El Sheriff de Babilonia: Bang, Bang, Bang.

 

Edición original: Sheriff of Babylon #1-6.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión:Tom King.
Dibujo: Mitch Gerads.
Entintado:Mitch Gerads.
Color:Mitch Gerads.
Formato:Rústica, 160 págs. A color.
Precio:14,95 euros.

 

El sello Vertigo llegó con el firme propósito de dar cabida a historias en la que los autores pudieran dar rienda suelta a su creatividad. En una primera oleada los aficionados pudieron ver como personajes que hasta entonces formaban parte del Universo DC tradicional, dejaban de estar relacionados con este y pasaban a ser publicados bajo este nuevo sello que esgrimía la calidad por estandarte. La Cosa del Pantano, Animal Man, la Patrulla Condenada o Hellblazer fueron algunas de esas primeras colecciones con las que los aficionados pudieron reencontrarse con historias de índole más adulta. No tardaron mucho en aparecer nuevas propuestas y series que se alejaron del género superherórico y centraron su atención en otra clase de historias en las que un tipo entregaba un maletín con cien balas irrastreables o un Predicador emprendía un viaje por la América profunda en busca de Dios acompañado de un vampiro. Son ejemplos de la diversidad y del buen hacer de un sello que hoy nos trae una historia que hunde sus raíces en la realidad, en un conflicto armado muy cercano en el tiempo, vistiendo de thriller policiaco las experiencias del guionista de la serie, Tom King, durante su estancia en Irak como agente de la CIA.

La edición de ECC arranca con un tomo en el que se recopilan los primeros seis números de la serie, que no es sino la puesta en marcha de los acontecimientos, presentación de personajes y alineación de la trama de forma que con todo en su sitio tan solo quede dejar caer la primera ficha del dominó y que el efecto se deje notar a lo largo de todo el entramado que King ha construido en estos seis primeros números.

La historia arranca en el Irak de Saddam Hussein, con los norteamericanos controlando la zona y preparando a la población para una nueva época de libertad. Christopher, el protagonista de la historia, entrena a iraquíes para ser la futura policía del país, cuando el asesinato de uno de esos agentes en prácticas pone en marcha una serie de acontecimientos que parecen solo importarle a Chirstopher. ¿Qué se esconde detrás de este asesinato aparentemente sin relevancia?

Pues una historia de novela negra ambientada en un escenario atípico, donde el sol y el polvo parecen abrasarlo todo, envuelto como un cómic militar de alto rango y excelente calidad en el que el lector debe estar muy atento a todo lo que ocurre en cada viñeta. La trama es densa, espesa, llena de largas conversaciones, muy alejada de la acción bélica al uso, para ir adentrándonos en ese enorme mundo de capa sobre capa que es el Bagdad post-invasión. A medida que uno va leyendo se va dejando atrapar por ese ambiente tenso, caluroso, seco y letal que impregna cada plano, leyendo conversaciones cruzadas, diálogos naturales, simples y directos, con los que la historia avanza de forma clara y concisa, sin derrochar ni una sola sílaba, ni un silencio, moviéndose siempre en la dirección que aporte verdadero valor a todo el conjunto de la obra.

Sheriff de Babilona no es una obra fácil ni para todo tipo de lectores. King plantea su trabajo de forma que se puede o no conectar con su propuesta, lo que no hace que esta sea mejor o peor, pero si deja claras sus intenciones desde la primera viñeta. Da la sensación de que King quisiera filtrar a todos esos lectores que no van a poder conectar con su trabajo, para centrarse en darlo todo para todos aquellos que sí llegan a querer entrar en este desolado mundo de relaciones humanas en tiempo de guerra.

De los números encartados en este tomo es necesario señalar la brillantez del quinto número como cúspide absoluta del talento de King en este primer tramo de historia. Se trata de un número muy complicado de escribir, de esos que muchos autores se pasan la vida persiguiendo para no conseguirlo jamás, en el que King no solo demuestra su talento, sino que refleja de la mejor forma posible sus propias experiencias en ese Irak destruido por los bombardeos. King sube el listón y exige más precisión que nunca en la lectura de este número. Hay que leerlo varias veces, no para entenderlo, pues esa es otra de sus virtudes, poder entenderse de un vistazo, sino para poder ser capaz de percibir lo que hay debajo de esos diálogos, de esa larga noche de conversación sincera entre dos personas que han visto y vivido demasiado.

Todo el trabajo de King no sería tan revelador y crudo si no fuera por el apartado gráfico que le imprime Mitch Gerads, que con su trazo anguloso y sucio, llega a ser capaz de plasmar a la perfección el ambiente tórrido, polvoriento y enrarecido de Bagdad. Su proceso creativo, algo que queda ilustrado gracias a la inclusión en el tomo de un resumen de como encara cada página desde el guion de King hasta su acabado final, es fascinante por el resultado tan eficaz y eficiente que logra. Cada línea aporta al conjunto un grado de tridimensionalidad enorme, resultando muy curioso el ver a lo largo de numerosas viñetas manchas de negro, como si de errores de impresión se trataran, que emborronan el dibujo añadiendo más carga a esa sensación de extrema suciedad que destila cada viñeta. Otra de las características que llaman más la atención es su disposición de las viñetas, usando en numerosas ocasiones la cuadricula de nueve viñetas por página, lo que le permite aguantar largos planos en los que se producen pocos cambios pero que aportan un dinamismo enorme a las conversaciones en las que el lector parece estar enfrente del personaje que habla y lo hace partícipe de la acción de forma cruda y directa.

El Sheriff de Babilonia es una obra imprescindible, un trabajo que en sus seis primeros números aspira a ser todo un referente dentro del sello Vertigo, del cómic bélico y del thriller policiaco, al ser capaz de unir de forma clara e inteligente el conjunto de experiencias del autor, haciéndonos pensar en muchas ocasiones cuanto de lo narrado será cierto y cuanto será ficción, con el puro divertimento del género en el que se quiere entablar.