Qué está pasando en el cómic americano (+3)

«¿Quién necesita tanto porno en formato físico en pleno 2017?»
«Debe estar prerparándose por si ocurre un apagón digital»
(Masacre, #15)

Tras una semana capitalizada por Marvel, Marvel y más Marvel de la que pueda soportar cualquier cuerpo humano entre la filtración de todas las series del Marvel Now! Divided We Stand y lo ocurrido durante la Civil War II, las opciones que quedaban eran hablar un poco de la actualidad en el mundo real, o ir directamente al grano. Teniendo en cuenta los acontecimientos que han acaparado los noticiarios, sobra decir que la primera opción ha quedado inmediatamente descartada, porque era hablar de Pokemon Go!, o de cosas tan turbias que ojalá hubieran sido Pokemon Go!

No dejando de pedir a 2016 que deje de intentar atraer protagonismo por la vía del fatalismo, recordamos como viene siendo costumbre la sección Servicio Informativo de Editoriales Independientes #195 de nuestros compañeros Mariano Abrach y Sergio Aguirre. Dicho todo, remangaos y poneos el traje de faena.

Como ha venido siendo costumbre a lo largo del mes, finiquitamos el domingo con nuestra selección con lo mejor que ha dado la semana:

Dentro del parte esotérico de esta semana, el compañero de parranda de Hellboy avisa de que si vas a San Sebastián lleves extra de protección sobrenatural y tengas el francés al día.

Nunca fui tan aficionado a Pokemon como lo pueda ser el compañero Miguel de Andrés, por lo que toda esta moda de buscar bichos virtuales con Pokemon Go! es algo que se me escapa. Pero lo que si tengo bastante claro, es que no se jugaba lanzando calaveras de gente muerta contra otros. De haber sido así lo mismo me hubiera interesado algo más por esto de Pikachu y compañía.

Hace dos años, la identidad civil de Nightwing fue hecha pública, a la vez que era dado por muerto como consecuencia de la invasión del Sindicato del Crimen de Tierra 3. Siempre dispuesto a sacar provecho de las desgracias de sus pupilos prestar su ayuda, Batman le invitaría a embarcarse en una peligrosa misión para descubrir los secretos de la enigmática organización de espionaje británica conocida como Espiral.

24 números y un crossover más tarde, la etapa como espía del Robin original llega a su fin. Esto no significa claro que todas las relaciones, alianzas, enemistades y cualquier otro logro vital conseguido a lo largo de su periplo como Agente 37 desaparezca de repente. Sobre todo teniendo en cuenta que Tim Seeley continúa a los guiones. Así que antes de volverse a enfundar su traje de superhéroe, nada mejor que aprovechar este especial Rebirth para dejar zanjado cualquier asunto que pudiera haber dejado pendiente. Y ya de paso brindarnos algún adiós tan emotivo como este:

El fin de una era. Y aunque podría seguir dando coba con una teoría sobre la identidad de la misteriosa nueva mano en el Parlamento de los Búhos, mejor reducirlo a lo simple:

Es un dato relativamente poco conocido, pero Jabba el Hut y Quatto tuvieron un tórrido y pasional encuentro en los ochenta. El resultado de su unión lo podemos ver en la serie de Jeff Lemire y Dustin Nguyen.

Lo bueno de Spider-Man es que, con él, uno siempre sabe a que atenerse. Es el chistoso. El Chandler Bin de Marvel. El de las bromitas inoportunas sin venir a cuento que pueden hacer que se te escape la carcajada o sacarte de tus casillas. Lo jodido de Daredevil no tiene nada que ver con su equipo creativo actual, ni con la maravilla de páginas que Goran Sudzuka se marca en su crossover con el aracnido en Macao.

Lo realmente jodido de Daredevil, es que ni Dios sabe cuando está hablando en serio y cuando se está quedando contigo.

Esta semana tenemos duelo de titanes del cómic, por ver quien se marca el más colosal choque de monstruos. Y mira que Carlos Magno pone el listón muy alto con la lucha ceremonial entre simios gigantes en su precuela de King Kong junto a James Asmus.

Pero a ver quien supera a Phil Hester y Brent Peeples con su remake de Cable versión Tiranosaurio. ¿Cómo no mirar con ternura y todo el amor del mundo a esas manitas diminutas sujetando un fusil de plasma? ¿Cómo resistirse a tanto implemento cibernético diseñado para matar?

Sobre todo si de postre además te dejan un cliffhanger como este.

Dos de los fenómenos Marvel del año frente a frente, como llevaban sin estarlo desde tiempos de Christopher Priest. Tras su multitudinario salto al cine con Deadpool de Tim Miller y Capitán América: Civil War, el mercenario bocazas Wade Wilson y el rey pantera Damisa-Sarki de Wakanda T’Challa vuelven a verse las caras en el escenario de la Civil War II. ¿Que cómo se resolverá este histórico enfrentamiento entre dos de los mayores expertos en la lucha cuerpo a cuerpo de todo el universo Marvel? Está claro que con un suma y sigue de patadas en la entrepierna…

Esto es todo, damas y caballeros. Aquí se acaba la línea sucesoria del trono de Wakanda.

A pesar de que Warcraft: El Origen no supuso el ansiado revival del género de espada y brujería que deseábamos que ofreciera, los aficionados a las hojas ensangrentadas de acero prohibido, cuerpos curtidos por la batalla, miembros cercenados, monstruos infernales y magia arcana siguen disfrutando de un bastión al que aferrarse en el mundo del cómic. Dentro de lo que se publica actualmente en el mercado americano como parte del mismo, esta semana tenemos dos splash pages capaces de resumir con toda su fuerza y virulencia salvaje del poderío bárbaro heredero de Robert E. Howard y la épica desatada de J.R.R. Tolkien.

Por un lado, tenemos ese híbrido entre El Señor de los Anillos y Amencer Rojo que es Birthright, con Joshua Williamson y Andre Bressnan. Un que pasaría sí… en toda regla, que resuelve esa histórica pregunta de cómo sería la saga Diablo de Blizzard si -en lugar de por paladines, hechiceras y nigromantes- estuviera protagonizada por pueblerinos de la América profunda. Si piensas que tu día a día es jodido, imagina si además de lidiar con un trabajo con pocas expectativas de futuro, tuvieras que hacerlo con que tu localidad fuera invadida por un reino de fantasía que haría que hasta los Uruk Hai de Saruman saliesen por patas.

Pero si eres más de lo clásico, ahí está imponiendo su espada según la palabra de Howard el Conan: The Slayer de Cullen Bunn y Sergio Dávila. Tras los orígenes con Kurt Busiek, la etapa de el Cimmerio con Timothy Truman, la Carretera de los Reyes de Roy Thomas, sus días de pirata con Brian Wood y Becky Cloonan en Conan el Bárbaro y los periplos por el desierto con Fred Van Lente y Brian Ching en Conan El Vengador, ahora la sed de sangre de Conan se le va de las manos, pasando lo que pasa.

Una de las grandes alegrías de Rebirth ha sido el poder volver a disfrutar del Superman de toda la vida, en lugar del intento a emular a El Hombre de Acero que teníamos desde los Nuevos 52. Aquel que hizo que hasta George Perez tirase la toalla, con un primer arco con el que dejaba clara su incomodidad frente a la situación que estaba atravesano la DC de entonces. El de los ojos rojos, los Lobdells, Solar Flares y la relación sentimental con Wonder Woman.

Todas esas cosas que para bien o para mal definieron al personaje durante los últimos cinco años han quedado atrás. Se acabó la cara de cabreo constante. Se acabo el romper cuellos. Se acabaron los ojos rojos. Se acabaron los aires de chuloplaya repeinado hacia atrás. Se acabó lo de desmadrarse en las peleas contra supervillanos arrasando edif–

Bueno, puede que todavía quede algo de todo eso.

¿Cuantas versiones de Thor hay en la actualidad? Pues veamos, está Jane Foster, el Odinson sin brazo, y seguro que la rana también sigue pululando por ahí. Pero si con esos no tenís suficiente, también está el de Walter Simonson en Ragnarok, quien a sus años todavía sigue currándose chuladas como esta:

Tener a Simonson de nuevo en su salsa son grandes noticias. Sin duda. Sobre todo, para un responsable indeterminado de la franquicia de Green Lantern que parece albergar una gran devoción por el Thor del marido de Louise. Ya lo demostraron con el arranque de la saga de los Red Lanterns en los días de Johns, y ahora con el nuevo capítulo de la era de Robert Venditti lo corroboran, dejando claro que -en lo que a regresos respecta- no hay nada más épico que un yunque, un martillo y una buena forja. Si con la segunda temporada de la serie animada de Iron Man consiguieron que a todos los renacuajos de los noventa nos saliera pelo en el pecho, con Hal Jordan, Ethan Van Sciever y Venditti no iban a aspirar a menos.

No voy a presumir de ser el mayor fan de esta colección. Y si no consiguieron que lo fuera ni Mark Waid ni esa serie de televisión que seguís insistiendo no deja de mejorar, no es que Marc Guggenheim tuviera demasiadas oportunidades para hacerme cambiar de idea. Lo que no se le puede negar al padre de la película de Green Lantern y la serie de Green Arrow es que solo con número en pleno cruce de la serie con Civil War II ha sabido ofrecernos una de esas cosas que algunos llevábamos esperando desde hace años:

¿Os acordáis de Sabrina? ¿La bruja interpretada por Melissa Joan Hart? ¿Aquella que Antena 3 trató durante años de instaurar en la parrilla del medio día hasta que -a Dios gracias- sustituyeron por Los Simpsons? Sí, la del gato de felpa partalante que siempre estaba soltando chascarrillos llenos de guiños a la cultura popular. Chascarrillos la mayoría de los cuales eran “reimaginados” de forma creativamente disparatada, adaptándolos a los chistes españoles de moda en el mejor de los casos.

Ignorando si en algún momento llegó a resolverse, aquel felino sarcástico y burlón tenía como uno de sus temas de conversación recurrentes las referencias a un hipotético pasado como poderoso hechicero, antes de ser convertido en gato por sus crímenes. Veinte años después del estreno de la serie de televisión basada en el personaje de Archie, la traslación del personaje al universo de terror de Roberto Aguirre Sacasa mira más allá del chiste, convirtiendo lo que no dejaba de ser un gag, en una historia de horror al más puros estilo de La Bruja de Robert Eggers.

Tenemos nuevo Superman en DC Comics, y es un Superman chino. Titular que se vende por si solo, pero bajo el cual se ocultan las experiencias personales del guionista de Chino Americano Gene Luen Yang y el dibujo de un Viktor Bogdanovic empeñado en convertirse en la reencarnación de Greg Capullo. De la calidad del cómic en sí ya nos ha hablado en su reseña nuestro compañero Christian Miguel Sepulveda. Aquí vamos a ir directamente al pastel, porque si China por fin ha alcanzado su condición de superpotencia con su propio Super-Man, ¿que les falta para ponerse a la altura de los Estados Unidos o Rusia?

Consejo de amigo, nunca te conviertas en el blanco de la ira del Eternal Warrior. Pero nunca, nunca…

Para el león del Olimpo, la nueva Civil War no es más que una excusa para que su serie pueda continuar hasta que Dan Abnett termine su historia y haga las maletas para cumplir los compromisos de su contrato en exclusiva con DC. Así que aquí seguimos con la trama de La Tormenta, esos nuevos dioses 2.1 que poco tienen que ver con los de Mister Miracle y compañía, y sí con los templos de fe del siglo XXI. ¿Un dios con el poder de la superficialidad, lo cool y el meme? Hecho. ¿Una diosa en base de la anorexia, el culto al cuerpo y la cirugía estética? Hecho. ¿Un dios de la guerra cuyo poder proviene del fan rage y la búsqueda constante de blancos contra los que cargar la ira? Por supuesto que hecho. Solo hace falta entrar dos minutos a internet para darse cuenta que su influencia es poderosa.

Frente a enemigos como estos, estaba claro que Hércules iba a tener que reclutar como aliados a un grupo de guerreros a la altura, tan mitológicos como él mismo

Una recapitulación rápida. Bruce Wayne nació en Gotham, una ciudad maldita infectada por un mal milenario capaz de consumir hasta la más pura de sus almas. Víctimas de su corrupción, los padres de Bruce fallecieron en mitad de un callejón, sin más compañía que la de los sollozos de aquel joven que lo había perdido todo y las balas que se habían incrustado en sus cuerpos. El muchacho creció, construyéndose una máscara que le sirviera de armadura con la que luchar contra el crimen, y asegurarse de que ningún otro volviese a padercer lo que él. Batman había nacido.

Desde entonces, lo que empezó como la cruzada de un solo hombre no ha dejado de crecer, sumando nuevos reclutas formados por él mismo, hasta crear algo parecido a un ejército. Dick, Percy, Kathy, Bette, Santiago, Barbara, Jason, Tim, Jean Paul, Cyril, Cassandra, Stephanie, Kate, Damian, Beryl, Lane, Jiro, David, Bilal, Johnny, Calvin, Luke, Carrie, Harper, Jim, Duke, Maya, Terry… y un interminable etc de sidekicks y compañeros de aventuras que le han ayudado a combatir contra el crimen en la ciudad de Gotham.

Pero si hay algo que de verdad se parece a un ejército es…

Un ejército. Equipados con armaduras de combate que seguramente resulten familiares a los que hayan jugado al Batman: Arkham Knight, este implacable grupo de justicieros fuertemente equipados con las más sofisticadas armas del mercado ha irrumpido en Gotham, dando caza uno tras otro a los enmascarados de la ciudad. ¿Quién puede haber contado con los suficientes medios y conocimiento del entorno y el oficio para haber creado una iniciativa tan ambiciosa como esta? Una iniciativa tan contundente, que ni siquiera Batman ha sido capaz de hacer frente a su avance, siendo ahora sus discípulos los que se ven contra las cuerdas asediados por estos imparables atacantes. La respuesta, quizás sea más evidente de lo que parece…

Splash page panorámica de tamaño XXL en todo su esplendor. Punch line. Splash page. Situación semi-tensa con foot soldiers genéricos. Punch line. Splash page. Punch line. Splash page. Splash page. Splash page con punch line. Punch line. Punch line. Punch line. Punch line! Sonrisa. Punch line! Splash page. Guiño. Splash page. Splash page. Punch line. Splash page. Splash page. Splash page. Splash page. Splash page. Splash page. Meter alguna punch line en las viñetas para que no parezca una transición de diapositivas. Mega splash page. Otra splash page más gorda todavía que toque donde duele. Otra más. ¡La madre de todas las splash pages! ¡PUNCH LINE! Bromitas. Unas gotas de amor. Continuará. La semana que viene más.

Si fuera un adolescente que acabara de flipar con uno de los gargantuescos festivales de product placement que son la mayoría de las películas de Marvel Studios, probablemente tendría los Guardianes de la Galaxia de Brian Michael Bendis y Valerio Schitti como la series más wooooOOow de la actualidad. Dos Policías Rebeldes de Michael Bay, Los Vengadores de Whedon, Piratas del Caribe y Star Warsde Abrams, todo metido en una misma coctelera. Pero como esos días me quedan algo atrás y ando ya lo suficientemente curtido como para que me interesen otras colecciones con algo más de aliciente, no puedo decir que sea la serie que me pida el cuerpo. Eso sí, tampoco le puedo negar a Bendis su claridad de ideas. Porque desde luego parece saber perfectamente de qué ha ido esta etapa desde el principio.

Bueno, por lo menos en esta franquicia no tendréis que preocuparos de nada los que estéis en contra de los cambios de raza, género o sexualidad. O puede que…

Si formar parte del alumnado de la Academia Gotham o de las chicas scouts de Roanoke no hiciera la vida suficientemente extraña, no te digo ya si al segundo día del crossover entre ambas te despiertas en un cuarto que no conoces de nada junto a alguien que prácticamente te acaban de presentar. Esto no tendría que ser malo de por sí, no. Pero puede volverser siniestro si en la estancia que ninguna reconocéis os encontráis rodeadas por enigmáticos objetos arrancados de un lejano pasado ignoto.

Sin wifi, ni dispositivos móviles, ni Wikipedia con los que buscar ayuda, ¿cómo podrá salir de ésta la generación Millennial, y encontrar todo lo que necesitan sobre los pormenores de los enigmas sobrenaturales y los viajes en el tiempo?

No llegué a ser del todo consciente de lo mucho que echaba de menos a Jean Grey hasta que estuvo de vuelta. Y aunque no son exactamente los mismos personajes con los que crecimos, si que tengo bastante claro que casi prefiero que Marvel haya apostado por esta nuevas iteraciones de los cinco originales, que a prolongar artificialmente las biografías de los de toda la vida (o que aparezca algún iluminado que haga lo que Byrne pretendía con la pelirroja). No es que sea algo que de repente quiera que hagan con todos los personajes de Marvel, pero para casos concretos no es mala forma de darles una segunda oportunidad sin necesidad de que te hagan un Hal Jordan / Barry Allen que tire por tierra la relevancia de sus relatos de despedida.

Bienvenidos al Mañana, La Saga del Ángel Oscuro, el fin de la odisea de Lobezno o la revolución de Cíclope siguen ahí para que nadie los toque, y ahora ya que sean estos los que continúen el viaje. No es perfecto por culpa de ideas de bombero como esas horrorosas alas de fuego que arrastra el joven Warren desde Vórtice Negro, pero uno lee al joven Cíclope soltar sus discursos, y realmente tiene la impresión de estar leyendo a Cíclope por mucho que se trate de una suerte de reboot dentro de continuidad. A Magneto también nos lo rebootearon entre Alpha el Mutante Supremo y Erik el Rojo, y también seguimos hablando de su historia como un único todo.

En el caso de Jean, números como el que protagoniza con el Lobezno futuro de Mark Millar ya hace que haya merecido toda la pena todo este jaleo de las dislocaciones espeaciotemporales, recuperando aquella complicidad mágica entre ambos que tan buenos momentos nos dio desde los Classic X-Men. Sean de la línea temporal que sean, la pelirroja siempre ha sabido entender a Logan, y dónde tocar para encontrarle consuelo. Si encima es para orquestar un reencuentro como este, más no se puede añadir. Esta es nuestra Jean. No nos la han cambiado.

¿A qué dedican las amazonas de Isla Paraíso su tiempo libre? Sabemos que hacen equitación, que practican esgrima, que simulan combates de lucha libre, estudian versos antiguos, realizan competiciones de tiro con arco o se bañan -err…- desnudas en las fontanas de la isla. Sí, pero ¿y qué más? Una pregunta que ha flotado alrededor del personaje a lo largo de décadas en una conjunción única de curiosidad, búsqueda de reivindicación, dificultad para entender aquello de la sociedad enteramente formada por mujeres para aquellos que fueran un poco como Ben Affleck en Persiguiendo a Amy, el llano morbo, así como un larguísimo etcétera de motivos por los que ha terminado convirtiéndose en uno de esos chascarrillos que hasta la gente ajena al cómic reconoce.

La sombra de William Moulton Marston es alargada, no faltando los que se hayan atrevido a flirtear con el tema a través de la violación y el saqueo como fue el caso de Brian Azzarello. Ahora, Greg Rucka parece quere ir un paso más allá, aunque desde una perspectiva menos incómoda y bastante más positiva. Todo en este Año Uno junto una Nicola Scott que cada vez tiene menos que envidiar al maestro Perez, con una serie de escenas con una compañera amazona que están dando mucho que hablar.

En caso de que sea realmente por donde van las jabalinas, la proporción de superheroínas LGTB en DC Comics continúa aproximándose al 100%, mientras que las de superhéroes continúa estancada en la casilla de salida. Demos gracias tanto a John Constantine, como a Midnighter y Apollo.

Quitando lo de cabalgar sobre un cerdo volador venido del futuro, está claro que Spider-Gwen somos todos:

Pero por extraña que pueda ser la vida de Spider Gwen en los Guerreros , nunca lo será tanto como si estuviera sibujada por Sam Kieth. Podéis darlo por seguro.

Olvidate de Steven Spielberg, de Robert Zemeckis, James Cameron, Christopher Nolan y todo lo demás. Si ya con los que estamos aquí parece que nos resulta hasta difícil no matarnos los unos a los otros, este de la convivencia entre alienígenas y terrícolas definitivamente no es como nos lo habían contado.

Quien fuera que se encargase de redactar los programas promocionales, nunca nos avisó de que el futuro iba a ser esto. Te entregas al deporte para ser algo más que el enésimo mocoso malcriado en un país con un visible problema de reparto de la riqueza. Te enrolas para formar parte de una nueva generación de superhéroes. Maduras hasta ser algo más que bocazas temperamental y comienzas a mostrar tu madera de líder. Continúas ascendiendo hasta que llegas a los héroes más poderosos de la Tierra, y en lugar de amilanarte frente a un puñado de viejos que quieren usarte como peón en sus guerras personales, te montas tu propio garito solucionando problemas que ellos nunca habrían ni imaginado.

Estás en lo más alto de la comunidad superheroica y eres una figura respetada dentro del panorama internacional. Pero un día, te da por implicarte en lo que consideras una causa justa, para terminar descubriendo que a ciertos niveles es tan temerario como contraproducente. De repente te ves atrapado en pleno estado de guerra viéndote obligado a replegar tu fuerzas, mientras uno tras otro tuas aliados y operativos van cayendo en desgracia. Tenías un plan B y por suerte todavía gozas de algo de margen como para seguir contemplando la situación con cierta calma. Por ahora. Estás contra las cuerdas, pero prefieres pensar que Dios ahoga pero no aprieta mientras tramas el siguiente paso de ese plan maestro que os saque a todos de la situación tan compicada en la que habéis terminado por tu culpa. Y entonces, sucede

Aunque ya hablamos sobre el número en el post de Jose María Vicente dedicado a los trágicos acontecimientos que se daban de él, hay que respetar a un tipo con amor por su trabajo. Aunque su trabajo aparentemente sea joderle la vida a cierto personaje Marvel. Por favor, contad con nosotros:

Premio especial como héroe de la jornada a Skottie Young por adelantarse a la jugada con la portada especial del número #1 de Choosing Sides

Hubo un tiempo en el que se Flash era algo especial. Te ponías unos tejanos y una palangana en la cabeza y a correr. Y después Barry Allen. Y después Wally West. Y después Bart Allen. Y Jesse Quick. E Iris West. Y Jai West. Y Wallace West… Eso ya sin necesidad de extenderme con Edward Clariss, Eobar Thawne, Malcolm Thawne, Jace Allen, Hunter Zolomon, Thaddeus Thawne o Daniel West; así como todos los Max Mercury, Johnny Quick, Joanie Swift. Demos gracias al cielo a que fueran eliminados por el camino todos los Savitar y demás.

Llegado a este punto en el que -lo que otrora fue un relato de origen único y singular- ha terminado derivando en la producción en masa, estaba claro que no había otro remedio que el pasar sobre ello de puntillas o asumirlo por completo. Como nuevo guionista del velocista escarlata, Josh Williamson opta por lo segundo, introduciendo en sociedad al nuevo compañero de aventuras de Flash:

Dad la bienvenida a August Heart, también agente de policía, y también alistado en el cuerpo tras la búsqueda de los asesinos de sus padres. Mucha casualidad, ¿eh? Ahora Barry tiene a un nuevo velocista que formar mientras un elusivo asesino continúa dejando un reguero de sangre por Central City y las huellas de Black Hole continúan extendiéndose. Pero ahí no acaba la cosa porque parece que se aproxima…

Dentro de la categoría cómics que le joden la cabeza a uno tenemos pesadillas aseguradas tanto como con la guerra de mujeres insecto de Margeritte Bennet:

Como con ese lovecraftiano relato de horror con el que Peter J. Tomasi y un superlativo Ian Bertram parece haberse empeñado en que a cada página nos sintamos como si tuvieramos miles de hormigas trepando por nuestras venas.

En el caso de Tom King, todo lo que se puede afirmar a estas alturas es que tendría que ocurrir una desgracia para que la colección del sintezoide de los Vengadores no termine estando a la cabeza de las mejores series de superhéroes del año. Puede que por lo estimulante que resulta su propuesta de pura y dura ciencia ficción, puede que por la finísima sátira social, puede que por la siniestra vuelta de tuerca que le da a uno de los pilares fundamentales de la Marvel de los setenta y ochenta, puede que por lo milimétricamente planificada que está su estimulante narrativa. Pero ante todo, porque cuando promete algo, siempre es para cumplirlo:

Una imagen vale más que mil palabras. Y aunque en lo que atañe al guionista de Sheriff de Babilonia debería ser pecado capital destripar nada, aquí va un pequeño anticipo para los impacientes

Como extra, un inciso, ¿os habéis fijado en que los cuadros de texto de la primera mitad de la serie de doce números son de color diferente a los de la segunda mitad? Aquí un ejemplo de lo que correspondería al primer recopilatorio publicado recientemente por Panini en España.

Aquí una muestra de lo que correspondería al segundo recopilatorio:

Si fuera otro guionista, es probable que pudiéramos achacarlo a un error del coloreado, pero tratándose de King, es más que probable que tenga una razón de ser, así que aquí va una teoría

Y siguiendo con la categoría de series que molan demasiado como para destriparos nada, apuntad tres nombres por si todavía no los teníais en vuestra libreta de recomendaciones: Mirror de Emma Ríos y Hwei Lim, Harrow County de Cullen Bunn y Taylor Crook y The Wicked + The Divine de Kieron Gillen y Jamie McKelvie. Creatividad desbordad en forma de conspiraciones internas en un mundo de fantasía, terror rural americano de la mejor clase y panteón de los iconos del pop contemporáneos reimaginados como un encarnación de los nuevos dioses.

En lo que atañe al resto de cómicas publicados esta semana, mención especial a Los Autoslocos con el origen secreto de Pier Nodoyuna, cumplir la siempre necesaria labor pública de recordar que Matt Wagner sigue haciendo de lo suyo tanto en The Shadow, así como darle una medalla a Brad Walker por su ingeniosa vuelta de tuerca al tema central de la Civil War II en Power Man y Puño de Hierro. No todo iba a ser golpes de efecto. Que no se nos olvide tampoco citar The Paybacks de Donny Cates, Eliot Rahal y Geoff Shaw para Heavy Metal ni el Space Battle Lunchtime de Natalie Riess. Y aunque ya la hemos mencionado entre la selección de la semana, hablar también del ingenioso simbolismo de la página de arranque de la Inconcebible Gwenpool. ¿Todo bien?

Si todaía no habéis leído Monstress, aprovechad la ocasión para lanzarle el guante el recopilatorio americano, o hacer mucho ruido para ver si publican por estos lares la monumental fábula de fantasía sobre el esclavismo de género que han forjado entre Marjorie Liu y Sanna Takeda.

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