Invitado de lujo de la tercera edición de Cómic Con de Metrópoli Gijón, Salvador Espín es uno de los talentos más destacados de la (pen)última generación de dibujantes patrios que lleva ya diez años trabajando para Marvel. Colaborando con Daniel Way, Cullen Bunn o Gerry Duggan, Salva Espín ha dedicado su último lustro a dibujar varias de las miniseries de Masacre, así como la serie regular del Mercenario Bocazas, uno de sus personajes favoritos. Su trazo limpio, sencillez narrativa y su versatilidad en los registros le convierten en uno de los dibujantes más interesantes para el bueno de Wade Wilson. Aprovechando su visita a Gijón, hemos querido entrevistar a Salvador Espin hablando de su trayectoria como dibujante dentro de la Casa de las Ideas. Con todos ustedes… Salva Espín.
Entrevista a Salvador “Salva” Espín
Pedro Monje: Empecemos con la pregunta más clásica. ¿Cómo empezaste a leer cómics?
Salvador Espín: Aquí tiene la culpa mi padre, que siempre le han gustado los cómics desde pequeño así que en casa siempre había cómics, sobre todo de Vértice o del Oeste. Cuando yo era pequeño siempre me llamaron la atención los cómics de Dragon Ball, que tiró muy fuerte, y cosas de Batman de Zinco y cosillas de Marvel de Forum.
P.M.: ¿En qué momento decidiste ser dibujante de cómics? ¿Estudiaste Bellas Artes por eso?
S.E.: Siempre tenía un cómic en la mano y eso derivó en una inquietud por dibujar, tanto por culpa de los cómics como de la tele y sobre todo de los videojuegos. Cuando me ponía a dibujar tenía como referente lo que veía por la tele, aunque claro, estamos hablando de tiempos en los que no podías parar la imagen así como así, como hoy en día, así que la referencia tampoco me duraba mucho tiempo [Risas]. Para eso me venía muy bien la HobbyConsolas, que tenía un montón de material muy diferente entre sí que hacía que me explotara la cabeza, porque podía tener muchas referencias a mano. Y así llegué a un punto que me convertí en el “dibujante de la clase” y no paraba de dibujar en las mesas, en los bordes de los libros… Siempre de manera natural, sin ninguna pretensión en mente. Ya cuando fui más adulto empecé a participar en concursos locales y regionales, y según los iba ganando pues me animaba cada vez más a seguir practicando. Nunca de dejé de mandar dibujos a revistas de videojuego porque la fantasía era lo que más me llamaba y mi siguiente paso natural fue estudiar Bellas Artes.
P.M.: ¿Ya en ese momento sabías que querías dedicarte al cómic o fue una salida posterior?
S.E.: En parte sí, porque estamos hablando de que yo fui a estudiar Bellas Artes en el año 2000. Por aquel entonces ya había varios dibujantes españoles en Marvel que se estaban ganando la vida y de forma muy notable. De joven también fui varias veces al Salón del Cómic de Barcelona y vi que era algo que me atraía bastante, y ahí es donde más fanzines empecé a coleccionar. No sé si os suenan los de Nobanda, de Santiago Navarro. Aún sin Internet (o al menos yo no lo tenía) era la forma que tuve de aprender a dibujar y de ver bocetos de muchos dibujantes diferentes. Con todo esto vi que había una carrera profesional, ya fuera en el campo del cómic o en la animación. Así que tocó buscarse la vida.
P.M.: ¿Cuál es tu primer trabajo publicado?
S.E.: El primero de todos fue directamente en Marvel. Había hecho alguna cosilla en fanzines entre colegas pero lo primero fue en Marvel. Entré en la editorial de una forma un poco loca, porque yo no tenía representante por aquella época. Yo todo lo que sabía del medio era porque lo había leído en revistas y libros del medio, donde por ejemplo venían algunas indicaciones de Marvel sobre el tiempo medio que un dibujante tiene que tardar en hacer una página. Una al día, o lo que fuera. Y yo por aquel entonces no había hecho una al día ni de lejos, claro. Así que cuando conocí al editor en el Salón del Cómic de Barcelona y lo primero que me preguntó fue a ver cuánto tardaba en dibujar una página, mi respuesta fue de manual y le dije que un día [Risas]. Respuesta estándar. Hice la prueba que me pidieron y se la mandé a los cuatro días, porque me ofrecieron distintas páginas de prueba y elegí la que menos fuera a costarme y que me permitiera hacer más dibujos chulos en menos viñetas. Luego ya me mandaron hacer un cómic en un mes y medio y ahí ya… [Risas] O lo hago o no lo hago. Y no puedes no hacerlo así que… [Risas] Qué sufrimiento.
P.M.: Tu primer trabajo fue WWH Aftersmash: Damage Control, a cargo de un veterano de la casa como Dwayne McDuffie, que es el creador del concepto. ¿Cómo recuerdas este trabajo?
S.E.: Bien, de hecho la forma de trabajar allí fue muy natural. Hay libros en los que se analiza siempre que la forma de trabajar en Marvel es que el guionista te manda un poco por dónde va a ir el guión y que luego tú lo vas dibujando. Y esto era muy parecido, lo cual tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Yo tenía una aproximación de lo que tenía que dibujar y el número de viñetas donde tenía que hacerlo en cada página. Lo recuerdo bien en general, sobre todo con los nervios del primerizo que intenta dejar el listón lo más alto posible y, sobre todo, que es a lo que más prioridad suelo dar en mi estilo de dibujo, que el cómic se entienda. No hay cosa que más me moleste que coger un cómic que esté chulo verlo pero que luego te de pereza leerlo entero porque los dibujos tienen una narrativa nada clara. Muchos dibujantes hacen dibujos muy espectaculares pero luego el paso de una viñeta a otra es un lio tremendo que te saca de la lectura.
P.M.: Tu siguiente trabajo fue Wolverine: First Class, con Fred Van Lente. Son historia más ligeras. ¿Cómo recuerdas este trabajo?
S.E.: Pues tengo un buen recuerdo de ello, pero como estaba dentro de la línea infantil, o mejor dicho, la línea para todos los públicos (que así es como les gusta decirlo a ellos) pues no tenía muchas posibilidades de dibujar a Lobezno rajando a la gente así como así. Ya por guión las únicas veces que Logan podía usar sus garras era contra cosas no humanas, como robots y demás recursos no vivos. Lo bueno que tuvo el enfoque de esta serie más cerca del humor, que es un estilo en el que yo estoy más cómodo y más claro y que siempre es más agradable de dibujar. Porque si tienes que estar todos los días encadenado a la mesa de trabajo haciendo un Los Miserables, pues acabas cansándote. Así que mucho mejor en esta serie, sobre todo teniendo en cuenta que yo todavía estaba empezando.
P.M.: Tu siguiente trabajo era Incredible Hulk: The Fury Files, una miniserie de dos números pero originalmente un cómic digital con Frank Tieri. ¿Cómo recuerdas esta experiencia?
S.E.: Pues muy bien, porque es la primera vez que dibujé a Hulk de forma regular, más allá de alguna portada. Estuvo bien porque al tratarse de un cómic digital, la mayoría de las páginas tenían que ser splash-pages, lo cual siempre era más fácil a la hora de dibujar. Y como la mayoría de la acción transcurría en un bar, no estaba de más dibujar tías buenas de fondo y todo ese tipo de cosas, todo ello muy Bukowski y con muchas camisas de cuadros. Tengo buen recuerdo de esta colaboración.
P.M.: Luego llegó el relanzamiento de Exiles, donde además hiciste algún que otro rediseño. Un número uno mutante pero a la vez una serie que iba de capa caída. ¿Cómo fue tu experiencia aquí?
S.E.: Fue una buena etapa. Como dices, tuve la primera oportunidad de rediseñar algunos personajes, aunque sí que había algunos detalles que me pidieron desde Marvel que cambiara, porque tenían que incluir referencias a lo que había venido antes en la serie. Un poco de cal y un poco de arena. Las historias eran divertidas, pero esta fue la primera vez que me di cuenta que dibujar super-grupos era algo que se acababa haciendo pesado. Dibujar siempre tres o cuatro personajes por viñeta puede hacerse muy largo, lo cual te acaba ralentizando mucho. Así que por primera vez aquí tuve que pelearme con las fechas de entrega, porque eran muchos personajes y todos nuevos para mí. Es decir, por un lado las partes nuevas e interesantes de la serie eran las que por otro lado tanto me lastraban. Al menos me pude dar el capricho de dibujar en el último número de la serie la catedral de Murcia, el pueblo donde vivo en Murcia y otros sitios. Es uno de esos momentos donde los superhéroes se iban de vacaciones a un planeta que era muy español. Fueron cuatro páginas pero de muy buen recuerdo.
P.M.: Aquí también hiciste varios trabajos para la franquicia de Hulk y Hercules, creo que también con Fred Van Lente y Jeff Parker. ¿Cómo fue trabajar con estos personajes en uno de los mejores momentos de la franquicia?
S.E.: Yo nunca había querido dibujar a Hércules, ni con un palo, porque el traje ese que tiene con ese taparrabos tan raro me echaba para atrás. Pero cuando leí los guiones entendí la parte más divertida del personaje y me convencieron. Ese dios clásico molón que lo convierte en un héroe muy divertido. Y además de eso, tuve la oportunidad de dibujar la primera escena de sexo en un cómic Marvel. Mi editor no me dio ningún problema, porque al fin y al cabo yo ya sabía a lo que iba y no quise tensar la cuerda más de la cuenta. Ya había visto yo demasiadas películas de Van Damme para saber qué se puede incluir y qué no, que si no se te echan encima las distintas asociaciones de padres americanos y demás…
P.M.: Después de esta serie vino Generation Hope, con Kieron Gillen. Tuvo mucha promoción y la serie estuvo realmente bien pero tuvo que cerrar antes de tiempo. ¿Cómo recuerdas esta experiencia?
S.E.: Generation Hope fue mi segunda experiencia como series de grupos, y admito que los guiones estaban bastante chulos. En esta ocasión yo no tuve la oportunidad de diseñar a los personajes (Nota de editor: el diseño corrió a cargo de While Portaccio), aunque la mayoría me gustaban mucho. Uno de ellos (Zero) era un homenaje al Akira de Otomo Katsuhiro, con masas de carne y hierro por todos los lados, que es al que van a enfrentarse en la primera saga, y me gustó mucho dibujarlo por todas las referencias, sobre todo en el momento que se vuelve gigante. La pena es que no tuve todo el tiempo que quería para dibujar las cosas como yo quería pero hay otras cosas que sí me quedaron bastante mejor, y es todo por culpa de tener que dibujar tantas cabezas por página. Yo al principio no sabía nada de los personajes en sí, ya que a mí solo me habían mandado algunas líneas de cada personaje y poco más. Había uno que yo entendí que era como La Bestia (en su primera encarnación) y lo dibujé como tal, muy musculoso, ya que me habían dicho que era salvaje y poco más. Pero luego vi la portada del primer número que dibujó Oliver Coipel y me fijé que la había dibujado delgado y fibroso. Yo no entendía nada [Risas]. Pero… ¿Qué le vas a hacer? Son cosas que pasan y no dejan de ser detalles estéticos, aunque eso siempre es lo primero que entra por los ojos. Y respecto a las ventas pues… a veces las series de grupo tienden a centrarse en un solo personaje, y si ese personaje no tiene el atractivo y el tirón comercial necesario, pues puede hundir el barco y con él al resto de personajes. Aquí había algunos con mucho potencial, pero como Hope acaparaba todo el protagonismo, pues no tenías muchas ganas para seguir leyendo para enterarme del resto.
P.M.: Tras Generation Hope volviste a trabajar con Lobezno. Dibujaste la novela gráfica de Season One con Ben Acker y Ben Blacker, que te mantiene casi un año fuera del mercado mientras dibujabas la novela. ¿Cómo viste este encargo?
S.E.: Bueno, fueron seis números que formaban una obra completa.
P.M.: Si, si, pero se publicó a la vez en un tomo y estuviste fuera del mercado casi un año…
S.E.: Si, si. Es verdad. Es que a mí al principio me dijeron que iba a ser una miniserie de seis números y los guiones me los mandaban número a número. Me enteré cuando se publicó de forma conjunta y casi ni me di cuenta porque ya estaba trabajando en el siguiente encargo. Los plazos de entrega no fueron distintos porque fuera una obra conjunta, aunque sí que me suena que las últimas páginas tuve que hacerlas muy rápido, sin ni siquiera poder hacer yo las tintas que es lo que me gusta hacer. Estuvo bien al menos poder dibujar a Lobezno cortando cosas humanas a diestro y siniestro, aunque también tenía un cierto filtro moderado.
P.M.: En este punto de tu carrera es cuando te asignan el primer trabajo de Masacre, que parece que fue ayer pero estamos hablando del 2013. Varias miniseries a cargo de Cullen Bunn y Gerry Duggan…
S.E.: Si, si. Y la serie regular también con Gerry Duggan. Y antes también hice varios números de la anterior serie regular con Greg Pak.
P.M.: ¿Con Greg Pak?
S.E.: Si, antes hubo un momento en el que hicieron que la serie regular terminara y que luego volviera (Nota de Editor: Salvador Espín se refiere a Daniel Way). De hecho, es que creo que la primera vez que dibujé a Deadpool fue antes de la novela gráfica de Lobezno. Y para mí todo esto es un sueño hecho realidad, porque Deadpool es mi personaje favorito de dibujar de todo Marvel y compagina muy bien los momentos serios con los momentos de humor. Y de todo tipo de humor, pero casi siempre es exagerado. Cada página es una aventura diferente y todo un reto a la hora de plasmarlo. Y, como a mí me gusta, no suele haber problemas de intestinos, ojos fuera de sus cuencas, dibujar al estilo cartoon… Los diálogos en general están muy bien y para mí está siendo un privilegio dibujar a este personaje, y me permite hacer cosas muy divertidas, como poder hacer un super-pedo gigante, que lo considero un hit de mi carrera. Es una escena de acción en la que Deadpool se enfrenta a Black Tom Cassidy en una gasolinera y sujeta una manguera de la gasolina en su culo y se tira un pedo, que se convierte en un pedo gigante que tuesta a Black Tom. Esa escena es una de mis favoritas. Con Gerry Duggan también he trabajado en la serie regular, con las portadas de tipo de Mad Max en una trama con petróleo de por medio. En esos números se enfrenta a Rojo Omega, que a mí siempre me había parecido un tipo serio que da miedo, pero es que en cuanto se pone a luchar contra Deadpool… ¡Queda ridículo! Y en el mejor sentido. Porque hay cosas exageradas pero sin llegar al límite de la miniserie que dibuje de Deadpool contra Matanza, porque ahí ambos personajes están locos como una cabra y no hay nada que hacer. Con los guiones de Cullen Bunn he tenido la oportunidad de dibujar muchas cosas en los cómics. Al contrario por ejemplo que en mi primer proyecto, en la miniserie de Deadpool Kills Deadpool, porque eran cinco Masacres los que tenía que dibujar en todas las páginas y no te da tiempo a dibujarlo todo exactamente como te gustaría y la calidad se resiente un poco, porque hay que hacer más texturas y no se puede tirar las líneas todo lo bien que a uno le gustaría hacer. Al menos, esa primera miniserie tuvo una parte buena y es que pude diseñar a un montón de los Deadpool que salían en el cómic. En definitiva, todo lo que he hecho relacionado con el personaje me ha gustado mucho.
P.M.: Como experto en el tema, ¿Cómo has visto la evolución de la popularidad del personaje, tanto desde dentro como desde fuera?
S.E.: La verdad es que muy bien, porque cuando empecé a dibujar Masacre me sorprendió lo bien que se vende. Tanto la serie regular como las miniseries satélite. El feedback de la gente era alucinante, y estamos hablando de una época previa a la película o al videojuego del último año. También me he dado cuenta que aunque Deadpool sea para adolescentes gamberros y adultos, resulta que es un personaje que también triunfa mucho entre los niños. Y no sé de qué lo conocen tanto, porque me parece que ha salido en un par de capítulos de una serie de animación de Spiderman pero eso no debería ser suficiente. En el 2013 abrí una tienda de cómics en Murcia y a pesar de la fama que tienen algunos personajes de que venden poco, luego resulta que no es así. Flipé cuando puse la tienda que Capitán América y Deadpool se venden muy bien, la verdad. A mí el Capitán América me gusta el cómic pues como a todos, pero me sorprendió para bien que se vendieran tantas camisetas y merchandising del personaje, pero no me lo esperaba con Deadpool. Y con el paso del tiempo ha ido a más, ya sea camisetas o gorras, llaveros, huchas… A la par que Spiderman, y este año al menos que a mí me conste te diría que incluso más. Antes de que saliera la película a mí me sorprendía tanto, y ahora mucho más. De hecho, que Panini haya sacado una grapa del personaje será por algo, ¿no?
P.M.: No podemos evitar preguntarte tu opinión sobre la película, ya sea como profesional o como invitado.
S.E.: Ya cuando salió aquella escena filtrada con el pasaje del coche ya a todos nos pareció que al película apuntaba maneras y que el personaje se iba a volver omnipresente. En cambio, lo que más me sorprendió fue la reacción a nivel audiovisual con el videojuego de Activision. De gameplay y de diseño es un videojuego normal, no es un triple A, pero te pones a jugarlo y te lo pasas muy bien porque el personaje está hecho tal y como es en los cómics, su idiosincrasia y ves todos los recursos que se pueden usar de la cuarta pared y que quedan muy bien. En la película no juegan tanto con eso, aunque algo si hacen, pero es que en el videojuego lo han conseguido captar muy bien. Y es que es lo bueno de Deadpool, que es un personaje con mucho carisma. Eso se nota en la película, porque la verdad es que si lo piensas muy bien no tiene un villano que esté a la altura. Algo que tampoco pasa en los cómics… Y si encima salen tetas, pues mira que bien [Risas].
P.M.: Antes hablabas brevemente de algún diseño que te ha tocado a hacer. De todos los que has hecho, ¿de cuál estás más orgulloso?
S.E.: Los primeros que hice fueron en los Exiliados. Como te comentaba, siempre me han gustado los personajes que fueran grandotes y monstruosos, así que el que hice de La Bestia es uno de los que mejor recuerdo. Me dieron algunas directrices, ya que me dijeron que juntara a la Bestia de La Bella y la Bestia con la Bestia que era habitual por aquel entonces y así lo hice. También me di cuenta que anatómicamente un diseño con doble articulación en un bípedo acaba dando mucha guerra al dibujarlo de forma regular. Ahí te das cuenta que los que diseñen los personajes deberían ser los propios dibujantes del cómic, no un artista que pase por ahí o que se dedique a dibujar portadas, porque luego toca dibujarlo todos los días y… Hubo una vez que me tocó hacer un especial en el que salía Iron Man en la mayoría de las páginas. Estamos hablando de la época de la primera película, y por aquel entonces el diseño de la armadura estaba basado en el de la primera película, muy cerca de la de Adi Granov, con un montón de placas, conectores, tornillos… Fue una absoluta locura, lo peor del mundo. Eso y los bípedos con doble articulación [Risas]. Que no me toque dibujar a Iron Man nunca más, por favor. En pelotas si quieren sí, pero la armadura ni tocar con un palo.
P.M.: Y si te dan a elegir en el futuro… ¿Qué personajes Marvel te gustaría dibujar?
S.E.: Pues si te soy sincero, me gustaría seguir dibujando a Deadpool. Ahora estoy acabando en USA la primera miniserie de Mercs for Money, con Cullen Bunn. Y me consta que ha funcionado bastante bien el concepto este de los personajes que acompañan a Deadpool… y a los que no les sale bien. Creo que van a continuar con el concepto porque sé que ha pegado el pelotazo, aunque yo voy a trabajar con Cullen Bunn en otra cosa que todavía no han anunciado, pero supongo que será para el lanzamiento Marvel Now! (Nota del editor: Salva Espín habla de Deadpool: Back in Black, una miniserie de cinco números que ahondará en la subtrama del simbionte vía retrocontinuidad que vimos en la miniserie Deadpool’s Secret Secret Wars). Si os puedo decir que es mucho más juvenil. Y aparte de Deadpool… pues en mi pódium ficticio a dibujar serían (más allá de haberlos plasmado ya en una portada) Hulk y el Pato Howard, aunque lo último que he leído me parece que es un estilo más cercano al género noir que a mí creo que no me pega tanto. Pero me encantaría hacer algo al estilo “Deadpool versus Pato Howard: Chimichangas Connection”. A mí es que Howard es un personaje que descubrí en la película. La película puede tener un ritmo que te puede gustar más o menos, pero al menos la contextualización del concepto a mí es lo que me enganchó. Es como Deadpool en sus características de urbano e irreverente. Y claro, otro al que me gustaría dibujar es a Spiderman, pero normalmente ello conlleva dibujar a Nueva York y todos esos ciudadanos. Yo y el dibujar las ciudades no nos llevamos muy bien, yo soy más del estilo de Dragon Ball y las peleas en el desierto [Risas].
P.M.: Por último, ¿Cuáles son tus lecturas actuales que más te están gustando? ¡Recomiéndanos!
S.E.: El último cómic que coleccioné y leí fielmente lo recuerdo perfectamente. Fue Monster. Y desde entonces leo un poco de todo. Yo paso mucho tiempo en la tienda de cómics que tengo pero en cuanto al tiempo para leer me considero más bien un lector de cuarto de baño. Por eso me vienen muy bien los cómics de grapa, que leo un poco de todo. Ahora mismo estoy preparando una cosilla con un aire un poco más juvenil así que estoy investigando un poco cómics de ese perfil, con superhéroes más juveniles. Me estoy releyendo cosas que me gustaron en su día de la línea Cliffhanger, que era uno de los sellos de Wildstorm cuando formaba parte de Image antes de pasar a DC Comics. Eran cómics de gente como Joe Madureira, Scott Campbell, Humberto Ramos… Los tengo todos. En su día los leía fielmente e iba a la tienda con mi padre a comprarlos, lo cual me trae buenos recuerdos. El último que he leído es Crimson de Humberto Ramos. También estaba por ahí el Steampunk de Chris Bachalo, que dibujaba fantásticamente… pero no me enteraba de nada [Risas]. Si me preguntas de qué iba la serie, no sabría contestarte, pero me gustaba una barbaridad. Veía caras por ahí, muchas franjas negras… Con Crimson al menos no me pasaba. Por lo demás, tengo muchos cómics aparcados que quise leer en su día pero hasta ahora no me he podido leer, como el caso del Hulk Rojo de Jeph Loeb. A mí Ed McGuinness me encanta, porque tiene un trazo muy claro pero luego además es muy espectacular.
P.M.: Si, además también está ahora haciendo a Masacre…
S.E.: Sí, no lo he podido leer todavía pero ya sabía que estaba dibujando. En definitiva, mezclo de todo y si me pica hasta me lanzo a releer Akira. Pero tampoco es que tenga tiempo para mucho, porque prefiero desconectar con las series de televisión como Juego de Tronos, Penny Dreadful, Walking Dead y sus diez mil spin-offs y bastantes más, como Misfists. De todas formas yo no suelo ir al ritmo de los demás, porque lo que hago es esperar a que las series salgan dobladas al castellano y me las pongo de fondo mientras entinto [Risas].
P.M.: [Risas] Muchas gracias por tu tiempo, Salva. ¡Seguiremos atentos a tus próximos proyectos!
Reseñas de obras de Salvador Espín
Edición original: Marvel Comics.
Edición nacional/ España: Panini Comics.
Guión: Kieron Gillen.
Dibujo: Salva Espín.
Entintado: Salva Espín.
Color: Jim Charalampidis.
Formato: Tomo. 136 páginas. .
Precio: 9,95€.
Durante los años de Axel Alonso como editor de la franquicia mutante, el conjunto narrativo que llevó a las colecciones desde Dinastía de M hasta Advenimiento fue un carrusel emocional y creativo donde casi todos los nuevos conceptos brillaron con luz propia y fueron recibidos con acierto. Una de esas excepciones, un tanto incomprendidas, fue Generación Hope. Con motivo de las reapariciones mutantes gracias a Hope Summers, una nueva hornada de personajes con el gen mutante hizo aparición en las páginas de La Patrulla-X de Matt Fraction, asumiendo inmediatamente una serie propia de la mano de Kieron Gillen (antes de explotar al completo como guionista de primer nivel). Cinco nuevos mutantes con una activación caótica y peligrosa que se desconoce el bando que elegirán. ¿Serán nuevos héroes o villanos? En esa línea Gillen y un Salva Espín, con un trazo limpio mucho más depurado que en sus anteriores trabajos que maneja más personajes en paralelo que nunca, tejieron una historia de descubrimiento en la que se daban la mano influencias y estilos poco propios de la industria yanqui, con la guiños poco disimulados sobre todo al Akira de Katsuhiro Ōtomo. Sin embargo, la serie tarda poco en caer en algunos de los errores más comunes del pasado de las series mutantes y el excesivo protagonismo de Hope Summers en detrimento de todos los nuevos secundarios arrastraría a la serie a un carrusel de cameos e invitados continuo que perjudicó cualquier carisma o empatía de los personajes con el lector, pasando todos ellos sin pena ni gloria por el universo-X en el futuro, más allá de Idie.
Edición original: Marvel Comics.
Edición nacional/ España: Panini Comics.
Guión: Gerry Duggan.
Dibujo: Salva Espín.
Entintado: Salva Espín.
Color: Val Staples.
Formato: Tomo. 96 páginas.
Precio: 6,95€.
El volumen previo de Masacre terminó con la muerte de Masacre, gracias a un efectivo pero propio empleo de la cuarta pared por manos de un ya consolidado Gerry Duggan. Para cubrir los meses de Secret Wars, la cabecera se convirtió en un experimento curioso, donde su protagonista principal ejerce de fantasmal narrador sin protagonismo ninguno y el peso de la trama recae sobre varios personajes secundarios empleados en el volumen anterior sacados directamente del baúl de los recuerdos Marvel. En esta nueva realidad Shiklah (la mujer de Wade Wilson) dirige a una nueva encarnación de los Comandos Aulladores formada por el Hombre Lobo, el Monstruo de Frankenstein, La Momia, el Hombre-Cosa y Marcus el Centauro… Un reparto tan sobrenatural como disperso que describe por sí solo y que existen al servicio de la historia. Es decir, de la diversión. Porque un centauro celíaco es lo que nos faltaba por ver… Traiciones, puñales por la espalda y una gran cantidad de elementos por número que sirven a modo de despedida para los personajes, antes de que regresen al baúl de donde salieron para dar el relevo a los Mercenarios por Dinero (nombre redundante donde lo haya) del nuevo volumen de Gerry Duggan. En esta ocasión, Duggan se acompaña de Salva Espín en una nueva incursión del dibujante murciano en el mundo de Masacre, donde debe poner en práctica una vez más su trazo más humorístico para marcar el tono de la colección que se aleja de lo serio en cada viñeta, firmando un trabajo más solvente y compacto de sus primeros dibujos en la cabecera de Wade Wilson, donde los fondos estaban menos trabajados que en esta miniserie. Un producto tan entretenido como intrascendente, que es lo que a veces hace falta.
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