como ilustrador, colabora con el novelista húngaro
Como ex combatiente, Szüts arroja una visión desencantada sobre la Gran Guerra, alejada por completo de fanfarrias de heroísmo o triunfalismos patrióticos. No retrocede ante la atrocidad, sugiriendo cualquier bellaquería. Tal vez lo más desarmante resulte la oposición entre la ingenuidad del soldado de a pie, representado por el húsar lleno de ardor juvenil, y toda la iniquidad del sistema castrense y el aparato militar, incluidos los especuladores abyectos que se lucran con la muerte del prójimo. El antibelicismo del autor encaja en esa corriente minoritaria que identificamos en Senderos de gloria (
Así pues, en el libro de Szüts alienta una verdad descarnada que hiere con la luz de la autenticidad. Más de una década le tomó al autor rumiar sus experiencias y fraguar su discurso. El resultado: 206 láminas a grueso pincel. Envaradas figuras que se retuercen de dolor ante el roce de la Parca; espacios abiertos que son inmensas manchas blancas; imágenes que se desdibujan borrosas como sueños, sin márgenes precisos ni líneas indubitables.
Cada lámina de Szüts es una sola viñeta. El ritmo de lectura, entonces, se vuelve contemplativo. Hemos dicho que Mi guerra es una “novela en imágenes”, pero no es del todo cierto o, al menos, no de la misma forma que lo eran las citadas anteriormente. La técnica de Szüts consiste en titular cada ilustración en un índice previo (con alguna excepción notable). Mi guerra puede leerse, en efecto, sin el apoyo de la letra y será una lectura densa, exigente, incluso hermética. En compañía del índice se torna más clara y poética, también más extraña a la costumbre, al tener que ir moviendo las hojas adelante y atrás para atribuir a cada plancha su leyenda. Dicho así puede sonar desmotivador, pero les aseguro que es una experiencia única y enriquecedora.
Recalco un atractivo más de esta obra: la de ver la historia “desde el otro lado”, o sea, el bando de los perdedores. Mi guerra dista mucho de ser un drama de vencedores y vencidos. Todos pierden de algún modo. Podría argüirse que es el pesimismo del derrotado. Más allá de eso, muestra que los seres humanos no somos tan distintos, pese a etiquetas y fronteras. Ahí radica la fuerza primitiva de la obra de Szüts. Y su necesidad. Ayer, hoy y mañana.
No quiero despedirme sin advertir que los textos introductorios de
Mi guerra
Guion - 8
Dibujo - 7
Interés - 9
8
Conmovedor alegato contra la barbarie bélica
Una reseña muy buena de una obra tan interesante como necesaria. A la IGM se la conoció como la gran guerra o la guerra que acabaría con todas las demás. Qué ilusos somos.
Había puesto un comentario, pero creo que ha desaparecido cual lágrima en la lluvia. Me ha gustado la reseña y creo que es uno de los ejemplos de tebeo de divulgación que ennoblecen la viñeta. A la IGM se la llamó la «gran guerra» y «la guerra que acabaría con todas las demás». Qué ilusos somos.