Que está pasando en el cómic americano (+45)

Bienvenidos una semana más con nuestro caóticos horario habitual, a nuestro repaso por lo que se está cociendo en la fuente de todos los problemas y soluciones del mundo en el Qué está pasando en el cómic americano 45. Hoy no me pidáis que me extienda hablando demasiado de política -que luego se lía la que se lía y no es plan- o del día del Cómic Gratis, porque llevo todo el fin de semana tan desconectado de la actualidad que ni tengo claro si en USA ha sido este sábado o se celebra la semana que viene como aquí en España. Una googleada debería bastar, lo se. Pero ni para esas estoy. Lo que si tengo es esta foto en primicia de la recepción del primer número de Imperio Secreto en USA. No se podrá decir que en Marvel no saben levantar pasiones.

Eso sí, Feliz Día de la Madre para todos. Si todavía estamos dentro de hora. Claro. Dicho esto, pasemos a la acción. Todo esto es lo que ha dado la semana para este Que está pasando en el cómic americano 45:

Empezamos con algo de cine. Por si con la sección de Las Noticias de la Semana de los compañeros no tuvierais suficiente. Le tema es que si a la cuestión de qué os ha parecido la nueva película de los Guardianes de la Galaxia -y os gustó un mínimo la primera- sigue siendo «no la he visto aun», no se que estáis haciendo con vuestras vidas que no habéis corrido todavía en masa al cine.

Pero más allá de las recomendaciones cinematográficas, si tras verla os quedáis con mono de Guardianes y no os tiraron demasiado / ya tenéis más que leídos los de Giffen, Abnett y Lanning / Bendis, esta semana se han publicado en Estados Unidos varios números #1 centrados en el grupo. Para que tengáis donde elegir. Ración extra de disfrute cual Groot a ritmo de Mister Blue Sky.

Sobre lo que ofrecen los más importantes, en el caso del debut de la nueva serie regular a cargo de Gerry Duggan es un poco lo que cabría esperar del combo de reunir al guionista de Masacre y los Imposibles Vengadores con el dibujante de Action Comics. Mucho desmadre y humor pasado de rosca, con el grupo abandonando ese perfil tan superheroíco que han tenido durante estos últimos años, y pasar a moverse en esa fina línea saqueadores espaciales y aventureros cósmicos con afinidad por el prójimo. Mitad Indiana Jones intergaláctico. Mitad Cowboy Bebop.

Ofreciendo además la mejor aparición de Galactus que vais a leer en años -lo siento, Ewing-, sexo furtivo entre alienígenas con vouyerismo, Gamora escondiendo cosas y Drax abrazando el pacifismo zen (wtf!), si acabáis de salir del cine con ganas de marcha esta es vuestra serie. Si echáis de menos el rollete de Abnett y Lanning… No pinta nada mal la cosa.

En lo que respecta a la mini-serie de Jim Starlin y Alan Davis, muy en la línea de lo que cabe esperar de ambos. De hecho, muy en la línea de lo que cabe esperar de Starlin. Pero mucho, mucho. Por lo demás, básicamente como la anterior pero… con la marca de la casa de nuestro viejo Starlin. Si salís del cine con ganas de marcha puede ser interesante. Si para vosotros no hay más parcela cósmica que la del autor de Warlock y El Guantelete de Infinito… Esta es vuestra serie.

Y por si alguien se lo pregunta, sí. Lo de devolver a Groot al jardín (je) de infancia sin duda es para optimizar la sinergia entre cómic y cine. No se lo pongamos difícil a los recién llegados. Que luego empiezan las quemas de cómics y todo lo demás. Pero nadie podrá decirle nunca a Duggan que no haya hecho este cambio de estatus para el señor de Planeta X con cabeza. De hecho el tema empieza prometiendo.

Es por sagas como esta suerte de guerra de bandas entre Nueva York y Nueva Jersey con animales mutados de por medio, por lo que la serie de Eastman, Waltz y Santolouco está molando tanto. Combo perfecto entre The Warriors, Días del Futuro Pasado, Tierra de Nadie y el cine de los ochenta.

Vuelve Bane. Pero no en forma de chapas, con la versión de Tom King ni de cualquier forma en la que pueda considerarse mínimamente alterada.

Vuelve, con el equipo creativo original. Chuck Dixon y Graham Nolan, damas y caballeros. Y como cada vez que ponen sus garras sobre el diablo de Santa Prisca, hay algo que no puede faltar

Nuevo dibujante en la vida de Miles Morales. Bienvenido, Oscar Bazaldua. Esperamos que sobrevivas a la experiencia. Y si hace poco hablábamos de cómo -a pesar de los muchos dibujantes que ha tenido la serie a lo largo de los años- Brian Michael Bendis y Justin Ponsor por mantener la consistencia gráfica entre todos los Mark Bagley, Stuart Immonen, David de la Fuente, Sarah Pichelli, Chris Samnee, David Marquez, Nico León y Szymon Kudranski, Bazaldua vuelve a constatar que la serie es una de las grandes canteras de artistas de la editorial.

Más allá de esto, Bendis saca su vena troll, y cuando a Ganke usar un alias para continuar acercándose a Danika (cuidado Ganke…), ¿adivináis a cual recurre?

Si durante los últimos meses ha habido una suerte de debate en torno al postulado de que Lois Lane es la heroína que durante años ha servido de inspiración para que Superman se mantenga férreo en las convicciones que lo hacen como es -entre los que apoyan esta teoría frente los que consideran una blasfemia sugerir que una débil humana pueda inspirar a un todopoderoso superhombre-, DC parece empeñada en usar todos sus medios para apoyarla. Primero fue el número de Action Comics del que hablábamos la semana pasada. Ahora, Patrick Gleason, Peter J. Tomasi y Doug Mankhe vuelven a hacer de ella a la heroína de la función. Y si en anteriores sagas han jugado con la mitología de cosas tan punteras como New Frontier y El Multiverso, en esta ocasión -tal y como señalan en Bleeding Cool- parece que les haya dado por hacer una versión / homenaje de la mejor película de la historia.

Pero no es todo lo que podemos hablar de la actual saga de Superman en este Zona DC Plus de reemplazo hasta que los compañeros hagan un Zona DC Plus rincón, ya que la compañía de Geoff Johns parece haber destripado accidentalmente con la portada del número #25 quien es el villano detrás de esta Rebelión de los Ultracuerpos 100% británica, y parece que al final ni Luthor ni nada. Eso sí, el hype acaba de subir a niveles estratosféricos. Porque hay que abrazar que en el cosmos de Superman vuelva a haber

Dibujantes Marvel actuales que merecen toda la reivindicación del mundo. Podríamos hablar de Michael Walsh con su versión urbana de El Rescate de la Princesa. Como del trabajazo que está marcándose Elsa Chaterrier en la serie de la nueva Avispa. Que quien le iba a decir a Jarvis a sus años que tras estar al servicio de varias generaciones de Vengadores le iba a tocar hacerse cargo de una pléyade de Figuras Ocultas que apenas ha superado la adolescencia.

Que al menos Clint, Wanda y Pietro eran más como los cadetes militares de los sesenta que como los millennials subidos de la actualidad. El caso es que sale a la luz la villana en la sombra, y nadie le va a poder negar a Chaterrier el haberse marcado

Ya hablábamos la semana pasada de cómo parece estar desarrollandose una macrotrama a largo plazo entre las parcelas de Thanos, Thor y los mutantes. Aparte de constatar lo bien que se dan a Dennis Hopeless las series con protagonistas femeninas y lo bien que dibuja Victor Ibañez todo lo que pase por sus manos, el primer número de la serie de nuestra pelirroja favorita deja bien claro que

Ya hablaron los compañeros del área DC de La Chapica –2frikis y 1murciano dixit-, así que vamos a ser breves. O todo lo sea posible. Crossover inesperado entre Batman, Flash y alguien que era imposible haberlo imaginado cuando empezó el evento.

En efecto

Otra debut Marvel de la semana. En este caso dentro de la parcela. Y sí, la premisa de la serie de Saladin Ahmed y Christian Ward es justo la que imaginábamos tras las últimas revelaciones de Royals de Al Ewing.

Pero vayamos a lo importante. ¿Que tal se porta Ward a la hora de dar vida a este bizarro escenario en el que Boltagon se ha visto atrapado? Pues solo se puede describir de otra forma que como

Más allá de ver a Esther de Groot trollear al personal en su nuevo trabajo temporal como dependienta en una tienda de comics -esas opiniones sobre Galáctica no tienen perdón de dios-, la serie de Allison, Sarin, Fleming, Cogar y Campbell sigue soltando verdades como puños a la hora de abordar constantes más antiguas que la vida misma. Constantes como la respuesta al enigma de por qué un coleccionista empecinado que mantiene en cuidadísimas condiciones todo lo que ha ido acaparando durante décadas de material de chicas malas de los noventa, incluyendo la edición diamante del número uno de Lady Transgressions con su portada hecha a base de tangas de strippers se desharía repentinamente de su colección. La pista para resolver el laberinto está dentro de las propias viñetas.

Penúltimo número de la colección de Ramón Pérez y Jeff Lovenness, y a lo que están haciendo como colofón de la gran saga que iniciaron Keith Giffen, Dan Abnett y Andy Lanning no se le puede poner otro adjetivo que el de apoteósico.

En esta ocasión con el grandísimo Scott Hepburn -esperamos volver a encontrarlo en la nueva serie de los Guardianes- como dibujante invitado. O dicho de otra forma, cuando el universo Marvel coge un punto

Fin del arco argumental de Deathwing, y Tim Seeley y Javier Fernández se las han ingeniado para darle una vuelta de tuerca, asestando una puñalada emocional que nadie se podía ver venir.

Que además poco malo se puede decir que una saga que incluye una splash

Cosas que pasan cuando pones al guionista de la añeja Jóvenes X-Men, que tantos fans llevábamos pidiendo durante años y que -una vez más- ninguno nos vimos venir entre tanta dedicación en dejar claros los recelos contra el showrunner de Arrow.

Hey, kids

¿Ganas de que vuelvan los Cuatro Fantásticos? No son ellos. Incluso puede decirse que son la antítesis de ellos. Pero, eh, sale un tío de piedra, ¿no? Algo ya es algo. Las gracias, como cada vez que tenemos un nuevo Prophet o Glory, al tío ROB!

De nuevo Bendis. En esta ocasión, junto a la niña de sus ojos con este arco argumental que aprovecha los acontecimientos previos a Imperio Secreto. Acontecimientos que le permiten refrescar viejos episodios como el que María Hill ordenase la detención de Luke Cage en la Civil War original, autorizando que los mata capas irrumpieran por la fuerza en la casa de este junto a Jessica y su hija.

Ahora, la que está perseguida por la justicia y necesita ayuda es la Hill. ¿Cómo cambian las tornas, eh? La cuestión es que estamos ante otra suerte de bottle-episode de los que le tiran tanto a Bendis. Sobre todo cuando la protagonista en cuestión es Jessica Jones. No en vano Alias ya podía considerarse la primera serie de superhéroes en la que todas las entregas era un bottle-episode. El caso es que al tipo se le siguen dando tan bien estos episodios centrados enteramente en conversaciones entre personajes, y este encuentro entre María Hill y Jessica Jones en la oficina de la segunda nos deja momentos de los de callar y leer con toda la atención posible como la secuencia que sigue.

Pero si para algo también tiene olfato el guionista es para saber cuando la cosa se está poniendo más seria de la cuenta. Y cuando esto ocurre, suelen venir otras de sus especialidades. En concreto

Situaciones laborales de las de toda la vida que por alguna razón han comenzado a verse inadecuadas en medio de este clima de excesiva corrección política. Quedaros dos a echar horas de trabajo extra cuando todo el mundo ya se ha ido, y que para hacer la estancia más llevadera te de por hacer alguna broma inocente a tu compañera. Como que si trabaja en correos porque tienes un paquete entre las piernas para ella o similares.

¿Cuando le ha hecho daño a nadie un poco de humor? Que además seguro que no faltarán las ocasiones en las que la situación no tarde en propiciar la química y lo que no eran sino un agotador turno de trabajo extra termine con final feliz

Hagamos ahora un alto para ver lo que se cuece en la serie de los alevines Marvel de Mark Waid. Más que nada por aquello de estar ante un número de transición con el que asentar lo sucedido durante las entregas anteriores y permitir que los personajes se instalen cómodamente en su nueva situación resultado de todo lo que les ha pasado, antes de seguir avanzado. En ese aspecto, no puedo decir que Campeones sea mi serie favorita de las series de superhéroes adolescentes con las que he ido teniendo contacto a lo largo de mi vida, pero mientras más avanza más me doy cuenta que -de haberme pillado con la edad adecuada- quizás la habría tenido entre mis favoritas.

A destacar, el hecho de enfocarla más como una serie protagonizada por un grupo de adolescentes que además son superhéroes que de superhéroes adolescentes. Algo que tampoco es que sea del todo original. Ahí estaban los Runawyays. Pero hasta esa -con su ausencia total de disfraces- buscaba la trascendentalidad del ideal imperecedero. El eterno conflicto entre padres e hijos convertido en épica de supergente. En ese sentido, en Campeones toda ese concepto idílico de el bien contra el mal queda en mucho más segundo plano, y aunque también se pegan de vez en cuando con algún que otro villano, es ante todo una serie de chavales llenos de ideales que tratan de hacer del mundo un lugar mejor mientras lidian con el hecho de crecer, tan válido llevando máscaras como apuntándose a trabajos comunitarios o hacer de monitores de críos más pequeños como actividad extraescolar.

Ese es el eje central de Campeones más allá de cualquier megavillano tramando planes en la sombra y antagonista que les tenga ocupados lejos de sus vidas y objetivos durante números y números, mientras temas como tráfico de personas, las prostitución, el integrismo religioso, descubrirse a si mismos y los que conviven con ellos o sufrir a manos del sistema corporativo actual entran en juego. Superheréroes / adolescentes para algo más que el festival de melodrama, expresiones de intensito y hostias, y que tan pronto la serie de Waid y Ramos nos recuerda que Scott Summers sigue siendo el @#$%& Scott Summers tenga la edad que tenga, como aborda situaciones que sin duda van a ser tan reconocibles para aquellos que están en la edad como

Penúltimo número de la serie. En esta ocasión con una disección brutal del fenómeno de la gentrificación. Por cortesía, como de costumbre, de Mark Russell. Pero más allá de esto y de convertir al Gran Gazoo en el mayor @#$% master del universo, al guionista y Steve Pugh les bastan tres viñetas…

… para retratar con toda la lucidez del mundo

Y hablando del cabeza de turco de Roma… Continúa la saga Marvel con la que de alguna forma se da conclusión a parte de la macrohistoria que viene desarrollándose desde el final de la Secret Wars. Y algo no puede negarse a favor de la editorial de Axel Alonso es haber usado los eventos para algo más que el enésimo carrusel hostias de buenos contra malos con final boss en medio. O bueno, por lo menos los principales. Que luego ahí tenemos desmadres como la primera mitad de Axis. Las cosas como son.

Tampoco es que vayamos a negar que tengan sus propios tropos con los que insisten ya más de la cuenta. Como el del personaje que se pega con otro por el motivo «X». De la misma forma que tampoco se puede negar que una saga de villano con un buen malo también mole lo suyo. Aniquilación o La Guerra de los Sinestro Corps sin ir más lejos. Pero incluso en esas sagas al final lo que de destaca es que tengamos un malo / personaje más que un malo por tener malo. Malos por malos como podrían ser Nekron, Dyscordia o Selene.

Pero aunque algunos conflictos entre personaje no siempre terminen de brillar como debían -hablemos de Pecados Originales como podríamos hacerlo de movidas como inhumanos-, por lo general suelen ser más satisfactorios por tener un choque entre dos o varios personajes cuyas posturas es posible descifrar / empatizar, más que porque a uno u otro le haya tocado ser héroe o villano. El impetú de usar estas movidas de eventos con las que nos bombardean tan a menudo ante todo para contar una historia.

En ese aspecto, no hay más que comparar lo que se venía haciendo con las Canciones del Verdugo, Encrucijadas, Falanges y Eras de Apocalipsis de turno en comparación con las Secret Wars, Infinito, cualquiera de las dos Guerras Civiles o Vengadores Vs Patrulla-X para que se haga palpable -aun con sus más y sus menos- una marcada función narrativa más allá de la mera repetición de la fórmula. Que se quiere contar algo, y ese algo no se limita a fulano se pega con mengano. Que hay algo más allá que le da sustancia a ese envoltorio. Da igual si se trata de un debate en torno al registro, el absurdo pírrico y fraticida de la guerra, la caída de los ideales en la puerta del apocalipsis, el tener el poder para impedir graves catástrofes antes de que sucedan o privar a criminales de su identidad para someterlos a una falsa reinserción.

El high concept de marras. Que tampoco es que sea algo exclusivo de Marvel, ya que ahí están ejemplos tan loables como Crisis en Tierras infinitas, Crisis Infinitas, Crisis Final o El Multiverso. Ejemplos de que estas sagas que a menudo tan mala fama tienen se pueden usar para algo más que el pim pam pum básico, y plantear grandes cuestiones e historias con ellas. Más allá de limitarse a ser una invasión secreta al uso que se limite en volver a explotar el cliché de bueno que se vuelve malo, el Imperio Secreto de Nick Spencer del que nos hablaba hace unos días el compañero Jose María Vicente bien podría encuadrarse en esa línea. Por un lado por su paralelismo con la situación actual y el ascenso con los movimientos de derecha, pero también por su juego de espejos a costa de lo frágil y manipulable que es la concepción que tenemos de nosotros mismos y la sociedad en la que vivimos. Algo de lo que sabe mucho el país de los libros de texto revisados, en el que la proliferación durante las últimas décadas de movimientos como el creacionismo parece estar dando sus frutos.

Pero metámonos directamente en jaleo. Que aunque actualmente no contamos con los medios para meternos en faena con uno de esos diarios de guerra como los que hacíamos antaño, siempre se puede hacer un resumen de la situación general con los puntos clave principales. A destacar

Pero sin duda la parte estrella de la trama de este número es

Robert Kirkman se había metido en una situación tan agradecida como complicada. Una de esas en las que si te sale bien vas a tener el corazón palpitante del lector en el bolsillo. Pero que como no te pille suficientemente inspirado… Y aunque lo alarga tanto y tanto que no se puede negar que lo cómico a veces flirtea con lo tragicómico, hay algo que no se puede negar. Que cuando le sale, le sale.

Por lo demás, me vais a permitir no expandirme mucho más en este Qué está pasando en el cómic americano 45. Que empece a redactar este post en domingo, y los compromisos varios han derivado en que lo este terminando a bocanadas en lunes. Citar por hacer alguna mención a la radiactiva Spider Gwen. Suerte tuvo Peter Parker de que en su época no hubiera teléfonos móviles. Ni televisión en directo. Joe Kelly se prepara para la épica conclusión de su etapa en Spider-Man / Masacre. Y los Green Lanterns Simon Baz y Jessica Cruz para tomarse en serio su formación en el Corps.

También podría hablarse de Bullseye y Manifiesto de Destino, pero como ya hemos hablado mucho pasemos a la encuesta del Qué está pasando en el cómic americano 45:

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