Cuando
El resultado fue Barracuda, un hombre de raza negra con un cuerpo que sólo podía definirse como una inverosímil pila de músculos, que trabajaba como Mercenario al mejor postor, con unos métodos a la hora de conseguir sus objetivos sádicos y verdaderamente brutales. Esta saga, si bien se alejaba del espíritu de la colección era endiabladamente divertida, y volvía a traernos al Ennis de Predicador o a aquel que más tarde veríamos en The Boys, ese Garth Ennis para el que los tacos, la violencia y el sexo eran tan naturales como para nosotros levantarnos por la mañana y quitarnos las legañas.
Así, como suele ocurrir siempre que se crea un personaje que llega tan rápido al imaginario popular, cuesta deshacerse de él, y es por esto que, poco después de aquella saga, Garth Ennis decidió unir fuerzas con Goran Parlov (quien ya dibujara a Barracuda en su debut) y regalarnos otra nueva saga del personaje, sólo que esta vez el protagonista era Barracuda, Cuda para los amigos, y no había ni rastro del
Dicho argumento es de premisa sencilla: Mafioso A, necesito hacer un hombre a su hijo, y no hay mejor manera para ello en el mundo del hampa que probando la sangre, matando a su rival, Mafioso B, por lo que ordena a Barracuda que proteja a su hijo y a la vez consiga que cumpla su objetivo, a cambio claro está, de una sustanciosa suma de dinero.
A partir de aquí, se desata un verdadero pandemónium, pues si Ennis rompió las reglas en la anterior saga, creando un conflicto poco propio de su Max: Punisher, en esta historia que forma parte de dicho sello pero sólo de forma tangencial, en cada página tenemos una escena en la que o hay sexo, o hay violencia, o simplemente el mal gusto campa a sus anchas, siempre con el aderezo del humor negro que hace al guionista irlandés tan particular.
De hecho, este cómic pertenece al universo Max: Punisher tan sólo porque se preocupan de decírnoslo, puesto que tan sólo se hacen un par de referencias de una única frase al anterior enfrentamiento entre Barracuda y El Castigador que de haber faltado, no habrían cambiado en nada la historia, que podría haber sido un cómic indie de cinco números no relacionado con ningún popular universo.
En cuanto a Goran Parlov, éste se mantiene en la línea de dibujo que ya demostrara en la saga de Barracuda, sólo que aquí, merced al guión de Ennis tiene mucha más libertad para regalarnos casquería y violencia en estado puro como nunca, convirtiendo la mayoría de las páginas en verdaderos festivales sangrientos, si bien en esta ocasión, le da al dibujo un aire un poco más cartoon, probablemente para marcar más el hecho de que estamos ante un cómic donde lo que predomina más allá de la violencia y los tacos, es el humor, aunque sea de carácter negro.
No estamos ante un cómic imprescindible, ni por lo que es, ni como integrante de la colección del Castigador, sino ante un spin off que no por innecesario se hace poco grato de leer, puesto que resulta altamente recomendable para los fans de Garth Ennis, aquellos que lo echaban de menos en la colección del Castigador, y que necesitaban su ración de humor negro teñido de rojo sangre.
Guión - 7
Dibujo - 7
Interés - 6
6.7
Garth Ennis y Goran Parlov dedican un especial al villano más atípico que haya pasado por su universo Max Punisher, regalándonos todo aquello que define al irlandés como guionista.