Edición original: Extraordinary X-Men #6 – #7 USA Guión: Jeff Lemire Dibujo: Víctor Ibáñez Tinta: Víctor Ibáñez Color: Jay David Ramos Formato: Comic-book, 24 páginas. Precio: 1,95€
Después de cinco números y antes de abordar el obligatorio evento mutante Las Guerras Apocalipsis, evento por llamarle de alguna manera, en Extraordinaria Patrulla-X tenemos un pequeño descanso del ritmo vertiginoso de la inauguración de la colección y un poco de preparación de lo que está por venir. Y, por qué no decirlo, de Humberto Ramos para aquellos no que no toleran a este dibujante, porque ahora tenemos con nosotros a Víctor Ibáñez, con un trazo diametralmente opuesto al del mexicano, quizás un poco más clásico e incluso costumbrista a lo que vemos con el dibujante regular de la serie. Entra en manos del dibujante español abordar dos escenarios diferentes entre sí, además de ofrecernos una ambientación que nos podría recordar aquellas historias de la Patrulla-X que transcurrían en las tierras de Ka-Zar.
La Extraordinaria Patrulla-X viaja en estos dos números, un pequeño arco argumental, al Reino Salvaje, tierras que ya hemos visto en Relatos Salvajes, Escuadrón Supremo y Caballero Negro, y que con tanto visitante podemos deducir que su extensión es abrumadoramente enorme, dado que alberga territorios tan dispares como Polemachus, el Desierto sin Fin, los Castillos de Morgana LeFay y del Doctor Druida, Nueva Avalon… Y ahora, un campamento de refugiados mutantes que protege Fuego Solar, un personaje maltratado en los últimos años hasta la saciedad por unos cuantos guionistas que no sabían muy bien qué hacer con el personaje. Al mutante flamígero llevábamos sin verlo desde los (malos) tiempos de Axis y ahora parece que, en el tiempo de ocho meses que se han perdido en la narración, se unió a Cíclope en su enfrentamiento con los Inhumanos y llegó a participar en algún horrible evento que le ha creado una mala fama que ya hace que el Viejo Logan acuda en su ayuda dispuesto a rebanarle el pescuezo. Cualquiera diría que a los Jinetes de Apocalipsis se les tenía ya bajo el punto de mira, pero supongo que después de que hasta cinco miembros de la Patrulla-X hayan pasado una temporada por el Lado Oscuro de los mutantes (podemos contar hasta siete si incluimos a Banshee, como Jinete de Muerte bajo las órdenes de los Gemelos Apocalipsis, y a Calibán, que fue miembro de X-Force), pero como veremos en el futuro, es una pequeña mancha en el historial. Pero alinearte con el que fuese en un tiempo el más querido líder de la Patrulla-X en su defensa, errónea o no, de una raza diezmada y perseguida hasta la saciedad, es una condena a muerte.
No todo el argumento se centra en el rescate a Fuego Solar y los refugiados que protege, una trama que podría haber reflejado de una manera más intensa la triste situación actual en nuestro presente como se ha hecho con otras historias mutantes de manera previa. Hay que salvar a Rondador Nocturno y convertirle de nuevo en el jovial elfo azul que todos conocemos desde tiempos de Chris Claremont y John Byrne. Da igual que no tenga alma, da igual que haya muerto y resucitado, que haya visto morir a incontables amigos, parece que Kurt Wagner debe seguir siendo el mismo por siempre. Hay que reconocer que, por mucho que intenten cambiarlo, ninguna fórmula funciona con Rondador Nocturno, y que durante el arco anterior no contase con su característica cola puntiaguda ha servido para ahondar en un profundo trauma que además se traduce en la actual situación de los mutantes: son perseguidos y temidos, masacrados en diversos puntos del planeta, y eso lo ha vivido el propio Kurt en sus carnes, llegándole a afectar de muchas maneras. Gracias a Jean Grey y Tormenta, tenemos un argumento sólido que se aleja de las aventuras y despreocupaciones del resto de la colección, una pequeña dosis de drama para una colección que intenta llegar a los corazones de los lectores mutantes de antaño.
Jeff Lemire hace un trabajo correcto, aunque parece que le faltan al menos otros dos números para poder desarrollar todos los argumentos de manera correcta. Al guionista se le nota encorsetado, obligado a pasar de una saga con Mister Siniestro y los Merodeadores hacia Apocalipsis y sus Jinetes, mientras él quiere contar una historia en la que los mutantes luchan contra la desesperación que sufre el homo superior por el mundo. Esperamos que, después de Las Guerras Apocalipsis, pueda desarrollar algo de lo que tiene planteado, porque ResurreXion se acerca inexorablemente y no parece que este equipo vaya a sobrevivir. Atentos a pequeños detalles de estos dos números, pues en ellos se fraguan desastres futuros.
Como dijimos al principio, Víctor Ibáñez ofrece un estilo muy diferente a Humberto Ramos, y los detractores del mexicano lo agradecerán incluso. Su trazo se adapta perfectamente al Reino Salvaje, aunque en algunos momentos nos recuerde demasiado a la Tierra Salvaje. Pero no es un problema del dibujante, es de la editorial, porque es más que probable que no hayan sabido transmitir de la misma manera que Mike del Mundo en Relatos Salvajes la atmósfera especial de estas tierras mágicas, locas y asombrosamente peligrosas.
En estos dos números de Extraordinaria Patrulla-X nos encontramos un merecido descanso. Nos detenemos brevemente para contemplar lo que hay alrededor de los héroes mutantes e incluso para solucionar un par de pequeños problemas. Una pausa antes de seguir con una historia más enrevesada con Apocalipsis como eje central.
Edición original: Extraordinary X-Men #6 - #7 USA Guión: Jeff Lemire Dibujo: Víctor Ibáñez Tinta: Víctor Ibáñez Color: Jay David Ramos Formato: Comic-book, 24 páginas. Precio: 1,95€ Después de cinco números y antes de abordar el obligatorio evento mutante Las Guerras Apocalipsis, evento por llamarle de alguna manera, en…
Pensaba justo lo contrario, parece que el dibujante se durmió y su hijito de dos años le llenó el dibujo de Coloso de rayas negras en la cara.
Con lo cual queda mas claro que nunca que sobre gustos no hay nada escrito
¿En qué momento Coloso se ha transformado en Zangief? Aunque es un cambio de look que me gusta mucho. Estereotipado quizá, pero le queda muy bien.
Pensaba justo lo contrario, parece que el dibujante se durmió y su hijito de dos años le llenó el dibujo de Coloso de rayas negras en la cara.
Con lo cual queda mas claro que nunca que sobre gustos no hay nada escrito