Qué está pasando en el cómic americano (+21)

Saludos terrícolas, una semana más, a este refugio de paz en el que como cada semana, he vuelto a enfrentarme a un arduo dilema a la hora de confeccionar el Qué está pasando con el cómic americano 21. Cuando hablamos de Robert Kirkman la mayoría piensa automáticamente en Los Muertos Vivientes. Sin embargo, antes de que diera comienzo a las intrépidas peripecias de Rick Grimes y su alegre pandilla, creó al que puede ser el superhéroe juvenil más longevo y relevante del presente siglo, con el permiso del Ultimate Spider-Man de Brian Michael Bendis.

«Imagino que necesitamos alguien más en nuestro plan. Alguien especializado en la retórica y la empatía, alguien que sepa como convencer a la gente de que calme las cosas y llegar a un acuerdo»

Me refiero por supuesto a Mark Grayson, alias Invencible, cuya serie está a punto de concluir marcando el final de la Image Comics de los años 2000. Cada vez que sale un nuevo cómic de esta serie me veo en el debate de si incluirla o no en la sección, porque es del tipo de colecciones que uno no querría destripar ni a su peor enemigo. Sobre todo porque lo de «destripar» nunca podría venir más a juego en un título en el que no se ha bordeado el genocidio de milagro, mezcla perfecta de Spider-Man, Superman, Dragon Ball y algo de Miracleman.

El número de esta semana bien podría encajar en las razones por las que mientras menos se hable de la serie mejor, por lo que solo voy a decir que es tan sumamente tenso que pasar cada página corta, y eso que -a poco que uno tenga un mínimo de experiencia con la serie- queda muy claro que esto solo es el calentamiento. Lo verdaderamente gordo todavía está por venir para un final que promete que va a doler. Va a doler como pocos cómics han dolido en mucho tiempo. Así que me limitaré a poner una imagen alegórica y ahí lo dejo todo.

En esa misma línea podemos hablar del último número de Masacre. Sí, Masacre. Y aunque parezca incompatible, todas y cada una de las palabras que he dicho sobre Invencible se pueden aplicar también a esta entrega del Mercenario Bocazas. Gerry Duggan se acaba de marcar otro cómic en el que no queda más remedio que quitarse el sombrero por lo jodidamente @#$%& que es, y como en el momento en el que más desprevenidos estábamos nos ha golpeado donde más duele.

A estas alturas ya no es solo que se pueda discutir si Joe Kelly sigue siendo realmente el mejor guionista que ha tenido el personaje, sino que se puede afirmar que Duggan definitivamente ha erigido la némesis perfecta de Wade a partir de un cómic que ni era suyo, ni parecía ser otra cosa que un team-up chorra. Como añadir cualquier otra sería ya revelar demasiado, mejor quedarnos con uno de los chistes, que lo que duele ya está en el cómic.

Dicho esto, pasemos a repasar los mejores momentos de la semana con la selección del Qué está pasando en el cómic americano 21.

Arrancamos la sección con contenido social, dejando constancia de la publicación en Comixology de la superheroína creada por Fahad Al Saud, Stan Berkowitz y Sebastian Navas con la que pretenden apoyar el movimiento de la revolución de las mujeres saudíes. Un país en el que la situación de la mujer no es precisamente el mejor del mundo, y en el que desde que se consiguió el derecho al voto ha emergido un importante movimiento feminista para romper las cadenas que ha atado a su género durante generaciones. Y aunque el hijab lo lleva, no hace falta decir por ese look a lo saga del príncipe de Persia con abdomen al aire que la nueva heroína musulmana poco encaja en el protocolo tradicional del niqab del país. Primero fue la Vengadora del Burkha, después Kamala Khan, ¿dejará la misma huella entre las chicas musulmanas con ganas de romper con tradiciones impuestas de forma obligada por el simple hecho de ser tradiciones?

Pero Invencible no es la única serie independiente de renombre que se aproxima a su final, ya que esta semana hemos tenido también el penúltimo número de la recreación de la obra de James Matthew Barrie al más puro estilo Malditos Bastardos de Kurtis J. Wiebe. El guionista de Rat Queens no escatima en gastos para un final por todo lo alto en el que no falta ni un pelotón de sirenas-comando tomando las playas a la Desembarco de Normandía, tanques nazis, y un clímax que nos deja con la única forma en la que puede acabar una adaptación de Peter Pan ambientada en la II Guerra Mundial

Lo que si que nadie podría haberse esperado hace unos años es que íbamos a tener una de las mejores series policiales de los últimos tiempos en una colección de dibujo prácticamente infantil, protagonizada por kaijus y mechas. Cargada de un fuerte componente social, humor tan negro que hasta duele y unos personaje sorprendentemente reales y tangibles para tratarse de monstruos gigantes y robots de combate de dibujos animados. A la altura de las circunstancias, el final de la segunda mini-serie de Kaijumax de Zander Cannon nos deja toda la dureza, tragedia y dolor que pudiera esperarse de él, así como un momento tan desmesuradamente épico que será mejor no destripar.

Pero si hablamos de sagas, finales y de épicas, sería delito no hacer mención a la conclusión de uno de los más ambiciosos y enormes macroeventos que se hayan gestado a lo largo del presente siglo. Capaz de dejar en pañales a cualquier equivalente que nos hayan estado ofreciendo Marvel y DC, concluye El Infierno en la Tierra, la cataclísmica saga con la que Mike Mignola y John Arcudi han sacudido los pilares del mundo de los humanos a lo largo de los últimos tres años y que -como no podía ser de otra forma- concluye entre fuego, muerte, despedidas, ceniza… y polémica. Como de nuevo se trata de una saga tan grande y única que uno no querría destriparle nada ni a su peor enemigo, simplemente dejarlo en que si todavía no os habéis adentrado en el universo de Hellboy de Mike Mignola, ya estáis tardando.

Aquí sin embargo lo importante es que tenemos una nueva adición en la categoría de a qué superhéroe sacamos del armario hoy por medio del hermanísimo de Starfox. Efectivamente, como uno podría haberse imaginado desde ya hace tiempo, al hermanísimo de Starfox le va la carne, el pescado, las legumbres, los derivados lácteos y cualquier otro tipo de dieta vegana y no vegana. No es que se vaya a convertir en la revelación más sorprendente del mundo tras tantos años sonando el río, pero desde luego que comienza a ser necesario una versión extendida de los Vengadores de Roger Stern con todo lo que no vimos de las intrépidas aventuras de Starfox, Namor y Hércules.

Aquí conformándonos con el pagafantas de Dane bebiendo los vientos por Janet y la pelma de Monica, y resulta que la parte verdaderamente divertida seguramente estaba en todo lo que no nos contaron…

Nuevo capítulo de la saga de los metahumanos de Valiant Entertaiment, con los psiots tomando al fin el control de las riendas de su destino. Libres de los experimentos del gobierno y las maquinaciones de Toyo Harada, su intención es la de iniciar una revolución en la que el poder regrese a manos del pueblo, activando libremente el poder de todos los psiots latentes que estén dispuestos a unirse a ellos y reclamar lo que les pertenecer.

O en otras palabras, el comienzo de una nueva era de jóvenes con superpoderes todo cool y trendy para conectar con las nuevas generaciones. Ahí que tenemos a Cassie del Mundo, una radiante joven entusiasta, optimista y llena de energía, preparada para iniciar este nuevo amanecer en cuanto sus amigos despierten sus poderes. ¿Lista para tu nuevo destino, Cassie? ¿Lista para convertirte en la todo nueva y todo flamante Batgirl TM / Spider Gwen TM del Universo Valiant?

Pues dadle caña a esas máquinas y… Espera. Ese trazo, esas expresiones… ¿Esto es un cómic de Darick Robertson? ¿El mismo de– Oh, dios

Lo que también concluye es el arco de presentación de los Super Sons, en el que Jonathan y Damian han tenido oportunidad de hacer gala de su química, a través de una primera toma de contacto con la que demostrar si están a la altura de sus padres. ¿Con que nota? Alta:

Con una muy, pero que muy

Pero si hablamos de estrenos no termina ni mucho menos lo que nos ha ofrecido la semana, al tener además el debut de la nueva serie de Matt Kindt junto a un espectacular David Rubín al que ya hace años que deberían estar reclamando las grandes como si les fuera la vida en ello. ¿Ejemplo? Vuestro nuevo fondo de pantalla:

Lo que nos presenta es una eminencia de la ciencia más pura que, por trágicas circunstancias del destino, acabará absorbido en un entramado de dimensiones mágicas, alimentadas por la desbordante imaginación del dibujante. No es que haya perdido su nexo con el mundo real ni que este del todo claro la realidad de estos mundos que visita, pero si que este hombre roto comenzará a volcarse en ellos como investigador privado de unos extraños crímenes, mientras su cuerpo físico padece las consecuencias. Elimina la estructura narrativa de Memento, sumale algo de Dentro del Laberinto, otro poco de El Rey Pescador, otro poco de Sleepy Hollow y otro poco de un híbrido entre Doctor Who y Hora de Aventuras y tienes la absorbente nueva propuesta de Kindt y Rubin para Dark Horse.

Si a alguien la premisa del nuevo cómic de Matt Kindt y David Rubin os puede resultar vagamente familiar -hombre de ciencia roto que buca repararse a si mismo a través de los caminos de la magia…- respecto a lo que nos ofrece la película del Doctor Extraño tampoco os llevéis ninguna sorpresa. No es que el cómic de Kindt y Rubin se quede ahí, ya que ofrece otras capas de lectura sumamente diferentes, pero si que es indudable que con su última película Marvel Studios ha marcado un antes y un después que promete potenciar un estilo de cómic que parecía haberse perdido o pasado a un segundo plano, y que vamos a ver mucho a lo largo de los próximos años.

O si lo queréis decir de otra forma, que -con toda su desbordante imaginación y viajes entre planos, dimensiones y otros galimatías místicos- el Doctor Extraño

Tanto ha calado, que cuando no ha pasado ni un mes de su estreno ya podemos encontrar parte de sus viajes astrales entre mundos imposibles y vena psicotrópica en su distinguida consecuencia con series como Doctor Fate

Black Hammer y sus astronautas

Mucho ojo también a Cave Carson y

Como también deberías estarlo de la exploración de las incontrolables fuerzas de las que emana la inspiración artística en El Sublime Eléctrico:

Y en general de cualquier cosa realizada por Tom Scioli, lo que nos devuelve a

Puestos a hablar de despliegues artísticos, quien va mereciendo ya un justo reconocimiento es Clay Mann, que aun adaptándose a la narrativa de Francis Manapul, nos sigue dejando viñetas con tanto poderío como este:

¿Y qué vamos a decir de Andrea Sorrentino a estas alturas? El tipo es un auténtico

Demos paso a la discusión de la semana con un tema con el que ya venimos flirteando desde hace tiempo. A pesar de que alguno de sus autores ya tuviera cierto renombre por su trayectoria dentro del mercado indie, Grayson fue una serie que nos pilló completamente desprevenidos mientras se convertía en una de las propuestas más frescas y estimulantantes del DC You, pero que también dio pie a una pregunta en la que no parecíamos ponernos de acuerdo: ¿Quién era el verdadero genio responsable de las virtudes de la serie? ¿Tom King o Tim Seeley?

Por ruido de las series de corte más independiente de uno de ellos sería fácil dejarse llevar por una idea que quizás no sería del todo justa. Pero como en DC también querían comprobar como funcionaba cada una de las dos patas de aquel sólido banco por separado, decidieron dividir el legado de Grayson en dos, poniendo a King y Seeley al frente de las dos cabeceras principales del universo del murciélago -¿Scott Snyder? No tengo ni idea de quién me habláis…- y ver como se desenvolvía cada uno de ellos en el entorno más mainstream de la compañía por separado.

El resultado es que a día de hoy tenemos a Batman y Nightwing, las dos partes del antaño dúo maravilla -cada uno por su lado y cada uno desarrollando su propia mitología-, embarcados en una competición constante para ver quién lo está haciendo muy bien. Algo que ilustran a la perfección los últimos números de cada una de las dos series que han convivido en las estanterías americanas de la última semana.

En uno, con King marcándose otro órdago narrativo para traernos a la mejor Selina Kyle que se haya escrito desde la marcha de Ed Brubaker, otra muestra más de su increíble gusto a la hora de crear personajes femeninos que son mucho más que una compañera sexual en la que pueda descargarse el protagonista.

En otro, a Seeley marcándose un team up entre Dick y el Superman pre-New 52 que además de retrotraernos a uno de los momentos fundamentales de la Crisis Infinita, aprovecha con suma lucidez la convivencia de los personajes de dos continuidades, como hay una serie de pautas que se mantienen independientemente de a cual de ellas te refieras, y que -al igual que debería ocurrir con Superman-, no importa cuando las grandes esferas quieran trastear con la historia interna de su universo de ficción. Nightwing, siempre será el @#$%& Nightwing, así como la mano firme y amiga que mantiene espiritualmente cohesionado todo este tinglado que llamamos universo DC.

Ahora bien, si toca escoger si os quedáis con mamá o papá, no hagáis trampas y tratemos de abstraernos lo suficiente, porque por mucho empeño y muy solvente que pueda ser Marcio Takara…

… desde luego no es Mikel Janin.

1979. La Patrulla-X se encontraba contra las cuerdas en manos del Club Fuego Infernal, haciendo necesario que uno de los miembros a los que sus rivales daban por acabado resurgiera, brindándonos uno de los momentos más estoicos de la Historia del cómic. 37 años más tarde, la situación se repite, y mientras el Escuadrón Supremo continúa fragmentado y asediado, solo hay alguien con los suficientes redaños como para agarrar el toro por los machos. Nos referimos por su puesto a

Siguiendo con los escuadrones, uno puede hacerse a la idea de que la cosa está muy jodida cuando

Conscientes de que su público va creciendo, una de las editoriales americanas que más ha crecido durante los últimos años -BOOM! Studios-, nos trae de la mano de Pamela Ribon y Veronica Fish un género que ojalá se prodigue más: Los cómics de patinadoras.

Más mezclas por cotesía del indie, con Amit Chahuan y Eli Powell con un combo de yakuzas y cazadores de demonios. ¿Que más hace falta pedir a la vida? La clase para viajar de paquete en moto de Ochita, ideal para perder de vista al enemigo en caso de que te estén persiguiendo en carretera.

Dentro de la categoría de regresos, dad la bienvenida de vuelta a la única, genuina y auténtica

Hace poco comentábamos por estos lares que El Exterminador de Tontos de Max Bemis era de lejos el más estimulante de los spin offs de los mercenarios por dinero de Max Bemis. Algo que seguramente no sea del todo justo para Solo Slapstick. Que no es que Van Lente y Brown reinventen la rueda, pero hay un esfuerzo por ofrecer algo diferente. Algo a medio camino entre Quién engañó a Roger Rabbit y La Máscara. Algo en lo que no faltan las tragedias y combates que deben librarse diariamente en el camino del héroe.

Porque a quién no le ha pasado alguna vez el quedarse atrapado bajo una montaña de coquillas sudadas.

De muchas, muchas, muchas coquillas muy sudadas.

Todo un capítulo final donde esta claro que solo puedes obtener fuerza pensando en tus seres queridos.

Llegamos al apartado del post que con tantas ganas aguardabais: La política. Esta semana, gente que tenía muy claro que Hillary que Hillary iba a ganar pero al final no fue así. No solo les pasó a los de South Park.

Otros por el contrario parecían tener muy claro la América con la que nos íbamos a encontrar.

Sea como sea, no queda otra que vivir con lo votado, y desde su posición como guionista del Capitán América Nick Spencer llama a la unidad. Sea como sea, no queda otra que vivir con lo votado, y desde su posición como guionista del Capitán América Nick Spencer decide tomar cartas en el asunto. Lo hace con un número irónicamente también dedicado al mundo del wrestling. Uno con una premisa tan en la cara y casi deliberadamente tontorrona que parece sacada de un episodio del Capitán Planeta. O de un espectáculo del propio wrestiling.

Uno con el que -además de sacar al más emblemático sidekick del Capitán América del armario mientas Angel Unzueta le pone cara de John Cena-, apela a todo aquello que nos une a pesar de nuestras diferencias alegando que es el momento de

Hace unos días hablábamos de cómo los guionistas de los X-Men deberían hacer algo con el fondo de personajes de los New X-Men. Algo que Cullen Bunn parece haberse tomado muy en serio. Además no con la práctica habitual de absorberlos entre los X-Men y que queden relegados a figurantes. No. Bunn y su serie tendrán sus defectos, pero con este cómic ha hecho lo que todos deberían hacer con los cadetes de la Patrulla. ¿El qué? Darles un algo para que se desarrollen por cuenta propia. Da igual si lo hacen como aliados, como enemigos o algo intermedio. Lo importante es desarrollar una mitología, y el anual de la Imposible Patrulla-X se lo toma muy en serio.

Deja que crezcan. Dales la oportunidad de que desarrollen vínculos y raíces. Permite que sus poderes e identidad le den un lugar en el cosmos mutante. Exactamente la misma fórmula del éxito que Claremont y Byrne aplicaron hace cuarenta años. Lástima que Bunn no esté ni de lejos -lejísimos- ta inspirado, pero no se le puede negar el empeño. Dadle la bienvenida por su cortesía a uno de los antiguos New X-Men. Uno con poder omega al que acaba de disponer en una situación en la que puede suponer la salvación de los mutantes. O puede que la mayor amenaza a la que nunca hayan hecho frente. Dadle la bienvenida de vuelta a

Pero el número no acaba ahí, y también tenemos una historia corta protagonizada por Dominó. ¿Para qué? Para recordarnos que ha falta de unas semanas para el final de 2016 ya ha sido suficiente.

Ha llegado el momento de decir basta

Por no alejarnos del todo de la política…

Uno sabe lo jodidos que están actualmente los Estados Unidos

Semana con tes números escritos por Bendis. Lo que viene siendo alardear.

Pero lo importante no es la cantidad, sino la calidad. En ese aspecto parece que el guionista de Cleveland ha recuperado el toque tras un pasado año no demasiado inspirado -aquel horror de Ultimate End todavía duele, Brian, no hablemos ya del coñazo que fue tu segundo arco en Invencible Iron Man-, y que actualmente volvemos a tener al Bendis de los viejos buenos tiempos de Ultimate Spider-Man.

Como no podía ser de otra forma en esto juega un importante factor su Miles Morales, en cuya serie vuelve a hacer gala de ese costumbrismo que la ha convertido en uno de los grandes títulos de referencia del género. ¿Que cómo lo hace? Explotando la interacción entre los secundarios que ha ido acumulando a lo largo de los últimos años. Y lo hace con tal atino, que puedes terminar el cómic pidiendo más sin reparar siquiera que ninguno de los dos personajes de la portada han aparecido en todo el número. Poco se le puede reprochar con los momentos que nos ofrece a través de Gankhe, Bomba, Bolas Doradas, la YouTuber, el padre de Miles, Kamala, Sam y compañía en esta noche más larga en la que todo el mundo busca a Spider-Man.

Lo mismo podría decirse de su Jessica Jones, que deja claro que esta serie va a doler. En los días de Alias Bendis redefinió la superheroína Marvel, con un enfoque nada convencional y muy desmitificador. Aquella fue también la relación en la que se forjó la relación entre Jessica Jones y Luke Cage, pero desde entonces el personaje se limitó a ir en punto muerto sin que la investigadora privada tuviera mucho de la garra de los viejos tiempos. Aquellos fueron los días felices de colores vivos en los que era fácil pensar que se había acomodado. Y ahora llega su nueva serie. Con la versión Netflix todavía esta caliente, sí. Lo fácil era pensar que Bendis se iba a limitar al suma y sigue. A repetir la que entonces ya era la fórmula del éxito. ¿Para qué necesitaba complicarse más?

Sin embargo parece que el autor esta decidido a que esta nueva serie importe. Y si la original unió a Jessica y Luke, esta parece tener como cometido destruir irremediablemente la relación entre ambos.

El cómo no tiene que ver con situaciones desesperadas que fuercen pactos con el demonio. Ni retcons. Olvidate de las guerras de superhéroes de ningún tipo. Si en la original Bendis nos introducía a Jessica dejando que Luke se presentara por vía anal mientras verbalizaba su necesidad de sentir humillación y dolor como búsqueda de romper el entumecimiento vital por el que estaba atravesando, la nueva serie se mueve por territorios similares abordando ese carácter mezquino y egoista que tan buenamente tendemos a hacer gala la gente. Esa habilidad innata para hacer daño a los que más queremos casi por inercia, y la alienación que puede llevar a una relación hasta el punto de hacer que dos personas que se quieren terminen sin ser capaces de reconocer a la persona con la que están compartiendo la vida, a tenerse miedo mutuo o incluso a odiarse.

Jessica se ha llevado al bebé sin mediar palabra y tenemos a Cage desesperado sin saber ni que ha sido de su hija. La propia Jessica se encuentra al borde del desmoronamiento, viendo como la gente a la que consideraba amigos lo son mucho más de su esposo que de ella, por lo que no tiene a nadie a quien acudir sin salir irremediablemente perdiendo. ¿Resultado?

Pero para que no todo sean flores vayamos a lo negativo. Que no porque el cómic sea malo de por sí. Ni mucho menos. Pero, ¿recordáis la tragedia cultural -por si la humaninaria no fuera de por si ya suficientemente grave- que está teniendo en Oriente Medio con el terrorismo dinamitando reliquias de valor incalculable?

Menos mal que contamos con los americanos haciendo de policías mundiales…

Entre Brujas Escarlatas y Escuadrones Supremos, James Robinson ha tenido tiempo de desconectar temporalmente de sus trabajos en Marvel, para unirse a Tom Feister y ofrecernos una delirante historia de amor al más puro estilo de Un Romance muy Peligroso. Salta la chispa entre una ladrona de bancos y un policía. A partir de ahí solo se puede dar pie a un enredado juego del gato y el ratón con mucho conflicto de intereses de por medio.

Para terminar, concluye esta semana el team-up entre la Chica Ardilla, el Hombre Hormiga y el resto de la familia con hilarantes consecuencias para todos.

Pero aquí lo verdaderamente importante es que al final se le da el crédito a los verdaderos superhéroes

Todo perfecto para dar cierre al team-up de Doreen y Scott para salvar el mundo, si no fuera porque

Finalizamos la selección de este Qué está pasando con el cómic americano 21 con mención especial a Alan Moore y la gran mentira del western y el cine de John Ford en Cinema Purgatorio, aprovechando para preguntar si el último arco argumental de Charles Soule en Inhumanos es una adaptación libre de Zootrópolis y el Expediente Warren o preguntarle a Mark Millar si va a tener que pagarle derechos a Ridley Scott por Reborn. Ta-Nihisi Coates cierra el círculo y cada vez más cerca de poder formar unos Vengadores integramente wakandianos en Pantera Negra la misma semana que que volvemos a disfrutar del festival de monstruos impíos de Matanza de Gerry Conway y Mike Perkins, y Simon Bisely anuncia que dibujará un número para la Patrulla Condenada de Gerard Way. ¿Qué más se puede pedir?

Por supuesto que el homenaje a Steve Dillon con el que DC Comics ha acompañado todas y cada una de sus publicaciones de la semana. En lo que respecta a la encuesta de la semana anterior, en el que la voz cantante la llevaron los Young Animals de DC Comics, seguido por la confianza ciega a Dan Slott, dejando la petición de que Marvel deje de incordiar con Renueva tus votos y recuperen a la MJ y Mayday de verdad y el apoyo hacia Nick Spencer como presidente 2020 en la tercera y cuarta opción.

Ahora sed vosotros los que decidáis qué ha sido lo más destacado de la semana en este Qué está pasando con el cómic americano 21 llegado casi en el último minuto.

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