¿Qué puede aportar Walter Hamada a Warner/DC?

El 4 de enero Warner Bros. hizo público que Walter Hamada se convertía en el nuevo presidente de la producción de películas basadas en DC, sustituyendo a Jon Berg y Geoff Johns. Este cambio evidencia el hecho de que las cosas no se están haciendo bien ni por parte de Warner ni por parte de DC. Entonces, muchos de ustedes se preguntarán, ¿quién es Walter Hamada? ¿Qué supone esta designación? ¿Qué puede aportar este productor? En las siguientes líneas voy a intentar responder a estas preguntas, pero sobre todo les plantearé más cuestiones a modo de reflexión, si es que les interesa, tanto a ustedes como a mí mismo. Antes de nada, quiero comentar que es una opinión personal mía. Es decir, puede que me equivoque, pero eso no me impide lanzar una serie de hipótesis sobre el asunto a tratar.

Walter Hamada es un productor de cine desconocido por el gran público. No es una estrella y apenas hay información sobre él. Sin ir más lejos en su ficha de IMDB no hay ni foto ni datos biográficos. ¿Pero acaso Warner necesita una estrella? No, necesita ideas y un proyecto; algo que hasta el momento no ha tenido. Hamada como productor ejecutivo ha participado en una serie de filmes que esencialmente pertenecen al género del terror y que suelen tener bajos presupuestos. Terror y bajo presupuesto. Parece muy alejado de las películas de superhéroes, ni por género ni por el dinero que se suele manejar en estas producciones. Recapitulemos: productor de bajo perfil, sin experiencia en las adaptaciones de cómics ni acostumbrado a trabajar con presupuestos altos. Dicho así suena a desastre. ¿Pero realmente las cosas podrían ir a peor de lo que ya le están yendo a Warner? Siempre pueden ir a peor, pero no creo que éste sea el caso y más si dejan trabajar a Hamada y éste aporta todo lo que sabe.

De este modo, entremos de lleno en lo que sí sabe Hamada y en lo que sí puede aportar, pero, sobre todo, en cómo debe de ayudar a Warner:

1. Warner necesita un plan de producción; una idea central que organice todo el proyecto. Warner ha estado produciendo películas sin criterio, sin sentido, sin organización alguna. Y así han salido. No me estoy refiriendo en ningún momento a la calidad cinematográfica de las películas sino al caos de producción y a la baja calidad comercial de las mismas. Si las películas de Marvel funcionan no es porque sean buenas, es porque hay un proyecto de producción sólido. La figura de Kevin Feige ha hecho posible todo esto; ha sido el arquitecto que ha diseñado y construido el Universo Cinematográfico de Marvel. Warner no ha tenido esta figura hasta el momento, y Hamada podría y debería de ser el Feige de Warner. Por eso y para que esto sea así, lo primero que tiene que hacer es establecer un plan de producción serio.

2. Urge la necesidad de controlar los presupuestos. A Warner se les han ido de la mano por completo. Hamada es especialista en tratar con presupuestos bajos y ajustados y tiene mucho trabajo por delante para normalizar una situación que actualmente está fuera de control. Es obvio que el género o subgénero de superhéroes no es lo mismo que el de terror. Un género que destaca por las estrellas, los efectos especiales y las grandes campañas de marketing, por lo que hay más diferencias que semejanzas entre ellos. ¿Se imaginan una película de Superman de bajo presupuesto? No hace falta imaginarla, ya la hubo: Superman IV (1987) y fue todo un despropósito. Es algo que nadie querría volver a repetir ni volver a ver, aunque en ese caso la producción recayó en Cannon Films y no en Warner. La pregunta sería, ¿se puede hacer una cinta de superhéroes con un presupuesto más ajustado? La respuesta es sí. Sin ir más lejos, voy a poner dos ejemplos recientes, Deadpool (2016) y Logan (2017). Deadpool costó 58 millones de dólares y recaudó 363 millones en USA y 783 en todo el mundo. En el caso de Logan, ésta costó 97 millones de dólares con una recaudación de 226 millones en Estados Unidos y 616 a nivel mundial. Para más mérito, ambas producciones tuvieron la calificación MPAA R (restringido para menores de 17 años, los cuales deben ir acompañados de un adulto) en USA. Esta calificación siempre afecta negativamente a la taquilla, pero, aun así, consiguieron resultados excelentes. En cambio, Liga de la Justicia costó 300 millones de dólares y sin tener la calificación MPAA R recaudó 227 millones de dólares en USA y 652 en todo el mundo. Más allá de la desgracia personal de Zack Snyder, la película fue todo un desastre a nivel de producción. Tuve un exceso de presupuesto, y lo que es peor, el público no vio esa ingente cantidad de dinero gastada en la pantalla. Gastaron de más y encima no se reflejó positivamente en la cinta. Es justo lo que no debe volver a hacer jamás Warner si quiere seguir en el mercado y ser competitivo.

3. Relacionado estrechamente con el punto número 2: la rentabilidad. Hamada no solo ha demostrado saber moverse con presupuestos ajustados, sino que también ha obtenido un importante nivel de rentabilidad que a Warner le vendría muy bien en sus películas de superhéroes. Su último trabajo como productor ejecutivo es el sueño hecho realidad para Warner y para cualquier estudio, It. Una película que con 35 millones de dólares de presupuesto casi recaudó 700 a nivel mundial. Con una inversión casi 10 veces menor que la de Liga de la Justicia, hizo más taquilla que Escuadrón suicida, El hombre de acero y la propia Liga de la Justicia. Pero si creen que esto fue flor de un día, se equivocan. Hamada ha trabajado en una de las sagas recientes de terror más rentables como es la de Expediente Warren, y también en su spin-off Annabelle. Otras películas que han tenido buena rentabilidad de la mano de Hamada son Nunca apagues la luz y La horca (película hecha con 100.000 dólares que llegó a recaudar 42 millones en todo el mundo y que también tenía a Jason Blum como productor). También ha trabajado en sagas muy conocidas dentro del horror como son la de Destino Final (4 y 5), y los remakes de Viernes 13 y Pesadilla en Elm Street. Todas estas películas tuvieron una buena acogida en la taquilla. Ahora bien, alguien podría decir que Hamada sí que ha trabajado con un gran presupuesto en el pasado y que la película fue un fracaso. Y eso es cierto. La leyenda del samurái: 47 Ronin tuvo un presupuesto de 175 millones de dólares y solo recaudó 151 en todo el mundo. En este caso, la película no era de Warner (con quien ha colaborado la mayor parte de su carrera, sobre todo en su filial New Line Cinema) sino de Universal. Por esto, alguien podría decir que Hamada no sabe trabajar en una gran producción, y si bien en este caso puntual es correcto, sus logros son mayores como para darle un más que merecido voto de confianza.

4. Su relación laboral con James Wan. Ha colaborado con él en las películas de Expediente Warren y las de Annabelle. Juntos han conseguido el éxito comercial, y ahora Wan está en Warner/DC a punto de estrenar Aquaman. Este es el momento ideal para largar a Zack Snyder. Ha quedado demostrado que comercialmente no se puede sustentar el Universo Cinematográfico de DC bajo la tutela de Snyder. Alguien más y mejor capacitado debe de sustituirlo, y Wan me parece una gran elección. Si bien es cierto, que no es un director que artísticamente hablando sea de mi agrado, sí que reconozco que tiene una gran visión comercial y que es capaz de vender muy bien su producto. Igual me equivoco y Aquaman se convierte en un sonoro fracaso, pero yo apostaría sí o sí por un hombre que ha estado involucrado en tres sagas de terror de éxito: Saw, Expediente Warren e Insidious. A eso súmenle que bajo su dirección la interminable franquicia de Fast & Furious tuvo su mejor resultado en la taquilla. Si Hamada hace este cambio y le da más poder a Wan, el movimiento podría resultar francamente beneficioso para Warner.

Como conclusión a todo lo expuesto, tenemos que ver cómo transcurren los acontecimientos. Personalmente, espero que dejen trabajar a Hamada y que éste pueda y sepa dar con la tecla para remontar el rumbo que Warner perdió hace tiempo. Lo más importante con este cambio es que Warner reconoce que algo no iba bien. Y no hay mejor comienzo que admitir los errores del pasado.