Reseñas DC: Batman #1 (2016)

 

Edición original: DC Comics.
Guión: Tom King.
Dibujo: David Finch.
Entintado: Matt Banning.
Color: Jordie Bellaire
Formato: Grapa, 24 páginas.
Precio:. 2,99$

 

Puede parecer que no, pero el hecho de que la totalidad del cómic verse sobre Batman salvando un avión derribado por un misil dice muchas cosas de este Batman #1. La más importante de todas ellas es que se abre aquí una etapa que, estoy seguro, será muy diferente a la anterior. No vemos aquí un solo monólogo del protagonista. El cómic arranca directo, vertiginoso. Se centra fundamentalmente en la acción, y eso es algo que hacía tiempo que no veíamos en una cabecera del personaje.

Si algo ha demostrado Tom King como guionista de cómic es que, además de ser un excelente narrador que define a los personajes con soltura, es brillante en los diálogos. Su excelente Grayson junto a Tim Seeley demostró que el humor y la acción más trepidante iban perfectamente de la mano en sus diálogos, mientras que la brutalidad de sus maravillosas The Omega Men (muy cerca de ser una obra maestra) y The Sheriff of Babylon demuestran que el guionista no se corta un pelo a la hora de definir con honestidad sus personajes a través del diálogo. Su ácida The Vision es también una prueba fehaciente de su buen hacer en este tipo de menesteres.

No es casualidad, por lo tanto, que este Batman #1 se centre en la acción y, fundamentalmente, en los diálogos. Tiene un halo de intencionalidad que no se apea en ninguna de las 22 páginas que lo contienen y que nos mantienen pegados a las páginas mientras atendemos, de forma magistral, a cómo el guionista define los personajes y sus relaciones en una trepidante historia de acción. Así, ya podemos entrever por qué derroteros irá la relación de Bruce Wayne con Duke Thomas o el papel de Alfred en esta etapa. Y también, como ya vimos a raudales en Grayson, asistiremos a alguna que otra dosis de humor de las que parecían estar privadas las colecciones del Caballero Oscuro.

Me sigue chocando alguna que otra cosa: mientras el avión se estrella no parece haber en su interior la sensación de pánico que se espera. No se si en este caso la culpa es del guionista o de David Finch, pero da pena como un detalle tan nimio como este estropea la brillante secuencia inicial que ilumina el cómic. Nada grave. Ahí está para arreglarlo un final a la altura que pone encima de la mesa futuros personajes y dilemas para el protagonista, que a buen seguro mantendrán a los lectores pegados a esta cabecera durante un buen puñado de números.

Y si bien David Finch es un buen dibujante (con ayuda de una Jordie Bellaire que demuestra aquí una de sus millones de facetas a los colores), me temo que ya no puedo esperar nada nuevo de él. Se encuentra al servicio del frenetismo de King, sin duda, pero no termina de sorprender como sí ha hecho en anteriores ocasiones. A pesar de ello éste cómic demuestra, en su conjunto, el cambio de registro: adiós oscuridad total, hola tonalidad de grises. En los cómics de superhéroes, que no son más que eso, hay sitio para el humor, para el drama, para la acción. Geoff Johns es bien consciente de ello: decía que con el Rebirth buscaban que los miércoles (el día en que salen los cómics nuevos en Estados Unidos) volvieran a ser la gran fiesta del aficionado y que éste acudiera de nuevo con ganas a la tienda a comprar los nuevos tebeos de DC. Tom King parece que ha entendido esa premisa a la perfección y nos otorga aquí un cambio de registro latente que, al menos con este número en las manos, demuestra que en Batman aún hay lugar para las sorpresas. Grayson tan solo fue el calentamiento.