Thanos (2016-) #13

 

Edición original: Marvel Comics.
Guión: Donny Cates.
Dibujo: Geoff Shaw.
Color: Antonio Fabela.
Formato: Grapa, 25 páginas.
Precio: $3.99.

 

Nuevo equipo creativo para Thanos. Jeff Lemire dejó Marvel hace unos meses, cediéndole la serie al guionista en alza Donny Cates, nombre que mencionaremos con mucha frecuencia en el futuro. Junto a él, el dibujante Geoff Shaw, con quien ya trabajó en la serie God County. Leído el primer número de su etapa, ojalá aguanten más de doce números en la serie.

En la etapa de Lemire –y los dibujantes Mike Deodato y Germán Peralta– aparecieron el Fénix y otras entidades cósmicas superpoderosas. Planetas explotaban. ¿Cómo consigue uno superar eso? Muy sencillo. Cates y Shaw nos llevan a un futuro en el que Thanos venció a todos los héroes del universo Marvel sin que su ego se interpusiese en su camino.

Cates conserva el ritmo lento, el estilo «cinematográfico» y el narrador omnisciente de Lemire, pero pronto nos deja claro qué hay una gran diferencia respecto a su predecesor: esta es la versión más «metal» del Titán Loco. En 25 páginas conquista un planeta de guerreros alienígenas y se enfrenta a un nuevo personaje secundario superexagerado que podría haber salido de un cómic de los años 90. Y de fondo, cuadros de narración grandilocuentes.

Pero, en un ejemplo de gran habilidad, Cates no se deja llevar por sus excesos. Mantiene la seriedad necesaria y nunca pierde de vista que este es en el fondo un cómic oscuro protagonizado por un ser amoral y manipulador. Lo que tenemos entonces es un cómic muy divertido, y no una parodia. No me gusta hacer comparaciones, pero si tuviese que hacer una, diría que este es el cómic de Thanos que Rick Remender escribiría.

Shaw se erige como el dibujante ideal para la serie. Su Thanos es una figura amenazamante y los diseños de los otros personajes están muy bien hechos. Transmite la sensación de épica que requiere el guión de su compañero y es capaz de dibujar peleas brutales entre el Titán Loco y sus enemigos sin confundir al lector entre tantos rayos y explosiones. Y naturalmente debo mencionar también el trabajo del colorista Antonio Fabela, quizás el mejor que ha hecho en Marvel. Su hábil uso del color púrpura le otorga al cómic una atmósfera oscura y atractiva apropiada tanto para las partes más serias como las más descabelladas.

Este no es el Thanos de Jim Starlin ni tampoco pretende serlo. Para eso ya tenemos a las novelas gráficas que el veterano autor publica con frecuencia. No será del agrado de todos, pero creo que Cates y Shaw han sabido encontrar la dirección adecuada. Si Marvel quiere que Thanos sea un villano más convencional, mejor hacer algo condenadamente divertido y que no sea una copia descafeinada de las mismas historias de siempre de Thanos.

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