¿Debería publicarse un nuevo Marvel Swimsuit Special?

Marvel publicó varios especiales dedicados a los trajes de baño durante los años noventa. ¿Qué los hizo especiales y por qué deberíamos plantearnos que se publique una nueva entrega?

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La década de los noventa es recordada dentro del ámbito del cómic americano por muchas razones, la mayoría de ellas no especialmente positivas. Fue una época peculiar, sometida a la tiranía de lo visual y marcada por una cruenta competición entre las editoriales por acaparar la atención de los lectores usando las artimañas más rastreras. Se habían puesto de moda los héroes hiperviolentos, las armas kilométricas, los músculos desproporcionados y los dientes apretados. En consecuencia, las estanterías de las librerías especializadas se habían convertido en un altar de imágenes grotescas que resultan incómodas de ver hoy en día. Bucear entre los cómics publicados durante aquellos años es un ejercicio morboso y fascinante, equiparable a observar un choque de trenes: sabes que no deberías estar mirando, pero no puedes apartar la vista. No obstante, en ocasiones la fama que acabó ganando la alocada década es inmerecida. No olvidemos que también en aquellos años se publicaron buenas historias y se produjeron hitos memorables. Es más, incluso existen pequeños tesoros enterrados entre las decenas y decenas de publicaciones infumables; pequeños tesoros que siguen despertando nuestra curiosidad tantos años después y que siguen siendo sorprendentemente relevantes hoy en día. Es el caso de los Marvel Swimsuit Specials.

Entre los muchos experimentos extraños y ridículos que vieron la luz durante los noventa, los especiales de trajes de baño de la Casa de las Ideas son una rareza inclasificable. Con frecuencia son recordados con mofa por lo disparatado de su premisa y por lo hilarante de sus ilustraciones, pero una mirada más profunda permite discernir un sutil espíritu subversivo y provocador que iba muy por delante de su época. Escudados en el humor, estos especiales presentaron ideas sugerentes y atrevidas que no habrían tenido cabida de otra forma en la Marvel de entonces. A lo largo del presente artículo vamos a adentrarnos en sus galerías de superhéroes y superheroinas en bañador para conocer hasta qué punto fueron atrevidos los Marvel Swimsuit Specials en su momento. Pero en esta ocasión no se trata sólo de hacer un mero repaso nostálgico, sino que pretendemos diseccionar las ideas ocultas tras los mencionados especiales con el objetivo de analizar si sería viable aplicarlas al mercado actual del cómic americano. En efecto, nos preguntamos si ha llegado el momento de que se publique un nuevo Marvel Swimsuit Special y cómo debería ser esa hipotética entrega en caso de llegar a producirse. Por el camino hablaremos sobre temas tan peliagudos como el erotismo, la representación de la mujer en el cómic y la visibilización de las minorías sociales, sin dejar de deleitarnos con las delirantes extravagancias veraniegas de nuestros personajes favoritos.

¿De dónde vienen los Marvel Swimsuit Specials?

Antes de entrar en materia conviene hacer algunas aclaraciones para entender el contexto en el que se encuadraron estos especiales y la tradición en la que podríamos incluirlos. En los años noventa, la cultura playera estadounidense estaba en pleno auge gracias a la emisión de Baywatch (la archiconocida serie televisiva de Los Vigilantes de la Playa) y los programas a pie de playa de la MTV. No obstante, la tradición americana relacionada con exhibir trajes de baño se remonta mucho más atrás. A principios de esa década, la revista deportiva Sports Illustrated ya llevaba casi treinta años publicando anualmente su Sports Illustrated Swimsuit Issue, un especial en el que modelos profesionales posaban en traje de baño en playas situadas en los entornos más exóticos. Estas entregas de la revista ya eran toda una institución en aquel país y por sus páginas habían pasado las supermodelos más cotizadas del momento (como Paulina Porizkova, Elle Macpherson o Kathy Ireland, por mencionar unas pocas).

Por su parte, los orígenes del Sports Illustrated Swimsuit Issue quizá puedan encontrarse en el auge de la cultura del pin-up (las célebres “chicas de calendario”) que se produjo durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Las fotografías e ilustraciones de chicas pin-up se consideraron amuletos patrióticos durante el conflicto y fueron tremendamente populares entre los soldados. Era frecuente encontrarlas en revistas, pósters y calendarios durante las décadas de los cuarenta y cincuenta, abarcando diversos grados de erotismo. Si seguimos viajando hacia atrás en el tiempo para rastrear las raíces del pin-up nos encontraremos con todo un movimiento artístico que tenía uno de sus principales baluartes en la revista masculina Esquire, en la que destacaron ilustradores como George Petty o Alberto Vargas. La tradición de las chicas ligeras de ropa, por tanto, ha estado muy presente en la cultura popular americana desde bien atrás en el tiempo, extendiéndose y dando lugar a fenómenos tan dispares como el ya comentado Sports Illustrated Swimsuit Issue, el Playboy de Hugh Hefner o los ángeles de Victoria’s Secret.

Sin embargo, negar a estas alturas la tremenda problemática que subyace a esta tradición sería absurdo. Por muy interesante que sea la corriente artística de las chicas pin-up, cuesta olvidar que se basa en la sexualización de la mujer con el objetivo de agradar al público masculino. De hecho, la cultura del pin-up y el feminismo han tenido sus más y sus menos a lo largo de los años. Los detractores la consideran una perniciosa objetificación de la mujer, pero también existe un sector feminista que reivindica el pin-up como una forma de rechazo a la vergüenza ante el propio cuerpo y de empoderamiento femenino ante los tabúes conservadores. Esa polémica ya estaba presente en la década de los noventa y sigue siendo materia de debate en la actualidad. ¿Dónde están los límites entre el erotismo artístico y la exhibición pornográfica? ¿Qué tipo de imagen de la mujer se transmite desde la cultura popular? ¿Debería exhibirse el cuerpo masculino de la misma forma en que se exhibe el femenino? Puede que los especiales de Sports Illustrated o los capítulos de Los Vigilantes de la Playa no tuviesen una clara intención erótica, pero no podían escapar a estas cuestiones. La cultura playera americana transmitía una imagen poco cercana a la realidad, es especial en lo relacionado con el cuerpo femenino. Pero claro, por aquel entonces no existía el clima de inquietud social en el que nos encontramos hoy en día y que nos lleva a debatir sobre cuestiones como feminismo, representación y diversidad aplicados a nuestro campo de interés, por lo que la cultura popular simplemente se limitó a asimilar la tendencia dentro de su entramado sin cuestionarla.

Es en ese marco en el que Marvel publicó sus especiales de trajes de baño, empezando con el Marvel Illustrated: The Swimsuit Issue de 1991. Este primer especial estaba fuertemente inspirado por el Swimsuit Issue de Sport Illustrated, no sólo en su título sino también en su contenido, como veremos a continuación. Entre 1993 y 1995, la Casa de las Ideas publicó otros cuatro especiales más, ya bajo la célebre cabecera de Marvel Swimsuit Special. Fue en esos cuatro números en los que la editorial dio rienda suelta a las ideas más absurdas y divertidas, al mismo tiempo que tergiversaba sutilmente las expectativas de todo aquel que se acercase a su librería esperando comprar una colección de ilustraciones veraniegas protagonizadas por superheroínas con bikinis minúsculos. Había mucho de eso, desde luego, pero los Swimsuits Specials ofrecían mucho más.

La olimpiada veraniega de los superhéroes

Usando como modelo el Swimsuit Issue de Sport Illustrated y quizá también inspirado en la revista Playboy, el primer número de trajes de baño de Marvel tenía menos ilustraciones de lo esperable (sólo 23 páginas de las 50 totales estaban dedicadas a los pin-ups, varios de ellos ocupando doble página). En su lugar, el resto de contenidos eran los propios de una revista, es decir, artículos y anuncios. Lo que no se podía negar era la originalidad de la premisa del especial: Stark Enterprises había organizado una evento para recaudar fondos con motivos benéficos en la Tierra Salvaje, la misteriosa selva tropical oculta en el corazón de la Antártida. Las actividades planificadas incluían la celebración de una olimpiada superheroica en la que la flor y nata del Universo Marvel pondría a prueba sus destrezas y un concierto de Dazzler para clausurar el evento. Para conmemorar semejante acontecimiento, la revista incluía una serie de “fotografías” seleccionadas por la editora de moda Janet Van Dyne, la mismísima Avispa, en lo que suponía un agradable juego en el que se desdibujaban los límites entre la realidad y la ficción. Ese Marvel Illustrated bien podría ser una revista real publicada en ese universo de ficción.

Es interesante echarle un ojo a las páginas de texto del número, que arrancaban con una introducción por parte de la “editora” Janet Van Dyne y proseguían con una nota escrita por el “patrocinador”, Tony Stark. A continuación se incluía una breve entrevista a Jean-Paul Beaubier, más conocido como Estrella del Norte, en la que se trataba la polémica del dopaje en el deporte de alto nivel (incluso se mencionaba la descalificación del atleta Ben Johnson, que perdió el oro en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988 al dar positivo en la prueba de drogas). La opinión de Estrella del Norte era de especial relevancia en este caso no por tratarse de un conocido superhéroe, sino por ser un antiguo atleta profesional dotado de poderes mutantes. Firmaba la entrevista Fabian Nicieza, conocido guionista de la Marvel de la época, que aprovechaba la broma para lanzar un claro mensaje en favor de los valores deportivos.

El siguiente artículo era el más importante de la revista y se centraba en la descripción de las distintas pruebas que compusieron la olimpiada superheroica. Resumiendo algunos de los resultados más destacados, Makkari de los Eternos superó a Mercurio y a Supersable en los 1000 metros lisos y Thor quedó por encima de Hércules y Hulk en el levantamiento de peso, mientras que Namor y su prima Namorita arrasaron en todas las pruebas de natación (excepto en natación sincronizada, donde el Hombre Múltiple se convirtió en la sorpresa del día). Entre las mejores anécdotas del evento se menciona la grácil exhibición de natación de Howard el Pato (aunque el hecho de que se golpease la cabeza contra el trampolín se consideró de un gusto discutible) y el momento en el que Mandíbulas quiso probar la autenticidad de la medalla de bronce obtenida por el inhumano Tritón con sus dientes. Todo lo anterior estaba narrado como si de una auténtica crónica deportiva se tratase, copiando el estilo de cualquier publicación de este tipo. En este caso, el responsable del texto fue el editor y ocasional guionista y dibujante Rob Tokar, que fue supervisor de series como New Warriors, What if…? y The Punisher War Journal.

Finalmente, tras un artículo en el que Hulka desgranaba sus rutinas de musculación y otro en el que se hablaba sobre las grandes posibilidades que ofrecía la práctica del surf en el espacio exterior, un mini-cómic de cuatro páginas mostraba el cierre de la olimpiada con la posterior celebración y el concierto de Dazzler, dando paso al fin a la galería de pin-ups. Los últimos dos textos podían encontrarse al final de la revista y se centraban en una entrevista a Ben Grimm en la que se hablaba sobre lucha libre y una retrospectiva sobre el boxeador conocido como Batallador Jack Murdock (padre de cierto abogado ciego de la Cocina del Infierno), que venía firmada nada más y nada menos que por el periodista Ben Urich. Entre tanto, las páginas de publicidad de la revista continuaban con su juego de metaficción y mostraban a los superhéroes de Marvel promocionando una gran variedad de productos, siempre con un tono burlón muy agradecido. Por ejemplo, Lobezno era la imagen de marca de un desodorante llamado “Macho”, el Hombre Maravilla anunciaba su propia línea de calzoncillos y la Bestia promocionaba un acondicionador de pelo. Algo más esperpénticos eran los anuncios de zapatillas de deporte por parte de Mercurio o de maquinillas de afeitar por parte de Thor (“si pueden afeitar a un inmortal, te pueden afeitar a ti”, rezaba su slogan). La revista seguía así en su línea, conjugando humor y fanservice para darle sabor al conjunto.

Pero pasemos ya a comentar los pin-ups, que suponen una pequeña decepción en esta primera entrega. Jim Lee, el artista más popular de los noventa, fue el encargado de inaugurar la galería con una ilustración de Tormenta volando entre pterosaurios y otra de Mariposa Mental tras una sesión de buceo entre los dinosaurios de la Tierra Salvaje. Continuó Steve Leialoha con una divertida estampa de Howard el Pato y su compañera de fatigas Beverly Switzler, antes de pasar a una doble página centrada en una Mary Jane casi fotorrealista por parte de Joe Jusko. Le seguían el cuarteto formado por Lobezno, la Cosa, la Bestia y Hulk luciendo coloridos bañadores por Kevin Nowlan y una ilustración de X-Force de Rob Liefeld en la que la anatomía de Bum Bum era tan disparatada como se podría esperar. No era la peor ilustración de la revista, ya que poco después se podía encontrar otro pin-up de Cable, Bum Bum y Júbilo de Whilce Portaccio que dejaba bastante que desear. Afortunadamente, no toda la galería estaba ocupada por los dibujantes de moda de la época, ya que también se podía disfrutar de la participación de unas cuantas estrellas intemporales como George Pérez, que dibujó a Hulka haciendo malabarismos con un enorme dinosaurio mientras la Avispa posaba sobre la palma de su mano, o Walter Simonson, que mostró una apacible escena familiar de los Cuatro Fantásticos en la playa junto al pequeño Franklin. Destacaron también la patriótica pose del Capitán América de Michael Golden, las chicas mutantes dibujadas por Marc Silvestri, el Hombre Maravilla posando con su trofeo de caza según los lápices de John Romita Jr., la kirbyesca imagen de Thor y Sif de Ron Frenz y la desigualada competición de fuerza entre los Vengadores ilustrada por Paul Ryan (en cuyo pin-up hay detalles tan impagables como que Iron Man lleve puestas las bermudas por encima de la armadura).

Cada cual tendrá su imagen favorita, pero la galería de este Marvel Illustrated era bastante convencional y no ofrece muchos alicientes a los ojos actuales. A muchos de los pin-ups les faltaba imaginación para aprovechar el contexto de la Tierra Salvaje. Algunos tenían cierto sentido del humor, pero otros eran demasiado estáticos y aburridos. En especial aquellos centrados en personajes masculinos resultaban poco llamativos por lo inexpresivo de sus poses y gestos. Por otro lado, había una clara diferencia entre la forma en que se representaba a las mujeres y a los hombres en esta colección de ilustraciones: mientras que ellas aparecían provocativas y sexys (Bret Blevins llegó a dibujar a Medusa desnuda, cubierta únicamente con su cabello prensil), los héroes masculinos no destacaban por nada en especial e incluso resultaban algo insípidos. Era una buena idea que no toda la galería estuviese ocupada por chicas en bikini y que los hombres de la Casa de las Ideas también tuviesen su espacio para lucirse, pero la editorial no supo sacarles jugo al principio. No obstante, este problema sería remediado con gran facilidad en los siguientes especiales.

Spiderman, el Capitán América y otros chicos de calendario

Los Marvel Swimsuit Specials siguieron un patrón similar al de su predecesor, conservando las páginas de anuncios ficticios pero eliminando los artículos de texto para dejar todo el protagonismo a los pin-ups. Cada especial se situaba en un nuevo lugar exótico del Universo Marvel y partía de su propia premisa argumental. El primero llevaba a nuestros personajes hasta Wakanda para celebrar el compromiso entre Pantera Negra y su pareja por aquel entonces, Monica Lynne. El segundo reunía a los héroes en la Isla de los Monstruos gracias a una apuesta ganada por Pip el Troll, que obligaba a que sus compañeros de la Guardia del Infinito usasen sus respectivas gemas para crear las vacaciones perfectas. Por su parte, el tercero nos desplazaba hasta la Zona Azul de la Luna, en la que los Inhumanos se preparaban para celebrar el sagrado Ritual del Agua (una excusa tan buena como cualquier otra para ponerse el bañador). Finalmente, el último Swimsuit Special se situaba en Madripur, donde héroes y villanos del Universo Marvel eran formalmente invitados a disfrutar de sus muchos lujos y comodidades.

Al igual que en el Marvel Illustrated, los anuncios resultaban hilarantes: el Castigador promocionaba insecticida para matar cucarachas, el Vigilante anunciaba gafas de sol, Volstagg prestaba su imagen a una línea de batidos dietéticos para perder peso, la Viuda Negra vendía auténticos abrigos de piel y Magneto publicitaba las Páginas Amarillas con un cómico juego de palabras de difícil traducción con el término superconductor. Sin embargo, lo importante seguía siendo la galería de pin-ups, que además había crecido en extensión. Más autores implicaba mayor variedad de ideas y estilos, lo cual le sentó estupendamente a aquellos especiales. Seguían teniendo sus limitaciones, quizá debidas a alguna incomprensible política editorial (por ejemplo, cada vez que Peter Parker y Mary Jane aparecían juntos, él llevaba puesto su traje de Spiderman aunque ella fuese en bañador… aunque Peter sí aparecía en traje de baño en sus pin-ups en solitario), pero en general las ilustraciones resultaban más originales, dinámicas, graciosas y atrevidas. En este aspecto destacaban los pin-ups de los héroes masculinos, que ahora sí se mostraron tan juguetones, sexys y provocadores como las superheroinas.

Se han escrito ríos de tinta digital sobre la diferente manera en la que se ha representado tradicionalmente el cuerpo masculino y el cuerpo femenino en el cómic mainstream americano. Muchos nos hemos criado rodeados de imágenes de superhombres musculados en las que la masculinidad iba ligada a la fuerza y el poder, al tiempo que se nos bombardeaba con ilustraciones de mujeres de cuerpos voluptuosos que asociaban la feminidad con el sexo y el placer. Los atributos sexuales femeninos estaban con frecuencia exagerados en grado sumo, retorciendo cualquier atisbo de realismo anatómico. Como ya sabemos, durante muchísimo tiempo los cómics de las grandes editoriales estuvieron dirigidos casi de forma exclusiva a un público masculino heterosexual y extendieron por la cultura popular estereotipos negativos como los anteriores. Aunque no hay nada malo en explorar la faceta sexual de un personaje, ya sea masculino o femenino, es pernicioso que un personaje se defina únicamente por sus atributos sexuales o se vea reducido a ellos. Es lo que sucedía con muchos personajes femeninos de aquella década, que eran poco más que unas tetas enormes y un culo prieto para alegrarle la vista a los lectores.

Algo importante que hicieron los Marvel Swimsuit Specials fue alterar sutilmente los estereotipos imperantes y equiparar a hombres y mujeres. Si bien en el Marvel Illustrated las poses de los personajes masculinos eran sosas y estáticas, en los siguientes especiales los héroes de la Casa de las Ideas reían, posaban pizpiretos y exhibían sus torsos desnudos mientras tomaban el sol o se daban un baño. Aunque la mayoría de pin-ups seguían teniendo a las chicas como protagonistas, los chicos se trataban de una forma similar. El objetivo era disfrutar y divertirse, haciendo que todos los personajes ofreciesen una imagen atractiva y sexy desde el respeto y el sentido del humor. En algunas ilustraciones primaba ese sentido de la comedia, dando lugar a imágenes descacharrantes como la del Motorista Fantasma haciendo un desnudo integral tendido sobre la orilla o la del Castigador equipado con un descarado tanga con la forma de su omnipresente calavera. Otras, en cambio, eran mucho más casuales, más propias de una revista de moda: Peter Parker dormitando satisfecho tras una lectura en la playa, el Hombre de Hielo sirviéndose un cóctel tropical, el Capitán América refrescándose con su bañador de barras y estrellas o Coloso mirando con nostalgia hacia el horizonte con su slip de leopardo constituían imágenes sorprendentes y atípicas, artísticas y sexys al mismo tiempo.

Fueron muchos los artistas que pasaron por los especiales de trajes de baño de Marvel y sería excesivo comentar todos y cada uno de los pin-ups que elaboraron. Tendremos que conformarnos con mencionar nombres tan conocidos como los de Brian Stelfreeze, Andy Kubert, Art Thibert, Joe Madureira, John Romita Jr., Kevin Maguire, Amanda Conner, Tom Raney, Ron Lim, Adam Hughes, Gary Frank, Rick Leonardi, George Pérez, Marc Silvestri, Salvador Larroca, Steve Epting, P. Craig Russell, Carlos Pacheco o Mike Deodato para hacernos una idea de las muchos y variados talentos que se desplegaron por esas páginas. No obstante, es difícil resistirse a destacar algunas ilustraciones. Podemos encontrar incluso a los personajes más insospechados luciendo bañador, como Morbius, Thanos, Drax el Destructor o Veneno (que por supuesto llevaba el bañador por encima del simbionte). También había una buena cantidad de pin-ups protagonizados por las parejas más famosas de la Casa de las Ideas en esos años: Cíclope y Fénix, Gambito y Pícara o Capa y Puñal (en una divertida escena, Puñal usaba a su compañero como toalla). No faltaban tampoco las estampas familiares, con los Cuatro Fantásticos al completo explorando costas desconocidas o Mercurio y Crystal acompañando a su hija Luna a la piscina. Algunas ilustraciones rozaban los límites del ridículo, como esa en la que Daredevil y Pantera Negra decidían estropearle el verano al Doctor Muerte y a Kingpin usando a un grupo de monos, uno de los cuales llevaba equipada una réplica del traje del Hombre Sin Miedo (el lector avispado observará que en ese mismo pin-up el infame doctor portaba un curioso flotador que más bien parecía una muñeca hinchable). En los Marvel Swimsuit Specials había de todo y para todos los gustos.

El verano de Estrella del Norte: una lectura LGBT de los Swimsuit Specials

Pero los especiales veraniegos de la Casa de las Ideas iban un paso más allá de jugar con la sexualización de sus héroes masculinos, llegando a lanzar un guiño sutil a los lectores homosexuales de la época. Además de contener ilustraciones sugerentes que invitaban a fantasear con iconos como Spiderman, el Capitán América o Pantera Negra, algunos pin-ups tenían una clara lectura homosexual. Esto no era nada habitual en el cómic mainstream de la década de los noventa, en la que Marvel se encontraba aún muy lejos de abordar satisfactoriamente la representación del colectivo LGBT.

Quizá el guiño más claro a los lectores LGBT sea un pin-up en el que Estrella del Norte y Héctor (un personaje del Panteón, un grupo de aventureros superhumanos de la época de Peter David en la colección de Hulk) comparten una tranquila velada en la piscina. ¿Por qué reunir a estos dos personajes en particular? Un breve repaso histórico basta para ponernos rápidamente sobre la pista: Estrella del Norte salió del armario de forma oficial en Alpha Flight Vol. 1 #116 USA (marzo de 1992) y se le vio muy acaramelado junto a Héctor en la boda de Rick Jones y Marlo en The Incredible Hulk Vol. 1 #418 USA (junio de 1994). Héctor también era abiertamente homosexual, lo que le había llevado a tener más de un roce con Ulises, otro de los miembros del Panteón que no aceptaba la sexualidad de su colega. Para muchos lectores de la época era obvio que Estrella del Norte y Héctor se habían convertido en pareja, aunque el tema nunca se había abordado de forma directa y las únicas pistas podían encontrarse en las insinuaciones de Peter David en las páginas del Coloso Esmeralda y en un pin-up del tercer Marvel Swimsuit Special. Tampoco es que Marvel contase con muchos más hombres abiertamente homosexuales por aquel entonces, así que ni Estrella del Norte ni Héctor tenían mucho donde elegir. Su unión, por tanto, parecía predestinada.

Sin embargo, algo tan simple como dedicarle una ilustración a ambos personajes ya constituía un acto valiente y progresista dada la tónica de aquellos años. Estrella del Norte y Ríctor ni siquiera se tocaban en ese pin-up, pero era inevitable leer entre líneas siempre y cuando se conociese el contexto de ambos personajes. Los dos homosexuales constituían una escena de pareja tan válida como las que presentaban Cíclope y Fénix o Pícara y Gambito, lo que sin duda tuvo que ser celebrado por los lectores LGBT de los noventa que se hicieron con aquel especial.

De hecho, esa no es la única ilustración en la que se puede leer entre líneas un contexto homosexual. Ya fuera de forma intencionada o accidental, algunos de los artistas de los Marvel Swimsuit Specials conectaron con la estética y las inquietudes de la comunidad gay. Ya en el primer especial había un pin-up dibujado por John Romita Jr. en el que Nick Furia y Tony Stark pasaban un rato en compañía lejos del ajetreo del resto de la playa. Cualquiera que conozca un mínimo de la cultura gay sabrá identificar con rapidez la categoría en la que se podría encuadrar a ambos personajes tal y como los dibujó Romita Jr., con sus cuerpos fornidos y musculosos, su abundante vello corporal y su vello facial. Probablemente no era esa la intención del autor, pero una mirada con un poco de malicia se encontrará a un par de osos ligando en un rincón apartado de la playa.

Casi todos los pin-ups de P. Craig Russell se prestan también a una lectura LGBT, desde esa escena en la que Estrella del Norte emula a la Sirenita de Disney mientras una ola rompe a su espalda hasta la pícara ilustración del Doctor Extraño en la que el Hechicero Supremo recibe un masaje por parte de un mágico sol en miniatura. La actitud y el gesto de los personajes tiene un punto de provocación y de erotismo poco habitual cuando nos referimos a personajes masculinos. Y en este caso, teniendo en cuenta las sensibilidades del autor (responsable de diversas adaptaciónes operísticas al cómic e ilustrador de varias obras de Neil Gaiman como Misterios de un Asesinato, de clara estética gay), es posible que las insinuaciones fuesen completamente intencionales.

Además de permitirse el atrevimiento de sexualizar a sus personajes masculinos más icónicos, los Marvel Swimsuit Specials también buscaban la complicidad de los lectores LGBT… o más bien de los lectores gays, ya que el resto del colectivo no contaba con representación alguna entre aquellos pin-ups. No obstante, aquel fue un gesto muy positivo por parte de la editorial; un primer paso que podría haber continuado en el futuro de no ser porque no volvió a publicarse ningún especial de trajes de baño después de 1995.

El Swimsuit Special que nunca fue

En 2015, un suceso en las redes sociales trajo el recuerdo de los Swimsuit Specials desde el olvido en el que se había visto arrinconado. Dos artistas muy populares, Kris Anka (hoy responsable del dibujo del nuevo volumen de los Runaways) y Kevin Wada (portadista de la serie actual del Hombre de Hielo) publicaron varias ilustraciones en las que aparecían ciertos personajes de Marvel en bañador. En concreto, Anka ofreció un pin-up de Infernal, uno de los alumnos mutantes de la Patrulla X, mientras que Wada optó por el último Motorista Fantasma (Robbie Reyes) y por Gambito. Cuando los dos artistas afirmaron que aquellas imágenes pertenecían a una propuesta para un nuevo Marvel Swimsuit Special que no llegó a prosperar se armó cierto revuelo, en especial entre la comunidad LGBT. No en vano, Anka y Wada están muy bien valorados entre dicha comunidad, a la que ellos mismos pertenecen. No obstante, poco después aclararon que la propuesta nunca se había llegado a presentar de forma oficial a Marvel, por lo que la editorial no tenía nada que ver con que ese hipotético nuevo especial no llegase a ver la luz.

Pese a todo, bastaron esas pocas ilustraciones para despertar la imaginación de los lectores que seguían esperando una continuación de aquellos extraños especiales publicados veinte años atrás. Y desde luego poco artistas parecían más apropiados para encargarse de ella que Kris Anka y Kevin Wada. Antes de empezar a trabajar para Marvel, Anka empezó a darse a conocer gracias a sus impresionantes rediseños de conocidos trajes de superhéroes. Por su parte, Wada venía del campo de la ilustración de moda y se había dedicado a combinar esa vertiente con la del cómic ofreciendo ilustraciones en las que personajes de Marvel vestían trajes de alta costura con diseños modernos e innovadores. La preocupación de ambos por la estética y la moda los hacía ideales para diseñar trajes de baño, mientras que sus estilos desenfadados y sexys resultaban perfectos para darle vida a los personajes en ese contexto. Además, en ese momento Anka ya era conocido por su afición a dibujar abdominales, ya fueran masculinos o femeninos. Cualquiera que haya leído las páginas que dibujó para la serie regular de la Capitan Marvel puede dar fe de ello.

Más importante aún, ambos artistas destacaban entonces (y siguen destacando hoy) por su defensa de la diversidad y la inclusividad, algo en lo que fallaron los Marvel Swimsuit Specials noventeros. No había muchos personajes negros o asiáticos más allá de la presencia de Pantera Negra, Tormenta, Capa o Mariposa Mental en los números de esa década y eso era un defecto que se debía corregir. El hecho de elegir a un latino como Robbie Reyes entre los primeros personajes a dibujar ya dice mucho sobre la filosofía que podría haber guiado a esta entrega si hubiese llegado a producirse. Finalmente, siendo Anka y Wada parte de la comunidad LGBT y encontrándose ya en la Marvel donde personajes abiertamente homosexuales como Wiccan y Hulkling gozaban de gran popularidad, no hubiese sido extraño que las concesiones a los lectores LGBT fuesen algo más que meros guiños y que no hubiese sido necesario leer entre líneas para encontrarlas. Ese proyecto que tramaban los dos dibujantes habría sido algo digno de verse… si hubiese llegado a existir. El impacto que dejaron aquellos pin-ups publicados en redes sociales se diluyó con el tiempo sin que la editorial se decidiese a aprovecharlo y las posibilidades de un nuevo Marvel Swimsuit Special se esfumaron tan pronto como habían llegado, lo cual nos lleva hasta el momento presente.

¿Por qué publicar un nuevo especial de trajes de baño?

El contexto actual es muy distinto al de la cultura playera de los noventa que mencionábamos al principio. El Swimsuit Issue de Sport Illustrated sigue publicándose (la modelo Kate Upton fue portada del número de 2017), aunque hoy contamos con otros referentes mucho más curiosos. Por ejemplo, la cadena deportiva ESPN lleva publicando desde 2009 una entrega anual de su popular The Body Issue. En lugar de modelos, esta revista muestra fotografías de deportistas y atletas que posan desnudos para los fotógrafos de ESPN. No se trata de desnudos explícitos, sino que buscan la contemplación del cuerpo desde una perspectiva artística. Desde su primer número la revista ha incluido siempre una proporción similar de hombres y mujeres en sus páginas, erigiéndose en un referente para muchas personas ajenas al ámbito deportivo. En su constante interés por celebrar la diversidad del cuerpo humano, la entrega de 2017 incluso reservó un espacio para Kirstie Ennis, una antigua sargento de los marines que perdió una pierna en un accidente y que desde entonces se ha convertido en atleta y escaladora (y a quien con un poco de suerte veremos competir en los próximos Juegos Paralímpicos). Cuesta imaginar que un catálogo de trajes de baño convencional le diese el mismo tratamiento a una modelo con una discapacidad física.

Como sabemos, esta es una época de gran inquietud respecto a temas sociales. Los debates que surgen son en ocasiones amargos e improductivos, pero sin duda el hecho de que se cuestionen ciertos temas que antes nunca se habían cuestionado debe considerarse positivo. La propia Marvel ha cambiado mucho durante las últimas décadas. Hoy nos encontramos ante una Casa de las Ideas mucho más diversa y juvenil que la de los años noventa, con personajes como Miles Morales o Kamala Khan convertidos en grandes estrellas que inspiran a jóvenes lectores. La editorial también ha dado pasos muy importantes en materia de representación de minorías y en lo referente a la reivindicación de la mujer. Todo eso sin mencionar que las películas de Marvel Studios han acercado al gran público a una realidad que antes estaba limitada a los lectores de cómics. La penetración de la mitología de Marvel en la cultura popular gracias al cine está siendo impactante, hasta el punto de que buena parte de la población conoce ya a personajes como la Visión, la Bruja Escarlata o el Halcón y es capaz de seguirle la pista a las Gemas del Infinito a través de un universo compartido que continúa de un largometraje a otro.

Mencionar las películas de Marvel Studios no es gratuito, ya que comparten un rasgo en común con los Marvel Swimsuit Specials en lo que se refiere al tratamiento de los personajes masculinos. Al tratarse de películas para todos los públicos, es raro que alguno de los personajes femeninos salga ligero de ropa. Sin embargo, esto no sucede así con los masculinos, que suelen presentarse de forma pícara y sexy. Podríamos hacer un recuento de todas las escenas en las que Thor (Chris Hemsworth), el Capitán América (Chris Evans) o Starlord (Chris Pratt) aparecen sin camiseta sin ningún motivo en particular, pero no es necesario para darnos cuenta de que la belleza del cuerpo de los actores se usa como reclamo en estas películas. Está claro que son ellos y no ellas los que enseñan más carne en la gran pantalla. Hasta ahora nadie ha parecido molestarse demasiado cuando hemos visto que el Hijo de Odín o el Centinela de la Libertad aparecían mucho más sexualizados en pantalla que sus respectivos intereses románticos. En la década de los noventa la situación habría sido a la inversa con total seguridad.

The Unworthy Thor #2

En este contexto, la publicación de un nuevo Marvel Swimsuit Special no parece tan descabellada. Si se promocionase de forma adecuada, sería un producto que podría atraer no sólo al público lector de cómics, sino también a los espectadores del Universo Marvel Cinematográfico. Además, la editorial ha llevado a cabo en tiempos recientes iniciativas con un tono similar, aunque se hayan limitado a colecciones de portadas variantes. La serie de portadas titulada Mighty Men of Marvel mostraba a unos cuantos héroes masculinos descamisados, sin ir más lejos. Hubiese bastado con un editor que reuniese a unos cuantos artistas dispuestos a participar, como Kris Anka y Kevin Wada, para darle forma a un nuevo especial de trajes de baño. El talento está ahí y ha mostrado su disposición a participar en un proyecto como este, además de que el momento presente parece apropiado para celebrar la diversidad de los personajes de la editorial con un desfile de prendas veraniegas y cuerpos bronceados. Si algo así se hiciese con los actores del Universo Marvel Cinematográfico las redes sociales no hablarían de otra cosa durante días, pero centrémonos en los personajes de las viñetas.

¿Cómo debería ser ese Marvel Swimsuit Special 2017 en caso de materializarse? En opinión de quien esto escribe debería buscar su inspiración en el Marvel Illustrated con el que se inició la serie y replicar el modelo de revista con artículos de texto acompañados por una galería de ilustraciones y una serie de cómicos anuncios. Nunca es tarde para que alguno de nuestros personajes organice una nueva olimpiada superheroica en algún lugar insólito del Universo Marvel, retomando ese aire de noticiario deportivo que tan bien le sentó al número de 1991. No obstante, el tono del nuevo especial debería ser mucho más desenfadado y juvenil, acorde con la tendencia por la que pasa la editorial hoy en día, dando mayor protagonismo a personajes como Gwenpool, la Chica Ardilla, los Campeones, los Runaways o el Equipo Azul de la Patrulla X. Podrían ser unas olimpiadas junior o uno de esos eventos que enfrentan a los jóvenes contra los adultos, dando lugar a muchas anécdotas divertidas al tiempo que se remarcan la deportividad y el fair play.

En cuanto a la galería de pin-ups, la presencia de héroes y heroínas debería ser más o menos igualitaria. Personajes de toda etnia y color, como Sam Alexander, Amadeus Cho, Lobo Rojo o Pei (la compañera infantil de Puño de Hierro en la reciente serie limitada Immortal Iron Fists) tendrían su espacio, ensalzando así la creciente diversidad del Universo Marvel. Finalmente, los lectores LGBT no tendrían que leer entre líneas para encontrar un guiño de complicidad, sino que se encontrarían con una clara escena romántica protagonizada por alguna de las parejas no heterosexuales de la editorial; o puede que hasta con algún pin-up ligeramente subido de tono centrado en uno de los personajes que han salido del armario en tiempos recientes (siendo el Hombre de Hielo el candidato más obvio y deseable). Sería de agradecer una pareja lésbica, cosa que no se vio en los especiales originales, al igual que la inclusión de algún personaje cuya sexualidad no pueda ser encuadrada con facilidad bajo ninguna etiqueta (¿Xavin el skrull quizá?). Todo ello no sólo con la intención de que cualquier lector pueda verse reflejado en alguno de los pin-ups, sino también para reivindicar la evolución que ha sufrido el Universo Marvel (y por extensión el panorama del cómic americano al completo) a lo largo de las últimas décadas.

Aunque no sean del gusto de todos, los cambios que se han obrado estos años nos han proporcionado un Universo Marvel más cercano a la realidad, más en consonancia con las inquietudes y preocupaciones del momento en que vivimos y, en definitiva, mucho más rico y variado. Todo ello debería ser reivindicado, con la consciencia de que aún queda mucho camino por recorrer y de que más cambios tendrán que sumarse en el futuro. En esta ocasión, en lugar de hacer una reivindicación pomposa y arrogante con tintes de proclama política, podríamos elegir celebrarlo de forma más cercana, con el humor y el descaro de un especial de trajes de baño.

Una playa en la que todo el mundo es bienvenido

Imaginemos una escena en la que Valeria Richards y Bentley-23 comparten un helado mientras el resto de chavales de la Fundación Futuro los observa burlones desde lejos. O una estampa familiar en la que el Spiderman de Renew Your Vows pasa una animada mañana en la playa con su mujer e hija. O a un Quentin Quire tendido impasible sobre una tumbona mientras sus compañeros de la nueva Generación X tratan en vano de convencerle para que participe en un partido de voleibol. O un improvisado torneo de artes marciales en la arena el que Pei se pruebe ante cualquiera que quiera aceptar su desafío. O una fiesta veraniega nocturna en la que Gwenpool y la Chica Ardilla acaparen la pista de baile. Las posibilidades son infinitas y seguro que cada lector es capaz de imaginar unos cuantos pin-ups que le gustaría ver ilustrados. Estáis todos invitados a compartirlos en los comentarios, faltaría más. Después de todo, este artículo partía de un ejercicio de imaginación. Aunque el momento pueda ser propicio, las posibilidades de ver un nuevo Marvel Swimsuit Special son más bien escasas, cuando no directamente nulas. Todo lo que nos queda es imaginar cómo podría ser.

Podría tener un tono reivindicativo o distendido, podría centrarse en el deporte o en el ocio vacacional, podría inclinarse por lo humorístico o por la vertiente más artística. Sea como fuere, con un punto sexy, una sana dosis de diversión, una apuesta por la diversidad y un adecuado respeto hacia el cuerpo humano en todas sus formas, este ficticio especial sería un bonito homenaje hacia nuestros personajes favoritos, así como hacia nosotros mismos, sus lectores. Tras haber pasado por tantos eventos, cruces y relanzamientos, seguro que nos merecemos un poquito de fanservice.

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Esfingo
Esfingo
Lector
28 agosto, 2017 16:03

Si, solo por ver la polémica que se originaria, feministas de twiter os miro a vosotras.

Igverni
Lector
28 agosto, 2017 16:38

Muchas gracias, Miguel Ángel. Muy interesante el artículo.

Mi respuesta sería “¿por qué no?” Lamentablemente, la Marvel actual no se va a atrever. Si ante la más mínima crítica de que algo es X-ista (que cada uno rellene su X) la editorial se achanta , no creo que les salga rentable el esfuerzo de producirlo.

Yo compré todos los Swimsuit Sp. Publicados en los 90. El primero fue una curiosidad divertida sin más, y se le notaba la “novatada”. Pero tenía el pin-up de Pícara de Jim Lee. El segundo probablemente fuera el mejor de la serie y se nota que habían aprendido de las faltas del primero, con unas ilustraciones muy chulas.

El resto fueron mucho más flojillos, entre otras cosas por la fuga de artistas de Image y la llegada a Marvel de clones chungos que bajaron mucho la calidad general. Además que lo que empezó siendo una novedad divertida se convirtió en más de lo mismo.

pelayo
pelayo
Lector
28 agosto, 2017 17:00

por aquel entonces no existía el clima de inquietud social en el que nos encontramos hoy en día

Que viene a significar que no existía eso de las redes sociales, lo políticamente correcto y que ahora cada don/doña nadie que se considere ofendido/a y que píe lo bastante alto va a pedir un boicot o lo que sea en cero coma nada.

Sith
Sith
Lector
28 agosto, 2017 17:18

Creo que tu mismo has respondido a la cuestión en la nota.

Es imposible que hagan tal cosa en la Marvel actual, te pueden cambiar a los personajes de genero, religión, raza o inclinación sexual pero mostrarlos en poses sexys dios nos libre, sería abrir la puerta a los infiernos de Dante.

Jordi Molinari
Autor
28 agosto, 2017 20:38

DC Bombshells ha demostrado que, haciéndose con buen gusto, se puede tener mucho éxito y cero polémicas. Además, todos sabemos que quien iría en portada del nuevo Swimsuit Special sería Namor.

Pensar que esto, a día de hoy, podría causar polémica es A) no entender de que van las quejas y B) asumir que la única forma de hacerlo sería mal, ergo habría polémica. Y no se cual me preocupa más la verdad…

Igverni
Lector
En respuesta a  Jordi Molinari
29 agosto, 2017 10:01

DC Bombshells ha contado una historia con unos personajes femeninos con una estética concreta. ¿Qué tiene eso que ver con un especial Trajes de Baño?

Habría que ver cual hubiera sido la reacción del público femenino si en lugar de un comic hubieran publicado un álbum de pin.ups con esos mismos personajes y esa misma estética. Ya te adelanto que no creo que hubiera sido buena. Independientemente de que la intención de DC fuera la mejor.

El tema no es ese, es que hoy en día la gente se va a quejar independientemente de tu intención. Donde la mayoría ve una imagen que celebra la belleza femenina o su empoderamiento con su propio cuerpo, otro ve una sexualización de la mujer. Y recuerdo sin ir más lejos las críticas de mujeres trabajadoras de la ONU hacia Wonder Woman, que hizo que el personaje dejara de ser embajadora de la Organización. Y esta crítica me parece ridícula, pero no hay duda que consiguió su objetivo.

A Sports Illustrated se la sudan las críticas a sus especiales, Marvel y DC tienen un largo historial de ceder a cualquier atisbo de crítica en temas de machismo/sexismo/etc…

pelayo
pelayo
Lector
En respuesta a  Igverni
29 agosto, 2017 20:20

Amén de que, como pasó en el asunto de WW y la ONU que mencionas, se apuntaría al bombardeo de críticas y gestos de desdén todo quisque que por otro lado no se ha acercado ni se acercaría a un tebeo así lo matasen. Otros casos como el de la portada de Manara para Spiderwoman, las de Frank Cho para WW o la de Campbell para Iron Girl dan que pensar que eso de los Swimsuit Specials son cosa del pasado a menos que vayas a saco y tengas una buena capa de teflón para que te resbalen los críticas/twitters/boicots, etc… y como dices, ni Marvel ni DC la tienen ahora mismo.

Savarese
Savarese
Lector
En respuesta a  Igverni
30 agosto, 2017 0:21

Igverni, vamos, no me creo que no veas la diferencia entre un cómic y la Embajadora para el Empoderamiento de las Mujeres de la ONU.

l rodriguez
l rodriguez
Lector
29 agosto, 2017 3:32

Vamos eran los 90, mis recuerdos de esta epoca son los mejores aunque haya gente que satanize esta decada yo siempre le he visto su lado bueno, era una epoca como de revelación sexual o algo así y los comics no podian ser la excepción. Luego hay mucha hipocresia en este tema de la gente que critica las poses y los cuerpos de modelo pero luego es lo primero que quieren ver en el cine, actores mas parecidos a modelos con spandex de colores y que se vean como en los comics (de los 90 ovbiamente)

Atan
Atan
29 agosto, 2017 10:28

Este comentario ha sido borrado por infringir las normas de convivencia de la web.

Atan, mantengamos las formas, por favor. Para comentar y debatir no hace falta hacer comparaciones de mal gusto.

Atan
Atan
En respuesta a  Atan
30 agosto, 2017 5:43

Mal gusto??? Que la sociedad ponga como ejemplo feminista actrices porno y como machista un dibujito en bkini es mal gusto.

No veo que mi comentario fuera de mal gusto, enfin que os vaya bien con vuestra censura es vuestra pagina y os la cargais como quereis.

Savarese
Savarese
Lector
30 agosto, 2017 0:15

Estoy consternado con los que piensan que es osado y políticamente incorrecto ver un culo. Un culo.

– Oye no me vas a creer pero acabo de ver un culo
– Joder, entonces es verdad que existen los culos
– Sí, existen pero a las feministas no les gustan los culos y los han prohibido
– Vale, ahora yo también quiero ver culos
– Pero si nos agarran los SJW se arma una polémica que no te cuento
– Me ganaré los enemigos que tenga que ganarme, muéstrame el culo

El problema no es el cuerpo de la mujer o del hombre, el problema es el machismo. Si este M. Swimsuit se hace bien, o sea sin ser machista, pues no habría problema.

billyboy
billyboy
Lector
En respuesta a  Savarese
30 agosto, 2017 1:09

Y eso que si te acercas a twitter el 80% de las mujeres de allí están hablando del culo de Jon Nieve XXD