Edición original: MPH #’s 1-5 USA, Image Comics. Edición nacional/ España: Panini Comics. Guión: Mark Millar. Dibujo: Duncan Fegredo. Color: Peter Doherty, Mike Spicer. Formato: Libro cartoné, 144 páginas. Precio: 16 €.
Roscoe Rodriguez es un joven delincuente de poca monta, un chico de barrio que ha tenido la mala suerte de crecer en un barrio socialmente deprimido de la castigada Detroit. Lo único realmente bueno de su vida es su novia Rosa, pero eso es suficiente y le da fuerzas para no desesperar: Roscoe cree en el sueño americano y en las consignas de autoayuda que dicen que si se desea algo lo suficiente, visualizándolo y siguiendo un plan, se cumplirá. Él sueña con una vida mejor que requiere de un capital inicial que solo puede obtener dada su situación haciendo trabajos de entregas de drogas. Luego, usando ese dinero de forma sabia, conseguirá todo lo que se propone de manera legal.
Pero ni la suerte ni las compañías están de lado de Roscoe, e inevitablemente acaba en prisión, donde, en su desesperación, prueba una extraña droga en pastillas que vienen grabadas con las iniciales MPH (que coinciden con Miles Per Hour, millas por hora, una medida anglosajona para la velocidad que equivale a aproximadamente 1.61 de nuestros kilómetros por hora).
Gracias a esta sustancia desarrolla superpoderes; supervelocidad, para ser exactos: todo parece quedarse inmóvil a su alrededor. Casi omnipotente en un mundo que no conoce otros metahumanos, su vida cambia del todo con este regalo caído del cielo, el cual comparte con sus seres queridos tras huir de la cárcel. Él y sus tres personas más próximas disfrutan de una existencia al límite, sin barreras, con todo lo que puedan desear al alcance de sus manos y sin que nadie pueda evitar que lo tomen. Pero solo podrán conservar este poder durante un tiempo muy limitado, el que tarden en consumir las existencias de las misteriosas capsulas, así que además de la diversión toca planear qué hacer exactamente de cara al futuro.
Además ¿quién es el misterioso Mister Springfield que ya exhibió brevemente estas capacidades sobrehumanas hace treinta años y que trabaja con las autoridades para detener a Roscoe y sus amigos? ¿De dónde provienen las milagrosas pastillas? ¿Y cuanto tardará en haber disensiones entre los superveloces y simpáticos delincuentes?
El guionista Mark Millar empezó a recuperar el pulso que parecía haber perdido en obras como Nemesis o Superior con este MPH. Fue su primer paso en ese camino para recobrar un prestigio que los aficionados habíamos empezado a retirarle y que hoy por hoy nos ha brindado obras tan notables como Starlight, Jupiter’s Legacy, Huck, Reborn o Empress. El escocés usa bien la relación entre el caldo de cultivo original que dio lugar a los primeros cómics de superhéroes (el escenario post gran depresión que llevó a Jerry Siegel y Joe Shuster a impactar en el imaginario colectivo estadounidense de forma contundente cuando sacaron a la luz su escapista y catártico Superman) y una situación actual con enormes paralelismos en lo socieconómico, y que parece perfecta para reinventar el género pijamero.
Y es que junto a sus habituales, ingeniosos, mordaces y soeces diálogos, y sus referencias a la cultura popular, podemos encontrar unas pinceladas de comentario social. Son solo unos toques, no estamos ante un panfleto, pero da qué pensar en qué circunstancias están Roscoe, Rosa, el hermano de ésta y el resto de protagonistas cuando todo comienza. La transformación del personaje central de ser un pequeño pero ambicioso entrepreneur a alguien que lee a Marx y Engels cuando el mundo está en sus manos es quizás un detalle menor, pero ahí está. Tal vez sea un poco simplista, ya que su voluntad de compartir con la gente sus ganancias viene dada por un “en el fondo son buenos tíos”, no estrictamente por ver lo injusto de un sistema que nos exprime y cuyas supuestas virtudes nos venden para que a pesar de ello lo apoyemos de forma entusiasta. Pero en realidad Millar es inteligente dejándolo ahí para no sermonear y que esos mensajes, para quien quiera oírlos, no se indigesten en lo que en principio debiera ser una lectura divertida y escapista. Y vaya que si lo es. Se nota que Millar coescribió The Flash para DC con Grant Morrison, porque las ideas de cómo usar la supervelocidad de forma molona abundan, como si fuesen las que tenía en cartera pero nunca llegó a utilizar allí.
Como casi todas las obras cuyos derechos intelectuales obran en manos del escritor de la primera encarnación de The Ultimates, nos encontramos ante una historia autoconclusiva muy filmable, muy pensada para dejar abierta la posibilidad de ser adaptada al cine o la TV y llevarse unos jugosos dividendos. Sin embargo, esto aquí no parece perjudicar a la entidad de MPH como tebeo en sí mismo, y resulta más equilibrado que en otras ocasiones en las que Millar ha creado un producto con esta idea en mente.
El apartado visual, es como habitualmente en las creaciones del escocés, notable. Siempre sagaz a la hora de decidir quién va a dibujar sus obras, no solo elige entre nombres de gran tirón comercial, sino de estrictamente artistas de altísima calidad. Es el caso del camaleónico Duncan Fegredo, un autor que lleva rodando por el medio desde hace décadas pero al que siempre ha eludido el estrellato. Su trabajo constantemente ha sido intachable y rotundo, ya fuese en el pictórico Kid Eternity de Grant Morrison, o bien asimilando y llevando incluso a mayores cotas el trazo de Mike Mignola en su Hellboy, y aquí no estamos ante una excepción. A lo mejor es solo cosa mía, pero en esta ocasión sus soberbias ilustraciones y narrativa me parece ver un aire al del también genial Chris Weston.
Por poner alguna pega a MPH, quizás el final nos produzca sentimientos encontrados:
Aviso de Spoiler
por un lado cierra muy bien y de forma ingeniosa, pero por otro resulta un poco predecible y se va viendo venir el giro. Más teniendo en cuenta que algo similar ya fuese usado por Millar en uno de sus más famosos trabajos para una de las majors. Y también, quizás Roscoe consigue más o menos lo que deseaba al principio, con lo que a pesar de resultar una conclusión simpática y que consigue llegarnos a nivel emotivo, en su viaje personal el protagonista al final no tiene por qué haber aprendido nada: el happy ending le da la razón respecto a que si deseas algo lo suficiente, se acaba consiguiendo.
Por otro lado, se pasa bastante de puntillas por la cuestión de cómo acabó algo tan poderoso como el MPH en manos de un camello de tercera en una prisión, y este escaso desarrollo fuerza un poco la suspensión de la incredulidad de la explicación.
En fin, queda por ver qué pasa con aquellas intenciones que Millar declaraba que tenía de que esta fuese la primera piedra para edificar un nuevo universo superheroico adaptado los nuevos tiempos. Una idea que da la impresión de haber quedado un tanto olvidada a corto plazo dados los anuncios de proyectos del Millarverso de los que tenemos constancia, pero que en cualquier caso, nos ha dejado esta lectura tan disfrutable y recomendable sin reservas.
Edición original: MPH #’s 1-5 USA, Image Comics. Edición nacional/ España: Panini Comics. Guión: Mark Millar. Dibujo: Duncan Fegredo. Color: Peter Doherty, Mike Spicer. Formato: Libro cartoné, 144 páginas. Precio: 16 €. Roscoe Rodriguez es un joven delincuente de poca monta, un chico de barrio que ha tenido…
Me parecen genial las mutaciones de Fegredo (ahora es Weston o Hitch?), pero echo de menos al Fegredo que descubrí en ENIGMA. Claro que, sería ese Fegredo o Fegredo imitando a Sienky?… Cuál es el verdadero Fegredo, el de Kid ‘McKean’ Eternity? Todos? Ninguno?… Importa?
MPH es una obra que no compré en su día y que siempre tengo pendiente, principalmente porque Fegredo es un autor que siempre me gustó… pero que al final no compro porque siempre encuentro otra cosa que me interesa más.
A ver si gracias a tu reseña me lo dejo para los autoregalos navideños…
Creo que no se puede negar que los últimos productos de Millar son mejores que los horrendos Némesis, Superior o Kick-Ass III.
Sin embargo, con sus miniseries me pasa siempre lo mismo. Siento que tienen una premisa muy interesante (MPH, Starlight, Huck, Chrononauts, Reborn…) pero que se queda a medio camino, sin llegar a exprimir todo el potencial que podrían tener.
La única excepción, para mí, es Jupiter’s Legacy. Quizás porque sabía que no iba a ser una única mini, sino que iba a tener secualas, precuelas…
Aún así, MPH es entretenida. Se la recomiendo a todos los fans del Millar más blockbuster. Que nadie espere un cómic profundo y sesudo, sino un producto de entretenimiento bien escrito y dibujado.
Krokop
Lector
26 octubre, 2016 16:39
El estilo de Fegredo ahora sí es reconocible, más o menos desde ‘Girl’.
En algunas entrevistas ha explicado el porqué de su evolución. Al parecer tuvo una formación pictórica, que le vino bien para ‘Kid Eternity’.
Cuando surgió ‘Enigma’, tuvo que trabajar con el color aplicado por otros y encargarse solo del dibujo. Según cuenta él mismo, no tenía ni idea de cómo afrontarlo, de ahí ese entintado tan suelto y raruno que, finalmente, quedaba bien para la historia, pero que no era algo premeditado, sino que le salió así porque, todavía, no tenía un método más o menos normalizado para ese tipo de cómic.
A partir de ahí ya lo desarrolló y hace un dibujo más controlado.
MPH tiene pinta de estar bien, aunque tampoco parezca una prioridad ni una obra que vaya a cambiar el mundo de la historieta. Ya veremos.
Pues no tenía ni idea de esto que comentas, Krokop, y me parece interesantísimo cómo explica sus diversos «estilos» a partir de las circunstancias concretas de cada uno de los procesos creativos.
Muchísimas gracias por el aporte y por comentar, agradecimiento que por supuesto extiendo al resto. Un saludo.
Me parecen genial las mutaciones de Fegredo (ahora es Weston o Hitch?), pero echo de menos al Fegredo que descubrí en ENIGMA. Claro que, sería ese Fegredo o Fegredo imitando a Sienky?… Cuál es el verdadero Fegredo, el de Kid ‘McKean’ Eternity? Todos? Ninguno?… Importa?
Gracias, Sergio por la reseña.
MPH es una obra que no compré en su día y que siempre tengo pendiente, principalmente porque Fegredo es un autor que siempre me gustó… pero que al final no compro porque siempre encuentro otra cosa que me interesa más.
A ver si gracias a tu reseña me lo dejo para los autoregalos navideños…
Creo que no se puede negar que los últimos productos de Millar son mejores que los horrendos Némesis, Superior o Kick-Ass III.
Sin embargo, con sus miniseries me pasa siempre lo mismo. Siento que tienen una premisa muy interesante (MPH, Starlight, Huck, Chrononauts, Reborn…) pero que se queda a medio camino, sin llegar a exprimir todo el potencial que podrían tener.
La única excepción, para mí, es Jupiter’s Legacy. Quizás porque sabía que no iba a ser una única mini, sino que iba a tener secualas, precuelas…
Aún así, MPH es entretenida. Se la recomiendo a todos los fans del Millar más blockbuster. Que nadie espere un cómic profundo y sesudo, sino un producto de entretenimiento bien escrito y dibujado.
El estilo de Fegredo ahora sí es reconocible, más o menos desde ‘Girl’.
En algunas entrevistas ha explicado el porqué de su evolución. Al parecer tuvo una formación pictórica, que le vino bien para ‘Kid Eternity’.
Cuando surgió ‘Enigma’, tuvo que trabajar con el color aplicado por otros y encargarse solo del dibujo. Según cuenta él mismo, no tenía ni idea de cómo afrontarlo, de ahí ese entintado tan suelto y raruno que, finalmente, quedaba bien para la historia, pero que no era algo premeditado, sino que le salió así porque, todavía, no tenía un método más o menos normalizado para ese tipo de cómic.
A partir de ahí ya lo desarrolló y hace un dibujo más controlado.
MPH tiene pinta de estar bien, aunque tampoco parezca una prioridad ni una obra que vaya a cambiar el mundo de la historieta. Ya veremos.
Pues no tenía ni idea de esto que comentas, Krokop, y me parece interesantísimo cómo explica sus diversos «estilos» a partir de las circunstancias concretas de cada uno de los procesos creativos.
Muchísimas gracias por el aporte y por comentar, agradecimiento que por supuesto extiendo al resto. Un saludo.