«No fueron los aviones. Fue la Bella la que mató a la Bestia»
King Kong
El amor… Qué dulce melodía para el alma, qué torrente de emociones y pasiones nos imbuye cada vez que se cruza en nuestras vidas, y qué terrible puede ser al mismo tiempo. Nos lleva de la felicidad más infinita hasta la tristeza más amarga. A algunos les aporta cordura y sensatez en su vida, y a otros les sume en la obsesión y en la locura. La concepción del amor es diferente según la época, la cultura, o incluso las propias personas a título individual. El amor romántico, clásico, monógamo, frente al poliamor, son formas diferentes de entenderlo y vivirlo, por ejemplo. Pero también hay otras formas de amor, como el amor de una madre, de un padre, entre hermanos, entre amigos, el amor propio, o incluso el amor platónico, la admiración infinita por alguien, es quizás también una forma de amar. Prácticamente todo se puede amar, se puede amar a las personas, tu trabajo, la música, el arte, y la mayoría de las personas pueden amar, incluso los monstruos, tanto los que reciben el calificativo por cometer errores, como los que lo reciben por incomprendidos y son despreciados y discriminados. Los monstruos también aman, eso está claro, y bien lo sabe el cine y la literatura. King Kong escaló una torre por su amada, Drácula cruzó océanos de tiempo, la Momia resucitó de entre los muertos, Frankenstein se inmoló, y algunos hasta se plantean dejar de ser monstruos, como Hannibal Lecter. La gente, los monstruos, hacen muchas veces cualquier cosa por amor.
Pero no solo el cine y la literatura han cultivado este gótico sentido del amor, también el cómic. Swamp Thing por ejemplo, es uno de los monstruos enamorados más famosos del medio. Y como el amor se pone de moda cuando llega el 14 de febrero, por decirlo de una forma bonita y no realista, es decir, explotar y mercantilizar un sentimiento para sacarle rédito todos los años en una fecha concreta, DC Comics, como una empresa decente que se precie, también aprovecha el momento para brindarnos una historia en formato de narración gráfica, que es su producto, y así poder celebrar el pasado y amoroso miércoles con una lectura de los más famosos monstruos del universo DC. Man-Bat, Deadman, Swamp Thing, Demon y muchos más se dan cita en un especial de amor monstruoso con diez historias de diferentes equipos creativos, bajo el título de Young Monsters in Love.
Así que, tras el largo monólogo inicial sobre el amor y el breve, marxista y cínico alegato final sobre San Valentín, que espero queridos lectores no os haya dejado mal sabor de boca, procedemos a entrar en materia, a hincarle el diente, a entrar el caliente, o como lo queráis llamar a estas historias monstruosas que nos endulzarán el alma durante unas verdes, grotescas, deformes y bonitas ochenta páginas. Tras mis desvaríos sobre los relatos, mi compañero Pedro os ofrecerá un texto más personal centrado en posiblemente el mejor de todos ellos, que bien lo merece y que tiene como protagonista a nuestro querido Swampy.
Nocturnal animal
Kirk Langstrom es un hombre atormentado. Torturado por sus instintos, por su maldición, por una dualidad hombre-bestia que le convierte en un Jekyll y Mr Hyde de los cómics. Es evidente que, más allá cómo lo lleve uno mismo, no es fácil convivir con alguien así. Si ya es complicado a veces soportarnos a los hombres, no me imagino si encima es un científico trastornado que se convierte en un murciélago gigante que arrasa por la ciudad con todo lo que pilla. Pobre señora Langstrom… En fin, desamor y amor propio son los temas centrales de este primer relato con el que Kyle Higgins da un buen pistoletazo de salida a este especial, con un Kelley Jones en horas bajas ilustrando las viñetas.
Pieces of me
Frankenstein, agente de S.H.A.D.E., es decir el monstruo de Shelley metido a espía, o más bien a bruto héroe de acción, y que hace no mucho hemos podido ver en la colección regular de Superman, es el protagonista de esta historia. Aquí le tenemos en plena misión con Lady Frankenstein, a quien le declara su amor de forma epistolar mientras se suceden unas escenas de acción estupendamente ilustradas por Giusseppe Camuncoli, y con un final inesperado que rinde homenaje a su manera a la famosa película de James Whale. Tim Seeley es todo un romántico.
Buried on Sunday
Os sorprendería saber que incluso los zombis también aman. O al menos, alguna vez lo hicieron. Y por supuesto, tienen su corazoncito. Es el caso de Solomon Grundy, un bruto incomprendido que tiene alma de poeta, y tanto es así, que de hecho habla en verso. Qué bonito. Superman es consciente de todo esto, sabe que Solomon en el fondo es un trozo de pan, por eso quiere ayudarle en una fecha muy especial para él. Un relato escrito por Mairghread Scott e ilustrado por Bryan Hitch, un artista que como bien dice Superman al final de este relato, es un riesgo que merece la pena, incluso cuando duele. Bueno, él se refería al amor, pero en fin, ya me entendéis.
Solomon Grundy, buried on Sunday… Y con este bonito pareado inglés, nos despedimos Solomon, ¡Hasta más ver! Qué inspirado estoy…
The dead can dance
Raven es una tía muy molona. Es de esas chicas que conoces y te gusta su rollo, hablando coloquialmente, porque es misteriosa, tiene un disfraz muy cool, vuela, tiene poderes mágicos, lucha contra monstruos y espíritus, y es pelirroja. Bueno, según el momento. Además, es una tía con mucha empatía, literalmente. Sin embargo, no es fácil de conquistar, le cuesta relacionarse con la gente, y siempre está pensando en su padre, que casualmente es un demonio maligno, temiendo convertirse en él. Vamos, que no es la típica chica a la que encandilas en una discoteca con un baile sexy o romántico. ¿O quizás sí? Al fin y al cabo, bailar suele ser un momento divertido y especial, sobre todo si es con una persona que te gusta o quieres. Así que, si queréis ver a Raven bailar, algo absolutamente inusual, ya sabéis, leeros este relato de Colin Kelly y Jackson Lanzing, que además está ilustrado por el patrio Javi Fernández. Aún no me lo creo, ¿Raven bailando? De verdad, qué poder tiene el amor.
Be my valentine
Deadman protagoniza esta dura historia escrita por Paul Dini e ilustrada por Guillem March, que comienza de forma muy impactante y tiene un tono fuerte emocionalmente durante todo el relato. Una historia de abusos y bullying, que habla del día de San Valentín en los colegios, y el mal que puede hacer esa dinámica americana de meter cartas en un buzón en unas tan mentes frágiles e inocentes como las de los niños. No obstante, la lectura tiene una moraleja muy bonita y te deja con buen sabor de boca. Una de las mejores historias de todo el número, sin duda.
Visibility
Citábamos King Kong al comienzo de este artículo, y aunque aquí también hay un simio y una chica, la capitana Sawyer, la historia de amor es bien distinta. Más que entre simio y mujer, es entre simio y… Es difícil de explicar. Es que ni siquiera es zoofilia, ni bestialismo, es un concepto nuevo que… Bueno, ya sabéis, Grant Morrison ya lo hizo en la Doom Patrol y fue incluso más allá de lo que se ve en este relato, pero de todas formas siempre está bien volver a ver a Mallah y a Brain en esa tesitura. Divertida historia escrita por Steve Orlando e ilustrada por Nic Klein, que aunque no lo creáis, es hasta bonita. ¡Viva el amor sin fronteras!
The turning of Deborah Dancer
Los vampiros siempre han sido los monstruos más amorosos que el arte haya podido dar. Si bien en su origen folclórico y literario en diferentes relatos del Romanticismo y especialmente en la novela de Bram Stoker los vampiros eran representados como seres malignos sin alma, poco a poco a lo largo del siglo pasado han sido transformados en seres románticos y apasionados. El Drácula de Coppola es un ejemplo, así como la saga Crepúsculo, en donde se pasaron de más con el azúcar, así como con algunas especias mormonas innecesarias.
Andrew Bennett no es exactamente ese tipo de vampiro, aunque sí es muy humano, y como tal, ama y siente como todos. Su relación de trabajo con Deborah Dancer, es la típica en la que hay un toma y daca y una tensión sexual permanente. Lógicamente, cuando tu trabajo consiste en asesinar vampiros y vivir aventuras increíbles juntos, la relación se vuelve más intensa. Si fuera un trabajo de oficina quizás sería otra cosa. Alisa Kwitney y Stephanie Hans nos narran al guion y al dibujo respectivamente esta historia puro fanservice para los fans de Yo, vampiro y en general de estos personajes, entre los cuales por cierto, no me encuentro.
To hell and gone
Etrigan es uno de los monstruos más famosos de todo el plantel de este número especial. Creado por el rey Kirby en los 70, Demon siempre ha sido uno de los personajes fantásticos más poderosos y más queridos por los fans de todo el universo DC. Toda excusa es buena para verle repartiendo leches, y en esta historia eso no es una excepción. Hay fuego, muerte y destrucción, pero también hay amor, tristeza y locura. Jason Blood se adentra en el infierno en su particular Divina Comedia en busca de un amor perdido. Una historia de fantasía, amor y fuego escrita por Phil Hester y bellamente ilustrada por Mirko Colak.
Dear Velcoro
El especial se cierra con este número coral de monstruos de todo tipo y condición, los Creature Commandos, una manera en principio muy acertada de ponerle punto y final. Lo paradójico es que prácticamente todo el número se reduce a una conversación entre dos personajes, Vincent Velcoro y Wolfpack, que hablan sobre su condición de monstruo y cómo conjugan eso con el amor y la soledad, y que termina con una breve chispa de reflexión sobre la amistad. Una historia de James Robinson ilustrada por John McCrea que es seguramente la más floja de todo el especial, y eso que empiezan matando nazis.
Hace un tiempo que me animé a comprar aquellas novedades de
Mis ojos, en una primera mirada, enfocaron un título, ocasionando que retrocediese a principios de los noventa, a un anciano en un hospital, que acababa siendo crucificado. Años de calimocho, perilla, rolletes de sábado, camisas de cuadro, Chiapas… y poco cómic (no, no, la culpa no fue de
Mi asombro prosiguió al observar que el guionista de esta historia de la
Y cómo no hay dos sin tres, la emoción por esta historia de apenas 8 páginas, se hizo aún mas grande al descubrir que del dibujo se ocupaba, el autor que tanto me había maravillado en la miniserie de Klarion o en la etapa de Batman de
La historieta que
La conclusión es…realista, crítica, emotiva, y refleja perfectamente el final de la historia de amor, y las acciones de los personajes. ¿Quién es el monstruo? ¿Quién el humano? Hay esperanza… pero ¿por parte de quién?
En definitiva, una historia que es un precioso regalo, gracias al arte y la narración de
Guión - 8.5
Dibujo - 8
Interés - 8.2
8.2
Haz el amor y no el bestia
Un especial de diez historias que te harán sentir un potente torrente de emociones muy variadas, como el propio amor, y que te harán ver que los monstruos también tienen su corazoncito. Muy recomendable.