Marvel Limited Edition. Namor. Príncipe de Atlantis

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Edición original:.Daredevil#7, Tales To Astonish #70-#101, Tales of Suspense#79-80, Iron Man & Sub-Mariner#1 y Sub-Mariner#1
Edición nacional/ España:.Panini y SD Distribuciones
Guión:.Stan Lee, Roy Thomas y otros
Dibujo:.Gene Colan, Bill Everett y otros
Entintado:.Bill Everett, Vince Coletta y otros
Color:. V.V.A.A.
Formato:. Tomo en tapa dura
Precio:.

42.95 euros

 

¡¡Imperius Rex!! Con el grito de guerra de nuestro protagonista, Namor, el Hombre Submarino, prosigue la paulatina recopilación de nuevas series en Marvel Limited Edition. Unas historias que comenzaron a mediados sesenta pero que hunden sus raíces nada menos que en la década de los treinta del pasado siglo. Si bien es cierto que el atlante no es un nuevo en la línea, ya que debutó junto al Doctor Muerte en Super Villain Team Up, ha llegado la hora de que su protagonismo sea exclusivo.Es bien sabido que este personaje fue creado en aquellos lejanos días por Bill Everett, llegando a ser una de las caras más reconocidas de la entonces llamada Timely Comics. Tal fue el éxito y el predicamento que tuvo el bueno de Namor que, llegada la Era Marvel en los sesenta, Stan Lee y Jack Kirby se afanaron en ubicarlo en continuidad, más concretamente en Fantastic Four#4, integrándolo de manera orgánica como secundario en el mundo de la Primera Familia. Una carrera de estrella invitada era algo insuficiente para alguien de su potencial, a ojos del editor jefe, Stan Lee, por lo que pronto se le buscó hueco para desarrollar aventuras individuales en una de las cabeceras antológicas habituales en aquellos momentos. Panini Comics y SD Distribuciones recopilan en este volumen esas primeras apariciones en Tales to Astonish (que cubren los números que van del #70 al #101, fin oficial de la colección) más el inicio de su serie epónima, previo paso por un experimento compartido con el Hombre de Hierro( Iron Man & Sub-Mariner). Todo un periplo que cubre el periodo que va desde agosto de 1965 a mayo de 1968 (fechas de portada), a cargo de Stan Lee y Roy Thomas principalmente, y que nos deja pendiente la serie del príncipe atlante, que consta de setenta y dos ejemplares, más un par de King Size. Tal dato nos hace pensar en una considerable cantidad de próximos MLE referentes a Namor, pero no estamos aquí para hablar del futuro sino del presente y en ese aspecto nos vamos a centrar a partir de ahora.

Si hablamos del más famoso hijo de los siete mares es necesario celebrar a su creador original, el temperamental Bill Everett. Nacido en 1917, no se puede negar que sus experiencias personales impregnarán gran parte de su obra. Con una infancia complicada, sin motivo aparente, pues provenía de buena familia, terminó adoptando el papel de adolescente conflictivo y embregado en el pozo del alcoholismo a los tempranos dieciséis años. Fuera como fuere, el pequeño William tenía un don especial con el arte y decidió explotarlo como modo de vida. Desempeñó variados cargos en agencias de publicidad, periódicos o empresas de ingeniería. El joven Bill no tenía intereses creados en el mundo de la viñeta y apareció por esos pastos por azar. De hecho, admitía en entrevistas a posteriori desconocer el reciente fenómeno del comic-book pero accedió a trabajar en él básicamente por estar sin blanca, despedido de todos sus trabajos previos por su carácter incendiario. Tras un errático paso como freelance en varias tiras de prensa, dio con sus huesos en Centaur Comics, lugar desde el que obtendría su salto a la fama. En esta empresa trabajaba Lloyd Jacquet, uno de esos pioneros que supieron adivinar el signo de los tiempos. Advirtiendo el éxito del comic-book y las numerosas editoriales que emergieron a su amparo, pensó que pronto necesitarían material con que rellenar sus flamantes revistas, por lo que abandonó Centaur para regentar un estudio que vendía ese material al mejor postor. Pero claro, para hacer funcionar ese nuevo estudio, llamado Funnies Inc, necesitaba artistas y de la citada Centaur se trajo a dos jóvenes hambrientos de fama, Carl Burgos y nuestro protagonista, Bill Everett.

Bill

Quiso la providencia que la cabeza de Funnies conociera a un empresario forjado en tiempos complicados en las revistas pulp y ahora dispuesto a probar con el nuevo formato de cómic. Martin Goodman es el nombre de ese empresario y Jacquet no tuvo problema en venderle un par de buenos personajes que se harían grandes en Timely Comics. Everett había imaginado un altivo híbrido de humano y ser submarino al que llamó Namor. En principio era un producto destinado a un proyecto relacionado con el mundo de las salas de cine que terminó cancelado, por lo que fue reciclado en empresas mayores, encontrando el acomodo necesario en Marvel Comics#1. El resto es historia. El Príncipe de Atlantis sería un fijo en la producción de Goodman, proporcionando pingües beneficios tanto a su autor como a la editorial hasta la caída en desgracia del género a inicios de los años cincuenta. Durante todo ese tiempo, el bueno de Bill dirigió los destinos de su personaje, creando una dinámica más que interesante con la otra gran creación cedida por Funnies a Timely, la Antorcha Humana. Everett no dejo de trabajar para Goodman en los años cincuenta, dando salida a historias de horror y fantasía, con más tirón en la época; e incluso, ya en plena Era Marvel, fue parte fundamental en el nacimiento de Daredevil. Pero Namor fue apartado de sus manos, apropiándose de su versión más actual el editor jefe, Stan Lee. De hecho, su participación en este tomo no es la más relevante. Le roba protagonismo, aparte de Lee, otro artista como el gran Gene Colan en número de ejemplares dibujados; se le conceden créditos como responsable gráfico total en Tales to Astonish#87-91 y #94-96, además de realizar la labor de entintador en algunos números y ser autor de la portada de Tales to Astonish#85 (con protagonismo exclusivo de Hulk, para más inri, compañero de Namor en la cabecera compartida). Pero consideramos un crimen hablar del Hijo Vengador y no comenzar por aquel que le insufló vida, el creador original, el conflictivo y bebedor Bill Everett (1917-1973). Respeto que manifestamos al traer a colación un dibujo realizado con motivo de su óbito por Marie Severin. Allá donde esté, descanse en paz.

Everett

El Príncipe Namor volvió a la actualidad Marvel con sus características intactas. Un personaje arrogante y enfadado con el mundo de la superficie debido a los agravios sufridos por el pueblo atlante. Así que Stan Lee se propuso profundizar en los elementos básicos de un rey y para ello, pensó, lo primordial era despojarlo de su derecho más inherente, la corona de Atlantis. El pie para esta trama río, que durará unos cuantos episodios, lo encontramos, curiosamente, en Daredevil. En el #7 de la serie, a cargo de «el Hombre» y Wally Wood, Namor es la estrella invitada. Decide emerger de las profundidades para exigir los derechos legales de su pueblo. Matt Murdock se convertirá, por pura suerte, en su abogado, a la vez que su alter ego debe batallar con el Hijo Vengador desatado. A la conclusión de esta historia, el soberano retorna a su hábitat para encontrar su casa revuelta. Krang, su ministro de la guerra, ha usurpado el trono y Lady Dorma, su fiel consejera, le ha traicionado. Solo existe un objeto capaz de revertir la situación, el legendario Tridente de Neptuno, por lo que el príncipe destronado inicia una búsqueda desesperada con todo en su contra (Tales To Astonish#70).

Stan Lee, acompañado en labores gráficas por el maestro Gene Colan (aunque trate de ocultarse detrás de un pseudónimo), toma la decisión de apartar al personaje de asuntos mundanos y lo pone en el brete de reafirmar su dignidad regia, consolidando su estatus en el entorno submarino. El guionista traza una serie de pruebas, a cada cual más arriesgada, para probar la valía de nuestro príncipe. Alterna la acción en el paisaje submarino con sus recurrentes subidas a la superficie, donde se produce la interacción con el resto de habituales del Universo Marvel: Hank Pym, la Avispa, y malosos como el Número 1 del Imperio Secreto o el Amo de las Marionetas. Pero no debemos despistarnos; hablamos del peaje habitual por circular por un espacio compartido. El principal quebradero de cabeza durante la etapa de Lee será Krang, el renegado ministro, que además consigue arrebatarle a Lady Dorma, por la que Namor siente algo mucho más profundo que afecto. Ya saben, un tebeo Marvel firmado por Stan sin melodrama no sería lo mismo. Durante este primer periplo de la serie, Krang y Dorma son buscados con ahínco por el Sub-Mariner, enfrentándose a quien haga falta

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Esta desesperada obsesión por los dos traidores hace que Namor saque lo peor de sí, convirtiéndose en un ser torturado y ansioso de venganza. Y en esa tesitura se va a encontrar con un destacado héroe de la superficie, Iron Man. Pasamos aquí directamente a unos episodios donde, para seguir la trama, debemos compaginar la lectura de Tales of Suspense (hogar del Vengador dorado y del Capitán América) y Tales To Astonish. Rescatamos este dato porque, según la propia propaganda de la época, era la primera vez que se hacía y se celebra con gran algarabía por parte del Bullpen. Otro dato a resaltar es la entrada en escena, de manera temporal hay que apuntar, del gran Jack Kirby. Tanto las aventuras del Príncipe de Atlantis como las del Hombre de Hierro eran propiedad de Eugene pero un desgraciado episodio de mala salud provocó que la parte final de la lucha de ambos titanes fuera dibujada por el Rey de los cómics. Todas las virtudes de Jack salen a luz en una trama donde el enfrentamiento físico y la lucha cuerpo a cuerpo son el principal atractivo. La rotundidad de las figuras aportada por Kirby y la carga cinética de la acción traspasan de nuevo las viñetas dejando para la posteridad uno de los encuentros más destacables entre los dos personajes. Y si no me creen, aquí dejo muestras con estas imponentes imágenes.

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Kirby apenas se queda un episodio más para asistir al regreso de Colan con la recurrente trama de la búsqueda de venganza por parte de Namor. El siguiente hito es la entrada como artista oficial de Bill Everett en Tales to Astonish#87. Es de recibo comentar que el bueno de Bill ya no estaba en su mejor momento. Complicaciones de salud, derivadas de su alcoholismo crónico, y su carácter rebelde le hacían el menos fiable del plantel de dibujantes. De hecho, durante un periodo tuvo que ser sustituido por Dan Adkins. Aun así, Stan no tuvo reparos en hacerle sucesor de Gene Colan e incluso aportó detalles a los argumentos. Lee y Everett traerían de vuelta a nemésis clásicas del atlante como Attuma el Bárbaro o Byrrah, el primo malvado de Namor rescatado de la Golden Age. El artista acomoda su dibujo a las modas, con un Namor mucho más musculado del que él dibujó en su día, olvidando los gráciles diseños de los años cuarenta. Eso sí, recupera la forma de la cabeza del atlante. Colan había establecido el modelo de “cabeza redonda” en su estancia en la cabecera, contrario a su diseño original. Everett recupera las formas primigenias, algo que alegró y mucho a un fan incondicional del personaje como Roy Thomas.

Hablamos de Roy porque, siguiendo la tónica habitual de aquellos días, recogería el testigo de la colección tras la salida de Stan Lee en Tales to Astonish#93. Thomas era un apasionado de la Golden Age y el príncipe Namor se encuentra entre sus favoritos, como ha declarado en numerosas ocasiones el escritor. Él es el nuevo encargado del barco que dirige los destinos del atlante, ayudado en algún fill in por Raymond Marais (un autor que trabajó brevemente en los sesenta en la Casa de las Ideas con escasa relevancia), aunque muy poco modificará los planes trazados por Lee, ya que alternará la problemática de su reino con sus salidas a la superficie, tal como había establecido su maestro. Hay que tener en cuenta que Roy solía recoger colecciones en marcha y hacía lo que podía. En este caso incluso, su primer acercamiento era dialogar una historia ya perfilada por Stan y Dan Adkins. Lo más relevante de la parte final del tomo, de facto, es la anunciada lucha entre Hulk y Namor, celebrando el #100 de la colección. Y para ello volvió con grandes fastos Stan Lee como encargado final de la lucha.

Para observar de cerca el camino propio de Roy Thomas es necesario adentrarse en la colección epónima del Hombre Submarino, cuyo primer número localizamos como el broche de oro al volumen. Unido a un gigante como John Buscema, Thomas nos hace un soberbio ejercicio de contextualización del personaje, al rellenar vía retrocontiunidad los puntos ciegos de la primera aparición de Namor en FF#4; el cómo y el por qué acabó en aquel lugar de mala muerte donde se encontró con Johnny Storm. Es aquí donde disfrutaremos más y mejor de las capacidades de Thomas en la más que esperada continuación.

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Ya hemos comentado que los principales artífices a nivel de guion son Lee y Thomas, con alguna ayuda puntual de Archie Goodwin y Raymond Marais. Esto arroja unas historias bastante unitarias, donde el gran quebradero de cabeza para Namor es mantener su corona e incordiar a los habitantes de la superficie. Sin ser una maravilla,los autores ponen el énfasis en crear tramas directas (recordamos que era una cabecera compartida, con apenas doce páginas para cada personaje), con mucha acción, pero sin obviar el interior y el desarrollo como caracter del atlante. No ocurre así con el aspecto gráfico, donde un buen puñado de artistas dejaron su impronta en este volumen de Tales to Astonish. Comenzamos con Adam Austin. ¿Cómo? ¿No era Colan el encargado de las primeras tramas del Sub-Mariner? Buena apreciación. El caso es que este es el pseudónimo utilizado por Eugene mientras que fue entintando por Vince Coletta. ¿Casualidad? Sí, en realidad Colan tuvo que firmar así porque durante ese periodo trabajaba para las dos grandes, algo totalmente prohibido. Intento desdibujar su trazo, pero la personalidad del maestro hace muy difícil no identificarlo, aunque hubiera firmado como “perico de los palotes”. Bajo el amparo de Marvel en exclusividad pudo dejar su rutilante nombre en los créditos y explayarse en un trabajo a la altura de lo esperado, sobre todo entintado por grandes como Dick Ayers o Jack Abel. El siguiente gran nombre es el del creador original, Bill Everett. Todos en el Bullpen, incluido Thomas que lo trató de forma muy cercana en esta época, eran conscientes que Bill ya no estaba a su nivel, muy alejado de su grandeza. Es un detalle a aplaudir que se le diera ese empujón final aunque sabemos que poco duró en su puesto. También hay que nombrar como colaboradores coyunturales al gran Jack Kirby, a la excelsa Marie Severin, a los cumplidores Dan Adkins y Werner Roth, y al efímero Jerry Grandenetti. Todo ello conforma un volumen más que correcto en el aspecto gráfico.

Resumiendo, que es gerundio, un tomo recomendable para los amantes de la figura de Namor (¿alguno en la sala?) y para todos aquellos que disfrutan con los cómics de la Silver Age marvelita. No hay atisbos de obra maestra, ni necesidad de ello, solo tebeos intrascendentes, divertidos y bien dibujados, además de la promesa de que lo mejor está por llegar. Salve Namor, Príncipe de Atlantis, emperador de las profundidades, señor de los siete mares y comandante supremo de las legiones submarinas ¡¡Imperius Rex!!

  Edición original:.Daredevil#7, Tales To Astonish #70-#101, Tales of Suspense#79-80, Iron Man & Sub-Mariner#1 y Sub-Mariner#1 Edición nacional/ España:.Panini y SD Distribuciones Guión:.Stan Lee, Roy Thomas y otros Dibujo:.Gene Colan, Bill Everett y otros Entintado:.Bill Everett, Vince Coletta y otros Color:. V.V.A.A. Formato:. Tomo en tapa dura Precio:. 42.95 euros…

Namor. Príncipe de Atlantis

Guion - 6.5
Dibujo - 7.5
Interés - 6

6.7

Valoración Global

Entretenimiento ligero, acción desenfrenada, melodarama barato....pura diversión Marvel!!

Vosotros puntuáis: 6.38 ( 10 votos)
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Dynamo
Dynamo
Lector
1 julio, 2016 21:58

¿Qué demonios hace este post con cero comentarios?, ¿ya se ha ido la gente de vacaciones?
Grande, señor Porras, excelente planteamiento, como siempre. Explica los pormenores de la publicación y los por mayores y hasta los por medianos. No conocía el carácter de Everett. Su exposición no busca vender la moto, trata la obra explicando la calidad de la misma y se nota el especial cariño que le tiene al personaje y a la era clásica. Un placer leerle de nuevo.

Daniel Gavilán
1 julio, 2016 22:19

Un placer leerte, Arturo, como de costumbre. Las peripecias Silver Age de Namor siempre han sido uno de mis tareas pendientes. Quizás sea el momento de remediarlo

Imparcial Enmascarado
Imparcial Enmascarado
Lector
3 julio, 2016 19:27

Tan didáctico y entretenido como siempre, Arturo.
Las cuitas de los grandes nombres de la edad de plata más o menos las suelen conocer ya los aficionados con un cierto interés por la historia del género, pero es cierto que la golden age y sus protagonistas siguen siendo unos semidesconocidos para la mayoría. Vamos, que personalmente no tenía ni idea de la personalidad de Bill Everett y su complicada vida. Muy interesante descubrirla; hay trayectorias de guionistas y dibujantes clásicos que no tienen nada que envidiarle a las vidas de cualquier artista maldito del rock & roll.

TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
11 agosto, 2016 10:55

No sabía lo de Everett. Me ha impresionado bastante, la verdad. Todo un personaje el amigo.

El artículo fenomenal, como siempre, Mr.Porras.
Respecto a la obra en sí, ya está apuntada en la libreta. A partir de ahí, iremos viendo.
No le digo más y se lo digo todo 😉