#ZNCine – Crítica de Tomb Raider, de Roar Uthaug

 

Dirección: Roar Uthaug.
Guión: Geneva Robertson-Dworet, Alastair Siddons.
Música: Junkie XL.
Fotografía: George Richmond.
Reparto: Alicia Vikander, Daniel Wu, Dominic West, Walton Goggins, Kristin Scott Thomas, Alexandre Willaume, Adrian Collins, Hannah John-Kamen, Nick Frost.
Duración: 118 minutos.
Productora: GK Films, MGM, Square Enix, Warner Bros.
Nacionalidad: Estados Unidos, Reino Unido.

 

«I’m a survivor (What?)
I’m not gon give up (What?)
I’m not gon stop (What?)
I’m gon work harder (What?)» Survivor, de Destiny’s Child

En 1996, Core Design y Eidos Interactive presentaron en sociedad Tomb Raider. El videojuego, que pudo disfrutarse tanto en ordenadores de sobremesa como en videoconsolas, fue un auténtico exitazo e iconizó, al momento, a su absoluta protagonista: Lara Croft. La franquicia gozó de buena salud durante años generando un buen número de entregas en las cuales controlábamos a la arqueóloga en diversas aventuras por todo el globo. Historia y mitología se daban de la mano mientras resolvíamos puzles de todo tipo en un producto deudor de la saga de Indiana Jones. Sin embargo, el agotamiento de su fórmula y el descenso de ventas generaron que, tras su octava entrega, y ya con Square Enix a los mandos, se decidiera dar un cambio radical tanto en el aspecto visual como en la jugabilidad. En 2013 salió al mercado un nuevo Tomb Raider, que recordaba enormemente tanto en la forma como en la jugabilidad a la exitosa franquicia de Sony, Uncharted, si bien es cierto que el humor marca de la casa de los Nathan Drake y compañía nunca se ha estilado en la mansión Croft. Este reboot sirvió para contar el origen del personaje de Lara. De esta forma, descubrimos cómo se convirtió en el icono de acción y aventuras que está en el imaginario de todo el mundo, pero dotando al personaje de una mayor humanidad. Lara Croft es valiente e inteligente pero también sufre, sangra y lucha por sobrevivir. La metamorfosis del personaje caló tanto en el gran público que las ventas se dispararon hasta los 11 millones de unidades. Además, este reinicio serviría como inspiración cinco años después para su adaptación en la gran pantalla.

Antes de entrar en harina con la película que hoy nos ocupa, debemos recordar que Tomb Raider ya tuvo dos acercamientos a la gran pantalla a comienzos del siglo XXI de la mano de Paramount Pictures. Lara Croft Tomb Raider y Lara Croft Tomb Raider 2: La fuente de la vida fueron dos pésimas versiones más preocupadas de ensalzar los atributos sexuales de su protagonista, Angelina Jolie, que de llevar el espíritu de los videojuegos al celuloide. Recordar los nombres de sus olvidables directores, Simon West y Jan de Bont, resulta una odisea mayor que la resolución de los rompecabezas de la célebre aventurera. A pesar del infame resultado final de ambas, actores de la talla de Daniel Craig, Jon Voight o Gerard Butler formaron parte de estas. Sin embargo, lo que realmente ocasionó que la franquicia entrara en la nevera durante tres lustros fue el triste resultado en taquilla de la segunda entrega, recaudando en el país del Tío Sam 65 millones de dólares en una película con 95 millones de presupuesto. Por otra parte, el noveno arte también funcionó como escenario de las correrías de Lara Croft entre 1999 y 2005, merced a las 50 publicaciones de Top Crow Productions en Estados Unidos.

Warner Bros se había hecho con los derechos de GK Films, que a su vez había adquirido los derechos de la adaptación del Tomb Raider de Square Enix, y se puso manos a la obra. Con un presupuesto de 94 millones de dólares, la elección de Alicia Vikander, como pasara con Gal Gadot en Wonder Woman, sorprendió a propios y extraños en un primer momento por su aparente fragilidad física, pero como comentaremos más adelante, sin duda alguna se trata de uno de los pocos aciertos de la película. No podemos estar igual de contentos con la persona seleccionada para la dirección. El cineasta noruego Roar Uthaug (La Ola) realiza el primer trabajo fuera de su país y no aprovecha la oportunidad brindada. A pesar de ser una película de Estudio, con el lastre que eso conlleva para el realizador, Uthaug no sólo no se luce, sino que demuestra cierta torpeza con la cámara en las escenas de lucha privando al espectador del disfrute de estas. Por otra parte, el aspecto visual funciona a medias. Si bien es cierto que nos deleitamos con los entornos naturales que simulan la isla de Yamatai, el CGI “canta” en ocasiones, así como algunos cromas que podemos descubrir perfectamente.

El guion firmado por Geneva Robertson-Dworet y Alastair Siddons está lleno de convencionalismos. La acción es el principal motor de este Tomb Raider, incluso por encima de la aventura, y tendremos persecuciones desde el comienzo de la película. Los diálogos carecen de chispa y los personajes secundarios coinciden en su falta de carisma. Si bien es cierto que el tono es similar al juego de Square-Enix y no son pocos los guiños que se encontrarán los fans a lo largo del metraje. Elementos como el piolet o el arco harán acto de presencia y la parte central del filme, en el que acompañamos a Lara en su fase de supervivencia, resultará ser la más interesante y entretenida. Aunque para ser justos, el tratamiento que le dan a la resolución de los acertijos y enigmas, en conjunto, resulta fallido comparándolo con su versión digital.

La trama comienza en Londres. Lara Croft es una repartidora de 21 años cuyo padre hace 7 años que desapareció sin dejar rastro. Ante la insistencia de su tutora (Kristin Scott Thomas) porque acepte la muerte de su progenitor y, de esta forma, consiga la herencia familiar, Lara descubre que Richard Croft se había embarcado, justo antes de su desaparición, en la búsqueda de la tumba de la Reina Himiko. Lara seguirá el rastro de su padre hasta una pequeña isla en el Mar de Japón, previo paso por Hong Kong, donde será tomada como prisionera por la Orden de la Trinidad, maligna organización cuyo objetivo es llegar hasta Himiko puesto que la leyenda cuenta que la Reina de la Muerte contaba con un oscuro poder. Como hemos comentado anteriormente, Lara se enfrentará a todo tipo de amenazas (tanto humanas como naturales) y se irá curtiendo a marchas forzadas. Sin embargo, el final de la aventura insular resulta anticlimática y se echa en falta algo más de espectáculo. Por otra parte, sospechamos que, desgraciadamente, el giro final no sorprenderá a nadie puesto que era algo que se veía venir desde el primer tercio de película.

Llegó el momento de hablar de Alicia Vikander. La actriz sueca ganadora del Oscar a la mejor actriz secundaria por La chica danesa ofrece un derroche físico descomunal a lo largo de su vigésima película. Cuatro meses de duro entrenamiento para conseguir ganar músculo y una gran capacidad de sacrificio adquirida en su juventud mientras se formaba como bailarina de ballet profesional, unido a su talento interpretativo da como resultado la mejor Lara Croft posible. Nuevamente, es en este punto donde más semejanzas nos encontramos con el reboot del videojuego de 2013. Alejada de simbolismos sexuales, Lara es un personaje terrenal que irá adquiriendo aptitudes a la par que va generando cicatrices, tanto físicas como emocionales. El resto del reparto, pese a nutrirse de nombres interesantes como Dominic West (The Wire), Walton Goggins (The Shield) y Kristin Scott Thomas, se encuentran con personajes tan planos que apenas pueden destacar. El humor, que apenas hace acto de presencia, corre por cuenta de Nick Frost en un par de momentos puntuales.

En conclusión, Tomb Raider es una película que, pese a tener muchos fallos, honra a la obra original en la que se inspira alejándose de las ridículas adaptaciones al cine que adolece el mundo de los videojuegos . Recomendable para los fans de Lara Croft y para todos aquellos que quieran pasar un rato entretenido sin mayores pretensiones. La cinta no llega a aburrir y Alicia Vikander se come la pantalla haciendo un trabajo encomiable. La música de Junkie XL funciona a la perfección como acompañamiento de la acción. Esperemos que para posteriores entregas sigan contando con la profesionalidad de la actriz nacida en Gotemburgo y que Warner Bros apueste de lleno por el producto dotándole de un mayor presupuesto que implique directamente la contratación de un mejor director (o directora) y unos mejores guionistas. En nuestra lista de deseos también esperamos que, en películas venideras, la historia transcurra en un mayor número de localizaciones exóticas. El margen de mejora es muy grande pero Tomb Raider tiene mimbres para conseguir afianzar una nueva franquicia en nuestras carteleras.