Reseñas DC: Savage Things #01

 

Edición original:Savage Things #01.
Guión:Justin Jordan.
Dibujo:Ibrahim Moustafa.
Entintado: Ibrahim Moustafa.
Color:Jordan Boyd.
Formato: grapa, 32 páginas, Color.
Precio:3,99 $.

 

Vertigo ya no es lo que era.

Actualmente en USA, excluyendo la miniserie que nos ocupa, hay siete series regulares en marcha que muestran que el sello dista mucho de estar al rendimiento que tuvo durante sus años dorados. Lejos queda la década de los años noventa, y principios del nuevo siglo, en la que, cada cierto tiempo, aparecía una serie capaz de representar por si misma al sello y ser toda una declaración de intenciones de lo que uno podía esperar de los comics editados bajo el paraguas de Vertigo. Series como Sandman, Predicador, Fábulas o 100 balas (salvo si nos fijamos en Astro City que podría empezar ya a considerar entrar en esta lista a día de hoy) se erigían como estandartes que ondeaban orgullosos como símbolo de su época. Hoy, Vertigo, sigue generando obras de enorme calibre, lo cual está bien ya que siempre es preferible la calidad a la cantidad, pero sin lograr tener una serie, como las comentadas, de largo y profundo recorrido, que sirva de referencia dentro del sello.

Savage Things es la última incorporación al sello y lo hace en forma de miniserie de ocho números de la mano de Justin Jordan (The Strange Talent of Luther Strode, Green Lantern: The New Guardians) e Ibrahim Moustafa (High Crimes).

La propuesta de estos autores gira en torno a la existencia, hace 25 años, de una organización secreta gubernamental que secuestró a niños con la intención de convertirlos en agentes de caos. Cuando este escuadrón resultó ser incontrolable, el proyecto se cerró y se eliminaron las pruebas de su existencia. O eso es lo que creyeron sus fundadores que ven como la paz que creían haber logrado se ve perturbada por algunos de los peores agentes de una época que consideraban extinguida.

Justin Jordan arranca esta miniserie de forma impactante e intensa aprovechado el recurso de la analepsis de forma muy eficaz, para ir desgranando el pasado con el que justificar el presente. Una historia a dos tiempos que interesa doblemente ya que tanto los sucesos de antaño, como los actuales, son de interés para el lector que ve como la trama que hay detrás del planeamiento inicial es densa y encierra un misterio del que en este primer número solo podemos llegar a intuir pequeñas trazas aleatorias. Y es que este primer número es eso, un escaparate con el que captar nuestra atención, algo que hace a la perfección, con el que plantar las semillas que han de ir germinando y desarrollar una historia que, a priori, interesa desde la primera página. No estamos ante un número uno espectacular o rompedor, sino ante un primer ejemplar que cumple con su función y nos deja con ganas de más. Lo que tiene que ser un buen número uno.

La sorpresa de este número, y por ende la de la miniserie, es el trabajo de Ibrahim Moustafa. Su estilo destila elegancia contenida, ya que lo que ha de plasmar, por exigencias de la propia historia, resulta, en algunos momentos, realmente macabro y espeluznante. Su trazo de línea fina, detallista, aplicada con precisión, permite que pueda elaborar una composición de página al servicio de una fluida narrativa. Su forma de plasmar cada escena permite que el guion de Jordan se vaya desgranando de forma pausada, con la visualización, en cada momento, de lo que hay que ver para ir adentrándose en la historia.

El tándem formado por Jordan y Moustafa demuestra que está en plena sintonía mutua, disfrutando los dos en su área artística. En este primer número se percibe, además, ese equilibrio entre dibujo y guion en el que ninguno destaca por encima del otro. El guion desata la trama y el dibujo plasma esa trama de forma que el conjunto resulta tan equilibrado que la atención del lector nunca decae por el exceso de uno u otro bando.

Estamos frente al arranque de una miniserie y no debemos dejarnos llevar por el entusiasmo, ya que tras este inicio quedan siete números más donde desarrollar la premisa y donde de verdad se verá si Jordan es capaz de explorar adecuadamente lo que tiene en mente. De momento cumple a la perfección y merece de nuestra atención. La propuesta es contundente, misteriosa y agresiva y solo queda ver hasta dónde llegará Jordan con lo que aquí nos ha expuesto.