Edición nacional / España: Siete Vidas. Colección Sillón Orejero, 2017, Astiberri Ediciones.
Guión, dibujo y tinta: Josep María Beà.
Formato: Álbum de 48 páginas en blanco y negro editadas en cartoné.
Precio: 14 €.
Siete Vidas merece la pena. Siete Vidas es un clásico. Siete Vidas es un pilar del tebeo nacional. Cosas así habrás escuchado a mínimo que te hayas interesado un poco por la obra, a mínimo que leas un par de webs sobre tebeos. Semejantes afirmaciones generan siempre un poco de temblor, un levantamiento de nariz, de pura sospecha. De interés, también, no cabe duda. Pero está claro que las reverencias son siempre un peligro. Este mismo texto, sin duda, genera sospechas. ¿Habrá sido comprado el redactor por la editorial? ¿Tendrá algún interés en que se vendan ejemplares del tebeo? Pues lo primero no, pero lo segundo sí. Lo segundo sí ya que una de las mejores características de esta santa casa es que acostumbramos a escoger lo que reseñamos y solo tratamos de reseñar lo que nos gusta. Queremos contagiar pasión, queremos que se vendan tebeos, no que se queden en la estantería, de modo que es normal que los piropos vuelen en estas páginas y que si alguna obra queda por reseñar pues casi que a buen seguro es que no ha encontrado un reseñista que quiera decir algo bueno de ella.
Entonces llegamos a obras como Siete vidas, laureada y aplaudida, un tótem inamovible y claro, uno se achanta, se ve pequeño para agregar algo más que no sea un abanico de halagos o una vuelta de tuerca ingeniosa al análisis que ya se ha hecho. Y así me siento y como sé que se va a notar, pues me desenmascaro. No soy un conocedor tremendo de la obra de
Y aún siendo certero y eficaz en su plasmación de las realidades que rodean a sus protagonistas, el trazo de Beà puede resultar aquí hasta lírico. Hay viñetas que resultan tan hermosas que duelen al ojo, que sobrecogen, que hacen recordar a grandes pintores. A grandes pintores, sí, aunque no haya ni rastro de color, ni una gota de óleo. Y algo de esa versatilidad, un poco, se cuela entonces en las viñetas de Siete vidas, de modo que ciertas emociones antagónicas puedan jugar en el mismo campo. Porque Siete vidas es grande por lo que cuenta, porque habla de la vida desde la perspectiva de quien ya la ha vivido y en vez de jugar a la malsana nostalgia muestra sin tapujos las tonterías que uno comete por ignorancia y falta de experiencia. Sí, desde luego, esto abona ese mismo campo para la tristeza, pero Beà consigue cierto salto mortal hacia cierta alegría sin nostalgia, cierta vitalidad perdida pero disfrutada, cuyo recuerdo nos da con fuerza en la cara.
Es entonces Siete vidas un compendio de religión y deseo, de despertares y atardeceres, de la lucidez de la vida adulta frente a la inocencia de la infancia. Es también esa pérdida de la inocencia, ese marchitar de la ilusión, pero también, en una pirueta inesperada, un canto al que nos quiten lo bailado. Un compendio, por tanto, de la vida convertida en fábula. Y por tanto, una exquisitez, pero una cercana, por dar de esa manera en la diana.
Editado por entregas en la revista Rambla y reeditado más tarde en un solo tomo, Siete vidas fue el regalo que
Guión - 8
Dibujo - 9.5
Interés - 10
9.2
Clásico necesario
Impresionante el arte de este señor. Desde luego un clásico imprescindible. Gracias por la reseña
Una maravilla, ojala se reedite tambien La muralla, con mas aventuras gatunas, pero en color.