Astérix en Italia

Reseña de Astérix en Italia, último álbum de la colección creada por René Goscinny y Albert Uderzo y tercero a manos de Jean-Yves Ferry y Didier Conrad

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«Una idea excelente la de esa carrera que enfrente a romanos, itálicos y bárbaros. Como gran deportista que es,
al mismísimo César se le habría podido ocurrir»

 
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Edición original: Les Editions Albert René
Edición nacional/ España: Editorial Bruño, Octubre 2017
Guión: Jean-Yves Ferri
Dibujo: Didier Conrad
Color: Thierry Mebarki
Formato: Cartoné 48 págs.
Precio: 9,95€ (Oferta de Lanzamiento)

 

El año 2013 fue uno de los más importantes del recorrido editorial de las historietas de Astérix el Galo, el bande dessinée más famoso de Francia. Por aquel entonces se publicó el álbum número 35, Astérix y los Pictos, el primero en el que no intervino ninguno de sus dos creadores, René Goscinny y Albert Uderzo, algo que agradecimos los fans después de la debacle que supuso aquel ¡El Cielo se Nos Viene Encima! que confirmaba la irreversible decadencia de la etapa en solitario del ilustrador de la serie. El resultado fue una muy buena entrega en la que el guionista Jean-Yves Ferri y el dibujante Didier Conrad respetaban escrupulósamente la esencia y la idiosincrasia de los irreductibles galos, pero cometiendo el pecado de entregar un material algo acomodaticio y poco arriesgado. Con todo su acogida fue bien recibida por la mayor parte de los fans que agradecieron la nueva savia que supuso la llegada de los dos autores. Dos años después, en 2015, se publicaba el álbum número 36, El Papiro del César, y la consagración de Ferri y Conrad como unos más que dignos herederos de Goscinny y Uderzo, ejecutando uno de las mejores aventuras de Astérix de los últimos años y esta vez llevando un poco más la historia a su propio terreno, aunque sin dejar de captar el espíritu de la colección. Sólo dos años después de la publicación de El Papiro del César el pasado 19 de Octubre llegó a librerías de medio mundo Astérix en Italia (Astérix et la Transitalique en su título original) última aventura de los galos y la confirmación del buen hacer de los nuevos responsables de las correrías de los habitantes de Armórica.

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Como su propio título indica con Astérix en Italia toca álbum de viajes y el mismo toma como punto de partida una carrera da cuádrigas a lo largo y ancho del país italiano impulsada por el Senador Lactus Bifidus que será utilizada como cortina de humo con la que distraer a la opinión pública con respecto a su malversación de fondos públicos que deberían haber sido invertidos en las, muy deterioradas, vías romanas y que el senador utiliza para sus «orgías». De esta carrera, en la que podrán participar contendientes venidos de todas partes del mundo, poco tardará Julio César en sacar beneficio social y político obligando a Lactus Bifidus a que amañe la competición para que la gane un romano, en este caso el enmascarado «campeón de las MCDLXII victorias» Coronavirus. A su vez mientras Astérix y Obélix visitan la Feria Itinerante del Artesanado Contemporáneo (ARCO) en Darioritum este último, tras una lectura de manos que le realiza una anciana gitana, descubre la próxima realización de la «Gran Carrera Transitálica» y ni corto ni perezoso, y después de haberse comprado un carro, decide apuntarse como «auriga» para participar en el evento con Astérix como su «co auriga».

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Con Astérix en Italia Jean-Yves Ferri y Didier Conrad han decidido homenajear series televisivas animadas como Los Autos Locos (Wacky Races) de William Hannah y Joseph Barbera o sagas cinematográficas como Los Locos del Cannonball (Cannonball Race) en las que una galería de variopintos corredores de diferentes procedencias y personalidades se convertían en el centro del relato dejando en un segundo plano la carrera en sí y el posterior ganador de la misma. En este último álbum de Astérix la competición es la excusa para utilizar una amplia tipología de secundarios que interactúan con nuestros protagonistas como bretones, lusitanos o egipcios enfatizando los autores las características adscritas a cada uno de ellos siempre con intenciones humorísticas. Algo parecido sucede con los tópicos adscritos a los italianos que, como dicta la tradición desde los tiempos de René Goscinny, son debidamente explotados para convertirlos en una sesión continua de gags en los que Ferri y Conrad recurren a venecianos, napolitanos o florentinos para hacer mofa de los rasgos identitarios de la variada fauna del país italiano y añadiendo por el camino no pocas referencias culturales a su arquitectura, pintura o música, esta última representada por el tabernero que no deja de ser un émulo del inolvidable tenor Luciano Pavarotti.

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Pero en ocasiones toda la Gran Carrera Transitálica se antoja una enorme excusa para que Ferri y Conrad demuestren que son grandes conocedores de otra de las características que convirtieron en un mito a Astérix, recurrir a la actualidad para dar forma las aventuras de los galos y con ello ofrecer una mirada paródica y en ocasiones satírica de nuestro tiempo. Corrupción política, imperialismo, manipulación informativa, consumismo, todos estos temas son abordados por medio de personajes como Lactus Bifidus, Julio César, Coronavirus (tronchante lo de que sea la imagen publicitaria de Garum Lupus, el «Condimento de los Campeones») o los periodistas que siguen la carrera los autores del álbum despliegan algunos de los mejores pasajes humorísticos de la obra. Aunque donde realmente se hacen fuertes, guionista e ilustrador, es a la hora de perfilar la personalidad de sus protagonistas haciéndolos reconocibles para los lectores veteranos y en esta ocasión ofreciendo a Obélix el protagonismo del relato así como regalándole con ello algunos momentos de comicidad entrañables que nos recuerdan a los mejores tiempos de Goscinny, salvando las lógicas distancias, como los relacionados con sus inseparables menhires (la compra a plazos del carro, la decadencia del «menhir tradicional») su relación con la comida italiana, su enfado con Ideafix por ser el centro de atención de una de las cusitas o todo lo concerniente a la lectura de su mano.

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Como ya comentamos en la reseña de El Papiro del César después de haberse mimetizado de manera impresionante con el trazo de Albert Uderzo en Astérix y los Pictos Didier Conrad a la hora de abordar su segundo trabajo con los galos comenzó a dar pequeñas muestras de su personalidad como ilustrador arrastrando hacia su propio terreno el apartado artístico del álbum centrado en La Guerra de las Galias de Julio César sin dejar de ser fiel a la los lápices que caracterizaron a la serie desde que Uderzo depuró totalmente su estilo a finales de los 60. En Astérix en Italia sucede algo parecido, Conrad sigue insuflando su propia personalidad a la obra, pero muy sutilmente y sin que podamos hablar abiertamente de una notable evolución. Aunque lo que sí podemos afirmar a ciencia cierta es que este es el mejor trabajo de los tres que ha ejercido con unos personajes a los que cada vez entiende mejor en fondo y forma. El autor de Tigresa Blanca pone en marcha todo su potencial con no pocas planchas en las que el dinamismo, la acción y un delicioso horror vacui de caos y descontrol (el contexto de la carrera de cuádrigas es explotado sabiamente gracias a su imaginación), pero también muestra lo mejor de sí mismo en las situaciones más relajadas como el pasaje de los protagonistas en las camas de la Taberna Alvergue de Parma en la página 22 de álbum, un conjunto de cinco viñetas dignas del mejor Uderzo.

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Un peldaño por debajo de El Papiro del César y uno por encima de Astérix y los Pictos, Astérix en Italia confirma no sólo la resurrección total de la colección después de años de incertidumbre a manos de un Albert Uderzo que necesitaba alarmantemente un descanso, sino también que Jean-Yves Ferri y Didier Conrad ya se han hecho totalmente con las riendas de l producto manteniendo su esencia (nombres divertidísimos como «Madmax» o «Iteuves», la splash page con el mapa mostrando el recorrido de la Gran Carrera Transitálica que nos retrotrae al «folleto publicitario» de La Residencia de los Dioses) pero sin dejar de mirar hacia delante gracias a dos profesionales que tenían desde el principio la difícil tarea de sustituir a dos de los autores de bande dessinée más importantes de la historia del cómic francobelga. Tan bien han hecho los dos su labor que ya en este, su tercer álbum con Astérix, se han permitido la licencia de meter la primera sutil referencia a una de sus dos anteriores entregas (diremos que tiene lugar en la Feria Itinerante de Artesanía Contemporánea, a modo de pista) que junto a esta última forman un triunvirato que nos da muchas esperanzas con respecto al porvenir de las aventuras de Astérix, Obélix, Ideafix, Panorámix y el resto de habitantes de la aldea gala de Armórica.

"Una idea excelente la de esa carrera que enfrente a romanos, itálicos y bárbaros. Como gran deportista que es, al mismísimo César se le habría podido ocurrir"   Edición original: Les Editions Albert René Edición nacional/ España: Editorial Bruño, Octubre 2017 Guión: Jean-Yves Ferri Dibujo: Didier Conrad Color: Thierry Mebarki…
Guión - 8
Dibujo - 8
Interés - 8

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Alejandro Ugartondo
Autor
22 octubre, 2017 14:47

Coincido en tu valoración global de la obra situandola por debajo de El Papiro del César y por encima de Astérix y los Pictos, pero después de leer esta aventura me he quedado con la sensación que estos autores seguirán haciendo obras continuistas y poco arriesgadas, ceñidas a unos parámetros muy concretos y con poco margen para la evolución o experimentación con los personajes. Puede que me equivoque y que nos sorprendan con su próxima entrega pero con lo visto hasta el momento, tengo la impresión que vamos a pasar por etapa encargada de mantener encendida la llama de interés por los personajes a la espera de que llegue un uevo equipo creativo que pueda ofrecer algo nuevo con estos personajes

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Lector
22 octubre, 2017 15:58

Página 22-viñetas cuatro-cinco.

Obelix: » estoy desconcertado. Se ven pocos romanos».
Asterix: » Es normal, Obelix. En Italía se ven pocos romanos».
«Como en la galia, en Italía, hay muchos pueblos: estan los etruscos, los umbros, los soscos, los mesapios, los apulios…y Julio César tiene muchas dificultades para controlarlos».

Coincido.
Por debajo de EL PAPIRO DEL CESAR.
Y el problema no está en el dibujo, sino en el guión. Trabajar casi con plantilla,respetar el canón esta bién, pero debe existir algo más. Una estructura más sólida. Ese ingrediente X que hace que quieras releerlo dentro de un tiempo, sin que se resienta por ello. Sin que sientas que ha «perdido». Que con esa sola lectura de la primera vez ya tuviste suficiente.
Este no parece ser el caso.

Krokop
Krokop
Lector
22 octubre, 2017 17:32

Pues ya lo he leído. Lo veo, como defecto, muy simplificado, superficial. También el dibujo creo que es más simple, sin tanto detalle como en entegas anteriores. Más que secundarios, hay personajes anecdóticos, cada uno con su chiste (las cusitas, los sármatas y esos lusos son los más salaos), pero sin un desarrollo de su caracter más allá de ahí, ni un conflicto de esos intensos en los que se vea en peligro a los protas, la Galia o su aldea; s casi una sucesión de gags.

Eso por el lado de los defectos, en el otro hay que decir que tiene muy buen ritmo, chistes graciosos, alusiones a la actualidad, se reconoce a los personajes y, bueh, el Astérix-Astérix es el de Goscinny y Udero.
Esto es un producto comercial inspirado en éste y, como tal, les ha quedado simpático.

Nacho Teso
Autor
15 noviembre, 2017 20:22

No coincido en la valoración global, dado que creo que tanto los Pictos como el Papiro fueron mejores. Pero una vez más estamos ante un tebeo divertido y entretenido y toda una revitalización de Astérix y Obélix. Por delante espero que venga un mayor empuje propio y menos apego a lo previo, peor agradezco que se tomen su tiempo para ir haciendo suyos los personajes y sus historias.