Marvel Limited Edition. The Hulk! Poder Desencadenado

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Edición original:.The Hulk!#20-27
Edición nacional/ España:.Panini y SD Distribuciones
Guión:.Doug Moench y otros
Dibujo:.Ron Wilson, Gene Colan y otros
Entintado:.Alfredo Alcalá, John Tartaglione y otros
Color:.Steve Oliff, John Tartaglione y Bob McLeod
Formato:.Tomo en tapa dura
Precio:.

39,95

 

Por fin, objetivo cumplido. Comenzamos con estas palabras aclamatorias pues siempre es buena noticia el completar colecciones. Con este Marvel Limited Edition llamado The Hulk!» Poder Desencadenado”, Panini y SD Distribuciones cierran el periplo de Hulk en formato magazine. La aventura comenzó en 2015, con la línea recién abierta, publicando Rampaging Hulk, para luego continuar en 2016 con The Hulk!El Color del Odio”. Tras el hiato ocurrido en 2017, los editores nos presentan el volumen final de la recopilación, con el añadido en interés de ser material prácticamente inédito en nuestro país. Así pues, huelga decir que nos encontramos ante el desenlace natural de la versión para adultos del Coloso Esmeralda, consecuencia directa de su fama televisiva. Aunque ya le dedicamos un especial, donde explicábamos en profundidad todos los detalles pertinentes, vamos a poner un poco de contexto al tomo.

Hulk nace de la querencia de dos autores por los monstruos. Jack Kirby y Stan Lee se habían especializado en la temática, en una época de crisis, y como daban resultado, se hicieron especialistas en la materia. Con la vuelta del superhéroe y el inicio de la Era Marvel, pensaron que quizás había un hueco para uno de esos monstruos como protagonista principal. Para ello había que refinar un poco las características (personaje heroico, científico, era atómica…), dando como resultado la creación de Hulk y su alter ego humano, Bruce Banner. Era la manera de los autores de hacer su propio monstruo de Frankenstein. Nuestro héroe nace en 1962 y se le dispone cabecera propia, prueba de que el tándem creativo tenía mucha fe en su creación. El caso es que, después de una historia de origen a la altura, la serie fue dando tumbos, sin rumbo conocido. Lee y Kirby parecía que no sabían cómo enfocar sus aventuras, cambiando elementos de un número a otro. Resultado, el #6 supone el final de Incredible Hulk, uno de los primeros reveses de la Era Marvel.

Lápiz de John Buscema para la portada del #26

Que el personaje no hubiese funcionado no significaba que sus creadores hubieran perdido la ilusión. Stan Lee siguió ubicándolo como secundario en otras cabeceras (Fantastic Four, Spider-Man) y no solo eso, lo nombró socio fundador del gran supergrupo de la editorial, The Avengers. Rápidamente, se dio cuenta que su dinámica no casaba con un equipo estructurado y lo sacó de la formación, pero el dato queda ahí para los registros futuros. Stan siguió perseverando y le encontró hueco en Tales to Astonish, una cabecera contenedor que publicaba las tramas del Hombre Hormiga y la Avispa. Con paciencia y buen tino, Lee consiguió perfilar las características que mejor definen al personaje (dicotomía Banner-Hulk, la furia como elemento catalizador del cambio, etc.) y por fin se logró el objetivo de calar en el gran público. El monstruo gamma se hizo con el encabezado de la revista a partir del #102, recuperando el Incredible Hulk en la portada, y desde entonces ha sido un fijo en el catálogo editorial. Pocas veces ha dejado de haber algún cómic con Hulk (del tipo que sea) en el mercado.

Su popularidad llegó a ser tan importante que incluso fue uno de los primeros iconos Marvel en traspasar el medio. En realidad, Hulk ya había sido parte de rudimentarios shows de dibujos animados. A mediados de los setenta, salta la bomba en el Bullpen. La editorial Marvel y la cadena de televisión CBS firman un acuerdo de colaboración para adaptar personajes a imagen real. Los dos primeros afortunados, nuestro amistoso vecino Spiderman y el bueno de Hulk. Para el show del Gigante Esmeralda se elige a un productor y director versado en el mundo de la pequeña pantalla, Kenneth Jonhson. Este nombre será fundamental en el devenir de los acontecimientos, pues era reacio a una interpretación literal del personaje, sabedor de que no iba a funcionar en un programa de TV. Por eso, decidió plantear su trabajo en base a dos pilares: el más básico, centrar los conflictos en la parte humana, el pobre (David) Banner, dejando para el clímax y la resolución una escueta aparición del monstruo; y por otro, presentar al protagonista como un fugitivo por los pueblos de la América profunda, donde se encontraría con las diferentes discordias. Con este armazón, la serie televisiva se consolidó en la parrilla norteamericana, convirtiendo al Increíble Hulk en toda una sensación.

Con el monstruo Marvel por antonomasia (con permiso de la Cosa) convertido en todo un fenómeno de masas, es obvio que en la editorial que le vio nacer tendrían algo que decir. De hecho, el Bullpen lo tuvo claro desde el principio y ya desde el anuncio de su próxima salida a antena, se produjeron reuniones creativas para ver cómo aumentar el influjo de sus cómics. Archie Goodwin, como editor jefe en aquellos días, fue el principal responsable de esas reuniones. Se sabía que Johnson no tenía previsto seguir las aventuras clásicas del personaje, ya que se comunicaba habitualmente con Stan Lee. En sus propias palabras, la intención del productor era darle un toque más adulto. Bien, en la compañía tenían un segmento dedicado a los lectores adultos. No se solía utilizar para superhéroes (si acaso, antihéroes o personajes oscuros, como el Punisher, Caballero Luna o Dominic Fortune), pero ya avisados de que el perfil iba a ser más complejo, por qué no probar con el bueno de Hulk en terreno adulto. No en vano, en su idiosincrasia está el ser un monstruo furioso e implacable. Archie le ofreció el trabajo a todo un especialista en el fenómeno magazine, el guionista Doug Moench. Su experiencia primordial en el medio, antes de ser fichado por la propia Marvel, había sido en la editorial Warren, territorio de revistas para adultos. Y de hecho, a su llegada a la compañía, fue un habitual en toda la producción de Curtis, la parcela que se dedicaba a revistas en blanco y negro. Estaba claro que la elección del editor jefe no podía ser mejor.

Doug Moench tiene en sus manos toda una revista para narrar historias de Hulk, pero cuidado, que el Coloso Esmeralda tenía su propio comic-book en circulación. No había que confundir al fan. Pensando en ello, Moench decide enclavar sus tramas en un periodo oscuro, aquel que se localizaba entre el cierre de su serie epónima y el comienzo de su periplo en Tales to Astonish. Básicamente, los comienzos del Universo Marvel. La revista, apodada Rampaging Hulk, se centra en una única trama (si exceptuamos a los obligados fill in) consistente en la invasión del planeta Tierra por una extraña raza alienígena. Toda ella se desarrollaba a lo largo de 1977, justo en el año que debía debutar la serie de TV. Pero claro, ni Moench ni los artistas que trabajaban en Rampaging tenían claro que iba a salir de la producción de la CBS, por lo que continuaron con su historia. A la altura del #9 del magazine, ya es público y notorio que Kenneth Johnson ha conseguido el beneficio del respetable con su interpretación de Hulk. En la editorial también se apercibieron, por lo que tocaba un cambio de rumbo.

El #10 supone una transformación importante. Olvidamos el término Rampaging y dejamos el más escueto The Hulk! La trama Kryloriana, los molestos invasores aliens, se da por cerrada y la revista se estructura al modo que se hacía en la serie de televisión, capítulos autoconclusivos y unitarios sobre temas cercanos, podríamos decir realistas, frente a la clara fantasía del volumen de Rampaging. Otro dato importante es que se le añade el color, buscando el hacer más atractivo el producto, esperando para captar al consumidor del show televisivo. Rampaging Hulk había contado con diversos artistas al dibujo, destacando los acabados de todo un especialista en el blanco y negro como Alfredo Alcalá. Ahora, se asignaba un dibujante regular, Ron Wilson, y se contaba con un artesano del color como era Steve Oliff. Muchos cambios de manera repentina pero hay algo que se mantiene y ese es el guionista, Doug Moench. Tras el festival de fantasía que supone su debut con el magazine de Hulk, el escritor se veía en la tesitura de alterar el tono de las historias. Y lo cierto es que no defrauda, pues es de lo mejor que podemos destacar del tomo anterior, “El Color del Odio”. Unas tramas cuidadas, concisas y especialmente maduras que elevaban el nivel de las historias del Goliat Esmeralda, convirtiéndola en una revista para todo tipo de público, no solo para fans del alter ego de Bruce Banner. The Hulk!, la nomenclatura y su estilo, se mantendrían hasta el cierre de la cabecera, ya en los años 80.

Y es aquí cuando comienza nuestro tomo. “Poder Desencadenado” presenta los últimos argumentos que mostraron, como equipo creativo unido, la dupla Moench-Wilson (que ocupan del #20 al #22). El número 20 se ajusta al esquema continuista del volumen anterior. Bruce Banner se ve inmerso en una crisis nuclear, ante la inacción y la pasividad de las fuerzas gubernamentales. El guionista hace uso de sus conocimientos sobre energía atómica y protocolos de crisis, y Wilson nos deja un magnífico homenaje a las planchas más conocidas de Steve Ditko en Spidey (la conclusión de la «Saga del Planeador Maestro«). El episodio que va a ocupar el #21 supone un viraje muy particular en el discurrir de los autores. No sabemos si Moench, a esas alturas, era sabedor de que abandonaba la cabecera o fue algo repentino, pero lo cierto es que sus dos últimas tramas se alejan del realismo habitual. Como decimos, el #21 es un episodio atípico, pues Doug monta toda una historia basada en los rudimentos del género conocido coloquialmente como “espada y brujería”. Con el arte atribuido en su totalidad a Bob McLeod (lápiz, tinta y color; de los mejores trabajos de Bob en su carrera, sin duda), vemos a Banner en un mundo onírico, rodeado de magos, centauros y extrañas princesas. El #22 recupera al personaje de Sheila Marks, secundario que hizo acto de aparición en The Hulk!#19 (uno de los episodios más redondos del Goliat Verde, de toda su historia), lo que supone apelar a cierto bagaje por parte de los autores (vuelve Wilson a los lápices). Pero, en vez de seguir por los caminos de la psicología, base principal del anterior relato, se deciden por bucear en los aspectos míticos del Triángulo de las Bermudas y nos muestran una extraña civilización que habita bajo el agua, cuya extinción, estando Hulk involucrado, está más cerca de lo que ellos esperan. Fin de camino para el equipo artístico que había guiado The Hulk! hasta el momento. Tocan los estertores finales para el magazine y nunca serán tan inspirados como cuando comandaba la nave el genial Doug Moench, un guionista poco conocido y casi nada alabado para todo lo que aportó al medio.

El #23 tiene como principal responsable al guion a Jim Shooter, con el arte combinado de John Buscema, Alfredo Alcalá y Steve Oliff. Shooter, entonces ya editor en jefe, decide volver a la senda que mejor le había funcionado a la revista. Temas reales, cercanos a problemáticas del ciudadano de la calle. Jim opta por plantear una historia casi callejera, con drogadictos y sus vicisitudes, alternando con las dificultades de una mujer de clase alta, culta y autosuficiente, pero permanentemente machacada por una madre y una hermana que no entienden esa independencia. El armazón de la trama hace que Hulk y Banner interactúen con ambos espectros de cada clase social, para al final confluir en una resolución dramática, pero también esperanzadora. Todo ello con un apartado gráfico de primer nivel. Nada mal para una historia de Hulk. Pero lo cierto es que este episodio resulta más bien polémico por un pequeño detalle, el intento de violación que sufre nuestro protagonista por un parte de dos homosexuales. Y no es que digamos que es polémico a ojos actuales, lo que sería una obviedad, sino que en ya su propia época provocó una reacción a la que el propio Shooter tuvo que contestar vía Correo del Lector. Un airada carta en el #25 exponía los pesares de un lector gay al respecto. Big Jim, con tendencia a perderse en el trazo grueso (no hay más que recordar su aproximación a los malos tratos, dejando a Hank Pym marcado casi de por vida), se excusa diciendo que simplemente trasladó un caso real que le pasó a un amigo suyo, a la tierna edad de quince años. Si hablamos de una serie como The Hulk!, donde problemas sociales campan a sus anchas, al editor le pareció lo correcto dejar constancia del incidente. Pero claro, estamos hablando de las primerísimas (y abiertamente gays, no de forma solapada) representaciones de una comunidad en los tebeos de la Casa de las Ideas; presentarla así, de una manera sesgada y tendenciosa, podía comportar una escalada de reacciones bastante negativas (hay que pensar que el correo era controlado por editores; sí, únicamente se publicó una carta, pero a buen seguro que no fue la única que se recibió en la editorial). Corramos un tupido velo al respecto. Parece bastante obvio que este número estaba preparado como posible fill in (o creado ex profeso ante una situación de emergencia) por lo que Jim no volvería a acercarse a la revista. Otros autores serán designados como continuadores de las tareas de Moench. En el #23, no queremos dejarlo de lado, contamos también con una pequeña historia de Roger Stern, al guion, Brent Anderson, al dibujo, y Tartaglione a las tintas y el color. Una trama que nos responde a una pregunta simple, qué hace con su vestuario Bruce Banner cuando se recupera de su experiencia Hulk. Sencilla, directa, pero mucho más agradable que la pertrechada por Shooter.

La escena de la polémica. Dibujo de Buscema, Alcalá y Oliff

El magazine se ve sujeto a cambios, de forma automática. La salida de Moench y Wilson, junto a unas ventas más bien justas, provoca la siguiente modificación. A partir del #24 se decide eliminar el color. No sabemos si fue una decisión a nivel de producción (abaratar costes) o buscando algún tipo de revulsivo con un espectador que era ávido consumidor del Hulk que aparecía en la pequeña pantalla, pero que no terminaba de acercarse a la revista. La cuestión es que volvemos a los orígenes, al blanco y negro. Para ello se asigna a un artista fijo para la colección, el maestro Gene Colan. Con diferentes acabados, debido a los entintadores (el detallismo de Alfredo Alcalá, el remate de corte pictórico de Dave Simons o el juego de luces y sombras de John Tartaglione), pero con una personalidad arrolladora, las páginas de The Hulk! lucen de una manera soberbia. Toda la parte final es un dechado de virtudes en cuanto a calidad gráfica. Los guionistas encargados son demasiados, para los tres números restantes: David Anthony Kraft nos presenta una historia de tradición india y políticos corruptos; Bill Flanagan nos habla de una escuela para niños con retraso y como encaran su vida cuando salen de allí; Lora Byrne (una autora que apenas ha dejado producción en Marvel y que luego se ha especializado en temas espirituales) repite bastante en estos números, con la enésima interacción de Hulk como monstruo de circo, una visión de la América del rifle y de esas familias desestructuradas que concurren en lo profundo de la nación, y con una personal lucha del monstruo contra la naturaleza; por último, J.M. DeMatteis nos deja dos tramas, una con el tema de las sectas y un acercamiento al viejo sistema de Las Vegas, que une a mafiosos con gente del espectáculo. Como se puede apreciar, el mantra de la serie permanece intacto. Episodios autoconlusivos con temas mundanos, muy pegados a la problemática social del momento. Pese a que esa era la base del éxito de la serie de la CBS, el magazine no consiguió mantener el interés mucho tiempo más. El #27 supone el cierre definitivo y de Hulk para adultos, nunca más se supo. Tocaba centrarse en su recorrido en comic-book, mucho más establecido y aplaudido.

Este Marvel Limited Edition supone una conclusión natural de la experiencia con Hulk en formato magazine, por lo que todos aquellos que hayan disfrutado de los volúmenes previos no van a tener dudas en cuanto a su adquisición. No deja de ser una revista con historias como mínimo competentes en su mayoría, aunque la ausencia de Moench se nota bastante (pese a que su última trama en la colección sea de las más flojas del tomo). El guionista comenzó dubitativo, con la salida de Rampaging Hulk, bellísimamente ilustrado, pero con unas ideas muy básicas. Quizás esa calificación se haya instalado de forma activa debido a que todo su periplo se sacó de la continuidad oficial, pero siguen siendo tramas bastante romas y faltas de punch. El mejor de toda la recopilación es, sin duda, el volumen titulado “El Color del Odio”. Moench y Wilson forman un tándem bien avenido y nos dejan las historias más inspiradas de todo el recorrido de Hulk en magazines. Menos impactantes a nivel gráfico, más intensas como experiencia lectora. “Poder Desencadenado” vuelve a ser más poderoso a nivel gráfico, sobre todo, debido al gran trabajo de Gene Colan, pero alterna excelentes historias (la de la Central nuclear, el Reino Mítico o la del político que quiere ser presidente) con otras más flojas (en general, el resto se queda en pasable; o si no directamente en mediocre como la trama de Hidrópolis o la práctica totalidad de las narradas por Lora Byrne).

Gene Colan y Alfredo Alcalá dan lo mejor en The Hulk!

La trayectoria de Hulk en magazines sirvió para sacar al Goliat Esmeralda de su lugar de confort. Gracias al impensable éxito de una serie televisiva, pudimos comprobar cómo sería un mundo con un monstruo gamma suelto en nuestras calles, en nuestros barrios, en nuestras casas. Una visión más cercana al espíritu que buscaron impregnar sus creadores originales, Jack Kirby y Stan Lee, como un Moderno Prometeo de la era atómica. Confrontar al monstruo de manera directa con la sociedad que lo rechaza. Una sociedad que a su vez es incapaz de resolver las incontables lacras que le asolan en su rutinario día a día. Poner la diana en el que es distinto, en aquel que es diferente, es mucho más sencillo. Mirar la paja en ojo ajeno, dice el refranero popular, antes que en el nuestro. Curioso que tenga ser un Gigante de Jade, en abierta confrontación con los débiles humanos, el que nos lo muestre.

  Edición original:.The Hulk!#20-27 Edición nacional/ España:.Panini y SD Distribuciones Guión:.Doug Moench y otros Dibujo:.Ron Wilson, Gene Colan y otros Entintado:.Alfredo Alcalá, John Tartaglione y otros Color:.Steve Oliff, John Tartaglione y Bob McLeod Formato:.Tomo en tapa dura Precio:. 39,95   Por fin, objetivo cumplido. Comenzamos con estas palabras aclamatorias pues…

The Hulk! Poder Desencadenado

Guion - 5.5
Dibujo - 7.5
Interés - 7.3

6.8

Valoración Global

La culminación del recorrido del Gigante Esmeralda en magazines destaca sobre todo por su poderío estético. Historias autoconclusivas, muy pegadas a la realidad, hacen mella en un Hulk tan confuso e incomprendido como siempre.

Vosotros puntuáis: 6.64 ( 9 votos)
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Mimico
Lector
8 febrero, 2018 22:11

Una vez más, sr. Porras, excelente artículo. Vaya tela con la historieta de Shooter…
En fin, ya estoy esperando la siguiente reseña. ¡Saludos, caballero!

Dynamo
Dynamo
Lector
9 febrero, 2018 9:53

Gran trabajo otra vez, Señor Porras.
Lo que he leído de Moench con Hulk es en el primer integral del Caballero Luna, una historia corta y entretenida dibujada por Sinkiewicz, “eclipse menguante”.
Veo que ir el personaje no le era ajeno a Doug.