La saga más oscura
La saga Dark Souls llega a su fin. Este tercer acto cierra una historia de amor y odio, de tinieblas y luz, se cierra el círculo de uno de los mayores retos a los que se han enfrentado los jugadores desde la pasada y la presente generación de consolas y PCs. La historia de Souls tiene nombre y apellidos: Hidetaka Miyazaki. A este hombre, a este visionario dirían algunos, le debemos el que un juego de corte rpg con toques oscuros mutara y se convirtiera en Demon’s Souls, lo que podríamos catalogar como el prólogo a la magna obra que estaría por venir. Miyazaki no solo concibió y desarrolló la mayor parte de los aspectos del lore que rodearía al juego (su mundo, su mitología, sus reglas), sino que también idearía el intrincado sistema de progresión, combate, alta dificultad de los enemigos y gran diseño de escenarios. Sin hacer mucho ruido al principio, este primer capítulo de la saga fue calando en la comunidad hasta convertirse en un clásico de culto. Una de las razones para hacerse con una PS3 o una Xbox 360, pero sería Dark Souls el que afianzara el amor de los jugadores por este estilo de juego.
¿Y qué se puede decir de la saga Souls que no se haya dicho ya? La dificultad extrema, que emula la de pasadas épocas en que había que suplir la falta de espectacularidad visual o de memoria de los cartuchos con altas dosis de game over, le ha ganado el odio y el respeto de muchos. Lo intrincado del diseño de sus escenario, lo espectacular de su diseño de personajes, lo misterioso de su historia y la sensación de adrenalina que se tiene al enfrentarse a sus numeroso jefes finales convierten a Dark Souls en un indispensable. Muchos han perecido bajo sus inagotables horas de juego, y otros muchos secretos aún siguen enterrados, pero ahora, tras dos capítulos, un prólogo y una suerte casi de spin-off con Bloodborne, el exclusivo de Sony que aprovecha el mismo sistema de juego pero en un contexto lovecraftiano, la saga Souls pone el broche final. Un último capítulo que llevaba tiempo esperándose y que llega hoy mismo a nuestros hogares. Los señores de la ceniza serán despertados y los muertos vuelven a tener en sus huesudas manos nuestra vida y nuestra muerte. La pregunta es: ¿estás preparado?
Otros mundos
La maravillosa narrativa en los márgenes de Dark Souls vuelve a hacer gala de buena forma en este tercer acto. Y es que por muchas horas que juguemos, es difícil atar todos los cabos. Como ya pasara en anteriores entregas y con aún más maestría en Bloodborne, tendremos que ser parte activa de lo que veamos y oigamos para desenredar la historia del juego. Mucho de su narrativa y su lore (el mundo que subyace, el universo del propio juego) se desvela mediante la interpretación del jugador, por lo que ninguna partida de Dark Souls III es igual a otra, al menos en lo que a conocimiento adquirido por el jugador se refiere. No esperes demasiadas cinemáticas, no esperes grandes diálogos, no esperes flechas que te guíen por el mapa, pues ni siquiera hay mapa. Lo que hay es muchas maneras de llegar a un mismo punto, y muchos puntos que pueden suponer la entrada al mundo de Souls y el final del juego, o del jugador. Lo que ocurra a tu alrededor sucede al margen de ti mismo.
La saga Souls es la primera que da realmente la sensación de mundo abierto que no está ahí a disposición del jugador, y esto es algo en lo que pensar. Hoy día están de moda los mundos abiertos, los inmensos sandbox, pero pocos son los juegos de mundo abierto que realmente dan la sensación de ser un mundo vivo al margen de lo que haga el jugador. ¿Cuántas veces hemos jugado a GTA o Assassin’s Creed únicamente para atropellar peatones inocentes, recorrer el escenario subido a tejados buscando secretos o simplemente disparando al aire a ver qué pasa? Y lo cierto, es que no pasa nada. El mundo suele estar ahí para nosotros, gira en torno a nosotros y aunque a veces reacciona a nuestros actos, estas reacciones son frías y predeterminadas. Sin embargo, en la saga Souls y en especial en este Dark Souls III el mundo no está ahí para nosotros. Recorrerlo puede ser un verdadero suplicio y cada paso que demos tendrá consecuencias, normalmente muy negativas para el jugador; los objetos hay que ganárselos y llegar a una hoguera y encenderla para reponer fuerzas y guardar la partida a veces es un verdadero infierno. El reino maldito de Dark Souls III quiere cobrarse nuestra vida y nuestra alma, lo recorreremos con miedo e infundirá respeto y sus secretos aún pasarán mucho tiempo escondidos.
Hablando de tecnología
Dark Souls III luce realmente bien, con unos gráficos impresionantes para la magnitud del juego y con una banda sonora espectacular, pero aquí es donde esta maravilla se va a llevar un pequeño tirón de orejas. Y es que existen bajadas de frame rate, ralentizaciones inexplicables y algunos problemas técnicos que resultan inadmisibles a estas alturas. Además, muchos de los escenarios son reciclados de Bloodborne. No es que sean escenarios tal cual sacado de este, pero las texturas, las skins y muchos elementos se notan reutilizados de su anterior obra. Esto no sería un problema tan grave si habláramos de una saga de juego anual que asumimos que reciclan elementos para poder darnos nuestra ración al año (y, de todos modos, estas sagas nunca obtienen el reconocimiento crítico al que está acostumbrado From Software), pero es la saga Souls esto es poco menos que imperdonable. Bloodborne supuso un hito en la saga, un juego que, manteniendo las mismas mecánicas y patrones exactos, se desmarcaba de la saga con una ambientación que muchos jugadores prefieren y que bebía de fuentes literarias que darían para un artículo aparte. Sin embargo, Dark Souls III parece un refrito de la saga mezclada con Bloodborne, y eso definitivamente no convence.
No nos hubiera importado que el juego se hubiera hecho de rogar algunos años más si con ello nos dan un plus de originalidad y de frescura. A estas alturas, pudiera ser que Dark Souls III, con todo lo bueno que tiene (que es muchísimo) se haya quedado corto en algunos aspectos y se sienta un poco lejos de sus hermanos mayores.
La mecánica de la muerte
Vas a morir. Vas a morir muchas veces. Si te sumerges en el mundo de Dark Souls III más te vale ir asumiéndolo. El ensayo y error es fundamental para aprender los patrones de movimiento de enemigos, así como sus localizaciones. A estas alturas huelga explicar el sistema de juego de Souls, pero tiene todo lo que un juego de rol puede ofrecer: creación de personaje, oficios, características de cada oficio, subida de nivel, compra de objetos y muchos, muchos números que se traducen en ataque, defensa, vida, resistencia, etc. La personalización del personaje y su equipo serán fundamentales para sobrevivir en este mundo de pesadilla, así como la gestión de recursos (administrad bien vuestros viales de recuperar vida) y la correcta utilización de las armas, que disponen de ataques especiales.
La exploración también es una vieja conocida, pues aparte de morir, deberemos recorrer largas distancias sin mapa, guiarnos por el instinto, perdernos y encontrarnos y luchar con sangre, sudor y lágrimas para llegar a encender la próxima hoguera y tomarnos por fin un pequeño respiro. Aunque gozaremos de viaje rápido entre hogueras, no os penséis que este os soluciona demasiado la vida, pues lo intrincado de los escenarios solo es comparable con la genialidad de sus diseños, asistiendo a uno de los Souls más completos en este sentido.
La dificultad hay que admitir que no es de lo peor que hemos visto en la saga, aunque sí que es bastante alta y moriremos repetidas veces, sí que es verdad que, quizás debido a que llevamos años creciendo con la saga y conocemos sus mecánicas, sus comandos y sus trucos, la curva de aprendizaje nos dará más de una alegría las primeras horas. Aunque hay algunos movimientos nuevos, como la posibilidad de esquivar a lo Bloodborne o los ataques especiales con las armas que ahora consumen una nueva barra de energía, que dan un dinamismo y frescor renovadores. Y hablando de horas, el juego se alarga unas cuantas, más de lo que podríamos pensar en un principio, claro que su duración total realmente es incalculable, pues muchos secretos aún deben ser desvelados, algunos jefes y áreas son opcionales y una visión global del juego podría llevarnos una eternidad.
El tercer acto, el fin
Se puede decir sin ánimo de dudas que la saga Souls termina por todo lo alto con este Dark Souls III, con algunos problemas menores que nos hemos encontrado y otros no tan menores pero de los que se olvida uno rápidamente cuando se queda pegado al mando y muere las primeras cien veces. Un juego que no reinventa nada y que se lo debe todo a sus predecesores, pero que sabe aportar por última vez esa desesperación rolera que sentó las bases de un nuevo tipo de juego. Ahora ya solo queda esperar lo nuevo de From Software que esperamos que sea muy diferente a lo visto en esta maravillosa saga que se despide con un escalofrío de terror en nuestra espina dorsal.
Valoración
Gráficos - 8.5
Jugabilidad - 9.5
Historia - 9.5
Sonido - 9.5
9.3
Valoración
Dark Souls III no reinventa la rueda, pero tampoco lo pretende. Supone el broche final perfecto a una saga que ha hecho temblar los cimientos del gaming.
Lo tengo desde hoy y maravilloso. La velocidad le sienta genial y hay que andarse con cuidado con las numerosas emboscadas y eso que no llevo ni dos horas de juego
Esta saga parece muy inspirada por «Blade: The Edge of Darkness», ese juegazo español. No lo he visto comentado en ninguna parte pero me parece obvio.
No conocía ese juego Alvaro, pero lo he visto a raíz de tu comentario y me parece fascinante!! Profundizaré en el tema y lo comentaremos. Muchas gracias!
Menudos vicies en su época me pegué, y era tan difícil como éste, de hecho lo abandoné por imposible.
Puede que tomaran nota, pero, en mi opinión, la mayor inspiración de los Souls es King’s Field, de los mismos creadores y anterior a Blade.
Sobre el juego en sí, algún día tendré tiempo para dedicarle el tiempo que se merece.