Sócrates el semi-perro: Edipo en Corinto

Aunque vosotros tal vez no estéis al corriente de ello, siendo primer miércoles de mes, esta franja horaria debería estar siendo cubierta por Sergio Morales, quien supuestamente nos estaría hablando de algún hecho referente al cómic franco-belga.

Por desgracia, diferentes circunstancias impiden que Sergio Morales acuda a su cita mensual con los lectores de Zona Negativa. Por fortuna, hoy cubre su vacante un suplente de excepción, Quim Pérez, para hablarnos de uno de los últimos trabajos de ese genio de la historieta llamado Sfar.

Sin más, os dejamos con la colaboración que Quim Pérez tan amablemente nos ha ofrecido. Gràcies, Quim!

 

Sócrates el semi-perro 3: Edipo en Corinto

Guión: Joan Sfar
Dibujo: Christophe Blain
Sins Entido– 48 pág color – 15 €

 

«Urge que la RALE (Real Academia de la Lengua Española) acepte en su diccionario la palabra ocho semanas con la acepción de “lapso temporal que media entre dos álbums de Joan Sfar (Niza, 1971) en el mercado español”.

Sfar es un machaca de la viñeta, un narrador de raza con varias series abiertas que para dar rienda a sus relatos recurre a otros dibujantes. Este Sócrates es primo hermano de El gato del rabino y aunque uno maúlla y el otro ladra, uno vive en un escenario judeo-árabe y el otro lo hace en la mitología clásica, ambos son el Pepito Grillo de sus amos, digresivos en sus reflexiones y andanzas, filosóficos y mitológicos al tiempo, y gastan un humor tan fino y culto (por la gran cantidad de referentes que emplean) como delicioso.

En esta tercera entrega de las correrías del perro Sócrates y el bruto-brutísimo de Heracles (que pueden verse como una especie de Quijote y Sancho griegos) Sfar recrea a su jocosa manera el Edipo Rey de Sófocles y habrá que esperar a la continuación ya que el final queda abierto. Como moraleja se puede argüir que tanto hombres como dioses son unos salvajes del copón, y sólo los animales parecen estar dotados de algo de razón.

El dibujo de Blain es delicioso (basta comparar su dinamismo con el monigotismo de Sfar) y se echa en falta un aumento de viñetas por página o, en su defecto, una reducción del tamaño a Novela Gráfica, ya que éste es un álbum poco dibujado. También requeriría un color más trabajado, ya que para lucir el que presenta hubiera sido preferible publicarlo en B/N.

Lo mejor que puede decirse de este cómic que aparece al unísono que en Francia, por obra y viabilidad económica de las coediciones, es que une lo mejor de Sfar con el savoir faire de Blain y, además, viene con una portada maravillosa. ¡Guau! (¡Por Zeus!)»

Quim Pérez