Después de dedicar el especial de San Valentín al yaoi, creo que hablar con un poco de profundidad de una de las obras más representativas (y nombrada, por supuesto, en el especial) es bastante necesario. A
Como la autora indica al final del primer tomo, En la misma clase parte de una premisa muy simple: utilizar todos los clichés y esquemas ya vistos en el género. No soy lector asiduo de yaoi, pero me imagino que se refiere al hecho de situar el comienzo de la relación en el instituto; de partir de dos personajes totalmente opuesto: uno es serio y vergonzoso, mientras que el otro es mucho más lanzado, pasota y abierto; de que el manga se sitúe en verano, además de que en el instituto hay un profesor, un sempai, que les mira y que tiene su propia experiencia que contar. Me parece una estrategia interesante partir de aquello que ya está mil veces visto para crear tu primera obra en el género por varios motivos. El primero, que Nakamura cuenta de esta forma su propia versión de los hechos, juega con el género como se le antoja y lleva esos clichés hacia sus propios intereses y temas recurrentes en sus obras. Por otro lado, se aprovecha de que si son estrategias tan recurrentes es porque, si se cuentan con la suficiente originalidad, siempre funcionan.
Estos dos motivos son los que hacen que En la misma clase fluya tan bien. Tenemos un relato de amor moñas y de lo más empalagoso, pero Nakamura utiliza sus herramientas y genera personajes cliché pero a los que les da la profundidad necesaria como para hacerles reales: Sajô es serio, pero también abrumadoramente vergonzoso: se esconde del resto de amigos de Kusakabe por que le intimidan y evita hacer apariciones con él en público. Kusakabe, por su parte, es sincero y va directo al grano, pero también es sumamente apasionado. Nakamura se sirve de su manera tan interesante de narrar para llevar la historia por donde quiere (utiliza los bocadillos para conducir la mirada de lector por páginas cuya composición de viñetas varía de un momento a otro) y la llena con lo que más caracteriza este manga y que no había en Utsubora: el humor. En la misma clase se mantiene tomo tras tomo como una lectura fresca gracias a las pequeñas dosis de humor que la autora va esparciendo e introduciendo muchas veces de manera inesperada para no hacer de la intensidad y moñez de la que hablábamos antes algo tan cargante: para no tomarse demasiado en serio una historia que, en realidad, ya se ha contado mil veces antes y se seguirá contando.
Guión - 8
Narrativa - 9
Interés - 7.5
8.2
Una historia de amor fresca y divertida narrada por una de las autoras más interesantes y originales del panorama manga actual.