Edición original: フィラメント~漆原友紀作品集~, Kodansha 2004.
Edición nacional/ España: Milky Way 2016.
Guión: Yuki Urushibara.
Dibujo: Yuki Urushibara.
Traducción: Verònica Calafell
Formato: Tomo manga rústica con sobrecubierta 224 páginas.
Precio: 8€.
Hay autores que destacan por una especial sensibilidad a la hora de confeccionar sus historias, con un sexto sentido especial para, pese a no elaborar obras maestras, ser capaces de crear mundos y narraciones que llegan al lector sentimentalmente, cautivando sus sensaciones y haciéndose un hueco en su memoria. Una de las autoras más reconocidas en este ámbito es Yuki Urushibara, destacada representante de un estilo de manga “alternativo”, muy nostálgico, simbólico y, sobre todo, mágico. Hace un año Milky Way publicó un recopilatorio de historias cortas de esta mangaka, bajo el nombre de Filamentos, que nos acerca un poco más a los orígenes de ese mundo de ensueño que ha desarrollado la prodigiosa imaginación de Urushibara.
Yuki Urushibara (Prefectura de Yamaguchi, 1974) es una mangaka que generalmente todo el mundo conoce por Mushishi, una obra ambientada en un período y mundo imaginario aunque basado en el Japón del siglo XIX donde Ginko, su protagonista, protegía a la gente de unas criaturas sobrenaturales llamadas Mushi. La serie fue un éxito, llegando a contar con un anime, y le valió a Urushibara el Premio Kodansha de 2006.Posteriormente a ello, la autora no ha trabajado en demasiados proyectos, más allá de Suiiki y Waters en el año 2009 y un par de spin offs, Mushishi Tokubetsu Hen – Hihamu Kage y Mushishi Gaitanshuu, en los años 2014 y 2015, respectivamente. No obstante, pese a esta “corta” producción, Urushibara publicó una gran cantidad de historias cortas en años anteriores. Filamentos, la obra que reseñamos hoy, es un compendio de estos pequeños relatos que la mangaka escribió bajo el pseudónimo de Soyogo Shima, desde el año 1992 en adelante. Pequeñas pero cautivadoras narraciones, en su mayor parte descatalogadas e incluso un par inéditas, que supusieron el inicio de la carrera de esta interesante y especial artista.
Como decimos, el tomo está compuesto por 18 capítulos de historias sin más nexo de unión que el estilo de Urushibara, la evocación que provoca su ambientación y ciertos elementos temáticos. Como es costumbre en la autora, la mayoría de los relatos se desarrollan en lugares rurales o semi-urbanizados, haciendo que el paisaje que acompaña a los personajes sea un protagonista más de la historia. Urushibara se siente cómoda en escenarios que se salen de lo habitual o que dentro de lo cotidiano es capaz de dotarlos de un misticismo y una cualidad mágica excepcional. Utiliza luego ese marco para introducir personajes comunes pero muy especiales, que reflexionan acerca de la condición humana, la futilidad, la vida y la muerte, los sueños… Una multitud de temas que se enlazan como una tela de araña para dar lugar a unos relatos que, sin dejar de ser cosas muy cotidianas, tienen un aura de misterio y ensoñación que encandilan desde la primera viñeta.
Siendo estos los primeros trabajos de la autora, es lógico encontrar en ellos bosquejos de lo que sería su estilo posterior. Hay que decir que Urushibara se caracteriza por tener un estilo muy reconocible, pese a tratar unas temáticas que podrían resultar manidas, ella es capaz de hacerlas suyas y llegar al lector de una manera que no todos son capaces de hacer. Es especialmente evidente la capacidad que tiene de hacer sentir al lector la nostalgia que desprenden sus historias, la profunda sensación de tristeza pero a la vez de aceptación y normalidad de esta, como si fuese una condición que el ser humano lleva por obligación. Y a la vez, partiendo de esos sentimientos, negativos a todas luces, es capaz de dejar una luz, una puerta abierta a la esperanza y a la belleza, centrándose en mostrar lo bueno de las pequeñas cosas. Es un sentimiento curioso estar leyendo una narración acerca de lo breve y vacía que es la vida y lo repentina que puede llegar la muerte y a la vez sentir que eso no es más que un principio, una evolución, y que pese a la melancolía, no ocurre nada malo.
Otro de los elementos que sería posteriormente troncal en la mayoría de sus obras es la presencia del agua. Un agua que sirve como puente entre dos mundos, haciendo referencia a la dualidad que tiene este elemento a la hora de dar y quitar la vida a partes iguales. En las obras de Urushibara el agua siempre es un personaje capital, que interactúa con la trama y los personajes y sirve de cortina entre lo real y lo soñado. Esto entronca directamente con las abundantes referencias a la espiritualidad y al simbolismo taoísta que hay en todos los mangas de esta autora. El agua representa el alma y la corriente y su profundidad, ya sea en lagos, ríos o mares, hace las veces del camino de esta entre el mundo de los vivos y el de los espíritus. A su vez, Urushibara usa el agua y la naturaleza como una manera de representar simbólicamente la vida japonesa, marcada por la tradición, la pureza, simplicidad y docilidad. No serán estos, agua y naturaleza, los únicos simbolismos que encontremos en Filamentos, ya que Urushibara destaca por aplicar una enorme cantidad de ellos, ya sea en forma de elementos, leyendas, ambientes… Por ejemplo, también podemos apreciar la aparición de la figura del gato, el guardián del alma; o el ciclo de la vida sintoísta representado en un pequeño riachuelo que transporta burbujas que son las almas que vuelven a nacer al llegar al océano.
Temas profundos pero sencillos, que sirven como guía para evocar en el lector sentimientos que hacen que la lectura haga mella en él, llegando incluso a influir el estado de ánimo que tengas a la hora de encarar la obra. Pero no todo tiene este aspecto en Filamentos, ya que las dos últimas historias, Música celeste y Un festejo en el tejado, toman una dirección diferente pese a que la ambientación mágica y de ensueño siga presente. Estas dos historias se publicaron por separado en 1994 y 1996 respectivamente, y componen el germen de lo que sería Mushishi varios años más tarde. De este modo podemos ver un bosquejo de lo que serían esos Mushi, esos seres sobrenaturales que intervenían en la vida de las personas, e incluso uno de los protagonistas, Tôjûro, no es más que uno de los bocetos que sirvió de inspiración para la posterior creación de Ginko. Sin embargo, la gran diferencia que apreciamos entre estas “precuelas” y la serie posterior, es que estos relatos tienen como telón de fondo un mundo real, con creencias y tradiciones ya existentes, algo que cambiaría en Mushishi, donde el mundo es nuevo, con un tiempo y un lugar ficticio e indeterminados que otorgase mucha más libertad creativa a la imaginativa artista. De nuevo, incluso en la concepción de las obras, Urushibara juega con esa dualidad de mundos, separados pero vinculados de algún modo.
Sin embargo, todo este enorme trabajo quedaría en nada sin una ambientación y un dibujo acorde a lo que la autora quiere transmitir. Y ahí radica el punto fuerte de Filamentos, y por ende de Urushibara en general, el enorme potencial de la parte artística. Evidentemente, al ser estos sus primeros trabajos, hay elementos por pulir, cosas que perfeccionar y demás, pero no solo las claves que hacen de la mangaka una artista de renombre están presentes, sino que están utilizadas de una manera genial para ayudar a la obra a ser lo que pretende. Lo que más destaca es el dibujo y el diseño con un estilo fino, sencillo pero plagado de detalles. Los fondos, cuando los hay, son excelentes, muy artesanales y en toda la obra se observa una línea no uniforme, muy orgánica, que ayuda a sumergir la historia en ese halo de ensoñación del que hablábamos anteriormente. A ello también ayuda la composición de la página, que pese a ser tradicional y en ocasiones pudiese llegar a lo anodino, tiene momentos absolutamente brillantes, intercalando escenas encajadas en recuadros y otras que carecen de los mismos, generando esa sensación de fantasía e imaginación a la par que ayuda a generar una transición más fluida. No obstante, también podemos encontrar diseños que ayudan a reforzar ese ambiente costumbrista y tradicional que también encierra la obra. El uso de la tinta, salvo en algunos entramados (que sin embargo siguen siendo manuales y no digitales), es muy bueno, sobre todo a nivel de sombreado. Como puntos negativos podríamos nombrar que en ocasiones se echa en falta algo de profundidad en el dibujo y que algunos de los capítulos pecan de sencillez, así como algunos diseños que pueden parecer “feos”, sin que ello enturbie el conjunto de la obra.
Filamentos no es más que la recopilación de una serie de obras tempranas de Yuki Urushibara. O quizá deberíamos decir que es nada más y nada menos que eso. Un compendio de relatos a caballo entre el costumbrismo, el cuento y la fantasía que evocan la nostalgia y la dualidad que acompaña al ser humano durante toda su vida. Urushibara sienta en estas obras las bases de lo que sería su posterior producción en un gran despliegue de talento tanto a nivel argumental, como, sobre todo, a nivel artístico, con un dibujo muy artesanal y cuidado. Filamentos pasa a engrosar las filas del catálogo de Milky Way, que hace un trabajo magnífico en la edición, muy a la altura de la obra, y que consigue de esta manera tener una pepita de oro más entre su ya extenso plantel. Un manga que sin duda merece ser catalogado como muy especial y que merece un hueco en cualquier estantería que se precie.
Edición original: フィラメント~漆原友紀作品集~, Kodansha 2004. Edición nacional/ España: Milky Way 2016. Guión: Yuki Urushibara. Dibujo: Yuki Urushibara. Traducción: Verònica Calafell Formato: Tomo manga rústica con sobrecubierta 224 páginas. Precio: 8€. Hay autores que destacan por una especial sensibilidad a la hora de confeccionar sus historias, con un sexto…
Filamentos
Filamentos
2017-05-29
Rubén Merino
Guión - 7.2
Dibujo - 8
Interés - 8.5
79
7.9
Filamentos supone un genial recopilatorio que recoge la gestación del mágico y melancólico mundo de Yuki Urushibara. Todo un deleite para el lector con un apartado artístico muy especial.
Vosotros puntuáis: 7.06 ( 4 votos)
Gran mangaka con un estilo muy propio. Una obra muy buena si te gusta su forma de narrar.
Gran reseña!