#ZNCine – Del Cine al Cómic (IV) Depredador: Ruega a los Cielos, de John Arcudi y Javier Saltares

Vuelve la sección "Del Cine al Cómic" esta vez para hablarnos de la saga Predator y del cómic Depredador: Ruega a los Cielos, inspirado en su universo.

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Después de un tiempo en el que esta sección cayó en el olvido por el tiempo que requería mantenerla a flote este verano vamos a recuperar Del Cine al Cómic y con ella hablaremos de aquellas sagas cinematográficas que después de conocer el éxito en pantalla grande inspiraron no pocas obras adscritas al noveno arte que tomaron sus personajes y relatos como inspiración. Después de hablar de Robocop, La Matanza de Texas y Las Colinas Tienen Ojos en esta ocasión vamos a aprovechar el calor estival (las zonas cálidas y con conflictos bélicos son sus favoritas) para traer de vuelta a los cazadores alienígenas más famosos del cine contemporáneo, aquellos Predators que irrumpieron en el Hollywood de la segunda mitad de los años 80 para quedarse y que han sido protagonistas de no pocos cómics nacidos en el seno de la editorial independiente Dark Horse.

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Depredador, el enigma de otro mundo

En 1987 el productor Joel Silver (Commando, The Warriors, Arma Letal), el director John McTiernan, que por aquel entonces sólo había rodado su ópera prima Nómadas, y Arnold Schwarzennegger, en aquella época uno de los «action heroes» más representativos de la era Reagan junto a su amigo y rival Sylvester Stallone, unieron fuerzas con la 20th Century Fox para llevar a imágenes un guión de ciencia ficción y terror escrito por los hermanos John Thomas y Jim Thomas titulado Hunter. El resultado fue Depredador (Predator), un largometraje en el que un grupo de las Fuerzas Especiales del Ejército americano se adentraba en una jungla centroamericana para rescatar a un importante político y allí encontrarse con un alienígena extraterrestre cuyo principal entretenimiento era capturar y eliminar seres humanos y que les irá dando muerte uno a uno sin que puedan hacer nada contra él y su brutal y extremo concepto de la cacería. La cinta fue todo un éxito y consiguió destacar por encima de la mayoría de las películas de la época protagonizadas por el actor austriaco convirtiéndose en un clásico de género de los años 80.

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Depredador tiene un arranque que no se diferencia mucho del de una cinta prototípica de la Cannon Films de Menahem Golan y Yoram Globus con un grupo de aguerridos militares (con el Carl Weathers de la saga Rocky o el futuro guionista y director Shane Black entre ellos) que funcionan como una mastodóntica e infalible máquina de matar. Pero después de la media hora de metraje el tono del film cambia diametralmente y lo que parecía una película de acción se convierte en una muestra de celuloide de ciencia ficción con apuntes de terror en la que el depredador extraterrestre diseñado de manera espectacular por el gran Stan Winston e interpretado por el fallecido Kevin Peter Hall se convertía en un McGuffin andante con el que McTiernan y los hermanos Thomas hacían referencias a la guerra de Vietnam (soldados americanos vencidos por un enemigo que conoce el terreno en el que se mueve y que se camufla con dicho entorno) y deconstruían los preceptos de lo que por aquel entonces era el cine de acción de la era Reagan sin dejar de reivindicarlo como cine de entretenimiento e incluso haciéndolo subir unos peldaños gracias a un reparto entregado a la fisicidad, un guión magníficamente medido, una banda sonora de Alan Silvestri que se convirtió en un clásico y un trabajo en la realización sencillamente brillante a manos del director de El Guerrero Nº13.

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Depredador 2, en el calor de la noche

Tres años después del estreno de Predator los mandamases de la 20th Century Fox decidieron poner en marcha una secuela y para ello volvieron a contratar los servicios de los hermanos Thomas que estaban deseando idear una trama para llevar a los Depredadores a Estados Unidos para convertir la ciudad de Los Ángeles en su nuevo coto de caza. El problema es que esta segunda entrega iba a prescindir de los dos pilares más importantes de la primera, un Arnold Schwarzennegger que tenía la agenda bastante ocupada immplicándose en una intrascendencia llamada Terminator 2: El Juicio Final y un John McTiernan que declinó ponerse detrás de las cámaras prefiriendo rodar La Caza del Octubre Rojo, la adaptación del libro homónimo de Tom Clancy. El protagonista de Desafío Total fue sustituido por Danny Glover (Arma Letal) y el director de La Jungla de Cristal (Die Hard) por el cineasta británico de origen jamaicano Stephen Hopkins que por aquel entonces sólo había rodado su ópera prima Juego Peligroso y la quinta entrega de las aventuras oníricas de Freddy Krueger Pesadilla en Elm Street 5: El Niño de los Sueños.

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Depredador 2, que tenía lugar en un por aquel entonces futuro 1997 en una ciudad de Los Ángeles asediada por las bandas del narcotráfico a la que iba a parar el Depredador de turno, no fue un éxito como su predecesora ya que se perdía la rotunda presencia de Arnold Schwarzennegger y el factor sorpresa. En cambio vista hoy la cinta de Stephen Hopkins se revela como una muy competente cinta de acción que funciona al máximo nivel en prácticamente todos sus apartados. Un guión que incidia en la personalidad y procedencia de los cazadores (llevan siglos visitando la Tierra) una dirección muy potente de un realizador netamente visual como el de Volar Por los Aires (Blown Away) y un extenso y magnífico reparto de secundarios (Gary Busey, Bill Paxton, Rubén Blades, María Conchita Alonso) comandados por un Danny Glover a la altura que, al igual que hizo el protagonista de Conan, el Bárbaro en el primer film con las «action movies», se implicada aquí en un proyecto que desmontaba y hacía trizas las señas de identidad de las «buddie movies» que él había ayudado a encumbrar acompañado de Mel Gibson en Arma Letal. Aunque no está a la altura de su hermana mayor Depredador 2 sigue siendo la mejor obra relacionada con los personajes que protagonizan la saga y es una muestra de que el cine de acción americano de los 90 era más orgánico y profesional que el actual.

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Predators, temporada de caza

En el año 2010 la productora Troublemaker, propiedad del cineasta texano Robert Rodríguez, se unió a 20th Century Fox para resucitar la franquicia Predator, pero esta vez en solitario (de los crossover con Alien hablaremos a continuación) y con unos equipos artístico y técnico completamente renovados. El director de Sin City o El Mariachi contrató los servicios del cineasta de origen húngaro Nimrod Antal (Metallica: Through the Never) que en aquella época había llamado la atención con su ópera prima Kontrol y en los círculos del cine de terror con Vacancy, designó al debutante Alex Litvak como guionista y colocó en el reparto a un peso pesado en horas bajas como Adrien Brody acompañado de algunas caras conocidas como la de su actor fetiche Danny Trejo (Machete), Walton Goggins (Los Odiosos Ocho), Alice Braga (Elysium), Topher Grace (Spiderman 3) o Laurence Fishburne (la saga Matrix) y localizó la trama en el planeta original de los Depredadores.

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Predators es cine exploit, una Serie B con un presupuesto de A, una versión burda y alienígena de Los Doce del Patíbulo (The Dirty Dozen), una vuelta a las raíces de la saga con una jungla en la que un grupo de letales mercenarios deberán intentar sobrevivir a un planeta repleto de distintos tipos de Predators que les irán dando caza gradual pero inexorablemente. Robert Rodríguez como productor y Nimrod Antal como realizador usaron cartas marcadas, tomaron como base la cinta primigenia y le añadieron sangre, vísceras, muchos Predators, artes marciales y contante y sonante fanservice para los seguidors de la saga que vieron como este producto liviano y tontorrón que da lo que promete, acción cafre desde el primer plano (esa caída al vacío de Adrien Brody) referencias a los films previos y una mínima incitación a usar nuestras neuronas. Con todo es lo mejor que se ha realizado en la saga después de los dos primeros films de John McTiernan y Stephen Hopkins, superando ampliamente a los dos crossover con Alien que pasaremos a comentar a continuación.

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Alien vs. Predator, holocausto alienígena

Cutro años antes de que Robert Rodríguez y su productora Troublemaker dieran su visión de la saga Predator la 20th Century Fox decidió relanzar la franquicia con un proyecto que haría realidad el sueño de muchos fans del mundo del cómic, adaptar los crossover Alien vs. Predator que nacieron en viñetas a principios de los años 90. La productora poseía los derechos de ambos personajes y en 2004 contrató los servicios del normalmente mediocre (la saga Resident Evil) y puntualmente brillante (Horizonte Final) cineasta británico Paul W.S, Anderson para escribir y dirigir el largometraje, un reparto de impersonales caras guapas comandado un Lance Henriksen interpretando a Charles Bishop Wayland (personaje que da origen al androdide Bishop de Aliens: El Regreso de James Cameron, interpretado por el mismo actor) y una calificación PG-13 que eliminaba una de las señas de identidad que compartían ambas series, la violencia explícita y el gore más descarnado. El resultado fue el esperado, un producto de consumo muy rápido que palidecía ante las dos entregas de Predator y las cuatro de Alien.

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Alien vs. Predator es un entretenido producto descafeinado que no sabe aprovechar adecuadamente los dos iconos de la ciencia ficción que tiene en sus manos. Su trama rutinaria, reparto de modelos de pasarela inexpresivos alternados con caras conocidas con el piloto automático puesto (Ewen Bremner, Tommy Flanagan, el ya mencionado Lance Henriksen) y la ausencia de sangre convierten la cinta del director de la reivindicable Soldier en un proyecto rudimentario, desangelado e impersonal que no se basa directamente en ninguna de las colecciones en las que las dos razas de alienígenas compartían hostilidades y que tan pronto se ve y disfruta como se olvida antes de que terminen los títulos de crédito que le ponen cierre. El crossover que muchos fans de las dos sagas y los cómics de Dark Horse esperaban supuso una más que notable decepción que quedaba en evidencia ante cualquiera de las entregas individuales de ambas monstruosidades extraterrenas. Pero como dictan las leyes de Hollywood si un producto rinde adecuadamente en la taquilla la secuela se hace inevitable y tres años después se repitió la fórmula con algunos cambios, pero muy parecidos resultados, como vamos a comentar a continuación.

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Alien vs. Predator: Requiem, invasión a la Tierra

La 20th century Fox no es productora de dejar pasar un éxito sin exprimirlo un poco más y el de Alien vs. Predator no fue una excepción. Aunque el largometraje decepcionó a gran parte del fandom y fue masacrado de manera casi unánime por la crítica recaudó suficiente dinero para que la secuela se convirtiera en una realidad tres años después. Contra todo pronóstico lo de Alien vs. Predator: Requiem fue más doloroso incluso que lo de su predecesora, por el simple hecho de que prometió más de la que finalmente dio, que fue más bien poco. La cinta recuperaba la calificación R que le permitía acentuar las violencia a los niveles de los films individuales de cada franquicia y el trailer vendió un producto brutal, frenético y que parecía más fiel al tono de los cómics de Dark Horse en los que ambas criaturas compartieron viñetas a lo largo de los años. Por desgracia tras el estreno descubrimos que todo era un espejismo y el desastre fue más que notable.

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Los directores de Alien vs. Predator: Requiem, los hermanos Colin Strause y Greg Strause, que hacen que los Farrelly parezcan los Coen, desperdician el abultado presupuesto que tienen a su disposición con una puesta en es escena caótica, escenas de acción atropelladas y confusas que sólo en un par de ocasiones muestran un resquicio cafre y visceral de «lo que pudo ser y no fue» por la incompetencia de todos los implicados en el proyecto. Lo de que el reparto no esté a al altura (aunque se agradece ver la cara de algún actor con talento como el canadiense Robert Joy) y que el guión, esta vez escrito por Shane Salerno (Salvajes), sea una mediocridad no es ninguna sorpresa, pero que teniendo los medios suficientes para ejecutar un producto entretenido, políticamente incorrecto y crudo el resultado fuera tan paupérrimo supuso una experiencia más decepcionante que la del primer crossover realizado por Paul W.S. Anderson, y con aquel no hablamos de una obra maestra precisamente, como hemos apuntado en el apartado anterior de esta misma entrada. Tras estas dos olvidables cintas llegó la ya comentada Predators que sin ser una maravilla las superó ampliamente y resucitó la franquicia para el que el año que viene un Shane Black en labores de guionista y director la reanime como es debido con una nueva entrega en la que dará su visión de un proyecto que, curiosamente, él iba a adaptar al guión en su origen allá por 1987.

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Depredador, cacerías interplanetarias en viñetas

La longeva vida editorial de la saga Predator nació en el año 1989 y siempre se ha caracterizado por estar formada por distintas miniseries cerradas que cambiaban continuamente de equipos creativos, aunque varios de los autores que en ellos participaban muchas veces repetían labores posteriormente. La primera miniserie se tituló Predator: Concrete Jungle, estaba escrita por Mark Verheiden y dibujada al alimón por Chris Warner y Ron Randall y tenía como protagonista al hermano de Alan «Dutch» Schaefer el personaje de Arnold Schwarzenegger en el primer film que tenía aquí su propio encontronazo con los cazadores de otro mundo. Después llegarían la adaptación en cómic de la película Depredador 2, Predator: Big Game escrita por John Arcudi (otro guionista que se volvería asiduo en las series centradas en la franquicia de 20th Century Fox) Predator Cold War, en la que repetían tanto Mark Verheiden y Ron Randall como el Detective Schaefer, Predator: The Bloody Sands of Time (con Chris Warner de nuevo a los lápices) o la soberbia Predator: Race War, una magnífica entrega de cinco números con idea original del novelista Andrew Vachss, adaptada por Randey Stradley, dibujada a cuatro manos por Jordan Raskin y Lauchland Pelle y que es uno de los primeros cómics para adultos que leyó un servidor, abordando temas muy duros como el abuso a menores o la xenofobia, un spotente trabajo por el que siento un especial cariño. Predator: Bad Blood, Predator: Invaders from the Fourth Dimension o la Predator: Prey to the Heavens de la que hablaremos más tarde ofrecieron a lo largo de más de veinte años un amplio muestrario de historias que explotaban, con mayor o menor acierto, pero siempre de manera interesante, a los personajes y el microcosmos creado por los hermanos Thomas en el celuloide, siendo muchas de ellas editadas en España por Norma Editorial en formato grapa.

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Aunque los Predators han protagonizado numerosas series en solitario y algunas de ellas son de una calidad bastante contrastada es cierto que los cómics más conocidos que han tomado como epicentro a los personajes creados por los hermanos Thomas y diseñados por el tristemente desaparecido Stan Winston son en los que se han tenido que enfrentar a otros iconos del cine o el mundo del noveno arte. Los cazadores de humanos se han visto las caras no sólo con los xenomorfos ideados por H.R. Giger, sino también contra los Superman, Batman y JLA de DC, los The Darkness y Witchblade de Top Cow, el Juez Dredd de 2000 A.D y hasta con Tarzán o el famoso Archie, con este úlitmo se las vio hace justamente un año. En ocasiones no bastando con estos combates cara a cara los crossover se han convertido en orgías de personajes como aquellas Aliens vs. Predator vs. The Terminator y Superman and Batman vs. Aliens and Predator que rizaban el rizo con el único fin de juntar a todos los roles asiduos al mundo del cómic posibles para atraer lectores. Por suerte muchas de estas series estaban escritas y dibujadas por veteranos consagrados y profesionales competentes como los hermanos Kubert, Dave Gibbons, Doug Moench, Paul Gulacy, John Wagner, David Micheline o Alex Maleev que ofrecian el mínimo de calidad exigido para que estos caprichos interraciales e intergalacticos no se convirtieran en puro fandom sin fundamento alguno. Como nota curiosa apuntar que un servidor guarda, entre otras de estas series, con especial cariño el tomo que hace unos años editó Planeta compilando las tres entregas de Batman vs. Predator.

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Depredador: Ruega a los Cielos, de John Arcudi y Javier Saltares

 
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Guión: John Arcudi
Dibujo: Javier Saltares
Edición España: Aleta Ediciones (2015)
Contiene: Predator: Prey to the Heavens (Dark Horse Comics 2009-2010)
Formato: Tomo Cartoné de 104 páginas
Precio: 14,95€

 

Depredador: Ruega a los Cielos (traducción errónea del original Predator: Prey of the Heavens, que significa Depredador: Presa de los Cielos) es una miniserie de cuatro entregas publicada por Dark Horse entre los meses de Junio de 2009 y Enero de 2010 después de un parón de diez años sin publicarse aventuras en solitario de los personajes (la inmediatamente anterior a esta fue Predator: Xenogenesis de 1999, con guión de Ian Edginton y dibujo de Mel Rubi, un relato conectado con otro de los múltiples cruces con la saga Alien) por parte de la casa de Hellboy, Buffy Cazavampiros o Sin City. Para el regreso a lo grande de los Predators en Dark Horse fueron a lo seguro, no sólo porque contrataran los servicios como escritor de John Arcudi, que en los 90 ideó una de las mejores miniseries de la saga, Predator: Big Game, sino también porque la historia central se trata de un sencillo survival sin más aspiraciones que meter a humanos y Depredadores en un campo de batalla adecuado para que comiencen una guerra que el ilustrador estadounidense nacido en New York Javier Saltares se ocupa de llevar a las viñetas. Dichos cuatro número se revelan como una sencilla historia directa y a la mandíbula en la que sus autores hacen todo lo posible para que el ritmo se muestre en todo momento tan frenético como para no llegar a dar un segundo de respiro al lector, todo esto arriesgando más bien poco narrativamente, pero haciéndolo de manera muy profesional a la hora de ofrecer una pieza compacta de lectura amena y ligera.

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Depredador: Ruega a los Cielos una mezcla entre un episodio de la serie 24 protagonizada por el agente antiterrorista Jack Bauer y la trama de alguna de las dos entregas de la franquicia cinematográfica indonesia The Raid (aunque como obra se editó antes de que los films del galés Gareth Evans vieran la luz) una historia en tiempo real en la que los miembros del Graham Directive Security, un grupo de de seguridad del ejército de Estados Unidos, es destinado a un país de Sudamérica para buscar a un grupo de altos ejecutivos desparecidos en la zona. Los militares americanos se encontrarán con algo más que mercenarios y señores de la guerra en aquel paraje hostil, ya que dos clanes de Depredadores mantienen allí una encarnizada guerra sin importarles los civiles humanos que tengan que eliminar en el proceso para poder llevar a cabo su peculiar contienda racial. Este contexto servirá a los autores de la miniserie para encadenar una escena de acción con otra de manera espídica y resolutiva para que el lector disfrute sin pararse mucho a pensar que la trama es un fino hilo completamente descontextualizado y sin una verdadera base como relato en cuatro partes.

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John Arcudi, que es perro viejo en estas lides, decide no jugársela y reduce al mínimo exponente la conceptualidad y el desarrollo del guión de Predator: Prey to the Heavens. Como punto de partida coge el mismo que los hermanos Thomas utilizaron para el largometraje de 1987 dirigido por John McTiernan, pero mientras el film contenía un subtexto interesante con reminiscencias a Vietnam, la miniserie de Dark Horse elude toda doble lectura y se entrega a la acción tan simple como efectiva, un grupo de máquinas de matar humanas viéndose derrotadas por unas máquinas de matar alienígenas que les superan en número, armamento y salvajismo. El guionista de Doom Patrol, Robocop: Prime Suspect o B.P.R.D perfila mínimamente a unos personajes estereotipados pero creíbles (entre los que destaca Thorpe, el único de ellos que conoce la naturaleza extaterrena de los Depredadores) como miembros de un grupo de soldados entrenados que irán cayendo como moscas ante las armas de los dos bandos de alienígenas enfrentados. Después de diez años de silencio era lógico que Predator volviera Dark Horse con un argumento sencillo y efectivo ya que la experimentación de otros trabajos con temas de calado social como los que abordaban arcos como el de Predator: Race War posiblemente no hubieran sido bien recibidos por un fandom que lo que buscaba en ese momento con el regreso de los personajes cazadores de homo sapiens era acción pura y dura.

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El trabajo a los lápices del americano Javier Saltares no pasa de ser cumplidor y es que si bien aborda el apartado gráfico con decencia también es cierto que lo hemos visto mucho más inspirado en ocasiones pretéritas. Parece como si el ilustrador del Ghost Rider de Howard Mackie quisiera quitarse pronto de encima el compromiso y si bien es cierto que en conjunto su labor es eficiente, aunque con mucha deuda de los años 90, en no pocos momentos las viñetas transmiten cierta apatía y desgana en el su estética. Eso se deja notar mayormente en el pobre diseño de los Depreadores, demasiado simple y austero, algo que se acentúa más si cabe cuando lo comparamos con el mucho más detallista y elaborado que otros dibujantes dieron del mismo, no hay más que ver cómo Paul Gulacy, Ron Randall, Jordan Raskin o los hermanos Kubert dieron su visión del diseño de Stan Winston para le contrapartida cinematográfica de estas monstruosidades para percibir en todo momento que escrutaron su anatomía pormenorizadamente pero ser lo más fieles posible al traje que vistió en los inicios de la saga el actor Kevin Peter Hall, algo que por desgracia el autor de The Sensational Spiderman o Secrets of House of M no llevó a cabo.

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Depredador: Ruega a los Cielos que ha sido editada en España por Aleta Ediciones en su Colección Alerta (que abarca una gran cantidad de cómics inspirados en obras y sagas cinematográficas como Alien, El Planeta de los Simios, Robocop, Pacific Rim o Godzilla) en un tomo de tapa dura que incluye las magníficas portadas originales de Raymond Swanland no es uno de los mejores arcos protagonizados por la creación de Jim y John Thomas, ya que en los 90 se editaron muchos que lo superan considerablemente, pero es una muy competente primera toma de contacto con el universo en viñetas de los personajes para que las nuevas generaciones descubran que los mismos no sólo han habitado en la pantalla grande, ya que muchas de las mejores historias que los han tomado como núcleo central salieron del seno de la editorial Dark Horse. Ahora sólo queda esperar esa nueva versión ciematográfica a manos de Shane Black que devuelva el fulgor a una saga que marcó un hito en el cine de acción de finales de los 80 y principios de los 90 y que alguien se digne, no sólo a publicar las colecciones posteriores a esta Predator: Prey to the Heavens que nos ocupa, sino a recuperar también aquellas primeras miniseries y crossovers que hicieron las delicias de incontables fans del mundo del cómic, entre los que me incluyo, que descubrimos que había vida (alienígena) más allá de los tebeos de superhéroes de DC y Marvel.

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Oreades
Oreades
Lector
30 julio, 2016 14:36

Depredador fue una de las mejores películas de acción de los años 80. Injustamente denostada por la crítica de aquella época y ahora convertida de manera justa en un clásico del cine de acción y ciencia ficción de aquella época.

McTiernam hizo La Jungla justo después de esta. Eso es petarla dos veces seguidas.

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Lector
En respuesta a  Oreades
1 agosto, 2016 13:46

Totalmente de acuerdo.

Es una de las grandes de los años ’80, merecedora del título de obra de culto.

Era mucho, mucho mejor de lo que la gente creía en aquellos años y me incluyo entre éstos, pero al volverla a ver con el paso de los años, fui descubriendo más y más cosas en ella.

El Arnold se mete uno de sus mejores papeles, y el guión (que según confesaron los guionistas partió de un encargo de la Fox para remakear sin pudor alguno la estructura del primer Alien) supera con pericia un planteamiento a priori de serie B.

La maestría de McTiernan a la dirección convirtió a Depredador en un producto notable que ha superado con creces el paso del tiempo.

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Lector
En respuesta a  Juan Luis Daza
1 agosto, 2016 15:29

Te ha faltado por nombrar su última gran obra (menor), El guerrero número 13, peliculón absoluto, que una vez más, fue incomprendido por crítica y público y que a día de hoy ya ha adquirido el estatus de obra de culto (una vez más en la carrera de este director que tiene mucho más que simple artesano de buena ideas, como siempre le achacan)

DayKnight
DayKnight
Lector
31 julio, 2016 0:40

Excelente artículo! Y enhorabuena por traer de vuelta esta sección, se la echaba de menos!

frankbanner49
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Lector
31 julio, 2016 12:14
Franz
Franz
Lector
31 julio, 2016 17:51

Nunca pude entusiasmarme por Predator dos con su protagonista gordito saltando por techos con su traje de policía de oficina y su escena copiada a Aliens II (el monitoreo al equipo de asalto).

Dreadstar_TFE
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Lector
En respuesta a  Franz
1 agosto, 2016 13:52

Tienes razón en todo lo que argumentas, Danny Glover estaba gordito y saltaba de tejado en tejado de forma un tanto ridícula.

Si la primera parte era una puesta al día del primer Alien, la segunda tenía que hacer un guiño a Aliens.
El comienzo es espectacular, toda la ambientación con el Vodoo, sacado de madre, me parecía muy sugerente y aterrador, la escena del tren subterráneo es simplemente brillante y lo de ver la cabeza del Alien en la nave de los Predators es historia, no del cine (no quiero ni acordarme de los Aliens Vs Predator cinematográficos) sino historia del cómic, porque los cómics son bestiales.

Por todo ello, creo que Depredador 2 aún siendo una mala película, tiene ciertos valores que la hacen una de las menos malas de las secuelas malas de la historia del cine.

Dreadstar_TFE
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Lector
En respuesta a  Juan Luis Daza
1 agosto, 2016 15:49

Hace poquitas semanas me pegué otra vez las dos seguidas en Blu Ray, y aunque la primera está a años luz, la segunda me va gustando más cada vez que la veo.

Echo muchísimo de menos ese tipo de cine, mal encarado.

Decir que tiene mala hostia, es quedarse bastante corto. Desde los telediarios heredados de Robocop (que a partir de la peli de Verhoeven florecieron como setas) pasando por diálogos y situaciones violentas, Depredador destila mala baba desde el minuto uno.

Y si reivindicamos a McTiernan, también deberíamos reivindicar a Stephen Hopkins, un director que no alcanza las cotas artísticas del primero, pero que siempre me dio la sensación que los estudios no le daban todo el apoyo que merecía.

Quitando al bicho horrible generado por ordenador, Perdidos en el espacio me parecía mejor película de lo que se dijo en su momento, pero el señor Hopkins no tuvo la taquilla de su parte con la mayoría de sus películas (creo recordar que hizo la cuarta de Pesadilla en Elm Street y fue su mayor éxito comercial) y la confianza va dada de la mano con la recaudación.

Dreadstar_TFE
Dreadstar_TFE
Lector
1 agosto, 2016 13:41

Me encantaban los cómics que sacaba Norma en grapa de Depredador, Alien y Terminator.

Dark Horse hacía unos cómics buenísimos de franquicias cinematográficas, y el trabajo de la editorial con Star Wars superaba con creces lo que está haciendo ahora Marvel con la franquicia.

El primer cómic que recuerdo leer fue el de Depredador, la primera miniserie, y me enganchó de inmediato. Creo que fue un gran acierto editorial hacer mini series de cuatro, cinco números e ir cambiando equipos creativos.

Esa estructura hacía que hubiera mini series mejores que otras, pero en general eran historias buenas.

Lo único que no me gustaba de los cómics con Depredador eran los cruces con personajes de otras editoriales, que me sobraban muchísimo, y sin embargo, las historias con Batman sí que me parecieron interesantes, y el cruce con Tarzán me pareció simpático.

Voto por artículos similares con las otras dos franquicias de Dark Horse publicadas por Norma, sería un placer leer un análisis en profundidad del material y sus correspondientes ediciones españolas.

Igverni
Lector
1 agosto, 2016 14:32

Enhorabuena Juan Luis por el artículo.

La clave de cuando una peli trasciende su status de obra palomitera es cuando la vuelves a ver una y otra vez, y no te cansas de hacerlo. En ese sentido el primer Depredador es y sigue siendo una obra maestra del cine de acción.

Y tienes razón que el único problema de Depredador 2 es que vino después de la de Schwarzenegger que era inmejorable. Cuando estrenaron Predators en cine volví a verla en casa a modo de previa, y me sorprendió lo bien que ha aguantado el paso del tiempo, y sigue siendo una muy buena peli. Y no me importa volver a verla cada cierto tiempo si la echan por la tele o me la pongo en el blu.ray.

Predators efectivamente da lo que promete y ya. Aunque en ese aspecto me pareció que al menso es honesta.

Las 2 de Aliens vs. Predators son basura infumable. Las vi en el cine y ni loco vuelvo a perder 2 horas de mi vida con esos subproductos.

En lo referido a los comics, yo también compré durante años los tebeos de Dark Horse de Alien, Predator (y Star Wars), y la calidad de las miniseries de los primeros años era brutal. De hecho, me has dado ganas de sacarlos de la estantería y volver a leerlos. ¡Gracias!!!

Igverni
Lector
En respuesta a  Juan Luis Daza
1 agosto, 2016 15:53

😀
😀

flashpoint
flashpoint
Lector
2 agosto, 2016 11:52

McTiernan dio clases de cómo hacer cine de acción. Es más 13 Guerreros (con Banderas) hoy es imitada hasta el cansancio, porque fue la primera cinta de Vikingos decente desde la que realizó Kikrk Douglas en los sesentas y que por alguna razón la crítica lapidó en su minuto.
McTiernan sacaba brillo a todo lo que hizo. Esta Depredador la filmó si mal no recuerdo en 3 días. Fue una producción infernal con un clima infernal, donde las cámaras pasaban mojadas y las hormigas se comían el equipo electrónico.
Esa desesperación se ve plasmada en la película porque todos querían irse a casa lo más rápido posible. Por eso es tan lineal la historia. No había tiempo para filmar nada más. Todos estaban dispuestos a hacer horas extras con tal de largarse.
Es más la escena en que Depredador se enfrentó a Swartzenegger al final se hizo dentro de un estudio y no en la selva tropical.
Otro punto importante. La incorporación del negro de Rocky fue del director y no me acuerdo porqué, pero eso ayudó a comercializar la cinta. Tenías al Terminator y al negro de Rocky en la misma película y esa escena inicial de testosterona apretando músculos fue magistral.
Hoy nadie niega que Depredador de McTiernan es una joya, y que inmortalizó para siempre a este cazador espacial. Sus secuelas son un desastre y quién nadie aprecia.

Dreadstar_TFE
Dreadstar_TFE
Lector
En respuesta a  Juan Luis Daza
3 agosto, 2016 15:31

Creo que el comentario de flashpoint de «se rodó en 3 días» era más una metáfora de que fue un rodaje en menos tiempo que otras producciones de su época, no al sentido literal de la palabra.

En cualquier caso, aunque sé que Depredador 2 es inferior a mí me gustan muchas cosas de ella.

La puesta en escena, de calor asfixiante, que según las notas de prensa (no así en la propia película, que creo que no hace mención a este hecho concreto) de la época nos decían que ese Los Ángeles de 1997 que nos iba a llegar, iba a hacerlo con una ola de calor provocada por la destrucción de la capa de ozono.

Decorados con elementos mayas en el interior de la habitación donde el Depredador se da un festín de capos de la droga, que es realmente espectacular (aún recuerdo la sensación de horror cuando la vi en cine y tenía unos 12 – 13 años), y ahora que nadie nos lee, confieso que disfruté porque ahí se ve la consecuencia de traficar con drogas y darle al vodoo sin miramientos 🙂

La secuela tiene un ritmo endiablado, dura apenas hora y media y cuenta todo de manera muy efectiva, sin aburrir al personal.

Predators resulta absurdamente insufrible.

Desde el actor protagonista, un improbable héroe de acción interpretado por un Jim Caviezel en horas bajas (que conste que me gusta su trabajo y en El pianista dio lo mejor de sí como actor), y por un desconcertante Laurence Fishburne, que ¡llevaba diez años varado en el planeta de los Predators y pesaba más de 100 kilos! (¿pero qué comió este hombre durante 10 años, Predators?), aparte de un guión tontorrón, con lucha de clases entre Depredadores.

Sólo hacía falta ambientar todo en un barco que se hunde en el mar, y haber metido a la protagonista (una actriz cuyo nombre ni recuerdo, ni me he molestado en buscar en internet) enamorándose de un Predator y tendríamos el cruce más salvaje de la historia: Titanic meets Predator 🙂

De la puesta en escena de Predators ni hablamos, que sólo hay ¡1 plano general! con dos lunas incrustadas en el fondo de manera muy cutre, para intentar colarnos que no rodaron en alguna selva de algún país sudamericano, y que era una peli de serie B, pero muy digna del mítico título ochentero al que pretende homenajear y dar nuevos aires, sin conseguirlo, quedando todo muy ridículo.

En mi universo personal en el que vivo, las dos películas de Alien Vs Predators jamás se han hecho, así que en ese sentido, vivo feliz.

Igverni
Lector
En respuesta a  Dreadstar_TFE
3 agosto, 2016 16:58

Era Adrien Brody, no Jim Caviziel. 😀 😀
Aunque sigue siendo un casting un poco extraño…

¡Muy bueno ese cruce loco de películas!! A ver que te parece el mío:

Predator vs Ghostbusters

Esa sí sería una trash.movie que pagaría por ver…

Dreadstar_TFE
Dreadstar_TFE
Lector
3 agosto, 2016 15:34

Vaya, me han entrado ganas de releer Big Games y Cold War, junto a la primera serie de Aliens Vs Predators…. es lo que tiene hablar de estas series, enganchan hoy de la misma manera que hace 20 años.

Igverni
Lector
En respuesta a  Dreadstar_TFE
3 agosto, 2016 16:59

Que buenos tebeos!
Gracias a Juan Luis ya los saqué de la biblioteca y los tengo en la pila de lectura… 😀