#ZNCine – 5 películas de terror para pasar Halloween

Le puede contrariar a algunos pero Halloween, o la Noche de Brujas si así se prefiere, ha llegado para quedarse, para hacer estas fechas más interesantes y dejarnos la oportunidad de disfrutar de liberar tensiones entregándonos a nuestros terrores más habituales. En una época en la que los payasos se han convertido en una plaga destinada a inquietar a los ciudadanos de a pie hay pocas cosas en nuestra vida real que nos puedan aterrorizar más con la salvedad de los políticos y sus medidas anticrisis. Por suerte, siempre nos quedará el cine, fuente inagotable de pesadillas desde sus orígenes que nos ha legado todo tipo de monstruos, fantasmas y maldiciones con las que poner a prueba nuestros nervios. Este año en #ZNCine hemos querido aprovechar esta festividad invasora para proponeros la mejor manera de afrontar, el resultado es este artículo que hemos titulado 5 películas de terror para celebrar Halloween.

No nos hemos decantado por los grandes clásicos ni por los filmes más icónicos del género sino que hemos intentado escarbar un poco para sacar a la luz otros tipo de propuestas de ayer y hoy más atípicas, y puede que menos conocidas, pero con las que pasar miedo -solo, en pareja o en grupo- está asegurado. En este artículo han colaborado Juan Luis Daza, que recientemente se ha operado para ponerse un reguero de clavos por toda su cara, Samuel Secades, nuestro particular psycho killer con una destreza sobrehumana con la motosierra, Pedro de Mercader, experto con el machete y encantador con una máscara de hockey, y Jordi T. Pardo, el redactor de Elm Street que no querrías ver en tus sueños. ¿Y vosotros, alguna propuesta cinéfila para pasar esta noche acurrucados en el sofá y temiendo cualquier mínimo sonido en la oscuridad?

La Centinela, de Michael Winner

Aunque gran parte de su fama se debe a ser el instigador de la resurrección de la carrera de Charles Bronson dándole el rol de vengador urbano en El Justiciero de la Ciudad (1974) y sus secuelas impulsadas por la inefable Cannon Films el cineasta británico Michael Winner coqueteó con distinto tipo de celuloide y géneros. Dentro del de terror en 1977 se inspiró en la novela La Centinela de Jeffrey Konvitz y se rodeó de un reparto de nombres de peso compuesto por estrellas veteranas como Burgess Meredith, Arthur Kennedy, Ava Gardner, Eli Wallach, Martin Balsam, John Carradine o José Ferrer y nuevos talentos de la época como Cristina Raines, Chris Sarandon, Christopher Walken o Jeff Goldblum para realizar una de sus mejores piezas cinematográficas. Aunque en su momento pasó sin pena ni gloria por las carteleras ya que su trama recordaba poderosamente a la de La Semilla del Diablo (1968) de Roman Polanski, The Sentinel es una pieza magistral de cine de terror, un producto con el que Michael Winner consigue por medio de parafernalia (anti)religiosa, una morbidez en la atmósfera y la puesta en escena impropia del séptimo arte americano de aquella época y unos actores entregados a la causa de su maestro de ceremonias un relato inquietante protagonizada por una joven modelo que conocerá de primera mano en su nuevo hogar que misterio rodea al anciano sacerdote invidente que siempre mira por la ventana de la última planta de un edificio que se convertirá en las puertas que separan nuestro mundo del infierno.

La Leyenda de la Casa del Infierno, de John Hough

Para cualquier aficionado al cine de terror el nombre de Richard Matheson no puede pasar desapercibido; su trabajo en obras como Soy Leyenda, El Último Escalón o La Casa Infernal marcó un punto de ruptura con el género y convirtió sus historias en un gran influencia cinematográfica. En el caso de La Casa Infernal nuestro protagonista logró darle una vuelta de tuerca a las historias de casa encantadas apostando por una factura más orgánica y psicológica de la trama y sus personajes. La novela se publicó en 1971 para ser llevada solo un par de años después a la gran pantalla en una producción británica dirigida por John Hough y protagonizada por Pamela Franklin, Roddy McDowall, Clive Revill, Gayle Hunnicutt, Roland Culver, Peter Bowles y Michael Gough. El guion cayó en manos del propio Richard Matheson asegurando así la peculiar y sexualizada atmósfera de un relato que contaba como un grupo de personas, alentadas por la recompensa póstuma de un multimillonario, se adentraban en las fauces de una antigua mansión dominada por los secretos y los fenómenos paranormales. La fórmula ha sido copiada hasta la saciedad pero en este filme la vemos en su esencia más pura y perturbadora, con el encanto de la imaginación de un Richard Matheson que por desgracia no pudo hacer lo mismo en otras adaptaciones de sus obras a la gran pantalla. No hay mejor ejemplo de película de culto.

Picnic en Hanging Rock, de Peter Weir

Una propuesta muy diferente para Halloween es Picnic en Hanging Rock, cinta australiana dirigida por el conocido Peter Weir, quien en su salto a Hollywood nos traería películas como Único Testigo, El Show de Truman o la deliciosa Master and Commander: Al otro lado del mundo. Pero en su etapa inicial en Australia, Weir se descubrió como un autor mucho más personal con cintas tan enigmáticas como La Última Ola, protagonizada por Richard Chamberlain, o la que nos ocupa, Picnic en Hanging Rock, película de 1975 basada en la novela de Joan Lindsay que a su vez se basaba en hechos reales: una cinta inclasificable, a caballo entre el drama con toques de terror y fantásticos (aunque nunca expuestos de manera explícita) pero sobre todo con una atmósfera inigualable en la historia de un grupo de adolescentes, estudiantes en la escuela de señoritas Appleyard, que durante el día de San Valentín de 1900 realizan una excursión a la enigmática formación rocosa de Hanging Rock, donde comenzarán a ocurrir sucesos extraños que culminarán con la desaparición de varios integrantes del grupo. Picnic en Hanging Rock es un gigantesco lienzo donde el enigma es planteado a base de atmósfera y sensaciones en una mezcla de géneros que van desde el drama al misterio pasando por el terror, y que provocará en el espectador que se entregue a ella, como quien se entrega a una ensoñación, inquietud y desasosiego como pocas. Ideal para una noche de Halloween sin prisas ni sustos fáciles.

You’re Next, de Adam Wingaard

Una de las grandes críticas que recibe el género de terror contemporáneo es que está estancado. Y lo cierto es, en parte, así. En una época el cine americano comercial vive exclusivamente de las franquicias, el terror, como género, también se ha visto afectado de forma innegable. Y es en esa brecha donde hay que poner los ojos ante el cine independiente y europeo y asiático. Es ahí donde nos llegan obras como You’re Next, en la que hay una vuelta de tuerca mucho más profunda al slasher que la que se perciben en otras películas que son vendidas desde antes de estrenarse como obras supuestamente revolucionarias como The Cabin in the Woods. Una reunión familiar comienza a ser saboteada por unos asesinos enmascarados. Los miembros de la familia comienzan a caer como moscas, salvo por nuestra protagonista, que resulta que se les atraganta. Una película que sabe en la liga en la que juega, y que resulta enfermizamente divertida, gracias a un gran sentido del ritmo y a unos giros sorprendentes que permiten dar un discurso tanto de las relaciones familiares, como del mencionado subgénero. Es autoconsciente, juega en todo momento con la complicidad de un espectador inmunizado, a estas alturas, a ver ciertas imágenes. No pretende asustar, sino que busca un disfrute audiovisual, sin caer en ninguna pretensión de baratillo. Es un chiste negrísimo de una hora y treinta y cinco minutos que convirtió a Adam Wingaard, alguien absolutamente desconocido, en una de las voces más esperanzadoras que tiene este género que se niega a morir.

Noche de Miedo, de Tom Holland

Durante la primera mitad de los años 80 el cine centrado en el mito del vampirismo se encontraba en decadencia. Pero todo cambió cuando el guionista y actor Tom Holland se asoció con Columbia Pictures para llevar a la pantalla grande un guión de su propiedad que se convertiría en su primera película como director. Noche de Miedo (1985) no sólo resucitó en el cine comercial hollywoodiense la imagen del vampiro trasladándolo a la actualidad y modernizando su idiosincrasia, sino que también se reveló como uno de los mejores y más entrañables homenajes al género de terror clásico (los ecos de las producciones de Roger Corman o la Hammer Films son claros) con esta simpática e inolvidable mezcla de horror y comedia protagonizada por unos memorables Roddy McDowell y William Ragsdale como improvisados cazavampiros y un Chis Sarandon sensual y de un erotismo elegante en la piel de un no muerto que llegaba para alimentarse de la sangre de los jóvenes de los años 80. Su éxito propició una meritoria secuela, aunque mucho más convencional, y un mediocre remake (con su correspondiente secuela también) tan rudimentario como olvidable. Pero es la producción primigenia del hoy muy perdido Tom Holland la que merece nuestra atención y ser recuperada en estas fechas tan propicias para ello.