Edición original: インノサン少年十字軍 (Innocents Shōnen Jūjigun), Ohta Shuppan 2008.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones 2017..
Guión: Usamaru Furuya.
Dibujo: Usamaru Furuya.
Formato: Tomo manga rústica con sobrecubierta 288 páginas.
Precio: 11,95€.
Hace unas semanas descubríamos en el primer tomo de La Cruzada de los Inocentes un curioso manga que tomaba como fondo una historia que hablaba acerca de la peregrinación que realizaron un grupo de niños centroeuropeos y que entroncaba directamente con algunas conocidas fábulas como la del famoso flautista de Hamelin, todo ello en las manos de Usamaru Furuya, fuera de su zona de confort por temática pero que debido a su interés por esa parte de la historia europea conseguía hacer un gran trabajo con una narración crítica en forma de cuento sobre la época, el ser humano y la institución de la Iglesia católica. Este mes ha llegado el segundo tomo de esta peculiar obra con un pequeño cambio en la narrativa que permite ver a un Furuya mucho más asentado y controlando la trama y no al revés.
El primer volumen nos dejaba a los niños encabezados por Étienne y sus doce apóstoles, que comandaban un nutrido grupo de niños de pueblo en pueblo obrando milagros bajo la protección de Hugo, caballero de la Orden del Temple. En esta ocasión el inicio de la narración se centra sobre todo en Christian, el erudito de la Cruzada, que después de un encontronazo entre Hugo y los lugareños de uno de los pueblos que les acogen, empieza a sospechar sobre las buenas intenciones del templario. Estas sospechas se confirman cuando descubre que no solo les está utilizando como medio para ganar donaciones y prestigio para la Orden del Temple, sino que está utilizando parte del dinero de los niños en pagar a falsos enfermos para que hagan una pantomima en la que resulten “curados” por la corneta de Étienne. Tras conocer el asunto, casi todos los niños piensan que es necesario dejar la compañía de los templarios, si bien pocos de ellos pretenden seguir con la peregrinación. Las condiciones de vida son durísimas, y lo serán más aun sin el apoyo de Hugo; Étienne tiene una crisis de fe al ver que sus milagros no lo son tanto; y Nicolas ve como su escala de valores se tambalea al no poder admitir que los caballeros, esas figuras a las que él veneraba y el reflejo en el que quería convertirse, no eran más que adultos corruptos, capaces de cualquier cosa, incluso de comerciar con infieles, para obtener dinero, prestigio y poder.
Pese al peligro de continuar en solitario, Étienne y sus compañeros deciden ser firmes a su moralidad y abandonar el ala de los templarios, lo que les reporta únicamente el desprecio de los lugareños de los pueblos que visitan, que los ve como simples mendigos incapaces de ofrecer nada a cambio de hospitalidad. En uno de estos pueblos conocen a Isabelle, una prostituta muda que a primera vista tiene una enorme conexión con Étienne, con lo que se une a la Cruzada en secreto. En su camino hacia el sur, dirección Jerusalén, los niños se ven obligados a cruzar el Bosque de los Demonios, un paraje infestado de leyendas sobre monstruos y criaturas infernales. Las leyendas son eso, leyendas, pero detrás de cada leyenda hay una base real, y no es otra que un gran grupo de sanguinarios bandidos que ataca y arrasa el campamento de los muchachos, causando irreparables pérdidas. A duras penas consiguen llegar a un pueblo a las faldas de los Alpes donde prácticamente solo viven ancianos, que les acogen con los ojos cerrados por la alegría infantil que desprenden y el grupo queda al cuidado de Colette, una joven campesina de la zona.
Heridos y agotados, los niños encuentran en la aldea todo un oasis que les lleva a rememorar los buenos tiempos en su pueblo natal, lo que hace que continuar la peregrinación sea difícil. Tan difícil que cuando Hugo les ofrece un trato de plegarse a sus exigencias a cambio de volver a casa o unirse al Temple, muchos de ellos huyen y traicionan al resto. Sin embargo, la traición más dolorosa es la de Guillaume, Pierre y Lilian, ya que no solo abandonan a Étienne y compañía, sino que se llevan consigo la garantía de préstamo que hacía que los templarios estuviesen obligados a devolverles el dinero que les habían dejado bajo su custodia. Mientras se deciden a acudir o no al castillo de Hugo a recuperar lo que es suyo, Guy y Nicolas montan guardia cada noche para evitar más deserciones, hecho que al final del tomo tendrá consecuencias irreparables.
Lo principal que encontramos en este segundo tomo, que como vemos sigue al pie de la letra la línea narrativa que marcaba el primero, es el cambio de tono o la manera de contarlo. En el primer volumen hablábamos de que todo estaba narrado a modo de cuento, a modo de fábula, de cuento con elementos fantásticos, con la visión inocente de los niños y con el bien y el mal diferenciados por completo. Esto se veía por ejemplo en la facilidad que Nicolas tenía para juzgar los actos de Guillaume y su pequeña banda, a los que aplicaba el castigo sin dudas, porque su escala de valores pasaba del blanco al negro, sin grises. Pero esa fábula tiene un origen real, y Furuya ama contar esa realidad de manera cruda, por lo que ya en la primera incursión en La Cruzada de los Inocentes dejó plantadas semillas que hacían que el lector viese que había cosas extrañas detrás del viaje de los niños y de los intereses de los adultos que les ayudaban. Esto rompe por completo en el segundo tomo, que adquiere una narración mucho más realista y que, pese a seguir narrando las venturas y desventuras de los niños, se vuelve mucho más crítico con los temas que quiere poner de manifiesto. Hay una crítica tremenda al ser humano y sus valores, especialmente de los adultos y su manera de corromper a los niños, puros hasta entrar en contacto con la sociedad que los educa. Habla de la falta de moralidad y la hipocresía, no tanto de la fe cristiana, sino más bien de los dogmas creados en interés de aquellos que los divulgan al resto del rebaño. El manga es un reflejo clarísimo del dicho “quien hizo la ley, hizo la trampa” en este sentido, pero todo ello visto desde los ojos de esos niños, de esas personas que ven como sus sueños, esperanzas y valores se caen como una torre de naipes al ver qué es lo que verdaderamente se esconde detrás de todo en lo que creían. En este sentido se habla también de la madurez, del paso de la infancia a la adultez pero del peor modo posible, a base de golpes, decepciones y palos de la realidad.
No son los únicos temas que trata el manga, algunos abiertamente, otros con el subtexto. Por ejemplo se ofrece una breve visión sobre los conceptos de la propaganda y el fanatismo. Se ve cómo se consigue atar a la gente a través de símbolos, iconos, promesas y falsos valores, cómo se alientan los sueños de las personas en una dirección u otra hasta el punto que dejar de creer en eso supone dejar de creer en uno mismo, dejar de ser tú. Te conviertes en una pieza más de la maquinaria y eres capaz incluso de cegarte y no ver lo que está pasando delante de tus narices, como le ocurre a Nicolas cuando descubre la traición de Hugo, algo similar al doblepensar del que habla Orwell en 1984: sabes que algo está mal, pero a la vez te autoconvences de que no está mal porque creerlo te supone tener que actuar en consecuencia. Y también vemos temáticas ya presentes en el primer tomo, como ese no dejarse engañar por las apariencias, los pecados y el vicio, el altruismo condicionado de la gente… Todo ello por supuesto dentro del contexto del viaje y la aventura de los muchachos, pero ahora mucho menos fantasiosa y más real y por tanto más cruel.
Lo malo es que la historia se vuelve tan interesante con estos matices que el autor se centra mucho en ello y el viaje queda un poco estancado. Además la corta duración de la obra (recordemos que el tercero será el último tomo) hace que situaciones que merecería algo más de detalle queden algo apresuradas o no logren el impacto que tendrían con otro tipo de desarrollo. Siendo tan pocos tomos la sensación de viaje queda diluida, aunque Furuya hace un enorme trabajo a la hora de caracterizar y desarrollar a los personajes para que realmente nos importe lo que les ocurre pese a conocerlos tan poco. Es una construcción detallada en la que cada uno de los doce apóstoles y Étienne tienen su propia galaxia de pensamiento, creencias y manera de ser y actuar y Furuya consigue definirlos y afianzarlos en muchas menos páginas de las que otros autores necesitan. Además maneja perfectamente el hecho de la edad de los protagonistas, utilizando su inocencia y alegría en el momento más inesperado como su desesperación e inoperancia ante los hechos más truculentos, dejando una sensación agridulce y bastante incómoda al lector, reforzando ese aspecto realista.
En el apartado artístico el hecho de que encontremos a Furuya más asentado en el guión provoca cierta mejoría en el dibujo, o al menos suceden situaciones que permiten aparecer al autor al que estamos más acostumbrados en otras obras. Como es habitual en él tenemos situaciones violentas e incómodas, reforzadas por la aparición de niños en la ecuación, resueltas más que satisfactoriamente con su trazo. No es un dibujo recargado ni excesivamente detallado, pero la manera de componer las escenas, las perspectivas y el tempo de la acción viñeta a viñeta provocas escenas gore bastante fuertes sin necesidad de recurrir a la casquería, así como escenas sexuales incómodas sin mostrar más de lo necesario. Es un dibujo que no podemos clasificar como bonito, ni siquiera como tradicional, ya que es bastante único e identificable, pero funciona perfectamente con la historia y el ambiente. Además Furuya utiliza el diseño andrógino de los niños para ir a favor de temática, haciendo que ese aspecto del arte influya en ciertas situaciones, alguna de ellas con apariencia de tener bastante importancia en el último tomo. Por otro lado, pese a la buena composición, los personajes tienen cierto estatismo, sobre todo facial, que provoca cierto rechazo en algunos personajes, como por ejemplo en Michael. Por lo demás, todo mejora en apariencia frente al primer volumen, con un uso de la tinta mejor ejecutado y sobre todo mejores y más detallados fondos, manteniendo la espectacularidad en las ilustraciones a una o dos páginas.
Personajes
Isabelle. Una jovencísima prostituta que el grupo de
Étienne encuentra en uno de los pueblos que visitan tras romper relaciones con Hugo y los templarios. Es muda y rehusa el contacto físico, lo que hace que tanto clientes, como su jefa y sus compañeras de profesión la aislen y maltraten. Tiene una conexión inmediata con Étienne, al que lava los pies con sus lágrimas, perfume y usando su pelo como paño y a partir de ese momento comienza a seguir clandestinamente al grupo.
Colette. Una joven que vive en el pueblo a las faldas de los Alpes que acoge a los niños tras el horrendo paso por el
Bosque de los Demonios. Alegre y siempre atenta, es en realidad una predicadora que debe ocultar su condición al resto de miembros de la Iglesia, debido a la imposibilidad de que una mujer ocupe ese cargo. Posee una capilla secreta dentro de una cueva donde atiende, acoge y ayuda a los más necesitados.
Godfrey. Un fraile católico, uno de los hombres fuertes de la
Cruzada Albigense o cátara, que se dedica a buscar puntos de concentración herética y recomienda a Étienne extremar la precaución durante su estancia en el pueblo de
Colette. No ha aparecido mucho en el tomo pero todo apunta a ser un personaje de extrema relevancia en el futuro próximo.
Edición original: インノサン少年十字軍 (Innocents Shōnen Jūjigun), Ohta Shuppan 2008. Edición nacional/ España: ECC Ediciones 2017.. Guión: Usamaru Furuya. Dibujo: Usamaru Furuya. Formato: Tomo manga rústica con sobrecubierta 288 páginas. Precio: 11,95€. Hace unas semanas descubríamos en el primer tomo de La Cruzada de los Inocentes un curioso manga…
La Cruzada de los Inocentes 2
La Cruzada de los Inocentes 2
2017-07-13
Rubén Merino
Guión - 7.5
Dibujo - 7.5
Interés - 7.5
75
7.5
Segundo tomo de La Cruzada de los Inocentes en el que Furuya se encuentra más cómodo a los mandos y eso se nota para bien. La narración deja de lado lo fantástico para centrarse en la cruda realidad de unos niños que se enfrenten por primera vez solos a lo malo del mundo real. Un tomo con un gran uso de la violencia temática y artística y gran capacidad para engancharse a su lectura.
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