Ivar, Timewalker: Acabando con la historia

 

Edición original: Ivar, Timewalker 9-12.
Edición nacional/ España: Medusa Cómics.
Guión: Fred Van Lente.
Dibujo: Pere Pérez.
Color: Andrew Dalhouse.
Formato: Libro rústica, 112 páginas.
Precio: 12,95 €.

 

Y como vino se fue. Es el momento de hablar del tercer tomo de Ivar, Timewalker una de las primeras series en tomo que empezó a publicar Medusa Cómics hace casi un año y la que más me llamó la atención de ellas, casi se puede decir que fue la que hizo que picase y consiguió que me enganchase a este gran universo, de hecho el primer tomo de esta serie fue mi primera reseña de Valiant. El trabajo de Fred Van Lente con Archer & Armstron había sido fantástico, de lo mejor de la editorial hasta ese momento y con Ivar prometía construir una historia bastante redonda sobre el menos conocido de los hermanos Anni-Padda, un viajero temporal, un genio, los tres hermanos Anni-Padda representan los tres tipos de alma que existían según Platón, si Gilad es el valor (Alma irascible) y Aram es la pasión (Alma concupiscible) entonces Ivar es el conocimiento (Alma racional), sin embargo la historia de Ivar hasta aquí tuvo un poco de todo, Ivar luchaba y lo hacía por amor aunque siempre usando la ciencia y con una motivación oculta detrás, por ello mentía, lo hacía constantemente y cuando el lector creía que las cosas eran de una manera se descubría que todo se lo había inventado. Todo ello hacía la serie muy entretenida y con una buena dosis de humor, sin embargo el segundo tomo nos dejaba con Ivar siendo asesinado por una versión futura de Neela además de una cantidad ingente de incógnitas, toca resolverlas.

Las conclusiones de las series tienen tendencia a decepcionar muchas veces porque la resolución del misterio convierte lo extraordinario en algo mundano y los primeros episodios de este tomo tienen un poquito de eso, lo que hace que los números nos den alguna vuelta por sitios inesperados, si teníamos ya demasiada información con el tema del viaje en el tiempo ahora se le añaden universos paralelos cuando en realidad lo que uno está esperando es la gran resolución, por suerte los autores tienen una enorme capacidad imaginativa y consiguen dar dos primeros números dignos de los mejores elogios con ideas tan locas como Vikingos Payasos o un Imperio Romano de reptiles en guerra con los mamíferos.

Pero las ideas buenas no se quedan solo en el escenario, la inversión de roles que consiguen hacer le pega mucho a la historia, siendo Neela la que enseña a un joven Ivar cómo funciona todo el tema de los viajes, la que le explica a él, y a nosotros, que todos los universos están siendo destruidos por la Neela del futuro, esa que murió junto a Ivar pero que en realidad era parte del futuro de los dos y que Van Lente no se mete demasiado a explicar porque, seamos sinceros, no es necesario y al final cuadra todo perfectamente. Nos muestra a Neela enamorada de un Ivar que aun no existe pues este es su versión joven, es decir, la situación invertida del primer tomo y Van Lente consigue dar unos diálogos frescos, graciosos, con la mentalidad machista del Ivar antiguo y Neela intentando moldearlo para que se parezca al futuro.

Una vez pasados estos dos primeros números se desata lo mejor del tomo, el tercero es la gran tragedia, el momento en que se confirma el bucle que nos veníamos imaginando desde el principio, la gran historia de amor llega a su fin en el punto en que ella se vuelve mala y él comienza el viaje que le llevará al primer número, a buscar a la Neela del pasado y comenzar la historia. Como se veía desde el principio, Ivar es un mentiroso, pero ya sabemos por qué, no se trata de que sea un manipulador, bueno, sí lo es un poco pero sobretodo con sus hermanos, con Neela no, miente para mantener el bucle y su historia de amor. No es por buscarle tres pies al gato pero sí que se ve en esta construcción un alegato del “carpe díem”, del vive el momento, el presente, que es ese pequeño tiempo que se ve en el tercer número en el que ambos disfrutan el uno del otro y que se termina rápido para que cada uno de los personajes se convierta en lo que veíamos al principio, pero aun nos queda un número, el 12.

Lo que aumenta el nivel según avanzan las páginas es el conjunto, es decir, así como el guión va creciendo hasta explotar en el último número el dibujo hace lo mismo. Pere Pérez comienza muy bien en los dos primeros números con diseños graciosos, acordes a lo escrito, algo parco en fondos pero con muy buena narrativa, ahora bien, es llegar el tercer número y ver páginas tremendas, esas viñetas circulares con realidades alternativas que llenan la primera mitad del número y que aun así se diferencian perfectamente de la historia principal sin que el lector se pierda, la expresividad y las formas también hacen que sea un buen trabajo, pero el número 12 destaca, se caracteriza por tener un buen número de páginas dedicadas a Ivar escapando de los malos y lo clava, parece que estamos viendo una película de acción. Andrew Dalhouse hace una labor perfecta como colorista y es que hasta las portadas sobresalen, el trabajo de Raúl Allén es magnífico, como siempre, consigue que, una vez leído el cómic mires la portada y lo entiendas todo, lo mismo ocurre con la del tomo que corre a cargo de Kano.

El último número es el que se sale un poco de lo establecido, tenemos esa parte de acción que acaba llevando a Ivar a un punto de la historia en el que debe estar para volver a empezar y sabemos qué fue de él tras su supuesta muerte en el anterior tomo, pero los autores dejan el espacio justo para un último detalle final, en las últimas tres páginas, con las que Van Lente quiere dejar un hueco abierto para que estos personajes no desaparezcan. De momento no se ha sabido más de ellos por aquí, hay que tener en cuenta que esta serie finalizó en diciembre de 2015, aunque el final daba para un evento. No me importaría que este equipo retomase la historia ahí donde se queda, aunque hay que admitir que el cierre es redondo.