«Hazme un muñeco de nieve
Venga, vamos a jugar
Ahora ya no te puedo ver
Lo sé muy bien, ¿qué ha podido pasar?
Éramos inseparables y ahora ya no
No lo logro comprender
Hazme un muñeco de nieve
O lo que sea, me da igual» Frozen
Gracias a la Fiesta del Cine, los amantes del séptimo arte podemos disfrutar, a un precio reducido, de las películas en cartelera a lo largo de tres intensas jornadas. Al preparar el planning de la semana, había marcado en rojo
Jo Nesbo, autor noruego de la novela original, comenzó en el año 1997 su carrera literaria con The Bat Man, en la que nos presentaba a Harry Hole, protagonista de su saga criminalística, un detective de gran talento que presenta muchos matices. En una obra que ha vendido más de 40 millones de ejemplares por todo el globo, Nesbo nos revela, más allá de la investigación policial, diversos claroscuros de la sociedad nórdica como ya se recogía en otra franquicia negra, la trilogía sueca Millenium de Stieg Larsson. Y es que, estos países (Junto con Dinamarca, Finlandia e Islandia) que han sido presentados como modelos a seguir por sus generosos Estados del Bienestar también tienen sus propios demonios como el excesivo consumo de alcohol, antidepresivos, azúcar o tabaco, así como la corrupción en las altas esferas (a pesar de que se proclame a los cuatro vientos la escasa depravación de las mismas). Otras novelas destacadas escritas por Nesbo y que narran los casos de Hole, como son Petirrojo o Nemesis, han sido galardonados con varios premios por lo que ha encandilado tanto a la crítica como al público.
Para su adaptación a la gran pantalla, varios fueron los nombres importantes de la industria que se sumaron al proyecto. Desde Martin Scorsese como producto ejecutivo hasta Tomas Alfredson como director de la cinta, pasando por Michael Fassbender metiéndose en la piel del icónico Harry Hole, todo parecía prometer. Teníamos ganas de ver el nuevo filme del realizador sueco tras 6 años de espera desde su último trabajo ya que tanto con El Topo como en Déjame Entrar había conseguido adaptar de manera formidable dos novelas de temáticas muy diversas pero que coincidían ambas en su frialdad y sordidez. Sin embargo, todas esas virtudes que plasmó en las películas anteriormente citadas y que las convirtieron en obras de culto instantáneas, desaparecen en El Muñeco de Nieve. Desde el primer momento percibimos cierto aire de telefilm a la europea y, salvo ciertas ocasiones en las que el director de fotografía Dion Beebe se recrea con las bellas estampas nevadas, la elegancia brilla por su ausencia. Por otra parte, la partitura compuesta por Marco Beltrami tiene un protagonismo excesivo a lo largo de todo el metraje a pesar de no tener un tema central destacable.
Pero si algo hace que El Muñeco de Nieve fracase, es el mal guión (merced a una pésima traslación del libro a la gran pantalla) realizado por Hossein Amini, Peter Straughan y Soren Sveistrup. La presentación de los personajes se muestra atropellada y la intriga, que debiera de ser el elemento central de la cinta, se esfuma en el momento que finaliza el prólogo. En la trama nos plantean las desapariciones de varias mujeres con dos denominadores comunes: por una parte, todas son madres de hijos cuyos padres no ejercen como tal y por la otra, en todas las localizaciones donde se realizan dichos secuestros se encuentra un muñeco de nieve (cuya boca la forman varios granos de café) que ha sido realizado mirando, acechante, al hogar de la víctima. Las desapariciones acaban convirtiéndose en asesinatos y no hace falta haber estudiado criminología para descubrir, con bastante metraje aún por delante, quien es el asesino de la cinta ni los motivos por los que ejecuta dichos actos (el mencionado prólogo ya se encarga de dejárnoslo bien claro). Sin embargo, el inepto cuerpo policial irá dando carpetazos a los casos para darlos por cerrados y tendrán que ser el intrépido Hole junto a Katrine Bratt quienes sean los únicos que sospechen que todo tiene relación. No obstante, ambos personajes parecen ir siempre uno o dos pasos por detrás del psicópata de turno, y este último parece querer dejarse atrapar (escenas reveladoras como cuando le receta Diazepam y posteriormente se lo repone, o el encuentro en el tren, dejan poco lugar a la imaginación). El final de la cinta que nos presenta un duelo entre ambos sobre una superficie helada carece de tensión debido a la previsibilidad de la resolución además de estar filmado de manera mediocre.
En cuanto al cosmopolita reparto, nos encontramos ante el claro ejemplo de talento desaprovechado. Michael Fassbender, uno de los mejores actores del panorama actual, cumple con creces en el papel del atormentado y alcohólico detective Harry Hole, pero parece que últimamente no acierta en la elección de sus trabajos como pudimos comprobar en la fallida Assassin’s Creed el pasado año o en esta ocasión con El Muñeco de Nieve. Podemos salvar de la quema a Rebecca Ferguson quien, si bien es cierto que no desarrolla todo su potencial, realiza una correcta caracterización de la investigadora (y personaje clave en la trama por lo que descubriremos en el último tercio de película) Katrine Bratt. En el resto del plantel, sorprende y desagrada ver a intérpretes de la talla de Charlotte Gainsbourg (Nymphomaniac) o J.K Simmons (Whiplash) dando vida a secundarios desdibujados y con poca relevancia. Eso por no hablar del estropeadísimo Val Kilmer, al que su trama situada en otra línea temporal no ayuda a dar coherencia al libreto, o Toby Jones (Atómica) y James D’Arcy (Dunkerque) que simplemente parece que pasaban por allí. Alfredson no consigue cohesionar a su magnífico reparto y este carece de una química alarmante.
En conclusión, si aún no has visto El muñeco de Nieve y tienes interés en conocer los casos de Harry Hole, te recomiendo encarecidamente que optes por leer la obra de Nesbo. Si, por el contrario, lo que te apetece es visionar un thriller neo-noir noruego basado en una obra del citado escritor, te aconsejo que le des una oportunidad a la interesante Headhunters, dirigida por Morten Tyldum (The Imitation Game). Por último, si decides finalmente ver la última película de Tomas Alfredson, olvida todas las buenas sensaciones que te dejaron sus filmes anteriores y quizás, sólo quizás, sin esa falta de pretensiones puedas conseguir que la sensación que te deje tras verla no sea el frío polar que este humilde redactor aún siente cuando recuerda lo que pudo haber sido y no fue.
Dirección - 4.5
Guión - 4
Reparto - 6
Apartado visual - 6.5
Banda sonora - 5.5
5.3
Tomas Alfredson defrauda en su vuelta a la dirección seis años después de realizar El Topo pese a contar con un elenco de actores de primera categoría.